29 de septiembre de 1900. El Presidente, General Porfirio Díaz, inaugura la moderna penitenciaría de Lecumberri.[1]

Fuente: https://bit.ly/2CxENdm

Entre las muchas obras arquitectónicas que sobreviven del régimen porfirista, una de las más icónicas es sin duda la legendaria Prisión de Lecumberri, ubicada en el centro-oriente de la Ciudad de México.[2] Su diseño original contemplaba el albergue de 800 presos en sus instalaciones, calculadas en un área de 5 hectáreas. Fue uno de los complejos más modernos en su momento, tomando su nombre del personaje español que poseía los terrenos donde se edificó el recinto carcelario.

El edificio responde al denominado modelo panóptico (tipología de establecimientos penitenciarios propia del siglo XIX), con una rotonda o cuerpo central poligonal destinado al cuerpo de vigilancia de la penitenciaría, y radial, mediante galerías de forma estrellada que convergen en el espacio central, en el cual se erigía una torre de 35 metros de altura destinada para la vigilancia de todo el penal.[3]

Empero, su construcción no fue sencilla, pues el proyecto inició desde 1871[4], pero no empezó la edificación sino hasta 1885, siendo concluida hasta el año de 1900. Para darnos una idea del largo proceso de su concepción y realización, Benito Juárez todavía era presidente cuando comenzó la idea, pasando por la primera reelección de Porfirio Díaz y terminada cuando ya era una realidad el Porfiriato.

Su diseño original fue modificado en 1908 para ampliarlo y albergar a 996 internos, pero en 1971 contuvo entre sus rejas a 3800. Es de conocimiento común el mote de Palacio Negro de Lecumberri, el cual puede referirse a las terribles historias de sus interiores o al hecho de que su fachada se tornó negra “[…] por su exposición al canal de desagüe situado en la colindancia, enmugreciendo las piezas […]”[5], marcándolo para siempre con este sobrenombre.

Pero esta prisión tuvo en sus 76 años de funcionamiento varias peculiaridades que la hacen destacar entre otras tantas, como por ejemplo ser escenario de la ejecución de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez[6] el 22 de febrero de 1913. Además, es de donde supuestamente se acuñó el término “jotos” del argot popular mexicano, pues los prisioneros homosexuales eran encerrados en la crujía J de la prisión.[7] Curiosamente, sólo hubo un registro de dos fugas durante todo el tiempo de vida útil, las que pasaron a ser una de las historias más memorables del lugar. [8]

Pero tal vez lo más destacable del recinto fue que contuvo entre sus paredes y rejas a presos políticos de la talla de Demetrio Vallejo, Valentín Campa, David Alfaro Siqueiros y a varios de los líderes del movimiento estudiantil de 1968[9]. A pesar de haber concluido sus funciones como centro penitenciario hace ya más de cuatro décadas y, no obstante que actualmente es la sede del Archivo General de la Nación, sigue siendo uno de los puntos de interés de la ciudad de México por sus historias lúgubres encerradas tras sus muros, los relatos de quienes fueron sus “huéspedes” y, sin duda, por haber sido un escenario importante de represión y brutalidad.[10]


[1] Escrito por Ricardo Rodríguez.

[2] Como dato curioso, se encuentra a unos cuantos metros del Museo Legislativo/H. Congreso de la Unión., siendo la manera más rápida de llegar por la línea 6 del Metrobús, pues es sólo una estación de distancia.

[3] Excélsior. ¿Qué pasó ahí?… El legendario Palacio de Lecumberri. [Consultado el 6 de septiembre. Disponible en: https://bit.ly/2Q8YY3U ]

[4]Noticieros Televisa. “Luz y Obscuridad: La historia del Palacio de Lecumberri.” [Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2oTAkrX ]  Los encargados de elaborar el proyecto fueron los ingenieros Miguel Quintana, Antonio Torres Torija Torija y Antonio M. Anza, quienes adaptaron una idea del arquitecto Lorenzo de la Hidalga, que a su vez retomó un proyecto original del inglés Jeremías Bentham.

[5]Edmundo Arturo Figueroa Viruega y Minerva Rodríguez Licea. “La Penitenciaría de Lecumberri en la Ciudad de México”. Revista de Historia de las Prisiones nº5 (Julio-diciembre 2017), pp. 98-119

[6] Sonia Ávila. “La Decena Trágica: asesinan a Madero y a Pino Suárez”. En Excélsior. [ Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2NlHFhE ]

[7] Magalli Delgadillo. “El palacio negro que inventó a los jotos.” En El Universal. [Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/1WYAR80 ]

[8] Dwight Worker y Alberto Sicilia fueron los protagonistas de estos escapes. Noticieros Televisa. Óp. Cit.

[9] Proceso. El 68. Recuerdos de Lecumberri. [Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2wPYlUO ]

[10] Luis Carlos Sánchez. “Lecumberri, atado al mito; cuando la penitenciaría se quedó sin presos.” En Excélsior. [Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2NTR1yh ]

17 de septiembre de 1973. Eugenio Garza Sada es interceptado por guerrilleros de la Liga 23 de septiembre y resulta asesinado.[1]

Fuente: https://bit.ly/2NaN76N

Hay un periodo histórico de nuestro país que es desconocido por muchas personas; empero, la memoria histórica[2] es uno de los temas más recurrentes de nuestra parte, por ello es menester mencionarlo en este espacio. Este periodo es conocido como La Guerra Sucia y sucedió, es innegable y por más que se ha intentado suprimir, la colectividad la ha rescatado, junto con los incansables protagonistas y supervivientes de ella, llegando hasta nuestros días la suficiente información para reconstruir esta época y sus consecuencias.

No obstante, esto no implica que se deba realizar una idealización de ninguna de las partes enfrentadas, sino analizarse con criterio crítico y consciente de los sucesos que acontecieron. Por ello, es necesario rememorar uno de los actos emblemáticos de este conflicto, que fue el asesinato de Eugenio Garza Sada. Esta persona fue un empresario regiomontano y fundador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey[3], además de dedicarse a diversas actividades de filantropía, sobre todo enfocadas en la educación y en seguir adelante con el proyecto universitario.

Durante la década de 1970 el ambiente en México se había tornado violento, debido a que el régimen se mostraba inflexible en la apertura democrática y en la constante represión a cualquier intento ya no se diga disidencia, sino de opinión contraria[4] Aunado a esto, los accesos al Congreso eran limitados, así como las gubernaturas, legislaturas locales o cualquier puesto de elección popular.[5]

Es por esto, que resulta un tanto complicado temporalizar esta guerra sucia como hecho concreto, aunque se ha llegado a cierto consenso entre los historiadores de marcar como inicio el año de 1954, con la problemática henriquista y el levantamiento armado de Rubén Jaramillo en Morelos. Hubo distintas organizaciones que se desarrollaron en este periodo, siendo una de las más relevantes la Liga Comunista 23 de septiembre[6], que era de origen urbano y que tuvo una operación clandestina y en distintos puntos del país. Su acto más emblemático es, sin lugar a dudas, el asesinato de Eugenio Garza.

Según se relata, la intención no era matarle, sino secuestrarle y pedir rescate por él.[7] Siendo una figura de gran envergadura, esto traería gran difusión al movimiento y un financiamiento necesitado para sus fines. El problema al analizar este evento es que no estaba exento de un contexto enrarecido, pues es muy conocida la enemistad de Garza Sada con el entonces titular del Ejecutivo, Luis Echeverría Álvarez[8], que tenía un característico doble rasero en cuanto a ideología: por un lado, apoyaba regímenes izquierdistas y pugnaba por encabezar el tercer mundo, pero, por otra parte, durante su gestión se endurecieron las condiciones de persecución a grupos disidentes o guerrilleros.

El asesinato se gestó el 17 de septiembre: el empresario salió en su coche acompañado de su guardaespaldas y de su chofer, quienes emprendieron el camino hacia una cita de negocios. En una esquina en las calles de Monterrey, la célula guerrillera bajó a intentar detenerlo y sacarlo de su coche, siendo defendido por su personal que lo acompañaba. En esta refriega, murieron dos guerrilleros y los tres tripulantes del automóvil, llegando la noticia con rapidez a los medios nacionales y, por ende, al gobierno. Aparentemente, la Dirección Federal de Seguridad- DFS-[9] tenía noticias de este plan para secuestrar al personaje[10], por lo que la indignación del Grupo Monterrey no se hizo esperar.

El día del funeral, el primer mandatario acudió al evento y el rechazo y repudio de los asistentes fue unánime, siendo duramente criticado por su pobre accionar al respecto, así como a la enemistad que tenían ambos y que solo provocó la ira de la población. Se menciona que, entre la gente, a Luis Echeverría se le acusó de ser no solo responsable de la muerte, sino autor intelectual de la misma por los problemas que tenían ambos y los enfrentamientos que sostuvieron.[11]

El asesinato de Garza Sada marcaría gran parte de la estrategia gubernamental para acabar con los movimientos guerrilleros, acentuando su brutalidad en su actuar y siendo virtualmente destrozadas en los años posteriores. El protagonismo de la DFS y la constante desaparición, tortura, ejecuciones extrajudiciales y represión de distintas personas explican gran parte del actuar del gobierno en este tiempo.[12] No obstante, estas organizaciones insurgentes no fueron destruidas en su totalidad, pues en 1994 una de ellas mostró que podían seguir operando e incluso, poner en jaque al gobierno en turno.

Admito que desconozco cuál es el estado ACTUAL de la disidencia en México, por lo que sería muy atrevido e irresponsable de mi parte decir que ya se ha acabado la Guerra Sucia. ¿Cuál es su opinión, historiadores?


[1] Escrito por Ricardo Rodríguez.

[2] Hernández, Carlos. “La memoria histórica y los derechos humanos suelen ser incómodos para el poder” en El Diario. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2CqPjmO ]

[3] Eugenio Garza Sada. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2wJsPIi ]

[4] Para mayor conocimiento del lector, puede remontarse esta represión hasta la campaña presidencial de José Vasconcelos en 1929-1930; el aparente fraude contra Juan Andrew (o Andreu) Almazán en 1940, aunado a la violencia desatada en las elecciones; la destrucción del movimiento henriquista tras la candidatura de Manuel Henríquez Guzmán en 1951-1952 y las subsecuentes inconformidades surgidas de los gremios laborales en la década de 1950 en el texto Nueva Historia General de México.

[5] Una de las excepciones que permitió el régimen de aquel entonces fue el gobierno de la ciudad de San Luis Potosí en 1958, a cargo del Dr. Salvador Nava. Pero, cuando intentó postularse a la gubernatura de su Estado, se le realizó un fraude y una represión que provocó varios muertos y heridos y la tortura del candidato civil e independiente.

[6]   Ramírez Cuevas, Jesús. “Liga Comunista 23 de septiembre. Historia del exterminio. En La Jornada.28 de marzo de 2004. México. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en https://bit.ly/2LWhfOQ ] El nombre de esta organización fue tomado por las acciones del guerrillero Arturo Gámiz el 23 de septiembre de 1965 en el Cuartel Madera, Chihuahua, donde atacaron la instalación castrense y fueron repelidos y exterminados. La versión novelada de este suceso se puede encontrar en Montemayor, Carlos. Primera reimpresión. Las Armas del Alba. México. De Bolsillo. 2014. 235 p.

[7] Becerril, Andrés. Excélsior en la Historia: Eugenio Garza Sada, el crimen que cimbró al país. En Excélsior. [Consultado el 3 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2Cd5ALF ]

[8] Proceso. El hombre detrás del crimen. [Consultado el 3 de septiembre de 2018. Disponible en https://bit.ly/2Cg6eIw ]

[9] La Dirección Federal de Seguridad –en adelante referida como DFS- se creó por órdenes del presidente Miguel Alemán Valdés en 1947 y desapareció en 1985, para convertirse junto la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales en el actual Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional –en adelante Cisen-. “La Dirección Federal de Seguridad: un cuerpo de élite que trabajó en el filo del espionaje, el crimen y la represión”. En Proceso. México 18 de abril 1998. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en: http://bit.ly/2ure2lR ] De igual manera, se recomienda consultar la página del Cisen donde muestran sus antecedentes históricos. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en http://bit.ly/1zaw4AK ]

[10] Proceso. El hombre detrás… Óp. Cit.

[11] Reporte Índigo. El asesinato que cambió el destino de Monterrey. [Consultado el 3 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2PB56B7 ]

[12] Rodríguez Castañeda, Rafael. El policía: La guerra sucia no se olvida. México: Grijalbo. 146 p. Se recomienda leer este texto para ampliar el conocimiento de las funciones de la DFS, así como del papel de sus funcionarios en la violación de los derechos humanos en México y en el combate a la guerrilla.

9 de septiembre de 1908. Nace Aurora Reyes, primera muralista mexicana.[1]

Aurora Reyes

Fuente: https://bit.ly/2BZpYQB

Aurora Reyes fue una figura sobresaliente de las artes mexicanas y una mujer que se mantuvo fiel a sus ideas hasta el día de su muerte. Es por ello que es necesario recordarla en el aniversario de su natalicio y dar un vistazo a su vida y su trabajo.

La reconocida como la primera muralista en nuestro país, Nació en Hidalgo del Parral el 9 de septiembre de 1908, en el seno de una familia prominente; su padre, Luis Reyes, pertenecía a un grupo boyante en las fuerzas castrenses.

Esto originó que la joven tuviera que mudarse con cierta regularidad, siendo uno de los puntos de residencia Ciudad de Jiménez en Chihuahua. En 1913, en la Ciudad de México, se desató la Decena Trágica, en donde su abuelo Bernardo Reyes fue asesinado, el cual fue sepultado por el padre de la muralista. Esto marcaría gran parte de su infancia, pues vivieron en una constante penuria económica y con el estigma de ser parientes del ya difunto general porfirista e iniciador del golpe de Estado contra Francisco I. Madero.[2] Estos años formaron su temple férreo y su identificación con las clases populares a las que siempre dijo pertenecer[3]

Para la década de 1920 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, de donde sería expulsada por un conflicto que terminó en una gresca con una figura de autoridad de la institución, pues en palabras de ella, se defendió:

[…] de una prefecta que condenó los nexos de León Reyes con Diego Rivera y con maestros de San Carlos y la acusó –según narra ella misma– de ‘libertina y jefe de banda de ladrones’. Así relata el hecho: ‘…rodeada de compañeros que gritaban a voz en cuello le di el primer golpe y le rompí los lentes y cayó por tierra y de ahí en adelante perdí la cuenta de los puntapiés que le di.’[4]

Por esa razón ingresó a la Academia de San Carlos ya como alumna de tiempo completo, pero, por decisión propia, decidió no terminar sus estudios y volverse autodidacta en adelante. Tiempo después se casó y tuvo hijos, pero no fue lo que ella esperaba y esto no le impidió desarrollarse profesionalmente. [5]

Más tarde, en la década de 1930, se unió al Partido Comunista Mexicano y, en 1936, su año de inflexión, se volvió la primer mujer muralista, al exhibir su obra pictórica intitulada  Atentado a las maestras rurales en el Centro Escolar Revolución (Niños Héroes y Chapultepec, estación Balderas del Metro en la ciudad de México)[6]

Atentado a las maestras rurales. Aurora Reyes. Fuente: https://bit.ly/2wqUjBi

Aurora Reyes también era poetisa y se adhirió a una organización de tipo anti fascista y de apoyo a la segunda república española en el mismo año de 1936, que se nombró Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). En esta organización se promovió el acercamiento del arte a la gente obrera y campesina, además de que:

[…]la organización prestó apoyo al cardenismo en lo concerniente a su postura de política exterior frente a España y, borrando momentáneamente diferencias ideológicas y políticas, admitió a otros grupos de intelectuales, aunque algunos se consideraran únicamente de tendencias democráticas o pacifistas y estuvieran más ligados al gobierno. De la misma manera, a pesar de las controversias suscitadas en el interior de la LEAR entre intelectuales de ideologías distintas, estaban unidos en la defensa del ideario de la Revolución Mexicana y de la cultura[7]

Su labor artística, política y docente no cesó a lo largo de su vida, donde buscó la defensa de los grupos sociales más desprotegidos, así como del derecho del voto de las mujeres y de sus derechos laborales. Fue una mujer congruente con su forma de pensar y nunca dejó su afiliación al Partido Comunista Mexicano. Tras una vida dedicada a ser y hacer lo que más amaba, falleció el 26 de abril de 1985 y es menester mencionar que, a pesar de la relevancia de su obra, ha quedado relegada a un segundo plano. [8] A 110 años de su natalicio, resulta importante revalorar su legado intelectual y artístico.


[1] Escrito por Ricardo Rodríguez.

[2] Pilar Turu. “Aurora Reyes: La primera muralista mexicana.” En Cultura Colectiva. [Consultado el 29 de agosto de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2wqUjBi ]

[3]Margarita Aguilar Urbán.  “Los murales de Aurora Reyes: una revisión general”. P. 32. En Crónicas: México: UNAM. No. 13. 2008

[4] ___________________.  Aurora Reyes. Alma de Montaña. Chihuahua: Instituto Chihuahuense de Cultura. 2010. P. 30

[5] Turu, Óp. Cit.

[6] Aguilar, “Los Murales” … Óp. Cit., p. 33

[7] Aguilar. Alma… Óp. Cit. P. 34

[8] Aguilar. “Los Murales…”, Óp. Cit., p. 32

1 de septiembre de 1925.El Presidente Plutarco Elías Calles inaugura el Banco de México.[1]

Banco de México

Fuente: https://bit.ly/2HUspFL

La institución que tiene el control de la emisión monetaria en nuestro país se fundó el 1 de septiembre de 1925, por orden presidencial del entonces titular del Ejecutivo, el general Plutarco Elías Calles, quien vislumbró tener por fin una unidad económica en la nación. Esto lo realizó horas antes de dar su informe presidencial ante el Congreso de la Unión, donde terminó expresando esta decisión y, de paso, haciendo valer el artículo 28 constitucional, donde se señala el monopolio estatal en el control del circulante de moneda.[2] ¿Dónde se ubicó esta institución? Las fuentes nos señalan dos y son las siguientes:

Su sede temporal se localizó en la planta baja del edificio del Banco de Londres y México, en el número 38 de la calle 16 de septiembre esquina con Bolívar. Sólo dos años permaneció allí, el 27 de octubre de 1927 la sede se trasladó a su edificio actual en la esquina de la calle 5 de mayo y Teatro Nacional (ahora Lázaro Cárdenas), adquirido a la compañía de seguros La Mutual, filial de The Mutual Life Insurance Co. de Nueva York, por 1,250,000 pesos.[3]

Pero, ¿acaso no hubo intentos para lograr una unión monetaria en el país? Históricamente, se intentó tener un control central de la emisión de moneda, siendo una de las constantes necesidades en los distintos gobiernos decimonónicos.[4] De hecho, Agustín de Iturbide visualizó un banco central bajo el nombre de “Gran Banco del Imperio Mexicano”, pero debido a la brevedad de su mandato, no se realizó.[5] La intención fue una constante durante los primeros años del México independiente, encontrándose los gobernantes en turno en una total incapacidad de lograr este objetivo, que se concesionó a bancos privados.[6] De hecho:

Desde 1853, se tienen indicios de proyectos para fundar un banco nacional en México, que entre otras funciones tenían contempladas hacer préstamos al Estado y fungir como su tesorero, imprimir billetes, así como hacer el papel de prestatario de particulares en la figura de casa empeño, recibir depósitos etc., en esta primera parte del ensayo se hará un repaso de los intentos por establecer una banca de Estado y cuál fue su destino.[7]

Es durante el cuatrienio del General Manuel González que se logra la creación del Banco Nacional de México, que se intentó fuera el banco central de emisión, pero no lo consiguió debido a los problemas legales suscitados con el Banco de Londres y México.[8] Esto pervivió durante buena parte del Porfiriato y con el estallido de la Revolución en 1910, hubo una anarquía monetaria durante buena parte del conflicto, provocando una inundación de papel moneda cuyo valor solo estaba determinado por la ocupación de la facción que lo emitiera en el poblado.

Durante la promulgación de la Constitución de 1917, se estableció la necesidad de tener el control gubernamental de la moneda, pero tardó 7 años en poder lograrse por diversos factores, lográndose hasta la institucionalización del régimen posrevolucionario.[9]

Resumiendo, el Banco de México, entró en función a partir de 1925 y ha existido desde ese entonces, no sin cambios considerables en su legislación y en su administración, tomando como punto de partida su Ley Constitutiva del 25 de agosto del año de su fundación, buscando adaptarse a los múltiples vaivenes de nuestro país. [10] Actualmente, tiene independencia en la toma de decisiones financieras y de su funcionamiento. Ésta fue otorgada en abril de 1994 y se ha mantenido como una constante para el accionar de la economía nacional.[11]

Con el fin de ampliar la información acerca de la autonomía de la organización bancaria y sus funciones, se pueden consultar en línea y de manera gratuita los siguientes documentos:

Junta de Gobierno: https://bit.ly/2MDIFNV

Ley Orgánica del Banco de México: https://bit.ly/2pVHhaR

Ley del Banco de México: https://bit.ly/XOEKk0


[1] Escrito por Ricardo Rodríguez.

[2] Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 2016. H. Cámara de Diputados. LXIII Legislatura. Art. 28. Pp. 96-97.

[3] Rodríguez Garza, Francisco Javier; Ávila Sandoval, Santiago La creación de la banca central en América Latina: el caso de México. En Análisis Económico, vol. XVI, núm. 33, segundo semestre, 2001, pp. 235-257

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco Distrito Federal, México.

[4]Castillo García, Andrés Antonio. Nota: Antecedentes del Banco Central en México y los inicios de su gestión. En Debate Económico, Vol. 2 (2), No. 5. Mayo-agosto 2013, pp.111-141. P. 112

[5] Banco de México. Historia. [Consultado el 22 de agosto de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2MsTgvP ]

[6] “Historia de la Banca en México.” 1821-1915. En Historia Bancaria de América Latina y España. [Consultado el 22 de agosto de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2MsdWnx ]

[7] Castillo, Óp. Cit. P. 113

[8] Ibídem, p. 119.

[9] Banco de México, Óp. Cit.

[10] Turrent Díaz, Eduardo Las tres etapas de la autonomía del banco central en México. En Análisis Económico, vol. XX, núm. 43, 2005, pp. 47-80. Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco

Distrito Federal, México

[11] González, Abraham. “¿Qué significa la autonomía del Banco de México?” En El Financiero. 16 de octubre de 2013. [Consultado el 22 de agosto de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2LhQlQZ ]