Transcurría el año 1948, casi 3 años después del fin de la segunda guerra mundial y los países europeos que se vieron afectados por este gran conflicto aún no lograban reponerse de las pérdidas materiales y mucho menos del cambio de vida que asumieron con las miles de pérdidas humanas.
Alemania llegó a ser el país más inestable incluso en su política a raíz de su división administrativa por parte de Estados Unidos y la Unión Soviética; sin embargo, países como Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos, Austria, Bélgica, Luxemburgo, Grecia, Dinamarca, Noruega enfrentaron también una grave crisis financiera, paralizando sus responsabilidades globales. Estos y más países que participaron directa o indirectamente en la guerra dejaron de poder producir lo suficiente para su propio consumo y mucho menos para la exportación, así que estuvieron obligados a depender de las importaciones en dólares mientras los precios estadounidenses subían.
Inglaterra, antigua potencia mundial y esperanza de ciertos territorios europeos de occidente por su economía, pasaba por su peor clima desde finales del siglo XIX paralizando la electricidad para la industria el 10 de febrero, restringiendo el suministro doméstico y reduciendo los servicios de transporte.
De el otro lado del Atlántico estaría Estados Unidos con 12 millones de soldados e infantes de marina que participaron en la guerra, pero sin afecciones en la infraestructura ni en la población civil directamente, la segunda guerra mundial llegó a ser el trampolín que lo impulsaría a ser la Gran Potencia.
La potencia norteamericana no sería la única con ansias de dominar la economía mundial, siendo la Unión Soviética su gran rival desde 1945. Se desata así la denominada Guerra Fría, guerra ideológica, cultural y estratégica en la que ambos países tratarían de hacerse de la aceptación de y dominación de los demás territorios importantes a nivel mundial.
En 1945 había llegado al poder el trigésimo tercer presidente, Harry S Truman, al que no le temblaría la mano al tomar decisiones contundentes para derrotar a los soviéticos y a minorías armadas o presiones exteriores que representaban una amenaza para el capitalismo de Estados Unidos.
Se crearía a manera de medidas primordiales, la Doctrina Truman, que tenía como objetivo evitar la propagación del comunismo, tanto en Europa como en el mundo, posicionarse Estados Unidos como potencia económica y militar y limitar el poder marítimo de la Unión Soviética para impedir que sus buques de guerra no pasaran más allá del mar Negro.
El triunfo a la “doctrina” fue otorgado gracias al Plan Marshall, programa que fue presentado en 1947 por el secretario de Estado George Marshall. Según el plan, Estados Unidos brindaría asistencia técnica y administrativa a los países europeos y $13 mil millones para reactivar sus economías. Inicialmente, esta ayuda incluía la entrega de alimentos, combustible y maquinaria, seguida de inversión industrial y préstamos a bajo interés. Los dos países que recibieron más subvenciones fueron el Reino Unido y Francia. Italia y Alemania, aunque enemigos de los Estados Unidos durante la guerra, también recibieron una ayuda sustancial.
Según la estrategia, se entendía que el Plan Marshall apoyaba la reconstrucción de los países de Europa Occidental al contener a la Unión Soviética. El plan funcionó bien: Gran Bretaña, Francia o la República Federal de Alemania reiniciaron e industrializaron sus economías en 1951. Además, después de la recuperación, estos países se unieron al bloque capitalista y la OTAN y se aliaron con los Estados Unidos durante la guerra Fría.
El Plan Marshall fue firmado el 3 de abril de 1948 por el presidente Harry S. Truman, y aprobado por el Congreso un día antes, siendo considerado como Ley de Cooperación Económica. Durante el Plan Marshall, de 1948 a 1952, la economía europea mejoraría significativamente. Sin embargo, existen diferentes explicaciones sobre si el Plan Marshall fue un desencadenante u otro factor que influyó en este desarrollo. Sin embargo, la realidad es que la producción industrial creció un 35% durante este período. En términos de agricultura, superaría los niveles anteriores a la guerra. Como resultado, la pobreza extrema y el hambre se redujeron significativamente y los niveles de vida en general mejoraron.
– Andrés Brunis M.