2 de junio de 1853. Muerte de Lucas Alamán.[1]

El baluarte conservador de los primeros años del México independiente.

Don Lucas Alamán, un personaje muy importante de México.
Don Lucas Alamán

[2]

Conservador, político, emprendedor, diputado, historiador, ministro de Estado, todo eso fue Lucas Alamán y Escalada. Nació el 18 de octubre de 1792 en Guanajuato, Guanajuato[3] , en una familia acomodada de la región, donde vivió sin mayores pormenores hasta el año de 1810; en este lugar, su familia fue afectada por el movimiento insurgente del cura Hidalgo[4], iniciando un éxodo y provocando, a posteriori, que al momento de escribir su relato acerca del proceso independentista, no lo hiciera con total imparcialidad.[5]

Su carrera política inició en 1821 como diputado a las Cortes en España por Guanajuato, recibiendo la noticia de la independencia del Imperio Mexicano en la Península y empezando a ocupar distintos puestos públicos para la naciente nación, que serían una constante a lo largo de su vida. Posteriormente y ya en México. ocupó el ministerio de Relaciones Exteriores en 1829 con el presidente Anastasio Bustamante, buscando una conciliación con el Vaticano y los distintos Estados de la Federación que apoyaban a Vicente Guerrero, sin atacar la organización estructural gubernamental ni la Constitución.[6]

Una de las visiones de Alamán era ordenar la hacienda pública, así como las milicias, pues “ […]se habían convertido en la ‘escala de las pasiones’ y fomentaban las discordias civiles.[7] A la par de estas acciones, fundó el Banco de El Avío en 1830[8], para financiar proyectos con fines industriales, pero no pudo lograr su objetivo y cerró sus puertas en 1842[9]. Durante la década de 1840 se dedicó a escribir textos históricos, tales como Disertaciones sobre la Historia de la República Mexicana[10] e Historia de México[11], donde se mostró duramente crítico a los movimientos de independencia. Pero como menciona Guillermina del Valle, no fue el único que lo hizo, pues sus coetáneos lo hicieron de igual modo. Incluso asevera que:

José María Luis Mora, considerado “el vocero liberal más sobresaliente de su generación” y cuyo mérito se reconoce hasta nuestros días, juzgó acremente a Miguel Hidalgo por la violencia y el saqueo provocado por Ia revuelta que encabezó. Mora aseguraba que el iniciador del movimiento de independencia obraba con ” Iigereza”, por lo que “no sabía ni lo que había de hacer al día siguiente, y mucho menos se ocupaba de la clase de gobierno que debería establecerse después del triunfo para regir la nueva nación”.[12]

Tras sus disertaciones historiográficas, Lucas Alamán buscó restablecer en 1852 un gobierno con fuerza, del tipo dictatorial y que lo hizo saber en su texto Historia de México, pero tuvo que recurrir a la siempre polémica e impredecible figura de Antonio López de Santa Anna, pues era el único capaz de controlar al Ejército y con cierta capacidad de cohesión. En 1853, le escribió una carta exponiéndole el plan de gobierno conservador:

[…]contar con el clero y con la clase propietaria, ‘parte abreviada de la nación’ interesada en el orden y bienestar del país; afirmación exclusiva de la religión católica, único lazo de unión; desechar principios que habían traído la división, consecuentemente, nada de Federación ni de elecciones, así fueran las de los ayuntamientos. Excluía Congreso y cuerpos representativos; el orden político dependía del Poder Ejecutivo organizado en cinco secretarías y un Consejo de Estado.[13]

Aunque la idea original era que Alamán controlara al Caudillo, como titular de la Secretaría de Relaciones, , esto no se pudo llevar a cabo debido a la súbita muerte del ideólogo conservador el 2 de junio de 1853 por una afección respiratoria[14]

Si bien fue una figura contraria a lo que se nombra liberalismo en el aspecto político, esto no es motivo para que se cuestionen sus aportes no solo a la Historia de nuestro país, sino sus intenciones de sacar avante a una joven nación que tuvo graves conflictos en casi todos los aspectos durante sus primeros años. Empero, su persona se ha ido resarciendo en el panteón histórico nacional. Como señala la anteriormente mencionada Guillermina del Valle.

Las críticas a la figura histórica de Alamán tienen su origen en una concepción tradicionalista que concibe a la historia política de las primeras décadas de vida independiente como una lucha entre “liberales” y “conservadores”. Tal esquema ideol6gico carece de objetividad y oculta los puntos de coincidencia entre quienes representaban ambas tendencias. Se ha negado reconocimiento a la obra de Lucas Alamán porque ha sido juzgada a la luz de los valores del liberalismo doctrinario y del nacionalismo revolucionario, enfoques que han distorsionado la interpretación del pasado con valores presentes y han hecho abstracción de la circunstancia hist6rica en que vivió Alamán


[1] Escrito por Ricardo Rodríguez.

[2] Extraído de: https://bit.ly/2AQ3d0F

[3] Presidencia de la República. “Lucas Alamán.” [Consultado el 31 de mayo de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2Jo6uaU ]

[4] González Navarro, Moisés. El pensamiento político de Lucas Alamán. México: FCE. 1952. P. 12

[5] Ibídem, p. 12.

[6] Aguilar, José Antonio. “Lucas Alamán y la Constitución.” En Isonomía. No. 33. Centro de Investigación y Docencias Económicas. P. 85

[7] Serrano, José Antonio y Zoraida, Josefina. “El nuevo orden. 1821-1848.” En Velásquez, Érick. Et. Al. Nueva Historia General de México. México: El Colegio de México. 2010. P. 418

[8] Potash, Robert A. “La fundación del Banco de Avío.” Historia Mexicana, [S.l.], v. 3, n. 2, p. 261-278, oct. 1953. [consultado el 31 de mayo de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2LQsuJS ]

[9] Murillo, Nohelia.” ¿Qué es el Banco del Avío? Características más importantes.” En Lifeder. [Consultado el 31 de mayo de 2018. Disponible en https://bit.ly/2kHB1m4 ]

[10] Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. [Consultado el 31 de mayo de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2szA16G ] Se puede consultar la obra en PDF

[11] Bicentenario. [Consultado el 31 de mayo de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2LOHXd6 ] Se puede consultar la obra en Flash Player.

[12] Del Valle, Guillermina. Lucas Alamán. Un hombre en una época de transición. En Secuencia. 28. 1994. Instituto Mora. Pp. 31-32

[13] Lira, Andrés y Staples, Anne. “Del desastre a la reconstrucción republicana. 1848-1876” en Velásquez, Érik. Óp. Cit. P. 447

[14] Ibídem. P. 447

Anne de Gaulle: O cómo una niña nos muestra la humanidad de una persona

Los personajes históricos generalmente son recordados por hazañas, batallas, decisiones y grandes momentos en su vida. Y todo ello fue y representa a Anne De Gaulle, la hija del muy afamado Charles De Gaulle.

La tercera hija del matrimonio De Gaulle nació el 1 de enero de 1928 en Trier, Alemania, mientras su padre se encontraba de servicio en esa zona. Lo que parecía un momento de felicidad para la señora Yvonne de Gaulle, se volvió con el paso de los días una preocupación, porque la pequeña nació con Síndrome de Down. Tenemos que entender que, en la época en que nació, no había muchos conocimientos al respecto de esta condición, por lo que era normal en ese tiempo que se les llamara de cierta forma y fueran recluidos y apartados de sus familias.

No obstante, sus padres, quienes eran profundamente católicos, decidieron mantener consigo a la niña, pues consideraban que era parte de lo que Dios había querido para ellos.

Anne tuvo serios problemas para desarrollarse-recordemos la época- , así como malestares físicos; empero, esto no fue impedimento para que creciera en un ambiente de amor en su familia. Es innegable que el reto de criarla fue algo que probó el temple de su madre, quien siempre tuvo ayuda contratada para la casa-a pesar de algunas penurias económicas que pasaba el matrimonio-, pero su padre nunca le negó atención a la pequeña. La imagen que se tiene del militar francés es de seriedad, sobriedad, impasibilidad y de poco menos que intransigencia y obstinación.

circa 1940: The French general and first president of the Fifth Republic Charles Andre Joseph Marie de Gaulle (1890 – 1970). After the fall of France in June 1940 he fled to England to lead the Free French. (Photo by Hulton Archive/Getty Images)

Y esos adjetivos contrastan sobremanera con como se mostró con su hija: se acostaba para jugar con ella, le cantaba, le enseñaba a rezar, le hacía pantomimas y buscaba que supiera que era lo más importante para él y su familia. Siempre apareció en las fotos familiares y tuvo un espacio especial para ella, pues la consideraba un regalo-y una prueba- de Dios y como tal, había que aceptarla.

Las fuentes biográficas de las que se dispone nos hablan de un padre tan amoroso y preocupado por su hija que, cuando tuvo que ser sometida a una operación, el general llamaba constantemente por teléfono para saber el estado de la niña, preguntando si sentía mucho dolor o si sufría

Anne posando

El General De Gaulle fue comisionado alguna vez al mandato francés en Siria y Líbano, mismo a donde se llevó a su esposa, hija y niñera, para no separarse mucho tiempo de ellas. Este ambiente familiar parece que ayudó tanto al militar como a la pequeña Anne, quien buscaba constantemente a su padre.

Corría el año de 1939 y Anne tenía 11 años. Entonces, para sorpresa de casi nadie, estalló la Segunda Guerra Mundial. Para ella podría no parecer importante, pero seguramente para su padre sí. Recordemos que el gobierno Alemán de aquel entonces se encontraba bajo el control de la ideología nacional socialista (nazi) que no veía con buenos ojos a personas con discapacidades. Esto podría representar una amenaza para la familia De Gaulle, quien se vio obligada a partir a un exilio temporal en 1940, tras el colapso del gobierno francés y del ejército.

Charles y Anne

De hecho, Charles encabezó un ataque de tanques en plena guerra, en un intento de contrarrestar el avance teutón. Quisiera invitar a que se reflexionara en torno a este momento: mientras por un lado se batía en el campo de batalla, su familia tuvo que buscar la manera de partir hacia Inglaterra para ponerse a salvo. Tiempo después el mismo general comentó que sin ellos, no hubiera podido soportar todo el calvario que resultó salir al exilio.

Tras la dura experiencia de vivir fuera de su país y de lo que conocía como hogar, Anne de Gaulle y su familia regresaron a Francia en 1945, tras la derrota de las potencias del Eje. Lamentablemente, el 6 de febrero de 1948 la menor de las hijas De Gaulle falleció en los brazos de su padre a consecuencia de una bronconeumonía, contando con apenas 20 años.

Se comenta que este, destrozado al enterrar a su hija, pronunció las siguientes palabras: «Maintenant, elle est comme les autres [Ahora, ella es como los demás]». Tras este suceso, la familia decidió recolectar dinero y crearon la fundación Anne de Gaulle, para atender a jóvenes desfavorecidas.

 

Tumba de Anne de Gaulle.

El amor del padre hacia su niña se siguió mostrando después de su fallecimiento. Continuaron visitando su tumba religiosamente, para mostrarle su respeto y cariño; asimismo, el general cargó un retrato de la fallecida consigo, para no olvidarla.

Muchas veces se nos olvida que las personas que tanto estudiamos son también humanas. Aunque Charles de Gaulle fue muchas cosas-y adjetivos, según sus coetáneos más que merecidos- también fue una persona de carne y hueso y, evidentemente, sentimientos. Al final, Anne resultó la mayor fortaleza para Charles y su familia en los años más difícilees de su existencia.

Actualmente la familia de Gaulle se encuentra reunida en la tumba familiar en Colombey-les-Deux-Églises.

La tumba de la Familia De Gaulle

Fuentes consultadas.

-Hal Jordan.

 

11 de mayo de 1535. Creación de la Casa de Moneda de México.

Tras la conquista de la ciudad de México-Tenochtitlán, se procedió a reorganizar políticamente el otrora dominio mexica y las subsecuentes expansiones que se dieron en lo que hoy conocemos como México, para consolidarse jurídicamente a partir del año de  1535, con la designación del Virrey Don Antonio de Mendoza, el 17 de abril del mismo .

A la par, se reconoció que los indígenas americanos no debían ser comprados o esclavizados. Por ello, se pueden mencionar sus labores al frente del gobierno de la Nueva España: Reconocido por su prudencia en el trato personal y su habilidad administrativa, Mendoza logró estabilizar el gobierno novohispano. Sus quince años al frente del virreinato fueron sumamente productivos. Se preocupó por la enseñanza, así que fundó la Real Universidad de México y otros colegios. Trajo la primera imprenta, realizó el primer censo en el continente y reglamentó la recaudación de tributos y la imposición de penas. También defendió a los nuevos vasallos de Su Majestad contra los brutales tratos de los encomenderos, con apoyo de Bartolomé de las Casas y fray Juan de Zumárraga.

No obstante, era necesaria una Casa de Moneda para empezar a darle valor a los metales preciosos y una denominación: Así, se sabe que, mediante real cédula expedida el 11 de mayo de 1535, el virrey don Antonio de Mendoza, ordena: […] fundar la Casa de Moneda de México, se prescriben las denominaciones y los tipos de moneda que deberían de acuñarse; conforme a ello, alrededor del mes de abril de 1536, comenzaron a labrarse monedas de plata de un cuarto de real (cuartilla), medio (medio real), un real (sencillo), dos reales (real de a dos), y tres reales (real de a tres)

Esta cédula real significó el asentamiento legal para esta institución, que se volvió insigne para la acuñación de monedas en el reino de la Nueva España y que, con sus modificaciones y adaptaciones, sigue perviviendo hasta nuestros días, siendo la más antigua del continente americano y una de las instituciones de mayor duración en nuestro país.

Fuentes:

  • Para mayor información acerca de las funciones de la Casa de Moneda en México, se puede consultar la Ley de la Casa de Moneda de México, publicada el 20 de enero de 1986 por el Congreso de la Unión. [Consultado el 10 de mayo de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2IuMB15 ]
  • José. L. G. De Paz. “Hubo otros Mendoza con importancia en la Historia de España y América.” en Universidad Autónoma de Madrid. [Consultado el 10 de mayo de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2jNHLhH ]

Bernardo García Martínez. Los años de la Conquista en Nueva Historia General de México. P. 185 Gerardo Díaz. Antonio de Mendoza. En Relatos e Historias en México. [Consultado el 10 de mayo de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2rxXyp0 ]

Ma. De Jesús Sánchez Vázquez, Alberto Mena Cruz. Monedas del siglo XVI en la ciudad de México. En Arqueología Mexicana. [Consultado el 10 de mayo de 2018. Disponible en: Casa de Moneda de México/Museo Numismático Nacional. [consultado el 10 de mayo de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2I62knV ]

5 de mayo de 1877. Porfirio Díaz toma posesión como presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.[1]

 

Porfirio Díaz
Porfirio Díaz

El General Don Porfirio Díaz Mori, destacado militar mexicano durante la Guerra de Reforma (1858-1861) y la Intervención Francesa (1862-1867), liberal y político, había encabezado una rebelión en 1871 contra el que fuera su profesor de derecho civil en Oaxaca, Benito Juárez[2], que se había reelecto para otro periodo presidencial en 1871.

Este alzamiento , conocido como el Plan de la Noria [3]resultó un fracaso por la falta de capacidad de convocatoria de Díaz y por la súbita muerte de Juárez el 18 de julio de 1872.[4] Ante ello, el movimiento golpista quedó suprimido y asumió la presidencia el entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sebastián Lerdo de Tejada, siendo ratificando posteriormente de manera constitucional.[5]

En 1876, Díaz volvió a rebelarse bajo el Plan de Tuxtepec el 10 de enero, donde es apoyado por una gran cantidad de simpatizantes, enarbolando la máxima de No reelección[6] Tras celebrarse elecciones y resultar ganador Lerdo de Tejada, la lucha se decide en el campo de batalla, obteniendo la victoria definitiva las fuerzas Tuxtepecanas el 16 de noviembre del mismo año y abandonando el puesto el entonces Presidente electo.[7]

Tras esto, se inició un proceso legal y militar, donde Díaz buscó legitimarse mediante elecciones, apego a la Constitución y, es menester mencionarlo, la derrota total de sus opositores. Con ello, logró asegurarse como jefe del Ejecutivo a partir de 1876 y, una vez reinstaurado el Congreso en 1877, consiguió el reconocimiento de Presidente Constitucional el 5 de mayo de 1877.[8]

El Presidente Díaz abandonó la Presidencia el 1 de diciembre de 1880, en medio de un ambiente pacífico y la entregó al Presidente Electo, Manuel González. Esto aumentó su caudal político y fomentó la visión democrática que se había generado tras la rebelión de Tuxtepec. [9] Regresó a tomar las riendas de la nación en 1884 y no lo abandonaría sino hasta 1911, tras el estallido de la Revolución Mexicana.


[1] Escrito por Ricardo S. Rodríguez G.

[2] Carlos Tello Díaz. Porfirio Díaz: su vida y su tiempo. La guerra 1830-1867. México: Debate. 2015. Posición. 1790.

[3] Alberto María Carreño (prólogo y notas) Archivo del general Porfirio Díaz Memorias y documentos. Tomo X. México Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Historia/Elede. 1951. Pp. 12-13 [Consultado el 27 de abril de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2HDh1un ]

[4] Luis Arturo Salmerón. Muerte del Presidente Juárez. Relatos e Historias en México. [Consultado el 30 de abril de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2vy7MoQ ]

[5] _________________. Nace Sebastián Lerdo de Tejada. Relatos e Historias en México. [consultado el 30 de abril de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2r924ds ]

[6] Román Iglesias González (Introducción y recopilación). Planes políticos, proclamas, manifiestos y otros documentos de la Independencia al México moderno, 1812-1940. Plan de Tuxtepec. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie C. Estudios Históricos, Núm. 74. [Consultado el 30 de abril de 2018. Disponible en: https://bit.ly/1UID4y6 ]

[7] Bicentenario. “Sebastián Lerdo de Tejada (1823-1889).” [Consultado el 30 de abril de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2HEMQHg ]

[8]Pablo Serrano Álvarez. Porfirio Díaz y el Porfiriato. Cronología. (1830-1915). México: INEHRM. 2012.  Pp. 48-60.

[9] Ibídem, pp. 103-132.