El 16 de enero de 1917 la inteligencia británica interceptó un telegrama enviado desde la oficina de asuntos exteriores de la Cancillería alemana, con destino a su institución homóloga en México, el fin de esto era aliviar la presión ejercida por la entente en el frente occidental, por medio de interrumpir el apoyo estadounidense a los aliados de la entente.
En esta decisión influyó que el presidente derrocado por Carranza (Huerta), fue apoyado por Alemania con la venta de equipo, armamento y municiones, esto recordando que Huerta mantuvo las relaciones con Von Papen, funcionario que influía en la política exterior alemana.
Al ver las políticas de no intervención y de autodeterminación de los pueblos, que había propuesto carranza, se pensó que el nacionalismo y la centralización en México obedecía a una postura ideológica que necesitaba reafirmarse ante su pueblo.
Esto se ve muy claro en este fragmento del telegrama:
“Tenemos la intención de comenzar la guerra submarina sin restricciones a partir del primero de febrero. Se intentará, no obstante, que los Estados Unidos se mantengan neutrales. Para el caso de que no sea posible lograrlo, ofrecemos a México una alianza sobre las siguientes bases: guerra conjunta, tratado de paz conjunto, generosa ayuda financiera y acuerdo por nuestra parte de que México podrá reconquistar los territorios de Texas, Nuevo México y Arizona. Dejo los detalles a su excelencia. Sírvase usted comunicar lo anteriormente dicho al presidente, en el más absoluto secreto,” (Zimmermann, 1917)
La intercepción de este documento se dio mediante un trabajo conjunto de la inteligencia británica y la marina, ya que el cable trasatlántico de telégrafos estaba custodiado por la marina alemana, el telegrama se mostró al presidente Wilson como prueba de que necesitaba abandonar la neutralidad que tanto había defendido y hasta fue un lema de su campaña de reelección, ante la amenaza inminente de una posible adhesión de México a las potencias centrales.
El presidente Carranza rechazó la oferta alemana ya que necesitaba no interferir en la guerra europea, así como el apoyo estadounidense para construir mejores relaciones diplomáticas, sumando a esto que a su rival político Huerta lo habían apoyado los alemanes.
Fuentes:
Boghardt. The Zimmermann Telegram: Intelligence, Diplomacy, and Americas Entry into World War I. Naval Institute Press, 2012.
W.F. Friedman and C.J. Mendelsohn. The Zimmermann Telegram of January 16, 1917 and Its Cryptographic Background. Cryptographic Series. Aegean Park Press, 1976.
Militar y político estadounidense, nacido el 2 de marzo de 1793 en el condado de Rockbridge (Virginia), y muerto el 26 de julio de 1863 en Huntsville (Texas). Fue el principal responsable de la independencia de Texas y de su posterior incorporación a los Estados Unidos de América. Los colonos de procedencia estadounidense le eligieron su líder en la lucha contra las tropas mexicanas.
Vivió en el estado de Virginia durante su infancia, pero, tras la muerte de su padre en 1807, la madre decidió trasladarse con sus ocho hijos a Tennessee. A los quince años se fugó de su casa y se marchó a vivir con los indios cherokee. Con ellos permaneció tres años, durante los cuales aprendió su idioma y sus costumbres. Los indios le adoptaron y le pusieron el nombre de Cuervo Negro. Cuando estalló la Guerra Angloestadounidense de 1812, se alistó en el ejército, donde llegó a alcanzar el grado de teniente. En 1813 participó en la campaña contra los indios creek a las ordenes del futuro presidente estadounidense Andrew Jackson. Fue herido durante la Batalla de Horseshoe Bend, lo que precipitó su paso a puestos administrativos. Una de sus funciones como agente de los Estados Unidos fue la conducción de sus amigos, los cherokee, desde Tennessee a una reserva en el estado de Arkansas. Cuando abandonó el ejercito en 1817, se dedicó a la enseñanza, mientras que a la vez completaba sus estudios de derecho. Tras obtener el título de abogado, comenzó a ejercer en Nashville (Tennessee).
Su buen oficio y su capacidad como orador le valieron el nombramiento de fiscal general de Tennessee. Afiliado al Partido Demócrata, fue elegido congresista por Tennessee en 1823, cargo que desempeñó durante dos legislaturas y que sólo abandonó para ocupar el puesto de Gobernador del Estado. En 1829, tras una misteriosa boda que tan sólo duró tres meses, dimitió de su cargo y regresó al lado de los cherokee, esta vez en Arkansas. Los abusos de los agentes del Gobierno sobre los indios provocaron su marcha a Washington para reclamar los derechos de las tribus. Su fracaso en la defensa de su pueblo de adopción le llevó a marcharse a los territorios situados al oeste del Mississippi. Su antiguo jefe durante la Guerra de 1812, el presidente Jackson, le encomendó en 1833 las negociaciones con los indios de Texas, que entonces formaba parte de México. Tenía como objetivo llegar a un acuerdo para que las tribus locales respetasen a los comerciantes procedentes de Estados Unidos.
Pronto se vio involucrado en las luchas entre los colonos de origen norteamericano y las tropas mejicanas por el control de Texas. Sus dotes hicieron que inmediatamente se convirtiera en líder del movimiento independentista. Como líder del ala radical, que propugnaba soluciones drásticas, se enfrentó con Stephen Fuller Austin, partidario de salidas negociadas al conflicto. En noviembre de 1835 recibió el mando de todas las tropas tejanas. Desde su posición de principal dirigente del movimiento, redactó y firmó la Declaración de Independencia de la República de Texas, que fue aprobada por la Cámara de Representantes tejana reunida en El Álamo el 2 de marzo de 1836.
Las tropas mejicanas respondieron al documento con un violento ataque. El ejército del general mejicano Antonio López de Santa Anna ocupó y arrasó el fuerte de El Álamo, mientras Houston reagrupaba a sus hombres y obligaba a Santa Anna a perseguirle hasta San Jacinto. La precipitación en la persecución hizo que las líneas del ejército mejicano se estirasen demasiado y fuesen vulnerables. Por sorpresa, Houston volvió a sus tropas y atacó el campamento enemigo. Este ataque tuvo tanto éxito que incluso el general mejicano cayó prisionero de los tejanos. Al ver peligrar su vida, Santa Anna se vio obligado a reconocer la Independencia de Texas el 21 de marzo de 1836. Los ciudadanos le premiaron bautizando la ciudad de San Jacinto con su nombre.
En las primeras elecciones presidenciales, Houston fue elegido primer presidente de la República de Texas para el período de 1836-38, y de nuevo fue elegido por tres años en 1841. Su actuación fue fundamental para conseguir que Texas fuese considerada un estado de la Unión en 1845; a partir de entonces, y hasta 1859, fue uno de los dos senadores del estado en Washington. Tan sólo dejó la capital de la nación para ser elegido Gobernador. Su posición favorable a la Unión hizo que sufriese una campaña periodística en su contra; entre las principales acusaciones, se encontraba la de traición a Texas. Cuando se negó a jurar fidelidad a la Confederación, fue apartado de su cargo en marzo de 1861. Desde entonces se retiró a sus tierras de Huntsville, lugar que no abandonó hasta su muerte.
Batalla de Atlanta: Victoria de la Unión, a cargo del general William Sherman
En el marco de la Guerra de Secesión o Guerra Civil Estadounidense, hoy recordamos una de sus batallas más relevantes, que tuvo lugar en Atlanta y que fue de las más importantes en el campo occidental de la guerra y, con el triunfo de los Estados de la Unión, ayudó a acelerar el proceso que le daría la victoria sobre los Estados Confederados.
De hecho, la Batalla de Atlanta forma parte de la Campaña de Atlanta, que abarco desde el 7 de mayo hasta el 2 de septiembre de 1864 y que enfrento en ese periodo de tiempo a cerca de 100 mil soldados de la Unión contra poco más de 65 mil confederados y que se estima resultó con alrededor de 35 mil bajas por cada bando.
Indudablemente el punto cumbre de esta campaña fue la Batalla de Atlanta, capital del Estado Confederado de Georgia, que tuvo lugar el 22 de julio de 1864 y en el que las tropas de la Unión comandadas por el general William Sherman derrotaron a la defensa confederada a mando del general John Bell Hood, allanando el camino para la derrota de Georgia y con ello sumar un importante bastión para la victoria de los Estados de la Unión, que se consumaría el año siguiente.
Como parte de la campaña y de la batalla de Atlanta, la ciudad fue atacada sin piedad y una gran parte de ella fue destruida e incendiada. De hecho, de la ciudad original sólo se conserva una calle, el resto debió ser reconstruido paulatinamente tras el fin de la guerra.
El origen de los Estados Unidos lo podemos encontrar en las Trece Colonias, un grupo de colonias británicas situadas en el este de América del Norte que fueron fundadas en los siglos XVI y XVII.
Las Trece colonias tenían muchas cosas en común, como por ejemplo su sistema social y político, por lo que se creó una especie de espíritu común entre todas ellas. La relación con Gran Bretaña era buena, pero una serie de hechos sucedidos en la segunda mitad del siglo XVIII cambió esto.
En 1763, terminó una de las grandes guerras de la historia, la guerra de los Siete Años, un gran conflicto bélico que enfrentó a Gran Bretaña contra Francia, resultandos ganadores los ingleses. A lo largo del conflicto los británicos recibieron ayuda de las colonias americanas, pero los norteamericanos no vieron recompensada su ayuda con beneficios económicos, lo cual creó una gran crispación.
Todo ello llevó a una serie de acciones por parte de las Trece Colonias. La primera de ellas sucedió en Boston, una manifestación en la que los colonos se quejaban de los altos impuestos, pero los ingleses ignoraron la situación. Los norteamericanos no querían dejar la cosa así, por lo que en 1773 se reunieron en Boston y abordaron tres barcos que traían té desde Gran Bretaña, tirando la mercancía por la borda. A esta acción se le llamó el Motín del Té, e hizo que los británicos se comenzaran a preocupar realmente de la situación.
La Guerra de Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto bélico que comenzó en 1775 y terminó en 1783, y cuya conclusión hizo que las Trece Colonias se independizarán de Gran Bretaña.
El inicio de la guerra se dio en abril de 1775 cuando unos soldados ingleses salieron de Boston y fueron a tomar un depósito de armas colono en la ciudad de Concord. En el pueblo de Lexington se enfrentaron a los colonos y este enfrentamiento inició la guerra. Los británicos tomaron Concord y Lexington, pero poco después fueron atacados por voluntarios de Massachusetts, lo cual causó las primeras muertes de la guerra y poco después los soldados colonos comenzaron el asedio a Boston.
Un mes después del inicio del conflicto se reunió el Segundo Congreso Continental en Filadelfia, quien asumió las competencias de gobierno. Entre las medidas que se tomaron estuvo el nombramiento de 14 generales, la invasión a Canadá y el nombramiento como comandante en jefe a George Washington.
El principio de la guerra fue horrible para los colonos, los cuales habían formado un ejército con mucha gente que no estaba entrenada para el combate, y que no eran amigos de obedecer órdenes. Por ello en el primer año de contienda no hubo apenas grandes victorias de los colonos.
Todo esto no cambió lo inevitable, y 4 de julio de 1776 el Congreso aprobó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Esto fue muy importante, dando un verdadero valor a la guerra, e iniciando las relaciones con potencias extranjeras como iguales. Los derechos e igualdades que promulgaba el texto hicieron que mucha más gente se uniera al bando colono, y por ello la guerra comenzó a dar la vuelta.
En octubre de 1776 tuvo lugar la primera gran victoria colona, la llamada Batalla de Saratoga. En esta batalla un ejército británico se rindió contra los colonos, dándoles el optimismo que necesitaban. Esta batalla es consideraba como una de las grandes razones de la victoria en la guerra.
La victoria en la Batalla de Saratoga hizo que los franceses y españoles reconocieran como un estado a los Estados Unidos, buscando venganza contra Gran Bretaña por la derrota en la guerra de los Siete Años. Por ello los Estados Unidos recibieron una gran ayuda económica y un buen número de armas por parte de Francia y España, siendo esto una de las principales causas de la victoria estadounidense en la guerra.
Desde ese momento, los Estados Unidos consiguieron una serie de grandes victorias, siendo la última de ellas en la Batalla de Yorktown. En ella, los estadounidenses y franceses rodearon a los últimos británicos en Virginia y finalmente estos se rindieron. Tras esto el Reino Unido pidió la paz a los americanos.
Para dar fin a la guerra, se firmó el Tratado de París, un documento esencial para los Estados Unidos, y que tuvo unas duras consecuencias para los ingleses. Algunas de los acuerdos de este tratado fueron las siguientes:
Reconocía la independencia de los Estados Unidos.
Se delimitó las fronteras de los Estados Unidos.
España, Francia y Holanda recuperaban y mantenían una serie de territorios.
Gran Bretaña mantenía Canadá.
Se acordó el intercambio de los prisioneros de guerra.
Ambos estados acordaron el libre acceso al río Misisipi.
En la primavera de 1844 encaró una oposición creciente tanto entre Santos de los Últimos Días disidentes como entre opositores a la Iglesia en la región. A principios de junio de 1844 unos disidentes publicaron un periódico llamado Nauvoo Expositor que atacó la reputación de Joseph Smith y criticó ciertas doctrinas y prácticas de la Iglesia. Actuando según su entendimiento de la ley y temiendo que el periódico pudiera hacer aumentar la persecución que padecía la Iglesia, Joseph Smith, en calidad de alcalde de Nauvoo, y los concejales del ayuntamiento consideraron que el diario era una amenaza pública y ordenaron la destrucción de la imprenta. Casi de inmediato, los opositores a la Iglesia hicieron llamamientos públicos solicitando el arresto de Joseph y pidiendo más actos violentos contra los Santos. Joseph y su hermano, Hyrum, consideraron escapar y hasta cruzaron el río Misisipi, pero decidieron dejarse arrestar por los cargos relacionados con la destrucción de la imprenta.
Joseph y Hyrum se presentaron en Carthage, Illinois, donde se les acusó de traición y quedaron en custodia a la espera de ser juzgados. El gobernador Thomas Ford les había prometido protección, pero ellos se sentían incómodos por estar encerrados en una ciudad hostil. Mientras aguardaban en el cuarto superior de la cárcel, Joseph, Hyrum, Willard Richards y John Taylor estudiaron el Libro de Mormón, cantaron himnos y pronunciaron bendiciones sobre las personas que los fueron a visitar.
El 27 de junio, Joseph dictó una carta a su esposa, Emma, en la que le expresaba el amor que sentía por su familia y sus pensamientos sobre el inminente juicio. “Me hallo completamente resignado a mi suerte, sabiendo que estoy justificado y que he hecho lo mejor que podía hacerse”, escribió. “Expresa mi amor a los niños y a todos mis amigos”.
Adentrada la tarde, un populacho armado irrumpió en la prisión, subió con celeridad las escaleras y disparó al interior del cuarto donde estaban retenidos Joseph y sus amigos. Hyrum recibió un disparo y murió casi al instante. Joseph corrió hacia la ventana, recibió un disparo en el pecho y otro en la espalda y calló al exterior, donde probablemente recibió algún disparo más. John Taylor recibió cuatro disparos, pero sobrevivió. Solo Willard Richards resultó ileso.
Después de los asesinatos, los cuerpos de Joseph y Hyrum Smith fueron llevados a Nauvoo en dos carrozas descubiertas. Ambos fueron lavados y examinados, y se realizaron dos máscaras para preservar los rasgos faciales de ambos. Se llevó a cabo un funeral público en la Mansión de Nauvoo al que asistieron unas 10 000 personas. Temiendo que los enemigos pudieran profanar los cuerpos, los ataúdes se llenaron con sacos de tierra, que fueron enterrados públicamente. En un principio, los cuerpos quedaron enterrados bajo el Mesón de Nauvoo, que estaba sin terminar, y meses más tarde fueron desenterrados y vueltos a enterrar bajo una construcción que había en la propiedad de la familia Smith.
John Taylor y Willard Richards aportaron testimonios personales de los asesinatos, incluso entradas del diario de Richards que escribió estando en la cárcel de Carthage. Los periódicos Nauvoo Neighbor y Times and Seasons publicaron el anuncio de las muertes y sendas loas a Joseph y Hyrum que luego quedaron canonizadas en Doctrina y Convenios.
William Daniels, un integrante del populacho que presenció los hechos desde el exterior de la cárcel y que posteriormente se unió a la Iglesia, también dejó un registro de su perspectiva. John Taylor escribió un registro en 1856 que los historiadores de la Iglesia emplearon para recopilar la historia oficial de Joseph Smith. En esos relatos se ensalzó a Joseph y Hyrum como mártires de la causa de la Iglesia restaurada.
Muchas personas dejaron relatos de haber oído las noticias de los fallecimientos, de haber presenciado el dolor de las viudas, Emma Smith y Mary Fielding Smith, y del duelo por la pérdida del Profeta y el patriarca. “Vi los cuerpos sin vida de nuestros amados hermanos mientras eran conducidos a sus familias casi enloquecidas”, escribió Vilate Kimball en una carta a su esposo, Heber. “Presencié sus lágrimas y llantos, capaces de traspasar un corazón obstinado. Cada hermano y hermana que presenció la escena sintió una enorme solidaridad con ellos. Sí, cada corazón rebosaba de pesar y hasta las mismas calles de Nauvoo parecían estar de luto”.
Se acusó a cinco hombres de los asesinatos y fueron juzgados en Carthage en mayo de 1845. Se instó a los miembros de la Iglesia a que no testificaran en el juicio ni asistieran a él, preocupados porque el sistema judicial estuviera predispuesto en su contra y por temor a provocar más violencia. Sin testigos mormones, el abogado de la acusación apenas pudo presentar testimonios creíbles y descartó toda la evidencia clave, lo cual provocó que el jurado absolviera a los cinco hombres. Esto hizo que algunos eruditos consideraran que el juicio estaba amañado. Circularon historias entre los Santos de los Últimos Días en cuanto al supuesto destino de quienes participaron en los asesinatos. Algunos eruditos han estudiado sus vidas y determinaron que aquellos relatos de venganza divina eran habladurías y no hechos reales.
La muerte de Joseph Smith dejó a la Iglesia sin líder por primera vez desde su fundación en 1830, y la muerte de Hyrum descartó una posible vía sucesoria. En los meses siguientes al martirio del Profeta y del patriarca, la inmensa mayoría de los miembros de la Iglesia sostuvo el liderazgo del Cuórum de los Doce.
Firma del Tratado de Lima, que concluye el conflicto diplomático entre Chile y Perú
El 3 de junio de 1929, en la ciudad de Lima en Perú, se firmó el Tratado de Lima, también llamado Tratado Rama y Gamio – Figueroa Larraín (por los funcionarios firmantes) o simplemente Tratado de 1929, y que puso fin de manera diplomática a un conflicto fronterizo entre Chile y Perú en torno a la soberanía de dos regiones: Tacna, que se reincorporó a Perú; y Arica, que pasó a manos de Chile.
El conflicto se remonta a 1883, cuando el Tratado de Ancón determinó que ambas regiones quedarían bajo posesión de Chile por 10 años y después su soberanía se determinaría por un plebiscito que, sin embargo, nunca se realizó y permitió la escala del conflicto, que se recrudeció ya que ambas ciudades estaban en una zona de influencia mayormente peruana aunque la administración estaba en manos chilenas. De hecho, la llamada Cuestión de Tacna y Arica se desató cuando el gobierno peruano exigió la realización del plebiscito, con la intención de que ambas ciudades pasaran a la administración peruana.
Originalmente, Perú planteó la realización del plebiscito y en caso de que las ciudades pasaran bajo su control, ofrecería ventajas aduaneras a Chile, sin embargo, dichas propuestas no fructificaron, el plebiscito no se efectuó y Chile empezó campañas de “chilenización” de la región para forzar un resultado distinto si se efectuaba el plebiscito.
Tras varios dimes y diretes e incluso un conflicto diplomático que involucró a los países vecinos y el arbitrio de los Estados Unidos cuando el conflicto alcanzó su punto más álgido en 1925, se decidió aprovechar que Tacna tenía mayor influencia o preferencia peruana y Arica mayor influencia chilena para quedarse Perú con Tacna y Chile con Arica, así como acordar la cantidad de territorio anexo que cada país obtendría tras el acuerdo.
Así, el 3 de junio Pedro José Rada y Gamio representando a Perú y Emiliano Figueroa Larraín representando a Chile firmaron el Tratado de Lima, y el 28 de agosto de 1929 se consumó la reincorporación de Tacna a Perú, lo que formalmente terminó con el conflicto.
Si quieres leer el contenido de este Pacto, puedes consultarlo en línea, aquí:
Fallecimiento tras horas en coma de Abraham Lincoln
El 15 de abril de 1865, después de poco más de 9 horas en estado de coma y pese a los esfuerzos de sus médicos por salvarle la vida, falleció Abraham Lincoln, a consecuencia del disparo en la cabeza que sufrió en un atentado el día anterior.
Lincoln era a la razón el decimosexto presidente de los Estados Unidos de América. Ocupaba el cargo desde el 4 de marzo de 1861, cuando ganó las elecciones por el Partido Republicano. De hecho, fue el segundo presidente que sufrió un atentado contra su vida (antes, en 1835, Andrew Jackson había sufrido uno) pero el primero que perdió la vida a raíz del mismo.
Abogado de profesión, Lincoln es quizá uno de los presidentes más famosos de la nación estadounidense, sobre todo por su papel durante el conflicto más delicado de su historia, la guerra civil conocida como Guerra de Secesión. De hecho, fue unas horas antes de su atentado que el ejército Confederado se rindió ante el ejército de la Unión, en lo que se considera la conclusión de la guerra en favor del bando de Lincoln.
Dicha victoria, entre otras cosas, permitió el fortalecimiento de la unión federal y la abolición de la esclavitud. Además, Lincoln es conocido por modernizar el país y fortalecer su economía a través de la expansión de los ferrocarriles y de la industria bancaria. Su gestión había sido exitosa y respaldada, al grado tal que ya había sido reelecto para un segundo periodo, lo que se vio frustrado por su asesinato en 1865.
El atentado fue perpetrado por John Wilkes Booth, miembro de una conspiración que simpatizaba con el ejército Confederado y que también buscaba asesinar al vicepresidente Andrew Johnson y con ello genera un caso político que favoreciera la causa. Sin embargo, el atentado contra Johnson se frustró y la conspiración no tuvo el impacto deseado y todos los partícipes (ocho en total) fueron condenados a la horca.
Booth tuvo éxito en asesinar al presidente Lincoln, al atacarle en el Teatro Ford en Washington, DC, al que el presidente había asistido con su esposa Mary Todd Lincoln, para presenciar la obra Our American Cousin. El conspirador le disparó por la espalda a Lincoln y huyo; el presidente fue asistido y trasladado, entrando en coma durante este proceso para finalmente morir horas después.
Para leer más sobre este hecho, te recomendamos visitar:
Woodrow Wilson expone ante el Congreso sus “4 principios”
Para la efeméride de hoy, debemos trasladarnos a los primeros días del último año de la Gran Guerra, también conocida como Primera Guerra Mundial. Si bien entonces no se sabía que era el último año del conflicto, las grandes potencias europeas sabían que este se agotaba y que la necesidad de establecer la paz era imperante.
Estados Unidos, una nación emergente y que empezaba a figurar cada vez con más fuerza, notó esta situación y el 11 de febrero de 1918, su presidente Woodrow Wilson, en un discurso ante el Congreso, presentó sus “4 principios”, una serie de propuestas que buscaban no solo el establecimiento de la anhelada paz, sino el planteamiento de la futura reconstrucción de los países en combate.
De hecho, estos cuatro principios fueron solo un añadido a un discurso previo de Wilson al Congreso, el 8 de enero de 1918, y que constaba de catorce propuestas, por lo que se ha llamado comúnmente como “Los Catorce Puntos”. Estos eran resultado de un informe de un grupo de trabajo establecido en septiembre de 1917 por el propio Wilson a través de su asesor Edward House y que era conocido como “The Inquiry”. Estaba compuesto por 150 académicos, expertos en historia, economía, política y relaciones internacionales.
Es por esa razón que las propuestas de Wilson tenían una fuerte base progresista y planteaban la búsqueda de la paz a través de la interpretación de estas ideas en ámbitos de política extranjera, es decir: libre comercio, autodeterminación, reducción de armamentos, libertad marítima y firma de acuerdos no secretos. De hecho, Estados Unidos había ingresado solo un año antes en la Guerra y lo había hecho con el discurso de alejarse de las disputas o ambiciones nacionalistas europeos y buscar más bien “objetivos morales”, es decir, nuevamente, progresistas.
Así, en su discurso al Congreso, el presidente Wilson declaró que sus propuestas eran la única base posible de una paz duradera. Y, si bien no fueron seguidos a cabalidad, si se puede concluir que en general las negociaciones de paz que se dieron meses después en Versalles siguieron la hoja de ruta de las propuestas de Wilson, sin que olvidemos la gran influencia que Estados Unidos ya ejercía sobre el mapa político. Por ejemplo, uno de los catorce puntos planteaba la creación de una asociación general de naciones, antecedente directo de la Sociedad de Naciones creada el 29 de junio de 1919.
Para saber más sobre este tema y su relevancia, consulta:
Lynch, A. (2002). Woodrow Wilson and the Principle of “National Self-Determination”: A Reconsideration. Review of International Studies, 28(2), 419–436. http://www.jstor.org/stable/20097800
Throntveit, T. (2011). The Fable of the Fourteen Points: Woodrow Wilson and National Self-Determination. Diplomatic History, 35(3), 445–481. http://www.jstor.org/stable/24916429
Para leer los 14 puntos de Wilson y el discurso original, visita:
Natalicio del cineasta Canadiense-Estadounidense George A. Romero
Hoy recordamos, en el día de su nacimiento, a uno de los cineastas más reconocidos y considerados de culto por los aficionados al séptimo arte, George Andrew Romero. De padre español y madre lituana, nació en Nueva York en 1940 y poseía además la nacionalidad canadiense debido a su residencia en el país del norte en los últimos años de su vida antes de su muerte el 16 de julio de 2017.
Romero realizaba filmes desde que era un joven y tenía consigo siempre su cama de 8 mm. Estudió cinematografía en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh y de inmediato se dedicó a filmar cortometrajes y comerciales hasta que fundó la productora Image Ten Productions, con la que grabó el que es su más grande obra y un absoluto hito cinematográfico.
Hoy en día, de hecho, en las películas, videojuegos, libros y hasta noticias (afortunadamente, falsas) una de las temáticas favoritas son los zombis y esto, sin exagerar, es seguramente cortesía de George Romero y su ópera prima, La Noche de los Muertos Vivientes. Escrita por el propio Romero y John A. Russo, y dirigida en solitario por Romero, fue estrenada en 1968 y marco un antes y un después en el cine de terror y en la historia del cine.
En resumen, relata la supervivencia de un grupo de personas en una granja, luego de que los muertos, súbitamente, toman vida y les persiguen. Si bien no se trata de la primera película de zombis, si es cierto que la maestría con la que Romero planteó sus zombis y los exhibió en pantalla marcó la pauta de como serán, desde entonces y hasta la última película o videojuego del género que hayas visto: caminan como si estuvieran sedados o mareados (, sí, como en The Walking Dead) o bien lo contrario, como superhumanos (Exacto, Train to Busan); su meta siempre es morder a los vivos y convertirlos en zombi. Además, un disparo o golpe firme a la cabeza, los detiene (o dos, como instruye Zombieland).
Romero continuo filmando películas, casi todas de temática similar, sin embargo, ninguna fue tan exitosa como La Noche de los Muertos Vivientes. Pese a ello, la trascendencia de esta asombró y guio a directores y escritores a nutrir y ampliar el género de terror y zombis, Para entender un poco del alcance de Romero no sólo en los cinéfilos, sino en sus colegas, cerramos esta conmemoración con las palabras que le dedicó Quentin Tarantino cuando le entregó el Premio a la Trayectoria de los Scream Awards (dedicados a reconocer las mejores películas, series y cómics de horror, ciencia ficción y fantasía) de 2009:
“Violencia de infarto, derramamiento de sangre explosivo, carnívoros no-muertos y necrófagos desmembrados. ¡Así es! ¡Estoy hablando de toda la mierda que amamos en el cine y todas las cosas buenas de esta maldita vida! Y es además la razón por la que estoy aquí esta noche. Para defender a uno de los cineastas más geniales, locos, aterradores y más grandes de Estados Unidos de todos los tiempos”: Quentin Tarantino.
Para saber más sobre Romero y su impacto en el cine, te recomendamos leer:
La crisis económica de México de 1994 fue una crisis iniciada en México que surgió por la falta de reservas internacionales, causando la devaluación del peso mexicano durante los primeros días de la presidencia de Ernesto Zedillo. A unas semanas del inicio del proceso de devaluación de la moneda mexicana, el entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, solicitó al Congreso de su país la autorización de una línea de crédito por $20 mil millones de dólares americanos para el Gobierno mexicano, a efectos que le permitieran garantizar a sus acreedores el cumplimiento cabal de sus compromisos financieros.
En el contexto internacional, las consecuencias económicas de esta crisis se denominaron “Efecto Tequila”. En México, se le conoce como el “Error de Diciembre”, una frase acuñada por el expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari para atribuir la crisis a las presuntas malas decisiones de la administración entrante de Ernesto Zedillo Ponce de León y no a la política económica de su sexenio.
La crisis que sufrió México fue causada en gran medida por la opacidad del régimen del presidente Carlos Salinas de Gortari, generando desequilibrios insostenibles (grandes déficits fiscales, comerciales y de cuenta corriente), e incorrectamente financiados por una elevada cantidad de deuda en moneda nacional, y sobre todo a través de Tesobonos. Estos bonos eran deuda a corto plazo, que se compraban y vendían en pesos, pero se pagaban en dólares, protegiendo a los inversionistas contra los efectos de una posible devaluación.
Salinas fue un gran promotor, logrando que México firmase el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigor el 1 de enero de 1994, con sus dos grandes vecinos en Norteamérica.
En esta época México parecía un buen lugar para invertir y fue justamente lo que aprovechó el presidente Carlos Salinas de Gortari para implementar sus planes, que incluyeron múltiples instancias de presunta corrupción.
Ernesto Zedillo Ponce de León tomó posesión el 1 de diciembre de 1994. Unos cuantos días después, tuvo una reunión con varios empresarios mexicanos y extranjeros, comentando sobre la devaluación que vendría, la cual solo planeaba subir la banda de la tasa de cambio fija un 15%, hasta los 4 pesos por dólar (de 3.4 pesos que se encontraba en promedio en ese año), así como terminar con muchas de las prácticas económicas no ortodoxas (como la compra de deuda ante la situación del país), y así detener la fuga de dólares de las reservas internacionales. Los críticos del gobierno de Zedillo argumentan que, aunque la devaluación era necesaria y económicamente coherente, se manejó incorrectamente en términos políticos: al haber anunciado sus planes de devaluación, muchos extranjeros retiraron sus inversiones, agravando los efectos de la devaluación.
Sin poder mantener la nueva banda de la tasa de cambio, a principios de 1995, la administración de Zedillo decidió establecer el sistema de libre flotación del peso, el cual llegaría a 7.20 pesos por dólar en tan solo una semana. Cuando el dólar dejó de ser controlado por el gobierno, el peso perdió la mitad de su valor, hecho que ocasionó que las deudas en dólares no pudieran ser pagadas. Las decisiones de Zedillo, principalmente la de anunciar la devaluación a los inversionistas y el establecer el sistema de libre flotación, fueron el “error de diciembre” de acuerdo con el expresidente Salinas de Gortari.
Estados Unidos intervino rápidamente comprando pesos del mercado para evitar una mayor devaluación del peso, sin embargo, esta medida no era suficiente. El presidente estadounidense Bill Clinton solicitó al congreso enviar un paquete de rescate. Sin embargo, diversos representantes del Congreso que se habían opuesto al TLCAN veían esta crisis como un resultado del tratado. El congreso votó en contra de la aprobación de fondos de rescate. No obstante, algunas personas dentro del Tesoro estadounidense encontraron una vía legal para enviar el rescate por medio del Fondo de Estabilización de Divisas, la cual no requería la aprobación del Congreso de los Estados Unidos. Así, se enviaron de los Estados Unidos $20 mil millones de dólares, a los cuales se les añadieron casi $30 mil millones más, de los cuales $17 mil millones del Fondo Monetario Internacional, $10 mil millones del Bank for International Settlement, $1000 millones del Banco de Canadá en forma de swaps de corto término y $1000 millones más provenientes de diversos países latinoamericanos (entre ellas Argentina y Brasil cuyas economías eran severamente afectadas por los efectos de la crisis mexicana). El dólar se estabilizó a un precio de 6 pesos, y por los siguientes dos años, antes de ser afectado por la Crisis financiera asiática de 1998, se mantuvo entre $7 y $7.7 pesos mexicanos.
Comprometido con cumplir las obligaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el gobierno mexicano no recurrió a las prácticas tradicionales de los países latinoamericanos en tiempos de crisis (como el control de capitales, que podría haber prolongado la crisis, tal como fue el caso con las crisis sudamericanas del 2001-2002), sino que introdujo controles estrictos en la política fiscal, continuó con su política de libre comercio y libre flotación.
El crecimiento acelerado de las exportaciones amortiguó la recesión, y en menos de 10 meses, la tasa de crecimiento mensual del PIB ya era positiva. Para 1996 la economía ya estaba creciendo, llegando a un máximo de casi 7% en 1999. Las altas tasas de interés (devaluación llegó al 100%) provocaron que muchas familias no pudieran pagar sus préstamos e hipotecas financiadas por sus ingresos regulares, perdiendo sus propiedades, mientras el gobierno federal realizaba un rescate financiero a Bancos Mexicanos conocido por FOBAPROA. Estas medidas de sinceramiento de la economía no fueron acompañadas por un proceso de revaluación de la deuda de los morosos, lo cual podría haber salvado de la ruina a miles de Pymes y personas.
El rescate financiero se sigue pagando actualmente, la pobreza no se reduce y los programas sociales se pueden ejecutar libremente gracias a un aviso legal que dicta “este programa es de apoyo social y no tiene ningún fin partidista” por el aparente incremento de los ingresos, producto de la política económica basada en el crédito de bajo monto que se ofrece a la población en general.
La crisis económica fue incubada debido al excesivo gasto social, la emisión de tesobonos y al control del tipo de cambio, así como las medidas populistas y mercantilistas diseñadas por la tecnocracia con intereses particulares, sin llegar a liberar las fuerzas del mercado y presenciar la libre competencia. Esta reforma parcial sumió al país en un crecimiento económico lento por varios años.