Tras las sucesivas y desastrosas derrotas en las Batallas de Tannenberg y de los Lagos Masurianos, a inicios de la guerra, el Alto Mando ruso, decidió adoptar una posición defensiva, mientras que apostaba a avanzar contra las fuerzas austro-húngaras en los Cárpatos y la región de Bukovina.
Por su parte, el Mariscal de Campo Paul von Hindenburg, quien había sido designado como comandante supremo de todo el Frente Oriental, lanzó a fines de 1914 una ofensiva en dirección al Río Vístula, con el objetivo de tomar Varsovia, capital de la provincia rusa de Polonia, y si bien fue rechazado, logro contener el avance enemigo con la victoria en la Batalla de Łódź. Para inicios de 1915, la acción se había trasladado al sur, donde las vapuleadas fuerzas austro-húngaras resistían la presión del 8° Ejército del General Alexei Brussilow, por lo que el Alto Mando Alemán decidió enviar al llamado Karpaten Korps (Cuerpo de los Cárpatos) bajo la orden del General Alexander von Linsingen.
Estabilizada la situación, el Jefe del Estado Mayor del Frente Oriental, el General Mayor Erich Ludendorff, comenzó a planificar una nueva ofensiva en la región de Prusia Oriental, dado que siempre estaba bajo la amenaza de invasión, y si bien el Jefe del Oberste Heersleitung (Alto Mando Alemán), General Erich von Falkenhayn creía que la guerra se definiría en el frente occidental, aprobó el plan y envío algunas divisiones de refuerzo. Por su parte, la Stawka (Alto Mando Ruso) bajo el impulso del Jefe de Operaciones, General Juri Danilow, apoyó un nuevo plan ofensivo desarrollado por el comandante del Frente Nor-Occidental, General Nikolai Russki, que había corregido los innumerables errores de la invasión del anterior año.
A mediados de enero de 1915, el mando alemán formó en Prusia Oriental a un nuevo ejército, el 10° bajo el mando del General Hermann von Eichhorn, que ocupo el sector noreste del frente, mientras que al sur se alineaba el 8° del General Otto von Bellow, por lo que sumaban en total unos 250.000 soldados. En frente se encontraba el 10° Ejército del General de origen alemán báltico Thadeus Sievers, mientras que debía esperar como refuerzo a que su colega, el General Pavel Plevhe organizaba al nuevo 12° Ejército.
El plan elaborado por el General Ludendorff, se basaba en un ataque envolvente con el objetivo de rodear al enemigo, para ello, en el flanco norte se encontraban los cuerpos 21° del General Fritz von Bellow, el 39° Cuerpo de Reserva del teniente General Otto von Lauenstein y el 38° de Reserva del General de Caballería Georg von der Marwitz pertenecientes al 10°, mientras que en el sur, el 8° Ejército estaba compuesto por los cuerpos, 1° del Teniente General Robert Kosch, el 40° del General de Infantería Karl Litzmann, el 17° Cuerpo de Reserva del General de Infantería Ernst von Zastrow y el 20° Cuerpo del General de Artillería Friedrich von Scholz.
A pesar de que el General Sievers había informado oportunamente a su superior inmediato, General Russki y al General Danilov de la Stawka, sobre el peligro que se avecinaba, sus apreciaciones fueron totalmente ignoradas, al igual que su pedido para que el 12° Ejército fuera lo más pronto organizado para evitar ser sorprendido por el enemigo.
Finalmente luego de varias semanas de preparativos, en la madrugada del 07 de Febrero de 1915, cuando luego de un intenso bombardeo, las dos puntas de lanzas de los ejércitos alemanes comenzaron avanzar, mientras que las fuerzas del General von Eichhorn avanzaron fácilmente contra el flanco norte ruso, por el sur, el General Von Bellow atacaron desde el pequeño río Pirska en dirección a la línea Gehsen-Wrobeln-Snopken-Drygallen-Rollken, esta situación llevó a que el General Russki, reaccionará rápidamente aunque de manera errónea, ya que ordenó una contraofensiva en el sur, solo contra el 8° Ejército, mientras que al norte el 10° era el que llevaba el peso del plan ofensivo alemán.
Otro grave error, fue que les negó la retirada a las fuerzas del General Sievers, por lo que sus cuerpos, 3° del General Alexander Brinken, 20° del Teneiente General Pavel Bulgakov y 26° del Barón Alexandr Gerngross, quedaban inmovilizados entre las líneas de avance alemanas, alegando que el aún no formado 12° Ejército del General Plevhe protegería su flanco izquierdo.
Al final del primer día de combates, las fuerzas alemanas habían avanzado y logrado desconcertar al mando ruso, que reaccionó de una manera tardía y errónea sin saber realmente cual iba a ser el objetivo del enemigo, además de sobrestimar la capacidad de sus propias fuerzas, el panorama para las fuerzas del zar era bastante sombrío.
-Edri Alexander Crespo Jama