¿Por qué no podemos comprar un Pollock?

A menos que seas Elon Musk o Jeff Bezos, o en su versión mexicana Carlos Slim, es poco probable que en tu vida como simple mortal puedas adquirir alguna pieza de la autoría del pintor estadounidense Jackson Pollock. Según registros recientes, la obra más onerosa que podemos encontrar fue adquirida en 2006 por un precio de 140 millones de dólares y usualmente dentro del mercado del arte, los precios no tienden a bajar.

Es posible que en este momento de tu lectura te estés haciendo la gran pregunta: ¿quién carajos es Jackson Pollock y porque alguien pagaría tanto dinero por algo que hizo?  En este artículo, mencionaré algunos aspectos de la vida y obra del artista y, como siempre, dejaré que mi querido lector se responda críticamente.

Con pose de chico malo

Un artista que no sabía dibujar

Paul Jackson Pollock nació en Cody, Wyoming el 28 de enero de 1912. Fue hijo de granjeros pero gracias a los constantes viajes de su padre que era agrimensor del gobierno, Pollock tuvo contacto con diversas expresiones artísticas de los pueblos nativos estadounidenses. Esto desembocó que en 1930 viajara a Nueva York para matricularse en el Art Students League of New York y fue uno de los primeros pasos para construir la carrera y fama de la cual goza, incluso muerto.

Lo más interesante de todo esto es que a pesar de tener una formación e interés por las artes plásticas, Pollock no sabía dibujar o al menos no contaba con la habilidad y educación suficiente. No obstante, esto no fue impedimento para que buscara influencias y nuevas tendencias. Por ejemplo el muralismo mexicano, siendo José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros referentes importantes para el artista estadounidense.

George Cox, David Alfaro Siqueiros y Pollock

Hombre creador, vale por dos

A partir de 1947,Pollock fue dejando de lado toda composición figurativa para adentrarse primordialmente en la abstracción. Si bien ya hemos comentado que Wassily Kandinsky estaba por los mismos terrenos en ese período, Jackson definitivamente le otorgó un diferenciador.

Para entender mejor su trabajo, existen dos conceptos clave: action-painting y dripping. El primer término refiere a una perspectiva creativa que consiste literalmente “pintar con todo el cuerpo.” El artista y la obra se encuentran en una especie de ritual en la que el acto de pintar se vuelve un canal de expresión del estado emocional del pintor. En cuanto al dripping, se refiere a esta técnica del “goteo” del pincel sobre el lienzo. Es por esta razón por la cual Pollock es retratado con su obra en el piso y caminando sobre ella, ya que es la mejor posición para esta forma de pintar.

Sumando todo esto, dio como resultado el expresionismo abstracto. Considerado como el primer movimiento estadounidense, catapultó a la ciudad de Nueva York como la nueva capital artística, eclipsando a París. Por lo tanto, Pollock ahora se convertiría en un líder de opinión para los jóvenes artistas y muchos seguirían su camino de las vanguardias.

Pollock trabajando

Cuidado con quién te mira y quién te compra

Lo cierto es que Jackson Pollock no ocuparía el lugar que tiene ahora si no se hubiera relacionado con las personas correctas. Entre 1942 y 1943, la coleccionista de arte Peggy Guggenheim recibió varias recomendaciones por parte de otros artistas sobre el trabajo del pintor del dripping. La sugerencia que dio en el clavo fue la del neoplasticista Piet Mondrian. Gracias a esto, Peggy le otorgó el privilegio de pagarle un estipendio mensual (algo así como un Patron de los 40´s) que le permitió vivir prácticamente de la pintura. Además de la creación de una de las obras más relevantes de su carrera, como lo fue “Mural” en 1943.

También la prensa hizo lo suyo. En 1949, la revista LIFE publicó un artículo pregonando a Pollock como “el mayor pintor americano de la historia.” Con esto, el éxito ya estaba asegurado. Simplemente su obra Número 11 fue vendida en 1973 por 2 millones de dólares, convirtiéndose en la pintura más cara pagada en una subasta de la época. Actualmente su valor está estimado en aproximadamente 200 millones de dólares. 

“Mural”, 1943, Museo Guggenheim Bilbao

Como Pollock, no hay dos

Obviamente, el expresionismo abstracto (y Pollock en específico) no se salvó del escrutinio de la mirada conservadora del mundo del arte; mucho menos ahora que se pagaban exorbitantes cantidades de billetes verdes por sus producciones. Pollock fue acusado de ser nada menos que un autómata y que su obra sólo era producto del azar, por tanto, era completamente imitable.

Sin embargo, en 2015 el profesor del Departamento de Matemáticas y Ciencias de la Computación de la Universidad Tecnológica Lawrence de Michigan (EEUU) Lior Shamir diseñó un software capaz de dividir una obra de arte en fractales con el objetivo de asegurar la autenticidad del mismo.

Haciendo pruebas en las obras del expresionista, arroja como resultado que no existe azar en sus composiciones. Por el contrario, se confirma la validez de patrones y diferencias que sólo los números y los programas computacionales son capaces de percibir. Lamentablemente nuestra limitada visión hace que las piezas de Pollock sean unas de las más falsificadas dentro del mercado del arte. 

Probablemente hasta este punto sea difícil validar el porqué un Pollock sea algo inalcanzable de adquirir para nuestros modestos bolsillos. La mayoría de las veces el mercado del arte se rige por normas que poco tienen que ver con estudios o apreciación artística o estética. El hecho de marcara un estilo diferente, que su mecenas fuera una importante coleccionista, que sus obras sean subversivas pero al mismo tiempo razonadas, son sólo algunos puntos que podrían esclarecer este misterio.

Lo que sí es cierto es que Jackson Pollock en sí mismo es una figura sumamente interesante y pieza clave para entender no sólo la evolución del arte en Estados Unidos, sino también el pensamiento cultural y social de este país. Así que… ¡a seguir ahorrando!

-Momo

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