Militar y político estadounidense, nacido el 2 de marzo de 1793 en el condado de Rockbridge (Virginia), y muerto el 26 de julio de 1863 en Huntsville (Texas). Fue el principal responsable de la independencia de Texas y de su posterior incorporación a los Estados Unidos de América. Los colonos de procedencia estadounidense le eligieron su líder en la lucha contra las tropas mexicanas.
Vivió en el estado de Virginia durante su infancia, pero, tras la muerte de su padre en 1807, la madre decidió trasladarse con sus ocho hijos a Tennessee. A los quince años se fugó de su casa y se marchó a vivir con los indios cherokee. Con ellos permaneció tres años, durante los cuales aprendió su idioma y sus costumbres. Los indios le adoptaron y le pusieron el nombre de Cuervo Negro. Cuando estalló la Guerra Angloestadounidense de 1812, se alistó en el ejército, donde llegó a alcanzar el grado de teniente. En 1813 participó en la campaña contra los indios creek a las ordenes del futuro presidente estadounidense Andrew Jackson. Fue herido durante la Batalla de Horseshoe Bend, lo que precipitó su paso a puestos administrativos. Una de sus funciones como agente de los Estados Unidos fue la conducción de sus amigos, los cherokee, desde Tennessee a una reserva en el estado de Arkansas. Cuando abandonó el ejercito en 1817, se dedicó a la enseñanza, mientras que a la vez completaba sus estudios de derecho. Tras obtener el título de abogado, comenzó a ejercer en Nashville (Tennessee).
Su buen oficio y su capacidad como orador le valieron el nombramiento de fiscal general de Tennessee. Afiliado al Partido Demócrata, fue elegido congresista por Tennessee en 1823, cargo que desempeñó durante dos legislaturas y que sólo abandonó para ocupar el puesto de Gobernador del Estado. En 1829, tras una misteriosa boda que tan sólo duró tres meses, dimitió de su cargo y regresó al lado de los cherokee, esta vez en Arkansas. Los abusos de los agentes del Gobierno sobre los indios provocaron su marcha a Washington para reclamar los derechos de las tribus. Su fracaso en la defensa de su pueblo de adopción le llevó a marcharse a los territorios situados al oeste del Mississippi. Su antiguo jefe durante la Guerra de 1812, el presidente Jackson, le encomendó en 1833 las negociaciones con los indios de Texas, que entonces formaba parte de México. Tenía como objetivo llegar a un acuerdo para que las tribus locales respetasen a los comerciantes procedentes de Estados Unidos.
Pronto se vio involucrado en las luchas entre los colonos de origen norteamericano y las tropas mejicanas por el control de Texas. Sus dotes hicieron que inmediatamente se convirtiera en líder del movimiento independentista. Como líder del ala radical, que propugnaba soluciones drásticas, se enfrentó con Stephen Fuller Austin, partidario de salidas negociadas al conflicto. En noviembre de 1835 recibió el mando de todas las tropas tejanas. Desde su posición de principal dirigente del movimiento, redactó y firmó la Declaración de Independencia de la República de Texas, que fue aprobada por la Cámara de Representantes tejana reunida en El Álamo el 2 de marzo de 1836.
Las tropas mejicanas respondieron al documento con un violento ataque. El ejército del general mejicano Antonio López de Santa Anna ocupó y arrasó el fuerte de El Álamo, mientras Houston reagrupaba a sus hombres y obligaba a Santa Anna a perseguirle hasta San Jacinto. La precipitación en la persecución hizo que las líneas del ejército mejicano se estirasen demasiado y fuesen vulnerables. Por sorpresa, Houston volvió a sus tropas y atacó el campamento enemigo. Este ataque tuvo tanto éxito que incluso el general mejicano cayó prisionero de los tejanos. Al ver peligrar su vida, Santa Anna se vio obligado a reconocer la Independencia de Texas el 21 de marzo de 1836. Los ciudadanos le premiaron bautizando la ciudad de San Jacinto con su nombre.
En las primeras elecciones presidenciales, Houston fue elegido primer presidente de la República de Texas para el período de 1836-38, y de nuevo fue elegido por tres años en 1841. Su actuación fue fundamental para conseguir que Texas fuese considerada un estado de la Unión en 1845; a partir de entonces, y hasta 1859, fue uno de los dos senadores del estado en Washington. Tan sólo dejó la capital de la nación para ser elegido Gobernador. Su posición favorable a la Unión hizo que sufriese una campaña periodística en su contra; entre las principales acusaciones, se encontraba la de traición a Texas. Cuando se negó a jurar fidelidad a la Confederación, fue apartado de su cargo en marzo de 1861. Desde entonces se retiró a sus tierras de Huntsville, lugar que no abandonó hasta su muerte.
Fallecimiento tras horas en coma de Abraham Lincoln
El 15 de abril de 1865, después de poco más de 9 horas en estado de coma y pese a los esfuerzos de sus médicos por salvarle la vida, falleció Abraham Lincoln, a consecuencia del disparo en la cabeza que sufrió en un atentado el día anterior.
Lincoln era a la razón el decimosexto presidente de los Estados Unidos de América. Ocupaba el cargo desde el 4 de marzo de 1861, cuando ganó las elecciones por el Partido Republicano. De hecho, fue el segundo presidente que sufrió un atentado contra su vida (antes, en 1835, Andrew Jackson había sufrido uno) pero el primero que perdió la vida a raíz del mismo.
Abogado de profesión, Lincoln es quizá uno de los presidentes más famosos de la nación estadounidense, sobre todo por su papel durante el conflicto más delicado de su historia, la guerra civil conocida como Guerra de Secesión. De hecho, fue unas horas antes de su atentado que el ejército Confederado se rindió ante el ejército de la Unión, en lo que se considera la conclusión de la guerra en favor del bando de Lincoln.
Dicha victoria, entre otras cosas, permitió el fortalecimiento de la unión federal y la abolición de la esclavitud. Además, Lincoln es conocido por modernizar el país y fortalecer su economía a través de la expansión de los ferrocarriles y de la industria bancaria. Su gestión había sido exitosa y respaldada, al grado tal que ya había sido reelecto para un segundo periodo, lo que se vio frustrado por su asesinato en 1865.
El atentado fue perpetrado por John Wilkes Booth, miembro de una conspiración que simpatizaba con el ejército Confederado y que también buscaba asesinar al vicepresidente Andrew Johnson y con ello genera un caso político que favoreciera la causa. Sin embargo, el atentado contra Johnson se frustró y la conspiración no tuvo el impacto deseado y todos los partícipes (ocho en total) fueron condenados a la horca.
Booth tuvo éxito en asesinar al presidente Lincoln, al atacarle en el Teatro Ford en Washington, DC, al que el presidente había asistido con su esposa Mary Todd Lincoln, para presenciar la obra Our American Cousin. El conspirador le disparó por la espalda a Lincoln y huyo; el presidente fue asistido y trasladado, entrando en coma durante este proceso para finalmente morir horas después.
Para leer más sobre este hecho, te recomendamos visitar:
En la historia de México cuando la segunda República Federal reemplazó a la República Central en la guerra con Estados Unidos, el país había perdido la mayor parte de su territorio. La inestabilidad masiva y la polarización continuarían dando lugar a eventos como una guerra de reformas entre liberales y conservadores, que culminaría con una victoria liberal que reconoció a Benito Juárez como presidente. El conflicto afectó a la economía, por lo que las autoridades suspendieron los pagos de las deudas de Francia, España e Inglaterra. Esto resultó en que las naciones acreedoras desembarcaran algunas de sus tropas en el puerto de Veracruz en 1862. Más tarde persuadieron a España y Gran Bretaña para que se retiraran, sin embargo, Francia bajo Napoleón III tenía la intención de establecer una monarquía en México, el estado galo atravesaba un segundo período imperial y trataba de expandir su Influencia y frenar a Estados Unidos que estaba en medio de la guerra de secesión, por lo que comenzó la segunda intervención francesa en México. Uno de los primeros encuentros del episodio fue la famosa Batalla de Puebla que, aunque sus tropas tenían menos experiencia que las francesas contaban con el respaldo de los conservadores mexicanos, esto no impidió que los franceses siguieran invadiendo el país incluso llegaron a la Ciudad de México en junio de 1863, obteniendo el control inmediato del país, pero el monarca elegido arribaría después de sus visitas de la comisión conservadora en Europa, llegando recién en mayo de 1864. Era el Maximiliano de la dinastía de Habsburgo y hermano de Francisco José I, el emperador de Austria, y su esposa de la dinastía Sajonia, el segundo imperio mexicano había nacido. La dinastía impuesta en México fue aliada de los franceses, quienes continuaron luchando contra los republicanos.
Su nombre correcto era Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena. Nacido el 6 de julio de 1832 en el Palacio de Schönbrunn en Viena, Austria. Sus padres fueron el archiduque Francisco Carlos de Austria y Sofía de Baviera. A pesar de su origen noble, Maximiliano no era el primogénito por lo que no albergaba muchas esperanzas de obtener el trono austro-húngaro. Sin embargo, aun así, recibió una rigurosa educación militar. Además, fue capaz de aprender distintos idiomas como el francés, inglés, polaco e italiano.
Después de pensar cuidadosamente y quizá influido por la presión de su suegro y de su esposa –esto puede apreciarse en la obra Corona de sombra escrita por Rodolfo Usigli–, Maximiliano finalmente aceptó la Corona el 10 de abril de 1864. Fue así como inicio el Segundo Imperio Mexicano y el último.
La idea de Napoleón III era convertir a México en un estado satélite que, luego de consolidar su poder en todo el país, apoyara a los Aliados en la guerra que aún se libraría en Estados Unidos. Con la llegada masiva de Maximiliano y Carlota a la capital, los reyes se instalaron en el castillo de Chapultepec e iniciaron una serie de obras, de las cuales la más destacada fue el Paseo de la Emperatriz (hoy Paseo de la Reforma). Los monarcas elogiaron a los pueblos indígenas y se opusieron a la esclavitud. En el aspecto político Maximiliano promulgaría un estatuto provisional del imperio mexicano con miras de convertirse en una monarquía constitucional, pero esto no llegaría a entrar en vigor. Estaba inclinado por políticas liberales que contrariaban al claro y conservadores mexicanos, esto lo ayudó a lograr poder, trataron de acercarse a los liberales, incluso ofrecería a Benito Juárez, quien era reconocido como presidente por los partidos liberales, una posición como el ministro de Justicia pero fue rechazado.
En 1865, los conservadores franceses y la monarquía alcanzaron increíbles logros, el tema comenzó a cambiar en el mismo año en que concluye la gran guerra de secesión con la victoria de la unión, es decir el bando de Lincoln así recibiría ahora ayuda de los Estados Unidos, la atención de Napoleón III se iría perdiendo, porque su plan a largo plazo ya no podría llevarse a cabo, lo que suma el estrés entre Francia y Prusia, por lo tanto, una gran cantidad de tropas galas comenzaron con el retiro, al Igual que crecía el disgusto de los conservadores, Maximiliano estaría quedando sin apoyo. En 1866, el poder militar comenzaría a retirar dinero, a pesar del hecho Maximiliano decidió no renunciar al poder y comenzar a centrarse más en mantenerse en el trono, por lo que el Partido Republicano conseguirían su victoria en la guerra de Querétaro, la ciudad ubicada a de 220 kilómetros de la capital y donde la milicia monárquica es derrotada y el emperador capturado. Gracias a esto con Porfirio Díaz a la cabeza, los republicanos lograrían abatir de manera definitiva al segundo imperio mexicano retomando la ciudad de México a mediados de 1867.
El emperador sería enjuiciado, sentenciado a muerte y fusilado en Querétaro el 19 de junio de 1867 junto con varios de sus subordinados. El segundo imperio mexicano nunca lograría obtener el control total del país y a pesar de ello dejaría una profunda huella en la historia de México, ya que el gobierno de Maximiliano fue de los primeros en interesarse por los derechos sociales además de tener un apego genuino en la población de todas las clases sociales, muestra de eso fueron sus obras tales como empezar a dar pie a la modernización de México, la remodelación de castillo de Chapultepec, la construcción del ferrocarril de Veracruz, debido a esto las opiniones sobre el gobierno de Maximiliano y Carlota son muy divididas, unas de gratitud por su herencia al país y otras de disgusto por la intención extranjera de convertir a México en un estado satélite de Francia.
En México, así como en otros países, el informe de gobierno (entregado por el Presidente de la República a el Congreso) es una tradición que, si bien ha presentado cambios, suele tener cierta relevancia e incluso en ciertos momentos ha sido declarado día de asueto. Sin embargo, aunque esta tradición pueda parecer impuesta por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que prácticamente redefinió el régimen presidencialista, lo cierto es que esta costumbre política se remonta al siglo XIX.
De hecho, hoy conmemoramos uno de los informes de gobierno más interesantes, el que tuvo lugar el 1ero. de abril de 1911 por parte del General Porfirio Díaz y que sería, sin que el lo supiera -aunque muy por seguro lo sospechaba-, el último de su largo periodo de gobierno ante la eventual victoria de la insurrección antirreeleccionista que llevaría a Francisco I. Madero a la presidencia luego de la denuncia de Díaz en mayo.
Sin embargo, pese a estar a un mes de su caída, el Presidente de México no evitó cumplir con la obligación de dar el informe ni busco dar un informe discreto o rápido, sino que cumplió con toda la pompa que la ocasión amerita y presentó un informe, en palabras de la prensa de aquel entonces: imponente. Tuvo lugar, por cierto, en el acta edificio de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México en Donceles, en el Centro Histórico.
Como era de esperarse, el informe dio cuenta del movimiento de madero y de la revuelta liberal magonista de Baja California pero, por supuesto, se encargó de señalar que ambos movimientos era la manifestación de actores políticos que no habían sabido reconocer el triunfo de la democracia en las elecciones de 1910 que y habían recurrido al camino de las armas en su búsqueda por el poder. Sin embargo, si intentó que su discurso calmara las aguas, reiterando para ello su intención de lograr mayor apertura política en el país y señalando la renovación total de su gabinete.
Sin embargo, como bien sabemos, estas acciones y este discurso fueron insuficientes, dado que el maderismo se había expandido y estaba sólo a días de tomar Ciudad Juárez y conseguir con eso que el régimen de Díaz negociara la rendición. Así, el siguiente informe de gobierno sería presentado por Madero, como nuevo Presidente e México.
Para leer este informe de gobierno y algunos documentos relacionados, visita.
Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Instituto de Investigaciones Parlamentarias. México. 1 de abril de 1911. [Consultado el 1 de abril de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2uFi8bf
El dictador de Cuba, Raúl Castro, anuncia que no buscará la reelección… en 2018
Hoy recordamos un hecho reciente, ocurrido hace 9 años en Cuba, cuando el 25 de febrero de 2013 Raúl Modesto Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, anunció oficialmente que no buscaría la reelección a su cargo en 2018, cuando se efectuaran nuevas elecciones para renovar la presidencia.
De hecho, la fecha que conmemoramos es justamente el momento en que Castro obtenía su primera reelección para el cargo. Cabe recordar que sucedió a su hermano Fidel (Presidente desde 1976, aunque en el poder desde 1959 como Primer Ministro) en 2006 cuando problemas de salud lo obligaron a transferirlo. Raúl asumió una presidencia interina y en 2008 fue electo por la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba para formalmente iniciar su primer periodo.
Sin embargo, como parte de sus acciones políticas, Raúl Castro señaló que el cargo de Presidente no debía ocuparse por más de dos periodos (10 años en total) y, en virtud de que la legislación cubana permite la reelección indefinida, la manera de hacerlo era no presentándose a elecciones luego del segundo periodo. Por ello, electo en 2013, anuncio que ese sería su último periodo y en 2018 no se presentaría, garantizando así que no se reelegiría,
Es importante mencionar que la elección del Presidente de Cuba, que suele venir acompañado de los cargos de Primer secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente del Consejo de Estado y de Ministros de la República de Cuba, no es resultado de una elección popular en el amplio sentido, sino que es electo por la Asamblea Nacional, cuyos miembros tienen la facultad de nominar a los candidatos cada 5 años y aquel con más nominaciones es electo y ratificado por la propia Asamblea. El carácter popular de esta elección viene dado por el hecho de que los miembros de la Asamblea si son electos por sufragio popular directo.
Finalmente, cuando el segundo periodo de Castro llegó a su fin en 2018, el dirigente cubano cumplió su palabra y no se presentó a elecciones para la Asamblea Nacional, por lo que fue sucedido por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, quien ejerce actualmente la Presidencia de la República de Cuba.
Para revivir este hecho histórico, te compartimos las noticias que lo anunciaron aquel año, y algunos textos para ampliar al respecto:
Woodrow Wilson expone ante el Congreso sus “4 principios”
Para la efeméride de hoy, debemos trasladarnos a los primeros días del último año de la Gran Guerra, también conocida como Primera Guerra Mundial. Si bien entonces no se sabía que era el último año del conflicto, las grandes potencias europeas sabían que este se agotaba y que la necesidad de establecer la paz era imperante.
Estados Unidos, una nación emergente y que empezaba a figurar cada vez con más fuerza, notó esta situación y el 11 de febrero de 1918, su presidente Woodrow Wilson, en un discurso ante el Congreso, presentó sus “4 principios”, una serie de propuestas que buscaban no solo el establecimiento de la anhelada paz, sino el planteamiento de la futura reconstrucción de los países en combate.
De hecho, estos cuatro principios fueron solo un añadido a un discurso previo de Wilson al Congreso, el 8 de enero de 1918, y que constaba de catorce propuestas, por lo que se ha llamado comúnmente como “Los Catorce Puntos”. Estos eran resultado de un informe de un grupo de trabajo establecido en septiembre de 1917 por el propio Wilson a través de su asesor Edward House y que era conocido como “The Inquiry”. Estaba compuesto por 150 académicos, expertos en historia, economía, política y relaciones internacionales.
Es por esa razón que las propuestas de Wilson tenían una fuerte base progresista y planteaban la búsqueda de la paz a través de la interpretación de estas ideas en ámbitos de política extranjera, es decir: libre comercio, autodeterminación, reducción de armamentos, libertad marítima y firma de acuerdos no secretos. De hecho, Estados Unidos había ingresado solo un año antes en la Guerra y lo había hecho con el discurso de alejarse de las disputas o ambiciones nacionalistas europeos y buscar más bien “objetivos morales”, es decir, nuevamente, progresistas.
Así, en su discurso al Congreso, el presidente Wilson declaró que sus propuestas eran la única base posible de una paz duradera. Y, si bien no fueron seguidos a cabalidad, si se puede concluir que en general las negociaciones de paz que se dieron meses después en Versalles siguieron la hoja de ruta de las propuestas de Wilson, sin que olvidemos la gran influencia que Estados Unidos ya ejercía sobre el mapa político. Por ejemplo, uno de los catorce puntos planteaba la creación de una asociación general de naciones, antecedente directo de la Sociedad de Naciones creada el 29 de junio de 1919.
Para saber más sobre este tema y su relevancia, consulta:
Lynch, A. (2002). Woodrow Wilson and the Principle of “National Self-Determination”: A Reconsideration. Review of International Studies, 28(2), 419–436. http://www.jstor.org/stable/20097800
Throntveit, T. (2011). The Fable of the Fourteen Points: Woodrow Wilson and National Self-Determination. Diplomatic History, 35(3), 445–481. http://www.jstor.org/stable/24916429
Para leer los 14 puntos de Wilson y el discurso original, visita:
Ernesto Zedillo Ponce de León es economista y político mexicano que se desempeñó como presidente de México desde el 1 de diciembre de 1994 hasta el 30 de noviembre de 2000. Fue el último de los presidentes emanados del Partido Revolucionario Institucional que desde 1929, junto a sus partidos antecesores, había ocupado ininterrumpidamente la presidencia por setenta y un años.
Nació el 27 de diciembre de 1951 en Ciudad de México. Al cumplir tres años de edad, su familia emigró a la capital de Baja California, Mexicali, donde realizó sus primeros estudios. Ahí se instalaron en una colonia modesta llamada Pueblo Nuevo. Estudió en la primaria Leona Vicario y en la secundaria 18 de marzo. Durante su niñez, los hijos del matrimonio Zedillo Ponce de León tuvieron que trabajar para ayudar a su familia.
Posteriormente regresó a la capital del país para cursar el bachillerato y la licenciatura en economía en la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional. En 1968, como miembro de la moderada Agrupación Emiliano Zapata, participó en las protestas estudiantiles de ese año contra el presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Tres años más tarde ingresó en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), la principal formación política de su país, de la que provenían todos los presidentes mexicanos desde su fundación. Posteriormente estudió en la Universidad de Yale (New Haven, Estados Unidos), gracias a una beca concedida por el gobierno mexicano y con los ahorros de su empleo como auditor auxiliar en Banjército, doctorándose en 1981 en Ciencias Económicas.
Durante los años posteriores a la crisis de la deuda mexicana de 1982 trabajó en el Banco de México, donde obtuvo una valiosa experiencia en política económica. Ocupó diversos puestos en el Partido Revolucionario Institucional, en el Banco de México y en la Secretaría de Hacienda.
Fue subsecretario de Programación y Presupuesto y en 1988, a la edad de 36 años, fue nombrado secretario de Programación y Presupuesto por el presidente Carlos Salinas de Gortari. Dentro del PRI, Zedillo Ponce de León fue identificado como miembro del grupo de jóvenes tecnócratas que tuvo enfrentamientos con los dirigentes más viejos del partido por su apoyo a las medidas de reforma económica, entre ellas, la privatización de empresas públicas y la reducción de aranceles comerciales con otros países, apoyando la aprobación del Tratado de Libre Comercio Norteamericano (TLC), también conocido como NAFTA. En 1992 fue nombrado secretario de Educación Pública, cargo al que renunció en 1993 para asumir la dirección de la campaña del candidato oficial a la presidencia, Luis Donaldo Colosio. Tras el asesinato de Colosio en 1994, Zedillo Ponce de León fue designado por el presidente Salinas (ratificado por el Consejo Político del PRI) como candidato sustituto.
En la jornada electoral del 21 de agosto de 1994, resulta elegido Presidente de México, con el 49.69% del padrón (más de 17 millones de votos). Es elegido entonces como presidente constitucional, para fungir en el cargo del 1 de diciembre de 1994 al 30 de noviembre de 2000.
Durante su presidencia, enfrentó una de las peores crisis económica en la historia de México, que comenzó pocas semanas después de asumir el cargo. Se distanció de su predecesor Carlos Salinas de Gortari, culpando de la crisis a su administración, no se apartó de las políticas neoliberales de sus dos predecesores, y supervisó el arresto de Raúl Salinas de Gortari, hermano de su predecesor. Su administración también estuvo marcada, entre otras cosas, por nuevos enfrentamientos con el EZLN y el Ejército Popular Revolucionario, la polémica implementación del Fobaproa para rescatar al sistema bancario nacional, una reforma política que permitió a los residentes del Distrito Federal elegir a su propio alcalde y las masacres de Aguas Blancas y Acteal perpetradas por las fuerzas estatales. También llevó a cabo la reforma judicial en el Poder Judicial de la Federación, que creó al Consejo de la Judicatura Federal y consolidó el papel de la Suprema Corte de Justicia de la Nación como Tribunal Constitucional.
Si bien las políticas de Zedillo eventualmente propiciaron una relativa recuperación económica, el descontento popular con siete décadas de gobierno del PRI llevó a que el partido perdiera, por primera vez, su mayoría legislativa en las elecciones de 1997, y en las elecciones de 2000, el candidato opositor de derecha Vicente Fox, candidato del Partido Acción Nacional, ganó la Presidencia de la República, poniendo fin a 71 años de gobierno ininterrumpido del PRI.
Mantiene en la actualidad una agenda internacional muy rica. Es miembro de los consejos de administración de las corporaciones Procter & Gamble, Union Pacific y ALCOA, y asesor de Daimler-Chrysler y Coca-Cola. Columnista regular en la revista Forbes, ha adquirido además el perfil de experto colaborador en altos organismos internacionales. Asimismo, está activo en el Club de Madrid y el Consejo InterAcción, dos foros de encuentro, debate y reflexión reservados a ex-presidentes y primeros ministros de todo el mundo, perteneciente al Consejo Asesor de la Initiative for Policy Dialogue (IPD) de la Universidad de Columbia.
Poco después de dejar la Presidencia de México, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, recurrió a él para encabezar el panel sobre Financiación y Desarrollo, el cual elaboró un documento, el denominado informe Zedillo, que brindó el marco político de discusión a la Conferencia Internacional sobre Financiación al Desarrollo que se celebró en Monterrey del 18 al 22 de febrero de 2002, y que previamente fue analizado en la IV Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que tuvo lugar en Doha, Bahrein, del 9 al 14 de noviembre de 2001. En este informe, presentado el 28 de junio de 2001, Zedillo y sus diez colegas sostenían la necesidad de avanzar en la liberalización de los mercados mundiales, pero teniendo presente los intereses y necesidades de los países menos desarrollados, una “Ronda de Desarrollo” que, a diferencia de anteriores rondas de desarme arancelario, debía hacer hincapié en los productos agrícolas y manufacturados (textiles en particular) que constituían la base exportada de estos países.
Profesor visitante del London School of Economics (LSE), miembro del Consejo de Presidentes y Primeros Ministros del Programa de las Américas del Centro Carter de Atlanta y, desde abril de 2002, director del Center for the Study of Globalization de la Universidad de Yale (YCSG), Zedillo es un economista tan solicitado que días después de recibir ese último nombramiento no tuvo ambages en descartarse para suceder en 2005 al tailandés Supachai Panitchpakdi al frente de la OMC. La postulación, fomentada por altos ejecutivos del organismo, parece que no interesó a Zedillo, quien se encontraba cómodo en el equipo de asesores personales del director general saliente, el neozelandés Mike Moore, cuyo mandato expiraba el 1 de septiembre de 2002.
Entre todos los villanos que circulan en nuestra historia, nadie se equipara a Joel Roberts Poinsett. Su mitología es enorme: conspiró contra Iturbide, quiso comprar Texas, fundó la logia yorkina, su pasado intervencionista en Chile le precedió, cónsul en Buenos Aires, manejó a su antojo a Guerrero y despreció el mundo católico hispánico de América. Pero la realidad muestra que se le ha sobrestimado, puesto que no logró su principal encargo que era el de adquirir Texas.
Mapa de México y EEUU
Mientras vivió en México, claro, se dedicó a conspirar; ¿sus objetivos alternos? romper los lazos culturales con España y Europa; fortalecer, a toda costa, la imagen de Estados Unidos ante la nueva República Mexicana; pero estos derroteros, si bien correspondían al sentir de la joven Unión Americana, él los había personalizado para lograr lo que era el sueño estadounidense: Texas. En eso fracasó.
“Enjuto, blanca la tez, de amplia frente y rostro oval, lo mejor de todo eran sus ojos de arcanas luces grisáceas, imperiales. Si en los ojos devela el alma sus misterios con sutiles voces, en la suya bullía la vida poderosa, la que quiere, piensa y cree, la que tiene ambición, camino y fe.” (Fuentes Mares, 15)
El análisis de su biografía permite explicar el deslumbramiento que logró sobre la sociedad mexicana. Nació el 2 de marzo de 1779, en Charleston, Carolina del Sur, zona esclavista. Su protestantismo se debe seguramente a que era descendiente de hugonotes franceses. De familia acomodada, se le envió a estudiar a la ya prestigiosa, Universidad de Edimburgo de Escocia, donde se matriculó en Medicina y Química, carreras que no terminó y que cambió por un interés en la milicia, inscribiéndose en la afamada Real Academia Militar de Woolwich, que sería el antecedente inmediato de la más famosa Academia de Sandhurst.
Academia de Woolwich
De carácter inestable regresó a Charleston en 1800 a trabajar en un bufete jurídico. Dos años bastaron para cansarlo de los intrincados resquicios legales y volvió a viajar, esta vez a Suiza e Italia, y al año siguiente a Munich y Viena. Viajero incansable y agudo observador fueron virtudes que sí se enraizaron en él, no obstante que siempre fue de salud frágil.
Tuvo que regresar a los Estados Unidos debido a la muerte de su padre. Resolviendo los trámites que lo ataban, en 1806 volvió a viajar: Niágara, Quebec, Nueva Inglaterra, Suecia, Finlandia y Rusia. En este último profundiza sus observaciones y conoce el Mar Caspio, Astrakán, Bakú, Tiflis y Crimea. Tuvo la habilidad en este viaje de hacerse de la amistad del Zar Alejandro I quien, maravillado con el joven de 28 años, le ofrece ser consejero del Imperio Ruso, lo que Poinsett rechazó, debido a su patriotismo estadounidense. Tal vez la explicación obedece también a que tendría que establecerse y ejercer una actividad, seguramente interesante y de gran influencia pero fija, yendo contra su personalidad.
James Monroe
Con estos antecedentes, no es de extrañar que el presidente James Monroe le encargara visitar México con los siguientes objetivos: entrevistarse con Agustín de Iturbide y recopilar cuanta información pudiera de la situación política de este país vecino; todo con el carácter de “Agente Confidencial”, sí, de espía.
El 3 de noviembre de 1822 fue recibido por el emperador Iturbide y, lo más importante de esa reunión, según nos lo refiere Fuentes Mares, fue la aclaración en la mejor diplomacia posible de parte del soberano hacia el enviado: las instituciones de Estados Unidos no son aplicables en nuestro país, o sea, México. Esto, por supuesto debe de haber molestado al espía; ¿quién podía osarse dudar de las bendiciones del sistema político estadounidense? Antes de esta reunión, ya había tenido ocasión de reunirse con Antonio López de Santa Anna y con Miguel de Santa María, ministro colombiano ante el Imperio Mexicano, así como de enterarse del disgusto que tenían los diputados del Congreso disuelto contra el emperador. El 11 de noviembre de ese año salió hacia Tampico, desde donde se embarcaría el 21 de diciembre con boleto de regreso a los Estados Unidos. Sus reportes fueron claros y premonitorios: el imperio no podía durar y, por supuesto, no era un gobierno al que la joven Unión Americana debiera reconocer.
Agustín I
El 25 de marzo de 1825, Henry Clay, secretario de Estado de John Quincy Adams, nombró a Poinsett como Ministro de los Estados Unidos ante el gobierno mexicano con las siguientes instrucciones:
Dejar claro que se debería de dejar en paz a Cuba y no intentar nada con respecto a su independencia de España
Establecimiento de nuevos límites territoriales entre México y los Estados Unidos, de manera lógica o provechosa para ambos. O sea, la adquisición de Texas.
Expresar la satisfacción que los Estados Unidos sentían por el hecho de que México hubiera adoptado una república federal
Recalcar la importancia que en los Estados Unidos se daba a la doctrina Monroe –fuera cualquier injerencia europea en América- expresada por el quinto presidente el 2 de diciembre de 1823.
El 1º de junio de 1825, Guadalupe Victoria acepta con agrado las credenciales de Poinsett, en esta su segunda y, ahora sí, oficial visita a nuestro país, recibiendo a su vez una carta del propio presidente estadounidense felicitando a Victoria, que comenzaba con “To Our Great and Good Friends of the United Mexican States”(Fuentes Mares, 69). No olvidemos que el Ministro de Relaciones Exteriores de México era Lucas Alamán así que, contra lo que esperaba nuestro personaje, la bienvenida fue más bien fría.
Las acciones diplomáticas se centraron, primero, en la necesidad de permitir el paso de comerciantes estadounidenses de Missouri a Santa Fe, cuestión que fracasó ya que Alamán detuvo cualquier resolución hasta que no se firmara un acuerdo de límites entre ambos países, que actualizara el que Onís (España) y Adams habían firmado en 1817. En segundo lugar: Texas. Alamán lo único que buscaba era ratificar el mencionado tratado de límites entre España y los Estados Unidos. De Texas, ni hablar. El 10 de junio de 1826, ya con Sebastián Camacho como Ministro de Relaciones Exteriores se firmó un acuerdo aceptando los límites pactados en 1817, copia del cual le hizo llegar a su jefe Henry Clay el 7 de febrero de 1828, aclarándole que se había visto “forzado” a aceptarlo. Con respecto a Cuba, como tercer punto; no se le hizo caso. En lo referente a la doctrina Monroe, se le dijo que sí, pero sin instrumentar ninguna acción.
Lucas Alamán
Ante semejante fracaso, a Poinsett no le quedó otra más que ejecutar lo que mejor sabía hacer y de lo cual ya había dado muestras sobradas en Chile, nación que acabó corriéndolo: conspirar.
El 29 de septiembre de 1825 se instauró la Logia Yorkina, dependiente de Filadelfia, en nuestro país, no olvidemos las raíces masonas de los Estados Unidos: Washington, Jefferson, Madison, Monroe, etcétera. Esta asociación fue conocida como el “partido americano”. A ella se afiliarían los llamados liberales, esto es, aquellos que apoyaban el federalismo, la separación de la iglesia y el Estado, el antihispanismo y la amistad a los Estados Unidos, en una amplia gama de grises, que irían desde buscar la anexión al vecino país del Norte, hasta la alianza, pasando, incluso por el protectorado yanqui. La cuestión religiosa era difícil. Todos eran católicos practicantes, así que romper con la sagrada institución era difícil, no digamos el abrazar el protestantismo. Poinsett mismo se refería a este grupo como el Partido americano.
La masonería ya había comenzado sus actividades en México. Esto databa desde la época de la Nueva España, en plena guerra de independencia. Contra lo que algunos han comentado, los principales líderes de la independencia, Hidalgo y Morelos no eran masones, tampoco Allende. Las juntas que se realizaron con el fin de conspirar contra el gobierno virreinal, eran secretas y, por esa razón hay quien las ha querido confundir con las reuniones de las logias masónicas. La masonería llega con las tropas españolas que venían a apoyar al ejército realista, eran francmasones, o sea traían la influencia que en la península había tenido la masonería de origen francés, aunque sabemos que la fundación de la masonería como tal, fue en Inglaterra. Seguramente, su aparición fue entre 1813 y 1821. Estas logias iniciales eran del Rito Escocés y a ellas se van a adherir muchos de los principales líderes independentistas de esta época como Guadalupe Victoria. Posteriormente, ya en el México independiente la influencia sobre estas va a ser mayoritariamente inglés. Estos van a ser contrastados por el nuevo rito yorkino fundado por Poinsett. Los masones del rito escocés van a ser, mayoritariamente, centralistas, proeuropa, simpatizantes de mantener la situación que se tenía con la iglesia católica y … antiyanquis. Estas dos facciones son el origen de los que se va a conocer en el siglo XIX como partido liberal y partido conservador, respectivamente.
Masonería
Esta acción de Poinsett es de las que sí se pueden considerar como un éxito en su gestión; la otra fue su reconocida autoría del Motín de la Acordada con la que se desconocieron los resultados de las elecciones 1828 que le dieron el triunfo a Manuel Gómez Pedraza, logrando su deposición y la entronización de Vicente Guerrero como presidente. Vicente Guerrero era conocido nacional e internacionalmente como un incondicional de Poinsett.
Durante la efímera presidencia de Guerrero, el presidente John Quincy autorizó a nuestro personaje a ofrecer cuatro millones de dólares por Texas, incluso hasta cinco millones, oferta que no fue aceptada, sobre todo por el Congreso y que generó una serie de reclamaciones de la mayoría de los políticos mexicanos exigiendo su expulsión.
Motín de la Acordada
Finalmente, Poinsett fue expulsado de México, a solicitud formal del secretario de Relaciones Exteriores mexicano, José María Bocanegra, en julio de 1829, a su contraparte estadounidense. Poinsett permaneció en México, hasta el 3 de enero de 1830, después de que el Congreso mexicano había declarado a Vicente Guerrero, su fiel seguidor incapacitado para gobernar.
Siguió su carrera, como congresista en Estados Unidos y, durante la presidencia de Martin Van Beuren fungió como Secretario de Guerra, entre 1837 y 1841. Murió el 12 de diciembre de 1851 en Stateburg, Carolina del Sur, feliz seguramente de haber sido testigo, aunque no actor principal del despojo que se le hizo a México de más de la mitad de su territorio. En realidad, lo que él logró en México fue alborotar y crear una corriente de opinión, entre muchos yorkinos radicales, como Lorenzo de Zavala y Valentín Gómez Farías, favorable a la separación de Texas.
Fuentes Mares, José. Poinsett. Historia de una Gran Intriga. Col. Figuras y episodios de la Historia de México. No 51. Jus, 1957
Dr. Mariano García Martínez
19 de agosto de 2020.
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¿Qué tienen en común Miguel de Cervantes, autor de El Quijote de la Mancha y Álvaro Obregón, presidente de México de 1920 a 1924? Que ambos personajes eran mancos, perdiendo sus extremidades en el campo de guerra; el escritor universal en la Batalla de Lepanto, y Obregón en la de Celaya. Quizá la comparación es inexacta y equívoca, pero relevante en un punto; muchos se extrañan de la carencia de la mano de Cervantes, siendo un dato quizá olvidado o sin importancia, mientras que Obregón es ampliamente recordado por perder su brazo durante la Revolución Mexicana, llegando a tener incluso hasta un mausoleo para ser exhibida como reliquia. Pero antes de durar más de 70 años sin descanso bajo tierra, incinerada por los familiares del caudillo sonorense, la extremidad pasó por una serie de aventuras dignas de contar.
Álvaro Obregón fue uno de los caudillos más reconocidos del periodo revolucionario mexicano, que presuntuosamente -pero acertadamente- aseguraba ser el único que no conocía la derrota. Peleó contra Victoriano Huerta, venció a Pascual Orozco, peleó contra los yaquis, le ganó a Pancho Villa, traicionó a Venustiano Carranza y se encaminaba a ser por segunda ocasión presidente de México. Fue de los hombres más populares de la década de los 20’s, cambiando las armas y el uniforme militar por los smokings negros y sombreros de bombín. Su aspecto físico había cambiado mucho; de tener un cuerpo esbelto subió notablemente de peso, pero siguió conservando la robustez que lo caracterizaba. El cambio más significativo fue la pérdida del brazo derecho, que sucedería en el segundo día de la Batalla de Celaya, contra las fuerzas de la División del Norte.
Álvaro Rechoncho
El último encuentro armado masivo entre fuerzas antagónicas revolucionarias se daría en el estado de Guanajuato. Por un lado estaba Francisco Villa -aconsejado por el experimentado y militar de carrera Felipe Ángeles- quien poseía una arrolladora fuerza de caballería. Defendiendo la plaza estaba Obregón, con un ejército más disciplinado y menos numeroso. Las estrategias de ambos generales eran muy opuestas. Villa apostaba por el arrojo como táctica de guerra – Ángeles sugería lo contrario, pero no fue escuchado –; mientras Obregón optaba por la estrategia del contraataque y sorprender al enemigo con trincheras. La victoria de dicho encuentro sería para el Ejército Constitucionalista, pero el general Obregón se llevaría la peor parte.
Según un informe médico, Obregón sufrió un impacto de proyectil de cañón, lesionando su codo y desarticulando el brazo del antebrazo, siendo trasladado en los innovadores trenes quirófano de las fuerzas constitucionalistas. La operación la realizarían los cirujanos Senorio Cendejas, Heberto Alcázar y Enrique C. Osorno, este último sosteniendo el miembro amputado. El mismo Obregón narraría el suceso:
“Faltaban unos veinticinco metros para llegar a las trincheras, cuando en los momentos en que atravesábamos un pequeño patio situado entre ellas y el casco de la hacienda, sentimos entre nosotros la súbita explosión de una granada, que a todos nos derribó por tierra. Antes de darme exacta cuenta de lo ocurrido me incorporé, y entonces pude ver que me faltabael brazo derecho, y sentía dolores agudísimos en el costado, lo que hacía suponerlo desgarrado también por la metralla. El desangramiento era tan abundante, que tuve desde luego la seguridad de que prolongar aquella situación en lo que a mí se refería era completamente inútil, y con ello sólo conseguiría una agonía prolongada y angustiosa, dando a mis compañeros un espectáculo doloroso. Impulsado por tales consideraciones, tomé con la mano que me quedaba la pequeña pistola ‘Savage’ que llevaba al cinto, y la disparé sobre mi sien izquierda, pretendiendo consumar la obra que la metralla no había terminado; pero mi propósito se frustró debido a que el arma no tenía tiro en la recámara”.
Obregón en recuperación
Hay versiones que señalan que fue el mismo Felipe Ángeles quien lanzaría la granada que volaría el brazo de Obregón. Lo que es cierto es que pese haber sufrido esa baja sensible, el Ejército Constitucionalista arrollaría a las fuerzas villistas. La recuperación del mal apodado Manco de Celaya, ya que la batalla se libró en Santa Ana del Conde, fue rápida. El miembro fue ofrecido a uno de los colaboradores más cercanos de Obregón y este se la entregó a su jefe, a lo que el sonorense diría “haga con ella lo que se le antoje”. La mano y Obregón continuarían por caminos separados.
El bracito desprendido
Por razones aún desconocidas, el frasco de formol donde se encontraba la mano se perdería ¿En dónde? ¡En una fiesta! Y siendo robado por una prostituta. El miembro amputado pasaría a un burdel de la avenida Insurgentes, de la Ciudad de México y allí duraría algún tiempo, Continuaba siendo un misterio como el brazo del entonces presidente de México y de los hombres más poderosos estaba desaparecido. Se dice que Obregón, arrepentido por rechazar su brazo la primera ocasión ofrecía una recompensa a quien pudiera darle informes de su extremidad.
Es muy probable que, debido a la popularidad del sonorense, el brazo era conservado como una reliquia de una alocada fanática.
La extremidad sería recuperada por Francisco Roque Serrano, sinaloense, miembro de la Secretaría de Marina y Guerra y candidato opositor contra Obregón en las elecciones de 1928, quien en un acto casi heroico, volvería a robar el miembro de la mujer que lo poseía. Es curioso como Serrano, siendo colaborador de Obregón y héroe de recuperar una parte importante de su cuerpo se convertiría en contendiente en urnas y enemigo mortal, pero eso es tema aparte. Pese a todo, ésta fue entregada a Aarón Sáenz, otro de los cercamos al obregonismo, quien la conservaría varios años hasta 1935.
También es curioso como mientras el brazo seguía perdido, probablemente en el burdel de Insurgentes, Obregón era enterrado en su natal Huatabampo asesinado por León Toral. Fue hasta mediados de la década de los 30’s, que Sáenz convencería al presidente Lázaro Cárdenas de hacer un monumento para el ilustre revolucionario. Cárdenas no pondría oposición y 8 años después del asesinato, se construiría el mausoleo en la colonia San Ángel. Dicho monumento parece imitar las vanguardias arquitectónicas socialistas, que en su interior en una habitación no mayor a 3 metros cuadrados, albergaba un frasco con un puño cerrado, con uñas perfectamente cortadas y vísceras revueltas al fondo. La extraña reliquia citaba desde las 7 de la mañana a las 5 de la tarde a una cantidad abundante de visitantes.
Monumento Obregón, La Bombilla, Ciudad de México.
Casi 50 años después de que estuviera expuesta para todo público, el miembro que pasó más de una década perdido, sería incinerado y depositado en Huatabampo, donde descansaban los restos de Álvaro Obregón.
Hay historias famosas de miembros perdidos que se convirtieron en una leyenda. Para México el caso de la pierna del seis veces presidente de México, Antonio López de Santa Anna, la cual se hizo merecedora de un funeral; y la que se cuenta hoy: el brazo derecho del general Álvaro Obregón. Estas extremidades nos muestran esa extraña fijación –y fetichismo – mexicana de rendirle culto a los miembros perdidos.
Y hablando de brazos, ¿crees que puedas darnos una mano e invitarnos un café? ¡Te lo agradeceremos!
-Asterión
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El 24 de febrero pasado, el titular del Poder Ejecutivo Mexicano, Andrés López, develó una placa en conmemoración a la Decena Trágica, solo que decidió renombrarla quincena trágica, porque, según él, no fueron 10 días, sino 15.
¿Cómo llegó a esta conclusión? Según el personaje en su interpretación y, a pesar de que académicos historiadores y demás profesionales le dijeron que no está en lo correcto, son 15 días los que abarcó el evento.
La lisonja y el montaje
Su esposa, Beatriz Gutiérrez, respaldó sus dichos siendo, supuestamente, una persona con experiencia en historia. Mencionados los hechos, quiero comentar algunas cosas que pasan por mi mente a raíz de este incidente y no espero que muchas personas estén de acuerdo conmigo:
Estoy de acuerdo en que los eventos históricos no son definidos por los historiadores… y tampoco a gusto de gobernantes narcisistas.
La terquedad del Ejecutivo Mexicano de hacer “historia”, ya evidente, solo se re confirma con su ejercicio inútil de renombrar algo que no necesitaba renombrarse.
¿De verdad es necesario seguir alabando a Madero como un paladín de la democracia? Entiendo que fue un presidente “democrático”, pero hay personajes que defendieron de mejor manera este concepto. Como Salvador Nava… ¿o es que acaso era un conservador que no merece ser mencionado? Dato verídico: alguien me dijo que los “mochos” no tenían cabida en la nueva historia de este régimen.
Beatriz Gutiérrez es solo una repetidora de lo que diga su espooa, el cual solo tiene un grado de licenciado.
El fetiche por personajes históricos de bronce, creados en gran medida por el régimen priista, es una práctica que no puede dejar de lado el presidente , formado en su infancia y en su desarrollo político en esos años.
Andrés López no entiende la disciplina histórica y no entiende que no entiende esa disciplina. Para él son fechas, personajes, monumentos, desfiles y nombrar a elefantes blancos como personajes “heroicos”. Basta con leer su tesis para corroborar su nulo entendimiento de los procesos históricos.
Al no entender los procesos históricos, hace aseveraciones que rayan en lo bolonio, donde cambia nombres dados a eventos y pensar que con eso se logra su cometido. Es por este motivo que hay un grupo de serviles historiadores que quieren nombrar invasión española al proceso de conquista que ejecutó la Corona de Castilla en territorios americanos y otros. Un despropósito.
¿Otra evidencia de que no entiende ni un ápice de historia? En respuesta a un artículo publicado en el Wall Street Journal intitulado Mexico Slides Toward One-Man Rule, el Ejecutivo mencionó que están mal, descalificó al diario y que él no es como Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz Mori porque, según su visión, López de Santa Anna fue presidente 11 veces y Díaz gobernó 34 años. Son dos errores gravísimos de alguien que se presume conocedor del pasado. Santa Anna fue SEIS veces presidente, de acuerdo al historiador Will Fowler. Por otro lado, Porfirio Díaz gobernó en su primer periodo de 1877 a 1880 y, posteriormente, de 1884 a 1911, dando como resultado 30 AÑOS, no 34. Ojo, no estoy diciendo que no haya habido dictaduras en ambos casos, pero también omiten la dictadura de Benito Juárez de 14 años de duración, pero como es uno de los personajes favoritos de López, no se le toca. Con esto quiero exponer que una persona que desconoce a ese nivel los eventos, no puede ni debe andra renombrando sucesos que no alcanza a comprender en su limitada formación.
Sinceramente espero que no escriba otro libro de Historia. Sería un desperdicio de árboles y, como sé que no lo escribirá él realmente, será explotación laboral inhumana.
Es ALARMANTE el silencio generalizado de la comunidad de historiadores que hay en nuestro país. Entiendo que los problemas que atravesamos en México son gravísimos y que hay prioridades… pero no por ello debemos dejar de lado nuestra formación y denunciar actos déspotas y sin sentido.
Este breve escrito los invita a seguir informándose como historiadores y que, si alguien les dice que deben nombrar quince trágica a la decena trágica, respondan que la tragedia quincenal es la que recibimos por nuestro trabajo.
– Hal Jordan.
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