La batalla de Königsberg

“Cuando un hombre está desesperado, significa que aún cree en algo”.

Dmitri Shostakóvich

 

Enero de 1945, Alemania lleva más de 1 año de haber perdido la guerra irremediablemente, pero aceptar el fracaso conlleva a una ejecución inmediata si se dice en voz alta, por lo que los alemanes siguen resistiendo en el oeste, por miedo a las represalias de sus propios líderes, y en el este, por miedo a los tan temidos rojos. Para este punto del conflicto, los hombres de la Unión Soviética están arremetiendo contra la puerta del Imperio que debía durar mil años. El plan es simple, golpear con la mayor fuerza posible la zona de Varsovia para posteriormente ponerse camino a Berlín. Al sur de esta posición, los remanentes de Hungría tratan de defender desesperadamente su capital, mientras que en el norte, existe un reducido número de ejércitos alemanes que hasta este momento, no habían tenido mayores complicaciones para defender a la tan preciada Prusia Oriental, una zona con relevancia cultural, política, económica y también simbólica, y su capital, Königsberg. Es la joya de la corona, misma que está a escasos meses de caer permanentemente en manos rusas, una zona que debía ser dominada para llegar con total seguridad a la capital alemana.

Para finales de 1944, todo lo que podía salir mal para los alemanes había tomado lugar, pues el grupo de ejércitos centro había sido destruido en la conocida operación Bagration, teniendo que retroceder todas las fuerzas del frente, y durante este acto, el grupo de ejércitos norte había quedado aislado en la península de Curlandia, por lo que se dió una re estructuración notable en la Wehrmacht, el grupo de ejércitos centro, revitalizado muy recientemente, pasó a ser el grupo de ejércitos norte, mientras que el anterior grupo de ejércitos norte pasó a llamarse grupo de ejércitos curlandia, pues la intención de Adolf no era la de evacuarlos, sino la de ser una nueva punta de lanza para una ofensiva nueva que nunca llegaría, dejando a más de 200 mil soldados con sus respectivos equipamientos atrapados en esa zona hasta el final de la guerra, los cuales pudieron ser de gran utilidad al grupo de ejércitos comandado por Georg Hans Reinhardt, y posteriormente dirigido a partir del 17 de enero por Ferdinand Schörner. Se enfrentaban a más de millón y medio de soldados rojos, mientras que los alemanes contaban con apenas 580 mil hombres organizados en 40 divisiones, de los cuáles eran en buena parte miembros de la recién creada Volkssturm, por lo que su preparación era muy baja y su experiencia directamente nula, en comparación a los veteranos hombres que fueron abandonados en Curlandia.

La gigantesca ofensiva de Prusia dio comienzo el 13 de enero de 1945 en un frente que se extendía desde el mar báltico hasta eslovaquia con dos objetivos principales, la bahía de Danzig y Königsberg, y a esta última, se dirigía el tercer frente bielorruso bajo el comando de Ivan Chernyakhovsky.

Durante los primeros días del ataque, el avance fue lento, y gracias a la reducción del frente, el cuál había pasado de ser de más de 4000 kilómetros de largo a poco más de 2000, los alemanes tenían una línea de suministros más rápida y efectiva, pero que gracias a los constantes bombardeos aliados, seguían pasando penurias para tan siquiera mantener operativos a la mayoría de sus soldados. Sin embargo y de manera casi milagrosa, habían contenido la primera parte de la ofensiva, ganando los soviéticos poco más de 20 kilómetros en 10 días de combate, sufriendo cuantiosas bajas en su intento.

 

Pese al buen desempeño defensivo que los alemanes mostraron en la primera fase de la ofensiva a Prusia, esto no fue suficiente. El 24 de enero se retomó la marcha con dirección a la capital prusiana, logrando los soviéticos avances realmente significativos,  alcanzando las inmediaciones de la ciudad de Königsberg, empujando dentro de ésta al tercer ejército panzer, que hasta ahora había sostenido constantes enfrentamientos contra las tropas de Chernyakhovsky.

Para el 28 de enero, la ciudad estaba completamente rodeada, siendo defendida únicamente por 5 divisiones alemanas compuestas por 3 divisiones panzer y 2 de infantería, una fuerza reducida pero muy bien equipada, teniendo desde panzerfaust hasta algunos panthers y stugs III. Además, no olvidemos la naturaleza medieval de la ciudad, con muchas posiciones defensivas y con algunos super cañones provenientes del periodo posterior a la guerra franco prusiana, los soviéticos tendrían difícil acercarse a la cercada capital prusiana, por lo que adoptando las tácticas empleadas por los alemanes al principio del conflicto, se decantaron por el asedio.

Antes de la guerra, Königbserg contaba con una población de más de 300 mil habitantes, pero para enero de 1945 la habitaban apenas unos 200 mil alemanes, reduciendo su población gracias a los constantes avances soviéticos. Aunque la mayoría se quedó, ahora todos estaban atrapados en un territorio que tenía más balas que comida.

En total, unos 130 mil soldados defendían la posición, por lo que sumaban 330 mil bocas que alimentar, y cuando decimos que había más balas que panes, no exageramos, 180 gramos era la ración diaria para los civiles, teniendo una más cuantiosa para quienes defendían las inmediaciones en un crudo invierno. Al igual que había pasado en Leningrado, los atacantes estaban dejando a los defensores morir de hambre.

3 eran los anillos defensivos  de la ciudad. El externo tenía 15 fuertes defensivos, mientras que el interior contaba con 12 en un radio bastante pequeño, además, la mayoría de las posiciones alemanas estaban comunicadas de manera subterránea, y tenían a su disposición auténticas reliquias en forma de piezas de artillería gigantescas, construidas alrededor de 1870, que si bien eran viejas, tenían mucho potencial defensivo, e igual de viejos e incluso más eran los fuertes en sí, torres y bastiones construidos desde los años 1600, hechos de piedra, nada de hormigón a pesar de sus constantes remodelaciones, pero que su simple tamaño y figura le daban mucho ímpetu a los alemanes para no rendirse, además de que pese a lo viejo de las estructuras, seguían siendo buenos sitios de defensa, los cuáles estaban suministrados con una impresionante cantidad de artillería.

Para el último día de enero de 1945, el ejército rojo parecía estar a punto de aplastar a la capital de Prusia junto a sus defensores y habitantes, sin embargo, los soviéticos se habían detenido, y lo hicieron por varias razones, pero la principal era que, tal como se estableció en Septiembre de 1944, la zona de principal actividad debería ser el eje compuesto por Varsovia-Berlín, al sur de la Prusia Oriental, por lo que las tropas soviéticas fueron reducidas al mínimo para mantener a los alemanes dentro de sus posiciones defensivas, por lo que por primera vez en mucho tiempo, estaban luchando en una proporción de soldados 1:1, y los desesperados germanos no tardaron en aprovechar esta oportunidad.

A mediados de febrero, los remanentes del tercer y cuarto ejército panzer atacaron el cerco con dirección a la ciudad portuaria de Pillau, aún en manos alemanas, sitio desde donde se podría realizar la evacuación de los civiles atrapados en Königsberg a través de cualquier aparato que pudiera flotar y contara con un timón.

Gracias a esta iniciativa, los alemanes lograron mantener un corredor durante el resto del asedio para no solo evacuar civiles, sino también lograr recibir municiones y comida, especialmente esto último. A decir verdad, tenemos que resaltar que lo más curioso de esta batalla es que, pese a tener la posibilidad de evacuar la guarnición de la ciudad, sus órdenes fueron siempre las mismas:mantener su posición; esto es un paralelismo a lo que estaba pasando en Curlandia.

Con el paso de los meses y la llegada de la primavera, el ejército soviético se encontraba muy ansioso por ponerle las manos encima a Berlín, la cuál se encontraba a escasos 60 kilómetros de la línea del frente, sin embargo, antes de llegar a la capital alemana debían primero erradicar todos los puntos de resistencia de gran importancia tanto al norte como al sur, y eso desde luego incluía a Königsberg, pero el asalto no sería nada fácil gracias a las buenas posiciones defensivas con las que los alemanes contaban.

El día 7 de abril de 1945, las tropas rojas del cerco se lanzaron finalmente por la toma de la emblemática ciudad prusiana, atacando al medio día de manera simultánea tanto por el norte como por el sur, teniendo problemas con los numerosos fuertes de 300 años de edad, pero que finalmentes fueron vencidos;  los que no lograban ser derrotados, simplemente se les dejaba atrás con una pequeña guardia de soldados rojos que esperaban la rendición de las guarniciones dentro de las zonas defensivas. Al terminar el primer día del asalto final por Königsberg, el anillo exterior había caído, así como se había destruido exitosamente el corredor con Pillau.

Durante el ocaso del primer enfrentamiento, Otto Lasch, comandante de la guarnición de Königsberg, había solicitado nuevas órdenes directamente al cuartel del Führer debido a que el cinturón de 53 kilómetros alrededor de la ciudad había caído, la respuesta que recibió de su petición fue la de luchar hasta el último hombre. Si bien Lasch era un militar de carrera, veterano de la primera guerra mundial y gran patriota, también era un prusiano que valoraba a sus hombres como hijos, y estaba dispuesto a intentar salvar sus vidas.

Con los remanentes de sus hombres, Otto trató de romper el cerco con la intención de reagruparse con el grupo de Samland, en las inmediaciones de la ciudad, pero este intento fue cortado cuando el avance alemán fue severamente castigado por un intenso fuego de artillería, que hizo replegar a los alemanes al centro de la capital de Prusia. Para este punto, quedaban apenas unas 40 mil tropas, mientras el resto ya había sido hecho prisionero, o caído en combate.

Para el 9 de abril, ya sin fuerzas para tan siquiera volver a intentar romper el cerco, Lasch desobedeció una orden directa de Hitler para ir a negociar la rendición con los soviéticos, misma que se realizó durante la madrugada del día siguiente.

Con la caída de los pocos soldados que estaban defendiendo Königsberg, también llegó el fin para esta ciudad, y no lo decimos en un sentido metafórico. Cuando la segunda guerra mundial terminó, se estableció el nuevo Oblast de Kaliningrado, una parte de lo que de antaño fue Prusia, junto con su antigua capital, la cuál fue renombrada como Kaliningrado, y todos los habitantes que lograron sobrevivir al asedio y a la posterior corta pero destructiva batalla, fueron expulsados de su hogar, y reemplazados con colonos rusos que se mantienen a día de hoy, lo que es a todas luces un acto de limpieza étnica. Además, una buena parte de sus sitios emblemáticos como el castillo fueron demolidos, pues para los soviéticos no representaban la historia y cultura de una ciudad, sino esculturas y templos del nazismo, a pesar de que estas construcciones superaban los 100 años en su mayoría, mientras que la mencionada ideología tenía pocas décadas de existir, perdiendo de paso, y de manera irremediable, todo sentido de identidad alemana, movimiento inteligente si lo que buscas es establecer una nueva colonia, algo que sin duda la Rusia soviética hizo.

 

El final de esta batalla, también fue el final de lo que alguna vez fue Prusia Oreintal, cuyos territorios se encuentran hoy distribuidos en las actuales naciones de Polonia, Rusia y Lituania.

 

La batalla de Königsberg es uno de los enfrentamientos más peculiares de la segunda guerra mundial por el uso estratégico que se le dieron a las construcciones centenarias de la zona, y que a su vez, tuvo todo el potencial de ser una lucha prolongada y hasta el último hombre, como lo fue la batalla de Berlín, pero que a diferencia del líder de origen austriaco, los prusianos saben perfectamente cuando llega la hora de rendirse y, gracias a esto, muchos pudieron salvar lo más importante que tenían, sus propias vidas.

 

PUEDES VER EL VIDEO AQUÍ

 

Material consultado para la realización de este vídeo:

  • John Erickson. (1983). The Road to Berlin Stalins war with germany. Great Britain: Weidenfeld & Nicolson.
  • S, Zaloga., J, Grandsen. (1990). The road to Berlin Military Vehicles. Australia: Arms and Armour Press.
  • John Toland. (2003). The Last 100 days the tumultuous and controversial story of the final days of world war II in Europe. New York: Modern Library.

Detrás de Assassin´s Creed II: El mundo de Ezio Auditore

Hablar de la Italia del Renacimiento genera distintas pasiones e intereses entre diferentes generaciones de personas y en diversos países. No por nada reconocemos a figuras y personajes de esta época como iconos, ya sea en el ámbito artístico, cultural o incluso político. Nombres como Leonardo da Vinci, Miguel Angél, Lorenzo de Médici o incluso Nicolás Maquiavelo han trascendido su periodo histórico y han quedado registrados en los anales de la historia como estandartes de una época de florecimiento y esplendor. Es en esta época donde nace Ezio Auditore, uno de los personajes más populares dentro de la mitología de los videojuegos.

 

Bienvenidos sean todos a esta hermosa sección. Siguiendo con nuestro viaje alrededor del tiempo, hoy nos toca hablar de la segunda entrega de Assassins Creed, catalogada por muchos como la mejor entrega de esta maravillosa saga. Y las razones están completamente fundamentadas ya que mejoró considerablemente las mecánicas, la narrativa e incluso el mundo del primer Assassin´s Creed y lo convirtió en una joya imprescindible dentro del mundo de los videojuegos. Así que prepárense para conocer el mundo detrás de Assassins Creed II.¿Listos?. Empecemos

 

Parte I: El mundo de Assassin´s Creed II

Hablemos brevemente del contexto sociopolítico de la Italia del siglo XV. Si hay una palabra para definir este periodo histórico sería el de transición ¿Por qué?  Básicamente porque fue el inicio de un cambio, aunque ya se venía gestando poco antes, donde el hombre empezó a sustituir a Dios como el centro de los estudios y las artes, el nacimiento del humanismo, dando pauta a lo que actualmente conocemos como Edad Moderna.

 

Esto no pasó gratuitamente, ya que hubo varios factores para este cambio. Para el año de 1272, se llevó a cabo la Novena Cruzada, considerada por muchos conocedores del tema como la última, aunque las batallas de la religión nunca cesaron del todo. Para resumir sólo basta saber que fue protagonizada por el rey inglés Eduardo I en contra del sultán Baibars I, quién había reducido el reino de Jerusalén a su antojo y conveniencia. Esto por supuesto no agradó demasiado a los reinos occidentales quienes decidieron atacar para mermar los planes del soberano musulmán, aunque muchas de estas cruzadas no tenían el mismo apoyo o recursos de antaño. Aún así Eduardo I hizo su mejor esfuerzo para combatir las fuerzas orientales, pero el esfuerzo fue en vano, ya que realmente ninguno ganó por lo que decidieron hacer un pacto de paz, que perduró por unos cuántos años.

 

El tema de las cruzadas debilitó a muchas partes del viejo mundo, incluyendo claro está a Constantinopla, que era capital del Imperio Romano Oriental. En realidad la gran ciudad, siempre estuvo entre los principales intereses de muchos invasores, reinos y gobernantes, por lo que a lo largo de los siglos de su existencia tuvo que repeler una infinidad de ataques, hasta de los mismos cruzados. La gota que derramó el vaso fue en mayo de 1453 cuándo un enorme ejército otomano, liderados por el sultán Mehmed II, atacó las murallas de la ciudad con cañones y bombardeos logrando derribarlas y conquistar el último atisbo de un gran imperio.

 

En otros menesteres para inicios del siglo XII, y con los normandos al poder, lo que hoy conocemos como Italia empezó a surgir como un principal centro comercial donde distintos vendedores y comerciantes de todas partes llegaban a los puertos de Venecia o Génova, para intercambiar pieles, textiles y muchísimos artefactos. Recordemos que la Ruta de la Seda ya estaba completamente asentada. Es aquí cuando las ciudades de una Italia vuelta hacia la cristiandad florecen y emergen como potencias económicas. No sólo eso sino que las distintas relaciones entre distintos pueblos llevaron a interactuar y conocer diferentes culturas. Esto, aunado a su estrecha relación con un Imperio Bizantino que estaba inculcando en las tradiciones clásicas griegas de Platón y Aristóteles, llevaron a lo que península itálica a emerger como un centro cultural.

 

Aunque uno de los grandes infortunios dentro de todo el ámbito sociocultural ya gestado fue la llegada de la famosa peste negra a tierras europeas, que diezmó a los habitantes y devastó la economía drásticamente. Esto derivó en una serie de crisis en el ámbito social europeo, destruyendo en gran medida el sistema feudal  por las masivas migraciones, fortaleciendo al naciente sistema burgués como un nuevo modo de vida. Las metrópolis se estaban formando como ciudades-estado dejando de lado la vida rural y monástica anterior. Otra característica del surgimiento de la peste negra, esta vez un poco a nivel psicológico, fue la nueva concepción del memento mori. Esta frase, que al inicio no puede parecer de mucha importancia, le dio al hombre un propósito de vida más allá de la religión y empezó a ver su mortalidad como algo que no era meramente transitivo sino que era una parte esencial de su vida, un recordatorio de que todos, al final, moriremos..

 

Con todo esto recopilado de manera breve, vamos al último punto de este apartado: El inicio de la Reforma Protestante. Muchas personas ya no veían a la iglesia con muy buenos ojos, ya que había gastado una multitud de recursos en su propia conveniencia y otros problemas de gestión que desilusionaron a más de uno. Precisamente uno de estos hombres era un fraile germano llamado Martin Lutero, quien en 1517 clavó sus 95 tesis en el castillo de Wittenberg dando inicio a un cisma religioso. Cisma que dio inicio a la caída del sacro imperio romano germánico para el siglo XIX, pero eso ya es otra historia.

 

Parte II: Las ciudades de Assassin’s Creed II: 

Florencia: Hablar de la ciudad de Florencia es hablar de buena parte de la historia italiana. Originaria como un pequeño pueblo etrusco Florencia se vio asediada y conquistada por los romanos en el siglo IV a.C y Carlomagno para el año 774 d.C. Es en ese momento que el pequeño poblado empieza a crecer y a formar alianzas y traiciones con otras ciudades siendo la más famosa la ciudad de Pisa. Para el siglo XIII las disputas por la religión estaban creando una especie de guerra civil en la ciudad florentina. Nacieron los güelfos, quienes defendían el gobierno del Papa y los gibelinos, quienes defendían un gobierno ajeno a la religión. Esto desencadenó múltiples enfrentamientos entre las familias italianas, entre las que destaca el propio Dante Aligheri que fue expulsado de Florencia por pertenecer al partido Güelfo Blanco. Aún así el comercio floreció y para el siglo XIV Florencia se convirtió en una de las ciudades más poderosas del continente europeo.

 

Venecia: La historia de Venecia se remonta hacia el siglo V cuando el pueblo conocido como Los Vénetos se refugiaron de los numerosos ataques tanto de los lombardos como de los ostrogodos. La zona de Venecia, que en ese entonces era considerada una zona pantanosa, ayudó a Los Vénetos a formar su propia ciudad libre de los conquistadores, al menos hasta el siglo VI donde Venecia pasó a formar parte del Imperio Bizantino. Es ahí cuando Venecia se transforma en la religión cristiana adoptando como santo patrón a San Marcos. Posteriormente, por su zona geográfica, fue un gran punto comercial entre diversos países, lo que originó  que Venecia creciera exponencialmente. Con el apoyo del imperio bizantino Venecia fue parte importante de las Cruzadas y obtuvo numerosos terrenos en todo el continente africano donde el comercio se expandió. Su gobierno era regido por el Dux y posteriormente se implementó un Senado, un Consejo de los Díez y un tribunal supremo.

 

Monteriggioni: Ahora vayamos a la casa del mismísimo Mario Auditore. Monteriggioni es una pequeña locación ubicada en la provincia de Siena que, a su vez, está ubicada en la región de la Toscana. Su historia se remonta hacia el siglo XIII donde Monteriggioni se levantó como una ciudad amurallada por Siena, quien veía un punto estratégico la llamada “Vía Cassia” un camino que conectaba a las principales ciudades con la capital: Roma. Posteriormente Monteriggioni se vio asediada por una disputa entre Siena y Florencia por el control de la Via Cassia. Fue hasta el año de 1554 cuando Monteriggioni pasó a formar parte del poder de los Medici y por supuesto de Florencia.

 

Parte III: Los personajes de Assassin´s Creed II: 

Los Medici

Hablar de los Medici, es hablar de una de las familias más reconocidas a nivel histórico. Y pues no es para menos ya que fueron una de las fuentes más grandes de mecenazgos hacia los distintos artistas renacentistas. La historia de su fortuna se remonta hacia finales del siglo XIV, concretamente en el año 1397, cuando Giovanni de Medici abre un banco en la ciudad de Florencia donde empieza a amasar una fortuna gracias a sus tretas y su fácil habla. Incluso se ganó el nombre de “L’amico del Popolo” (Amigo del Pueblo). Su fama se fue incrementando poco a poco por todo el continente europeo.

 

Posteriormente Giovanni tuvo dos descendientes: Cosme y Lorenzo de Medici. Cosme se quedó a cargo del banco familiar y de prácticamente buena fortuna de la familia Medici. Cosme por medio de alianzas, entre los que se encontraba el matrimonio, logra incrementar su fortuna a nuevos niveles e incluso llevó su propio banco a ser el banco oficial del Vaticano. Esto desencadenó la ira de muchos otros comerciantes entre ellos los Pazzi. De Lorenzo el Viejo no hay mucho de qué hablar más allá de que estuvo muy ligado a su hermano.

 

Nos saltamos una generación para hablar brevemente de Lorenzo de Medici también conocido como Lorenzo el Magnífico. Siendo hijo de Piero de Medici, que a su vez era hijo de Cosme, Lorenzo se destacó por ser un gran promotor en las artes y financiar a artistas tales como Leonardo da Vinci o Botticelli. Sin embargo, para ese entonces el odio de las otras familias era demasiado grande que organizaron un atentado en contra de Lorenzo. Es así que los Pazzi, liderados por el entonces papa Alejandro VI, organizan un complot en la Santa Maria del Fiore en el año de 1478. Lorenzo, quién estaba saliendo de una eucaristía con su hermano y sus amigos, son atacados brutalmente por hombres armados. Giuliano, hermano de Lorenzo, muere asesinado al igual que su amigo Francesco Nori quién dio su vida por salvar a Lorenzo. Lorenzo furioso manda a ejecutar a todos los implicados en el ataque. ¿Les suena familiar?

 

Leonardo da Vinci

Hablar de Leonardo da Vinci, es hablar de uno de los máximos referentes en toda la Historia del Arte, por lo que poco se puede decir que no se sepa ya de este curioso personaje. Gran pintor pero sobre todo siendo un gran amante de la ciencia, Leonardo no sólo se especializó en el ámbito artístico sino también en las ingenierías, la anatomía, la física y hasta en lo militar. Es así que tenemos inventos tales como el paracaídas, el sfumato, el cañón giratorio, el tanque de Leonardo, sus diversos estudios anatómicos, la ametralladora, y por supuesto el tan famoso helicóptero de Leonardo.

 

Rodrigo de Borgia: Este personaje es mejor conocido como el Papa Alejandro VI. De origen español, Rodrigo Borgia no es exactamente uno de los representantes eclesiásticos más queridos de la religión católica. ¿Por qué? Pues en primera porque los españoles no eran tan bien vistos por su masiva campaña expansionista en tierras italianas, así que un papa español que se sentará en el corazón de Italia era algo inaudito. Pero no fue lo único ya que siempre se le catalogaba como una persona arrogante y sumamente manipuladora. Igualmente anduvo con una multitud de mujeres engendrando hijos a diestra y siniestra por toda Italia. No solo eso, sino que muchas veces falsificaba papeles con el fin de obtener ganancias para él o su familia. Uno de esos papeles fue una bula que falsificaba el matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón quienes no podían casarse porque prácticamente eran parientes. Rodrigo murió en 1503, después de un banquete. Se sospecha que fue envenenado.

 

Como podemos ver, hablar del Renacimiento italiano es hablar mucho más allá de los movimientos artísticos y culturales que se gestaron en las ciudades italianas. Es hablar acerca de los cambios, la revolución y la política de una sociedad que se acerca más y más a lo que nosotros denominamos como modernidad.

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