6 de diciembre de 1921
Firma del Tratado Anglo-Irlandés, donde se crea el Estado Libre de Irlanda
Hasta principios de la década de 1920, Irlanda y Gran Bretaña eran un mismo país. Pero no todos los irlandeses estaban felices con la unión y muchos emprendieron una larga y sangrienta lucha para independizarse de Londres.
Un siglo después, la isla está dividida en dos naciones: Irlanda del Norte, parte de Reino Unido, y la República de Irlanda, en el sur.
La partición fue concretada en 1921, pero las tensiones en el norte perduraron por muchas décadas y se recrudecieron con el inicio del conflicto norirlandés en 1968, que desató una ola de violencia y se prolongó por 30 años.
Tras miles de bajas irlandesas y británicas, el Acuerdo de Viernes Santo en 1998 le puso fin al conflicto.
En su primera sesión parlamentaria, el 21 de enero de 1919, el Sinn Féin declaró la independencia de Irlanda, ratificando la Proclamación de la República Irlandesa de 1916.
Pero el gobierno británico se opuso y su negativa a aceptar la declaración desencadenó ese mismo día la Guerra de Independencia de Irlanda.
El Sinn Féin transformó la organización Voluntarios Irlandeses en el Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés), quienes iniciaron una guerra de guerrillas.
Los violentos enfrentamientos hicieron que el primer ministro británico, David Lloyd George, creara un comité para encontrar una solución.
La Guerra de Independencia Irlandesa duró dos años, dejó más de mil muertos e inmensas pérdidas materiales.
Sólo en junio de 1920, veinte personas murieron en la ciudad de Londonderry, en el norte de la isla. Pero el foco del derramamiento de sangre fue Belfast, la capital de Irlanda del Norte.
Más de 450 personas fallecieron en esa ciudad entre junio de 1920 y julio de 1922.
Desde 1912, el gobierno británico barajó una amplia variedad de opciones para Irlanda, una de ellas era dividir la isla.
En 1919-1920, la partición se convirtió en la solución preferida para la llamada ‘cuestión irlandesa’, aunque no se había acordado dónde estaría exactamente la frontera.
Las recomendaciones del comité, encargado por el gobierno británico y presidido por el unionista Walter Long, formaron las bases del Acta del Gobierno de Irlanda de 1920, con la que la isla seguiría unida a Gran Bretaña, pero se le devolverían ciertos poderes. Con esta ley se logró la ansiada autonomía en Irlanda.
Pero, según el mismo acta, la isla sería dividida en Irlanda del Norte e Irlanda del Sur, que más tarde se transformaría en el Estado Libre de Irlanda.
El Acta del Gobierno de Irlanda de 1920 no dejó satisfechos ni a los nacionalistas ni a todos los unionistas.
“No se consultó a la gente ni a los diferentes grupos. Se hizo eficazmente a puerta cerrada”, destaca Gallagher, historiadora.
Muchos unionistas de Úlster apoyaban la ley, pero no todos: algunos querían nueve condados en lugar de seis. Los católicos del norte no la apoyaban en absoluto, se convirtieron en una minoría dentro de la nueva Irlanda del Norte y fueron vistos por el nuevo gobierno unionista más como un problema durante las décadas que siguieron.
La partición era una solución diseñada para pueblos homogéneos, pero en la isla no había tal homogeneidad.
Gran parte de los nacionalistas, que eran mayoría en Irlanda, no apoyaban el acta y tampoco lo hacían la mayoría de los protestantes que vivían en el sur de la isla y en los tres condados sureños de Úlster, que no fueron incluidos en Irlanda del Norte, porque se quedarían fuera de Reino Unido.
El costo de la guerra y la destrucción aumentaban rápidamente, en un periodo en que el gobierno británico necesitaba lidiar con los múltiples problemas sociales y la depresión económica que había dejado la Primera Guerra Mundial.
Después de firmar el Tratado anglo-irlandés que estableció el Estado Libre, el líder del Sinn Fein Michael Collins se dirigió a la multitud en Dublín.
Así que tanto el rey como los principales líderes religiosos pidieron el fin de la violencia.
Tras meses de negociaciones, el Tratado anglo-irlandés de 1922 marcó el fin de la guerra, permitiendo la creación del Estado Libre Irlandés, que tendría su propio gobierno, parlamento, ejército, pero que seguiría formando parte del Imperio británico.
Muchos nacionalistas no apoyaban el tratado, pero sentían que era un paso más hacia la independencia y el parlamento terminó aprobándolo por una estrecha mayoría.
Por su parte, los unionistas de Úlster sentían que el tratado violaba el Acta del Gobierno de Irlanda de 1920 y se separaron del Estado Libre Irlandés pocos días después de su creación, en diciembre de 1922.
Pero en vísperas de la entrada en vigor del polémico pacto estalló una sangrienta guerra civil que enfrentó a las fuerzas del gobierno provisional, que apoyaban el tratado, y al IRA, que lo rechazaba.
Los enfrentamientos se prolongaron hasta 1923 y dejaron miles de muertos y profundas heridas en las sociedades en ambos lados de la frontera norirlandesa.
Finalmente, en 1937 se redactó la Constitución de Irlanda que fundó la República que conocemos actualmente.
Bibliografía
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56935706
Edri Alexander Crespo Jama