
Fuente: https://bit.ly/2CxENdm
Entre las muchas obras arquitectónicas que sobreviven del régimen porfirista, una de las más icónicas es sin duda la legendaria Prisión de Lecumberri, ubicada en el centro-oriente de la Ciudad de México.[2] Su diseño original contemplaba el albergue de 800 presos en sus instalaciones, calculadas en un área de 5 hectáreas. Fue uno de los complejos más modernos en su momento, tomando su nombre del personaje español que poseía los terrenos donde se edificó el recinto carcelario.
El edificio responde al denominado modelo panóptico (tipología de establecimientos penitenciarios propia del siglo XIX), con una rotonda o cuerpo central poligonal destinado al cuerpo de vigilancia de la penitenciaría, y radial, mediante galerías de forma estrellada que convergen en el espacio central, en el cual se erigía una torre de 35 metros de altura destinada para la vigilancia de todo el penal.[3]
Empero, su construcción no fue sencilla, pues el proyecto inició desde 1871[4], pero no empezó la edificación sino hasta 1885, siendo concluida hasta el año de 1900. Para darnos una idea del largo proceso de su concepción y realización, Benito Juárez todavía era presidente cuando comenzó la idea, pasando por la primera reelección de Porfirio Díaz y terminada cuando ya era una realidad el Porfiriato.
Su diseño original fue modificado en 1908 para ampliarlo y albergar a 996 internos, pero en 1971 contuvo entre sus rejas a 3800. Es de conocimiento común el mote de Palacio Negro de Lecumberri, el cual puede referirse a las terribles historias de sus interiores o al hecho de que su fachada se tornó negra “[…] por su exposición al canal de desagüe situado en la colindancia, enmugreciendo las piezas […]”[5], marcándolo para siempre con este sobrenombre.
Pero esta prisión tuvo en sus 76 años de funcionamiento varias peculiaridades que la hacen destacar entre otras tantas, como por ejemplo ser escenario de la ejecución de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez[6] el 22 de febrero de 1913. Además, es de donde supuestamente se acuñó el término “jotos” del argot popular mexicano, pues los prisioneros homosexuales eran encerrados en la crujía J de la prisión.[7] Curiosamente, sólo hubo un registro de dos fugas durante todo el tiempo de vida útil, las que pasaron a ser una de las historias más memorables del lugar. [8]
Pero tal vez lo más destacable del recinto fue que contuvo entre sus paredes y rejas a presos políticos de la talla de Demetrio Vallejo, Valentín Campa, David Alfaro Siqueiros y a varios de los líderes del movimiento estudiantil de 1968[9]. A pesar de haber concluido sus funciones como centro penitenciario hace ya más de cuatro décadas y, no obstante que actualmente es la sede del Archivo General de la Nación, sigue siendo uno de los puntos de interés de la ciudad de México por sus historias lúgubres encerradas tras sus muros, los relatos de quienes fueron sus “huéspedes” y, sin duda, por haber sido un escenario importante de represión y brutalidad.[10]
[1] Escrito por Ricardo Rodríguez.
[2] Como dato curioso, se encuentra a unos cuantos metros del Museo Legislativo/H. Congreso de la Unión., siendo la manera más rápida de llegar por la línea 6 del Metrobús, pues es sólo una estación de distancia.
[3] Excélsior. ¿Qué pasó ahí?… El legendario Palacio de Lecumberri. [Consultado el 6 de septiembre. Disponible en: https://bit.ly/2Q8YY3U ]
[4]Noticieros Televisa. “Luz y Obscuridad: La historia del Palacio de Lecumberri.” [Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2oTAkrX ] Los encargados de elaborar el proyecto fueron los ingenieros Miguel Quintana, Antonio Torres Torija Torija y Antonio M. Anza, quienes adaptaron una idea del arquitecto Lorenzo de la Hidalga, que a su vez retomó un proyecto original del inglés Jeremías Bentham.
[5]Edmundo Arturo Figueroa Viruega y Minerva Rodríguez Licea. “La Penitenciaría de Lecumberri en la Ciudad de México”. Revista de Historia de las Prisiones nº5 (Julio-diciembre 2017), pp. 98-119
[6] Sonia Ávila. “La Decena Trágica: asesinan a Madero y a Pino Suárez”. En Excélsior. [ Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2NlHFhE ]
[7] Magalli Delgadillo. “El palacio negro que inventó a los jotos.” En El Universal. [Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/1WYAR80 ]
[8] Dwight Worker y Alberto Sicilia fueron los protagonistas de estos escapes. Noticieros Televisa. Óp. Cit.
[9] Proceso. El 68. Recuerdos de Lecumberri. [Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2wPYlUO ]
[10] Luis Carlos Sánchez. “Lecumberri, atado al mito; cuando la penitenciaría se quedó sin presos.” En Excélsior. [Consultado el 6 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2NTR1yh ]