
Hernán Cortés, el conquistador del otrora gran dominio mexica, fue durante un breve tiempo gobernador de la Nueva España en los albores del proceso virreinal que se concretó hasta 1535 y que sentó las bases jurídico-sociales para la organización del territorio.
Empero, Cortés se enfrentó a graves problemas para intentar organizar un gobierno eficaz, a la vez que seguía el proceso de Conquista de América en varios puntos, con él a la cabeza yendo hacia lo que hoy conocemos como Centro América y otros puntos del continente.
Fue a partir de 1526 que empezó a tener severas dificultades y conspiraciones, siendo una de ellas el haber abusado de Tecuichpo, viuda de Cuauhtémoc e hija de Moctezuma[3], así como el recibimiento de enviados del rey, destacando Luis Ponce de León, juez español y que vendría con el cargo de gobernador de la Nueva España. Lamentablemente, “poco tiempo duró el gobierno del licenciado Ponce, porque habiendo presentado las provisiones de su encargo el 4 de julio de 1526 falleció el 20 del mismo mes.”[4] Además, hay que mencionar que se había iniciado un juicio contra el conquistador y que se suspendió brevemente por la muerte del juez, siendo sustituido por Marcos de Aguilar, quien siguió el proceso y que terminó deponiendo de su puesto a Cortés.
De acuerdo a la historiografía que tenemos disponible, se siguió conservando cierto tiempo el statu quo, pero esto se volvió insostenible debido a que había sospechas sobre Don Hernán Cortés de haber envenenado a Ponce, no obstante, nunca comprobarse esta aseveración. Lo que sí tenemos certeza, es que a efectos prácticos, chocaron ambas partes al dar repartimientos y encomiendas el aún gobernador a sus amigos y Marcos de Aguilar negándolas[5]
Cortés mencionó esta situación en sus famosísimas Cartas de Relación[6], donde expresó los problemas a los que se estaba enfrentando en la administración de Nueva España y los conflictos palaciegos que había entre los funcionarios y él, no llegando a un acuerdo y terminando en el exilio posteriormente y sin cumplir su meta de ser el gobernante del reino de Castilla en ultramar.
[1] Escrito por Ricardo Rodríguez.
[2] Extraído de: https://bit.ly/2vvsmYX
[3] Juan Miralles. Biografía. Hernán Cortés. Inventor de México. 3° edición. México: Tusquets. 2002. P. 439. 693 p.
[4] Vicente Riva Palacio. México a través de los siglos. Tomo Segundo. El Virreinato. México: Cumbre. 1973. P. 144. 930 p.
[5] Ibídem, p. 145
[6] Menciona el conquistador lo siguiente:
Sacra Católica cesárea majestad. Por otra mía que va con la presente hice saber a vuestra majestad cómo después de la muerte de Luis Ponce la justicia y regimiento de esta ciudad y los procurados de las otras villas de esta Nueva España me habían requerido afectuosamente que tornase a recibir en mí el encargo de gobernador; […] y porque el dicho Luis Ponce había dado su poder al licenciado Marcos de Aguilar, y principalmente porque vuestra majestad conociese mi obediencia y fidelidad, no quise aceptar lo que toda la tierra me requería, sino que el dicho Marcos de Aguilar quedase por justicia de vuestra majestad; y porque el dicho Luis Ponce no me había suspendido el cargo de capitán general, ni la administración ni encomienda de los indios, determinó que yo quedase con aquellos cargos hasta que vuestra majestad mandase proveer otra cosa.
Hernán Cortés. “Carta de Hernán Cortés al emperador Carlos V. Tenuxtitan. 11 de septiembre de 1526.” En Cartas de Relación. 20° edición. México: Porrúa. 2004 P. 369. 399 p. Sepan Cuántos.