Recuerdo una entrevista que le hizo Pepe Cárdenas a FCH cuando éste era candidato a la presidencia. En ella, Calderón decía que su mentor; Carlos Castillo Peraza, le había advertido de la posibilidad de ganar el gobierno… y perder al Partido. Palabras premonitorias. Fundado en 1939 por Manuel Gómez Morín junto con Efraín González Luna, Aquiles Elorduy, Luis Calderón Vega (padre de Felipe Calderón), Francisco Fernández Cueto, Alejandro Ruiz Villaloz, Rafael Preciado Hernández, Juan Gutiérrez Lascuráin y Manuel R. Samperio, entre otros.

En sus inicios tuvo como etiqueta el anticardenismo, y una muy cercana distancia con la iglesia católica. Se le puede considerar heredero en cierta parte, del movimiento cristero y también del sinarquismo, aunque enriquecido con un enfoque liberal y democrático que, en su recorrido lo ejercieron sus dirigentes y miembros con mucha dignidad. El presidente Adolfo Ruiz Cortines se refería a ellos como los “místicos del voto”.

A partir de la desastrosa “nacionalización” bancaria de José López Portillo, se dio un movimiento de protesta contra el gobierno que aglutinó a varios líderes empresariales, destacando Manuel J. Clouthier, de quien se dice que convenció a algunos empresarios e intelectuales de dos situaciones: una era que si se quería influir en el gobierno se tenía que actuar en el juego electoral de los partidos y la otra, que el partido adecuado era el PAN. Para las elecciones de 1988, Manuel Clouthier fue candidato a la presidencia y posteriormente, Ernesto Ruffo fue candidato a la gubernatura de Baja California.
Sabemos la historia: Cárdenas, con el Frente Cardenista ganó esas elecciones y se las robaron para que quedara de presidente Carlos Salinas de Gortari quien, presionado, arregló el fraude que le querían hacer a Ruffo y lo restituyó como gobernador de su Estado, iniciando lo que se conocería como las “concertacesiones”, siguiendo en 1991 con Carlos Medina Plascencia a quien también le quisieron robar la gubernatura de Guanajuato.

Pues bien, este re lanzamiento del PAN con figuras que no pertenecían a la aristocracia del partido le dio un gran impulso apoyado, claro está, por el descontento de la gente con el gobierno del PRI.
En 1994, el ambiente se enrareció con el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Se presentaron Ernesto Zedillo por el PRI, Cuauhtémoc Cárdenas por el PRD y Diego Fernández de Cevallos, por el PAN. Éste último sí; de sangre azul panista, desapareció después de revolcar a Zedillo en el debate previo, Cárdenas no logró aglutinar votos favorables y Ernesto Zedillo quedó como presidente.

El PAN entendió que tenía posibilidades de llegar al poder y se aplicó a ello. Su principal estrategia fue la de abrirse a la ciudadanía y el resultado se dio en el 2000 con el triunfo arrollador de Vicente Fox, miembro de esa camada de políticos panistas que surgieron del empresariado con Clouthier. Este hombre, con una escasa formación política, consumió en frivolidades y errores su capital político, además de que no contó con el apoyo claro y decidido de los “barones” del PAN, quienes lo veían como un advenedizo y pudo,con mucha dificultad, pasar la estafeta de su gobierno a otro panista, también de la aristocracia del Partido, en una elección muy peleada y muy impugnada: Felipe Calderón.
El PAN perdió contacto con la realidad política nacional, privilegiando los deseos y aspiraciones de sus miembros sobre los del electorado y la población en general, lo que hizo que perdiera la conexión con los votantes, sumado al error mayúsculo del fallido ataque al narco, sin estrategia y sin preparación,aunado a la obsesión de Calderón de poner como candidato a un incondicional suyo, de trayectoria mediocre y personalidad gris: Ernesto Cordero, que dividió las opiniones dando lugar a la candidatura de Josefina Vázquez Mota, quien no contó con el apoyo del partido ni del de Calderón; tampoco prendió a la ciudadanía; todo ello aunado a su encono con la izquierda, le permitió el regreso al PRI a los Pinos. Para el 2012, se identificaba al PAN como aliado del tricolor contra la izquierda representada por AMLO. Hay que agregar que para el 2018 la división generada por Felipe Calderón al querer imponer de una manera irracional a su esposa como candidata presidencial, apoyando los infundios legales del PRI contra el candidato de su otrora partido, le restó fuerza considerable a Ricardo Anaya y destrozó al partido. El resultado se conoce; la derrota lo convirtió en una oposición de voz, y no de voto, al tener MORENA la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y la mayoría relativa en la Cámara de Senadores.
Ante el descrédito que ha tenido el gobierno de López Obrador con un amplio sector, sobre todo de gente con estudios y de clase social media hacia arriba, se le presenta a este partido una posibilidad que, en mi opinión, es inmerecida pero factible, de reposicionarse en las elecciones intermedias del 2021, con miras al 2024. Reposicionamiento que es muy necesario para el país, pues requiere de una oposición efectiva. Empero, no se percibe que el PAN esté trabajando en ese sentido. No se ven liderazgos regionales o nacionales y sus acciones se han limitado a criticar decisiones del gobierno, pero sin un programa alterno que les permita esta retoma de liderazgo.
Dr. Mariano García Martínez
30 de julio de 2020
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