Efemérides: 28 de julio de 1794. Ejecución de Maximiliano Robespierre y otros 22 líderes franceses revolucionarios
¿Qué nos pueden decir de este evento, historiadores?
#efemerides #OTD #junio #efemerideshc #historia #history
Contexto
Una tarde de un 28 de julio como hoy, pero de 1794, el tirano Maximilien Robespierre es decapitado en la guillotina junto a otros 22 seguidores revolucionarios. Su nombre es sinónimo del Terror. La época de la guillotina lleva su apellido. Pero Robespierre fue un personaje mucho más complejo.
Biografía
Maximilien François Marie Isidore de Robespierre, o Maximilien Robespierre como se le conocía, fue un abogado, escritor, filósofo, orador y político frances, conocido como El Incorruptible. Nació en Arras el 6 de mayo de 1758, del matrimonio entre el abogado del Consejo Supremo de Artois, Maximilien-Barthélémy-François de Robespierre y de la hija de un cervecero de Arras, Jacqueline-Marguerite Carraut.
A Maximilien siguieron sus dos hemanas, Charlotte y Henriette, para que finalmente llegara el mejor de todos, Augustin, que al igual que su hermano mayor, fuera uno de los principales avatares de la Revolución.
Maximilien y Augustin fueron confiados al abuelo cervecero mientras que Charlotte y Henriette fueron educadas por las mujeres de la familia paterna. El fallecimiento de la madre había afectado profundamente a Maximilien, que tenía entonces seis años. La orfandad, sumada a la conducta peregrina de su padre, lo llevó a madurar prematuramente. Siendo el hijo mayor, se sentía responsable de sus hermanos. Se volvió introvertido, reservado, solitario.
A los once años, su inteligencia le valió una recompensa. Amparado por el arzobispo de Arras, obtuvo una beca para estudiar en el Colegio Luis el Grande de París, una de las instituciones educativas más importantes de Francia. Allí pasaría doce años cruciales. Junto a condiscípulos que desempeñarían también un destacado papel en la Revolución, como Camille Desmoulins, Robespierre descubrió las dos influencias rectoras de su pensamiento: los clásicos grecolatinos y los filósofos de la Ilustración, en especial Rousseau, que le deslumbró.
Revolución
En 1789, Maximilien de Robespierre participaba en el paso previo a la Revolución Francesa, la reunión de los Estados Generales. “Todo en Francia va a cambiar ahora”, vaticinaba con acierto. Por entonces, nombrado uno de los ocho delegados por el Tercer Estado (el pueblo llano) de la provincia de Artois, a él también le faltaba experimentar un cambio notable.
Paulatinamente el joven Maximilien escaló hasta llegar a ser un gran gobernante, que se transformaría en todo un tirano, pues de ser un caballero Incorruptible, pasaría a ser el sinónimo de terror, un tirano.
Se ganó numerosos enemigos entre los diputados de la Convención, de todas las tendencias, pues a todas había purgado. Las masas también le sustrajeron su respaldo, agobiadas por algunas de sus decisiones económicas.
La conspiración cristalizó en la Convención. El 26 de julio de 1794 el Incorruptible declaraba allí que había confeccionado, una vez más, una lista de enemigos de la Revolución para el cadalso.
Fue detenido. Más adelante en aquella misma jornada todavía consiguió sublevar a la Comuna, pero el conato de levantamiento fue sofocado. La tarde del 28, Robespierre fue llevado a la plaza de la Revolución, hoy de la Concordia. Su aspecto era deplorable. En lugar de la pomposa peluca que solía llevar, una venda ensangrentada cubría parte de su cabeza.
Había tratado de suicidarse de un pistoletazo, o quizá le había disparado uno de sus captores. Estaba herido y muy pálido. Vaciló ante el patíbulo, pero el verdugo no le dio tiempo de pensar. Le arrancó la venda sin miramientos para descubrir su cuello, a lo que Robespierre lanzó un aullido de dolor. Obligado a arrodillarse, fue acomodado bajo el filo de la guillotina. El mismo pueblo de París que lo vitoreara antaño se agolpaba ahora a su alrededor, regocijado con la inminencia de su muerte. Lo último que escuchó el Incorruptible fue su clamor. “¡Abajo el tirano!”.
Tonatiuh León García Cortés