La reina en el autobús
La Corona Inglesa en México
Este año la soberana británica cumplió 94 años de edad. Durante su longevo mandato de casi siete décadas ha realizado innumerables visitas oficiales en calidad de representante del Reino Unido. Su primera visita a Latinoamérica fue en 1968, visitando Brasil y Chile y siete años después pisaría por primera vez tierras mexicanas.
La Reina Isabel y el consorte Felipe de Edimburgo visitaron México en dos ocasiones. La primera en 1975, siendo el anfitrión el presidente Luis Echeverría y ocho años después, en 1983 en el sexenio de Miguel de la Madrid. Ambas visitas estuvieron repletas de grandes atenciones de los anfitriones mexicanos a la pareja británica, desde recorridos por mercados populares, charrerías y la imprescindible hora del té. Aunque también hubo momentos fuera del protocolo y llenos de autenticidad espontánea, como la intromisión de perros callejeros durante los recorridos a pie, y el hecho de que una de las comidas oficiales ofrecidos a la Reina fuera recalentado. Además hay un mito sudcaliforniano de que una de las perlas de la corona proviene de mar paceño. Y para variar ¿Sabías que al monarca fue espiada por agentes mexicanos? Conozcamos los episodios más sobresalientes de estas dos visitas de la eterna Isabel a México

La visita de 1975 fue todo un acontecimiento nacional, ya que era la primera ocasión que una autoridad británica pisaba México. El itinerario de la reina consistiría en arribar al puerto de Cozumel, volar a la Ciudad de México, después visitar Guanajuato, Oaxaca, y partir del puerto veracruzano. El arribo a tierras mexicanas fue el 24 de febrero con un elegante retraso de siete minutos entre un clima nublado tropical que impedía la llegada del yate real Britannia al puerto mexicano. Pronto Isabel II y Felipe de Edimburgo junto con su comitiva fueron trasladados en avión a la capital mexicana, donde esperaba el presidente Luis Echeverría y su esposa María Zuno.
La recepción en la Ciudad de México fue impresionante, “nunca había visto tanta gente en las calles” fueron palabras de la monarca británica ante la colosal presencia de mexicanos Primero fue recibida en el hangar presidencial por Echeverría y la primera dama Zuno. De allí, partieron por un recorrido en un coche descapotado por las calles de la ciudad, entre aplausos, saludos y gritos del público. Una vez en el Zócalo, como acto de bienvenida se formaban palabras como “Elizabeth” “Viva Reina Isabel II” con mosaicos de palabras realizados por niños. También se formaban los rostros del presidente y la reina, así como caracterizaciones de Charles Chaplin y Cantinflas, en señal del hermanamiento de ambos países. Para la invitada, el espectáculo visual, y la cálida acogida de los ciudadanos fueron excepcionales, así como también la contaminación del Valle de México, tema que tocó al comparar la problemática ambiental con las zonas industriales de Manchester.
Posteriormente hubo una cena en Palacio Nacional, donde se pronunciaron discursos de cooperación entre México e Inglaterra, y una orquesta interpretó piezas europeas y canciones populares mexicanas. Hay una nota apócrifa donde afirma que la reina bailó La Cucaracha, lo cual es mentira ya que solo fue interpretada en una cena oficial en la embajada británica.
Isabel II y Felipe de Edimburgo se trasladarían en tren a la ciudad minera de Guanajuato, donde los invitados se maravillaron de la imponente arquitectura colonia, así como de la historia contada por monumentos como El Pípila y la Alhóndiga. En esta visita, la monarca británica tendría un mayor acercamiento con la gente, ya que debido a lo angosto tamaño de las calles, los ciudadanos pudieron saludar de mano a Isabel II. Dicho acto estaba fuera del protocolo, pero la reina sin inmutarse saludó a las personas que estuvieron cerca, incluso a los cuadrúpedos vagos que deambulaban por allí. Posteriormente de admirar la imponente fachada de la Universidad de Guanajuato se trasladó al Mercado Hidalgo donde saludó a mujeres comerciantes y fue llenada de obsequios, desde artesanías a antojitos típicos de la región.
Para despedirse de la ciudad, a la pareja británica se le ofreció una comida en una prominente hacienda de la ciudad, en donde se comió pipián, – comida típica mexicana que ya había degustado en Londres en un banquete ofrecido por Echeverría meses antes–. Lo curioso de este evento es que los alimentos fueron recalentados, ya que el pipián había sido preparado previamente en la ciudad de León.
El siguiente destino fue hacia el sur, esta vez en avión, donde Isabel II visitaría las ruinas de Monte Albán. Según sus palabras, tenía tanta curiosidad de conocer este sitio, ya que había leído sobre él. De acuerdo con reporteros, la pareja británica gastaría 200 000 mil pesos en artesanías, desde vestidos, joyas, cerámica y más joyas. Fue invitada a una exhibición en el Palacio de las Artesanías de Oaxaca, en donde no dejó de preguntar por los productos, su precio y su equivalente a libras esterlinas. Esos fueron los sucesos más relevantes durante su primera estancia.
La segunda visita de la Reina Isabel fue en 1983, siendo el anfitrión Miguel de la Madrid. En esta segundo encuentro la reina visitó tres ciudades portuarias y además fue seguida por espías mexicanos comisionados por el presidente. ¿Qué fue lo más relevante que hizo la monarca y que relacionaba al gobernador Cuauhtémoc Cárdenas?
Vamos por partes. Isabel II y su real comitiva, acompañada siempre del príncipe Felipe de Edimburgo arribaron esta vez a las costas de Acapulco en su emblemático yate Britannia. Allí sería recibida por Miguel de la Madrid. Esta vez, la visita oficial no tendría como escala la Ciudad de México.
Después de actos de bienvenida protocolarios y recorridos oficiales, la soberana y su comitiva acudieron al municipio de Lázaro Cárdenas en Michoacán. En todo momento, los espías de la ahora extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), siguieron los pasos de la reina e informaron con detalle de sus actividades. La razón principal se debía para evitar disturbios de grupos comunistas. Algunos grupos y organizaciones políticas, sobre todo de izquierda, calificaron de “visitantes indeseables” a la pareja inglesa real. El Partido Socialista Unificado de México y el Partido Mexicano del Trabajo organizaban mítines y marchas condenando la visita. Una de las razones declarada por uno de los líderes de la protesta es que México, como país soberano e independiente desde el siglo XIX, no reconoce títulos nobiliarios desde la época de Benito Juárez. Incluso hubo intenciones de reclamar el imperialismo inglés, por el reciente despojo de las Islas Malvinas pertenecientes a Argentina. Todos los reclamos fueron prontamente suprimidos por lo que la visita real no tuvo mayor inconveniente.
Quizá lo más relevante que encontraron los espías, o como un intento de llenar un forzoso informe de actividades, fue la invitación a tomar el té de Cuauhtémoc Cárdenas. “A las 17:10 horas, la reina y sus acompañantes arribaron al muelle fiscal para posteriormente abordar el Yate Britannia donde tomó té con el gobernador del estado, el secretario de Relaciones Exteriores, el director de Sicartsa y el presidente municipal de esta localidad” citaba el espía en el informe de la DFS. Después de la histórica tradición, que duró aproximadamente 40 minutos, la comitiva real se trasladó a las costas de Puerto Vallarta para continuar con su recorrido.
No es novedad que en la reina sea espiada en México. En la primera visita con Echeverría como anfitrión, espías se encargaron de seguir cualquier movimiento de la realeza inglesa, quizá como un intento de ser los mejores anfitriones o encontrar algún plan secreto de expansión imperialista.
En esta segunda visita, la pareja real tuvo un destino más con un motivo especial. El 22 de febrero arribaron a las costas de La Paz, del estado de Baja California Sur; allí fueron recibidos por el gobernador de la entidad Alberto Alvarado Arámburo y su esposa María Soto. Al igual que ocurrió en Guanajuato años antes, el recorrido a pie de la Reina Isabel estuvo acompañado por innumerables ciudadanos que caminaban a metros de los invitados, mostrando su admiración y agradecimiento por escoger la ciudad de La Paz como su último destino a visitar. La visita oficial estuvo repleta de las atenciones acostumbradas por parte de las autoridades mexicanas, pero el motivo principal de visitar la península paceña se debe al interés de investigar el origen de una de las perlas que posee la Corona Británica, extraída del Mar de Cortés hace más de un siglo. Según se cree, la corona heredada por Eduardo VII, se encuentra una enorme perla del tamaño de un limón que fue extraída en 1883 de una madreperla ubicada en la isla paceña del Espíritu Santo. Isabel II solo quiso conocer el origen de una de las joyas más llamativas de su corona, llamada irónicamente “Great Lemon” por lo que escogió como último destino esta ciudad costera que da hacia el famoso Mar de Cortés.
Estos fueron algunos de los momentos más relevantes o highlights de la Reina británica a tierras mexicanas. ¿Cuál es tu favorito?
-Asterión
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