La Batalla de Ocosingo sucedió el 2 de enero de 1944 en el marco de la insurrección zapatista, ocurrió cuando el ejército mexicano realizó un operación de ofensiva, con el fin de recuperar el control del municipio del control de parte del ejército zapatista de liberación nacional.
Se desarrollo cuando alrededor de las 3:30 de la tarde, 3 batallones al mando del Gral. Ortiz entraron a la ciudad con el fin de retomarla, los objetivos principales eran: El centro de la ciudad, el palacio municipal, y la iglesia.
Los enfrentamientos se dieron casa por casa, el EZLN uso el conocimiento del municipio para retrasar al ejército mexicano, pensando que el apoyo popular les daría un respaldo ante la incursión que estaba sucediendo, durante la tarde perdieron primero el mercado, después la presidencia municipal, y solo les quedó la iglesia como punto estratégico en la ciudad.
Durante la noche al ver que estaba perdido el enfrentamiento , el comandante “Hugo”, dio la orden de una contraofensiva para cubrir su retirada hacia la selva, lo que sucedió fue que sus efectivos fueron rápidamente abatidos y el ejército mexicano alcanzó a aquellos que replegaban a la selva (incluido el comandante (“Hugo”), y abatió a estos elementos, acción que fue mostrada en los medios y que por la cual el EZLN tomaría ventaja en la propaganda para ver la acción del ejército mexicano como atentar contra los indígenas, y no solo a su institución.
El resultado de la batalla fue que el ejército mexicano recuperó el municipio de Ocosingo, consolidó la posición y persiguió hasta el inicio de la selva a los elementos del EZLN que se retiraron.
El saldo en bajas de la batalla de Ocosingo fue el siguiente:
Academic Search Complete. “The Wars within: Counterinsurgency in Chiapas and Colombia”. NACLA Report on the Americas, Vol. 31, Fascículo 5 (1998). Recuperado en octubre de 2009. Disponible en http://www. highbeam.com/doc/1P3-28809844.html
Carrasco, Tania; Benítez Manaut, Raúl; Armando Rodríguez Luna. “La crisis de Chiapas: negociaciones, democracia y gobernabilidad”. En: Liminar. Estudios Sociales y Humanísticos, Vol. V, No. 2 (2007): 129-143.
Hace unos días se conmemoró el 25 aniversario del asesinato de quien fuera candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional en 1993-1994, Luis Donaldo Colosio.
Acompañado de esto, el servicio de transmisión en línea llamado Netflix estrenó una breve serie sobre su asesinato, haciendo una campaña de publicidad bastante interesante y poniendo en boca de varias personas el suceso, que se volvió una de las imágenes más recurrentes de la política mexicana en este último cuarto de siglo.
Netflix
Sin embargo, es necesario preguntarnos: ¿cuál fue el impacto real de este magnicidio? ¿Era tan importante el personaje? ¿Quién salió realmente beneficiado con su muerte?
Respondiendo a mi primera cuestión, puedo decir sin temor a equivocarme que el asesinato de Colosio se magnifica aun más por el annus terriblis de 1994, así como el partido del cual era parte. Aunque pueda o no ser de mi simpatía el hoy finado, lo cierto es que su imagen no estaba realmente dañada en el año electoral, pero sí es innegable que su campaña tuvo un serio problema de arranque, a pesar de ser apoyado por la maquinaria estatal en todo el sentido de la palabra.
Colosio no despegaba
Pero el impacto… el verdadero impacto, aparte de su persona, fue a su partido. Lo dejó en una situación delicada porque se quedaron súbitamente sin candidato y se procedió con cierta rapidez en designar a Ernesto Zedillo como su sustituto…
Bienestar para tu familia…
El régimen de Carlos Salinas de Gortari, que se encontraba en su año final y con miras personales del mandatario a pasar a la historia por sus logros, terminó totalmente desacreditado debido a los sucesos que acontecieron ese año:
La rebelión zapatista en Chiapas-y algunas masacres-
El asesinato de Luis Donaldo Colosio
El asesinato de José Francisco Ruiz Massieu
La debacle económica en Diciembre.
Todo ello colaboró para dejar a Salinas como uno de los personajes más detestados de los tiempos contemporáneos de nuestro país. Sin embargo y, a pesar de las múltiples sospechas, nunca se ha podido comprobar el papel del ex mandatario en los magnicidios ocurridos ese año. Pero definitivamente él no fue beneficiado en materia política por lo que sucedió en 1994.
¿Era tan importante? En un sentido estricto, NO. Pero no hay que olvidar que realmente los candidatos anteriores a Luis Donaldo no eran precisamente personajes de gran fuerza o carisma antes de ser destapados como presidenciables. No obstante,el PRI aprovechó la desgracia de Colosio y su familia para volverlo un mártir de su organización, mostrándolo como un ser con visión democrática y con cierta conciencia social. Lamentablemente para esta reflexión, nos resulta imposible poder hablar de algo que no sucedió y solo nos queda cuestionar precisamente si una persona tan cercana a Salinas sería todo lo noble que pinta la agrupación política.
¿Quién salió beneficiado de su asesinato?
Ya descartamos a Salinas como tal. Y añado a su familia, porque Raúl pasó un rato preso por su aparente autoría en la planeación de la muerte de Ruiz Massieu. Además, hay que agregar a Manuel Camacho Solís que murió políticamente y solo dio tumbos en la polaca hasta su muerte.
Un ratito al bote.
El PRI tiene a su mártir, pero no es precisamente una figura incuestionable y mucho menos el partido es del agrado del grueso de la población.
¿El narcotráfico? En la serie de Netflix sugieren esta cuestión. Honestamente, me parece sumamente difícil aseverar o negar algo así. Pero no entiendo realmente en qué podrían beneficiarse esas personas.
¿Ernesto Zedillo? Podría parecer la respuesta más sensata, puesto que él fue designado jefe de campaña de Colosio en su momento y cumplía con los requisitos legales para ser candidato a la muerte de su antecesor. No estoy aseverando que él planeara el asesinato, pero sin duda fue el que obtuvo el mayor beneficio al lado de todas las personas que lo rodeaban.
Ya en San Lázaro
Al final, el significado de la muerte de Colosio es el misterio y el sinsentido de la muerte de un candidato que, aunque era del partido político dominante de la época, no pudo ser protegido de un aparente asesino solitario que solamente se contradijo una y otra vez. Entonces, creo que es necesario concluir que no hay más significado de su muerte que el morbo que genera el suceso, así como las constinuas teorías conspirativas de las cuales somos parte aquellos que estudiamos el evento.
No queda más que seguir buscando entender el magnicidio de Colosio, pero sin dejar de lado que 1994 fue el año que todo lo que podía salir mal en México, salió mal.