La Fortaleza de San Juan de Ulúa, el primer bastión mexicano

San Juan
San Juan de Ulúa. Vista aérea

El fuerte de San Juan de Ulúa es probablemente la fortaleza más emblemática de México y una de las más antiguas de América.

Desde épocas coloniales sus muros han sido testigos de la transformación política y social de México, desarrollando a menudo un papel clave que llegó a definir eventos y periodos cuya influencia en la historia nacional es totalmente innegable.

Sigue leyendo, pues a continuación exploraremos la historia, mitos y leyendas, de La Fortaleza de San Juan de Ulúa, el primer bastión mexicano.

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El Fuerte actualmente

 

El origen

Ubicado en la isla de San Juan de Ulúa frente a las costas Veracruzanas, se encuentra la antigua fortaleza del mismo nombre. Su construcción se registra en el año de 1519; no obstante, la historia de la isla data de muchos años atrás.

Kúlua era el nombre con el cual originalmente los indígenas de la región se referían al lugar. Empero no fue hasta 1518, cuando el explorador Juan de Grijalva llegó al lugar, que el lugar sería renombrado añadiéndole el nombre de “San Juan”. Es así como la isla pasaría a conocerse como isla de San Juan de Ulúa.

 

Primeros asentamientos Españoles

Fue en 1519 cuando el explorador Hernán Cortes llegó a las costas de México desembarcando en la isla de San Juan de Ulúa. Ahí comerció con los lugareños y estableció contacto con el cacique Teudile, Calpixque de Cuextlan.

Al ver la posición estratégica de la Isla, Cortés planteó construir un fuerte y volver al lugar la primera fortaleza del futuro nuevo territorio español. Frente a la  se fundaría una ciudad que sería conocida primeramente como “la ciudad de las tablas” por los restos de naufragios que habían en el lugar.

A pesar de ser un lugar de difícil acceso por las tormentas y huracanes la Isla se volvió un muelle y abrigo para los galeones, en 1524 se empezó la construcción de un oratorio franciscano y hacia 1535 la Fortaleza de San Juan de Ulúa empezó a ser edificada.

Para su construcción se usaron piedras de coral, buscando proteger del fondo marino a las embarcaciones que llegaran al lugar. La isla rápidamente se volvió uno de los principales fuertes defensivos de la costa mexicana, junto con el sistema de murallas y baluartes de la ciudad de Veracruz.

Planos
Plano

 

San Juan de Ulúa, la primera línea defensiva.

La Isla rápidamente se volvió el centro defensivo de todo el puerto veracruzano, defendiendo la ciudad de piratas y filibusteros que buscaban tomarla por asalto. Con el tiempo la fortaleza se volvió en la más formidable de esta parte del hemisferio.

Memorables son las batallas como la de 1568 en la que las murallas del testigo fueron causantes y testigos de la derrota del corsario Francis Drake a manos del general español Francisco Luján. Así y hasta la independencia la fortaleza sirvió con honor a la defensa de la nueva España.

Batalla San Juan.jpg
Batalla de San Juan de Ulúa

 

Tras la independencia

Después de haberse consumado la independiente del país la fortaleza siguió sirviendo a la defensa nacional. Tras seguir batiendo corsarios y piratas, el recinto fue tomado por los franceses durante la guerra de los pasteles en 1838 y por las tropas americanas en 1847. Entonces  fue evidente que la fortaleza se estaba tornando anticuada frente a las nuevas tecnologías de guerra, por lo que después de la primera intervención americana fue transformada en una prisión política.

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Cañón en San Juan de Ulúa

San Juan de Ulúa, la prisión de México.

Durante su tiempo como prisión, San Juan de Ulúa se convirtió en uno de los lugares más temidos de su época en el país. Si bien ya se utilizaban algunas de sus instalaciones como penitenciaría en la época colonial, no fue sino hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se destinó el inmueble a este uso.

Muchas icónicas figuras fueron encerradas tras las paredes de la ahora prisión de San Juan de Ulúa.

Entre los personajes más notables se pueden mencionar a Fray Servando Teresa de Mier, Benito Juárez y quizá al personaje más famoso que estuvo ahí, el bandido Jesús Arriaga, popularmente conocido como Chucho el Roto, afamado bribón durante el gobierno de Porfirio Díaz, el cual logró escapar más de una vez de sus muros.

 

celda
Interior de una celda

 

La leyenda de San Juan de Ulúa

Quizá la más famosa leyenda que se suscitó en las celdas de la fortaleza fue la de La mulata de Córdoba quien, según se cuenta, para escapar de la Inquisición pintó en los muros de su celda un barco que zarpaba hacia el horizonte, en el cual escapó. La leyenda rápidamente se volvió famosa nacionalmente.

Puerta
Puerta de celda

 

El fin de un fuerte y el nacimiento de un museo

Con los años y tras ganarse (no en vano) una pésima fama como el lugar más asqueroso de México en 1916 la prisión fue cerrada y fue durante breve tiempo, cuartel de marinos y militares.

Actualmente San Juan de Ulúa es una fortaleza/museo que los visitantes pueden recorrer acompañados de un guía que les explica la historia del lugar. Durante el trayecto se puede conocer el primer faro de México, atravesar el puente del último suspiro, entrar al mismo lugar donde estuvo “Chucho el roto” y conocer todo sobre “La Mulata de Córdoba”.

No cabe duda de que San Juan de Ulúa ha acompañado a México en tiempos y eventos de suma importancia, protegiendo al país y sirviendo a él a pesar de los conflictos nacionales.

Si se me permite, quisiera invitar al lector a conocer el lugar y palpar con sus propias manos las paredes de San Juan de Ulúa, la fortaleza que alguna vez fue el primer bastión mexicano.

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San Juan de Ulúa actualmente

-Zarco

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5 Mujeres Destacadas de la Edad Media

La historia de la Edad Media, sus cronistas e historiadores, suelen centrarse en personajes masculinos de gran poder y relevancia, reyes que se destacaron por su gobierno, como Carlomagno y Alfredo I, guerreros aparentemente invencibles que lograron subyugar a sus enemigos, como Belisario, Gaiseric o Clodoveo, o incluso en clérigos que fundaron órdenes, algunas extintas y otras que aún perduran, como San Benito de Nurcia, San Bernardo de Claraval o San Francisco de Asís; dejando de esta manera a las mujeres medievales en un segundo plano y construyendo un discurso erróneo en el cual la mujer pasa a un segundo plano en el relato histórico.  Contrario a la creencia popular, las mujeres jugaron un papel fundamental en la sociedad y la cultura medieval, y no son pocos los cronistas que mencionan a una o varias de ellas, así como la importancia que sus actos tuvieron en el devenir histórico. A continuación, presentamos una lista con cinco de las mujeres más poderosas, famosas e influyentes de la Edad Media.

Teodora de Constantinopla

De acuerdo con los cronistas de la época, Teodora nació en el seno de una familia bizantina sumamente humilde, sin embargo, gracias a la astucia y habilidad política de su madre, logró escalar en la pirámide social hasta llegar a los niveles más elevados.

Teodora contrajo matrimonio con Justiniano, uno de los emperadores bizantinos más influyentes y destacados de la historia, ya que fue durante su reinado que varios territorios de África e Italia fueron recuperados de manos de los bárbaros y anexados al Imperio Bizantino. Aunado a esto, Justiniano se enfrentó y salió airoso de dos revueltas populares que amenazaban con arrebatarle el trono. Mucho se ha especulado sobre el gobierno de Justiniano y las razones que lo motivaron a luchar por su imperio cuando todo parecía perdido, sin embargo, muchos historiadores coinciden en que fue Teodora quien gobernaba realmente y fue ella misma quien convenció a su esposo de no huir y hacer todo lo posible por mantener su hegemonía. Se dice que Teodora fue una mujer increíblemente hermosa, pero que ni siquiera su belleza podía rivalizar con su inteligencia y astucia, herramientas que le permitieron establecerse como la indiscutible mujer más influyente y destacada de su época.

Representación de Teodora en un mosaico bizantino, hoy en Rávena, Italia.

 

Berta de Laon

Poco es lo que se conoce sobre las mujeres de la corte de los merovingios, sin embargo, los cronistas medievales e historiadores modernos han rescatado la imagen de Berta, esposa de Pipino y madre de Carlomagno. Si bien, Berta estuvo casada con un poderoso emperador al igual que Irene y Teodora, ella no nunca estuvo al frente del imperio, ya que al enviudar fueron sus dos hijos quienes ascendieron al poder: Carlomagno y Carlomán.

Era costumbre entre los francos que cuando un rey moría, éste dividía su territorio entre todos sus hijos varones, sin importar cuántos fueran éstos, cosa que con el pasar de los años terminaba desencadenando grandes guerras entre hermanos que no hacían sino debilitar al reino y atraer enemigos externos. Berta fue de vital importancia una vez que su marido, Pipino el Breve, falleció. Es sabido que Carlomagno y su hermano no se llevaban muy bien y estuvieron a punto de declararse la guerra en múltiples ocasiones, sin embargo, fue su madre quien los hizo entrar en razón y evitó una guerra que acabaría con el Imperio Carolingio. A los pocos años, Carlomán falleció y dejó a Carlomagno como el único gobernante, pero fue gracias a Berta que el Impero Carolingio no entró en una guerra interna que lo consumiría, y logró convertirse en la potencia occidental más importante de su tiempo.

Representación moderna de Berta de Laón.

 

Irene de Atenas

Al igual que Teodora, Irene contrajo matrimonio con el emperador bizantino de su época, en este caso, León IV, sin embargo, León murió dejando como único heredero a su hijo de 10 años, Constantino VI. Debido a la complicada situación, Irene tomó la regencia del imperio mientras su hijo alcanzaba la mayoría de edad. Una vez que esto sucedió, Irene decidió compartir el poder con su hijo, pero afirmó que ella siempre tendría la última palabra y cierta superioridad sobre su descendiente, cosa que convirtió a Constantino VI en un enemigo de Irene.

Constantino VI conspiró en contra de su madre para quitarla del trono bizantino, pero Irene descubrió la insurrección y defendió su puesto como emperatriz exitosamente. Más adelante, surgió una nueva revuelta, la cual logró deponer a Irene y establecer a su hijo como emperador de Bizancio, sin embargo, después de una serie de fracasos militares, Constantino decidió devolver el poder a su madre, quien lo castigó severamente sacándole los ojos y cortándole la nariz, estableciendo así una “moda” que perduraría muchos siglos más en el Imperio Bizantino.

Uno de los momentos más importantes en la vida de Irene fue cuando propició un acuerdo para detener el Conflicto Iconoclasta que había dañado fuertemente a la Iglesia Católica. La Emperatriz se declaró a favor de los llamados iconódulos, pero aclaró que las imágenes debían ser un refuerzo para la veneración y jamás un objeto de adoración. Razón por la cual en algunos momentos de la historia ha sido considerada santa.

Representación bizantina de Santa Irene

 

Leonor de Aquitania

Sin duda alguna, Leonor de Aquitania podría ser la mujer más polémica de esta lista, ya que su vida estuvo marcada por constantes enfrentamientos contra las mayores potencias y contra la ideología de su época. Ella era originaria Aquitania, y tras la muerte de su padre y su hermano se convirtió en la única heredera de aquél ducado, siendo éste uno de los más grandes de toda Europa. Al poco tiempo de convertirse en la señora de Aquitania, contrajo matrimonio con Luis VII de Francia, quien no tardaría en convertirse en rey, elevando así a Leonor al puesto de reina consorte. Es entonces cuando comienza escándalo en la vida de la duquesa, después de 8 años de matrimonio y encontrándose en el marco de la Segunda Cruzada, comienza a haber rumores sobre la relación de Leonor con su tío, tras lo cual las fricciones con Luis VII se vuelven cada vez mayores. Aunque el Papa intervino en la disputa de la pareja, Leonor y Luis terminaron por separarse, sin embargo, Leonor conservó sus títulos y con ellos, sus dominios. Más adelante, Leonor volvió a casarse, también con una persona de la alta nobleza, esta vez, Enrique II de Inglaterra. Enrique estaba destinado a convertirse en rey, lo cual sucedió al poco tiempo de casarse con la duquesa de Aquitania, y ya que ésta seguía conservando su señorío sobre su tierra natal, el reino de Inglaterra se extendió hasta abarcar una gran parte del territorio francés, causando así una serie de conflictos entre ambos reinos. Por si fuera poco, Leonor tuvo muchos hijos con el rey de Inglaterra, entre los cuales destacan dos de ellos por sus constantes apariciones tanto en la literatura de la época, como en el cine, series y novelas de nuestra época: Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra.

Leonor de Aquitania por Edmund Leighton

 

Hildegarda

A diferencia de todas las mujeres en esta lista, Hildegarda jamás casó ni participó o evitó grandes batallas o conflictos bélicos, ya que ella decidió renunciar a lo mundano y dedicar su vida al servicio de Dios, convirtiéndose así en una monja y posteriormente abadesa de la Orden Benedictina.

Hildegarda fue una apasionada estudiosa de una enorme variedad de temas, entre los cuales se encuentran la literatura, música, arte, ciencia y teología. Además, fue una de las escritoras más prolíficas de la Baja Edad Media, destacándose así no solamente entre las mujeres, sino también entre los hombres de la Orden de San Benito, por lo cual  le fue entregado el título de Doctora de la Iglesia, entrando así a uno de los grupos más selectos benefactores reconocidos por la Iglesia Católica.

 

Representación de Hildegarda de Bingen, W. Marshall Sculpsit.

 

Bibliografía y literatura recomendada

  • Hindley, Geoffrey, Las Cruzadas: Peregrinaje armado y guerra santa, Ediciones B, España, 2010
  • McKitterick, Rosamond, The Formation of a European Identity, Cambridge, Cambridge University Press¸ 2008.
  • Olmedo, Daniel, Historia de la Iglesia en la Edad Media.
  • Oman, Charles, The Dark Ages.

– El Erudito

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El arte no es entretenimiento

Mucho se ha dicho en torno a la importancia de las profesiones en tiempos de crisis o verdadera necesidad. Principalmente considero que tales discusiones provienen de un sinsentido ya que toda actividad profesional existente tiene un trasfondo que responde a algún requerimiento específico de la sociedad. No obstante, el motivo que engendró este artículo proviene de una o varias frases encontradas en redes sociales donde se invita al público a reflexionar sobre lo que lo mantiene “entretenido” en esta cuarentena: libros, películas, series, música… y el desdén que siempre se tiene hacia esas disciplinas. Sí, estoy hablando de las artes. 94bd5bfb-2904-4e89-aaec-4719b6dfe7ff

En un principio me pareció acertado el señalamiento. Y es que es fácil caer en él cuando todo el tiempo se está intentando demostrar la utilidad de las expresiones artísticas dentro de una civilización. No obstante, al poco tiempo charlando con un colega, encontramos un punto flaco: tal aseveración en lugar de legitimar la posición relevante del arte, la reducía a un mero instrumento de entretenimiento.

Bien dicen que el infierno está lleno de buenas intenciones. No estoy diciendo que de facto estas frases encontradas en Facebook digan que el arte es entretenimiento, pero el paso lógico es más corto que la distancia de mi habitación a la sala de estar. Si bien, una de las particularidades de la práctica artística es que se mezcla perfectamente con la industria del entretenimiento, no es este su principal objetivo.

La clave está en quién mira

Es complicado definir qué es arte; todavía no existe el individuo, escuela u organización que haya dado con la respuesta. Sin embargo, podemos acercarnos a dicha definición mencionando lo que no es.

Tanto el arte como el entretenimiento tienen en su básica estructura tres elementos: emisor, mensaje y receptor. Enfoquemos en éste último, siempre existe un observador o espectador que es considerado por parte del emisor (en este caso el artista o el espectáculo). Empero, la diferencia radica en la acción del que observa.

En el caso del entretenimiento, se espera una actitud pasiva por parte del espectador, esto quiere decir que no tiene que pensar o replantearse cualquier elemento de su realidad, sino que basta con que reaccionen sus emociones de forma superficial, aunque intensa, frente a lo que se le está presentando. Por ejemplo, un programa de televisión cómico tendrá como objetivo que la gente ría, los dramas o las telenovelas pretenden que las personas lloren, se enamoren o enojen con la historia que les están contando. Si hay algún momento de reflexión o posible enseñanza va orientada hacia una lectura unilateral y muchas veces moralina. unnamed

En cambio, el arte necesita que el observador tome un papel más activo. El artista propone mediante recursos plásticos, visuales o sonoros un planteamiento sobre el mundo, cuestionar o problematizar una situación que como humanidad nos atañe. Al emisor no le basta que otra persona sólo observe, sino que tiene que presentarse una reacción mucho más compleja que le permita ahondar en posibles interpretaciones, posibles soluciones.

La práctica artística tiene la facultad de adaptarse a la industria del entretenimiento y es gracias a estos aportes es que tenemos una amplia gama de posibilidades al momento de dar muerte al aburrimiento. Sin embargo, no todo lo que “entretiene” es precisamente artístico y viceversa; escuchar una sinfonía de Mahler mientras cocinamos es igual de obtuso que pedir tortillas en un restaurante de sushi. Puede que tenga un sabor rico para ti pero no tendrás una verdadera experiencia culinaria.Social media and entertainment graphic design

Por último, otro de los peligros de considerar al arte como mero entretenimiento es que justamente en momentos como la cuarentena por el coronavirus, se convierte en algo prescindible y mientras “haga pasar el rato” tendrá un valor. Una de las funciones del arte es la capacidad de crear símbolos y dar sentido a las experiencias de la humanidad.

Es bastante obvio que se está viviendo un momento sin precedentes y que dentro de las consecuencias que trae esta pandemia es el daño psicológico y social de los individuos. Hay mucha duda y temor, la incertidumbre es la sensación general y es aquí donde el arte entra en escena para ayudar a digerir y expresar lo que se está experimentando. Un ejemplo de esto es las múltiples convocatorias de las editoriales universitarias para hacer un compendio de ensayos sobre las vivencias de las personas en tiempos del coronavirus.

Antes de irme, un último mensaje. Las artes no tienen porque justificar su existencia, ninguno de los saberes de la humanidad, responden a una necesidad a veces inmediata otras compleja, pero siempre tienen un propósito. Excepto, tal vez, los estudios de género. 😉

 

-Momo

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