The Mexican Spy Company: los mexicanos del servicio secreto norteamericano


Una agencia mexicana

¿Sabías que mucho antes de la CIA, existió una agencia de espionaje mexicana? Así es, en la entonces endeble y poca fortalecida República Mexicana de mediados del siglo XIX existió una especie de antecedente de la Central Intelligence Agency que estuvo al servicio del ejército estadunidense. Se trata de la Mexican Spy Company, un grupo de bandidos mexicanos que ayudaron a los invasores gringos durante la intervención en 1846.

La Guerra

Durante la Guerra entre México y Estados Unidos que inició con la anexión del actual estado de Texas y concluyó con la firma de los Tratados de paz de Guadalupe – Hidalgo, el Ejército Norteamericano invadió territorio mexicano desde la frontera norte y por el Puerto de Veracruz  con el desembarco de tropas y artillería . El poderío extranjero era superior al todavía inexperto e improvisado Ejército Mexicano, que era comandado por el general Antonio López de Santa Anna mientras que la milicia norteamericana estuvo al mando del experimentado general Winfield Scott.

La reacción mexicana

Wilfield Scott

Pero las tropas mexicanas tenían una ventaja considerable contra los invasores y esto era la guerra de guerrillas. Los soldados del general Scott desconocían en su totalidad el territorio extranjero, lo cual imposibilitaba el traslado a la capital mexicana. Además de combatir contra enemigos que salían de la oscuridad, el ejército invasor padecía en varias ocasiones asaltos de bandidos mexicanos.

Con muchas complicaciones, los invasores lograron avanzar, usando paradójicamente La Ruta de Cortés hasta la ciudad de Puebla y tomarla en mayo de 1847. Las ciudades del centro del país solían ser las más pobladas y entretanto los centros de operaciones del Ejército Mexicano, que lograba dar pelea. Las tropas americanas tomaron como base las ciudades de Veracruz, Xalapa y la recién tomada Puebla. Entre estas ciudades existía un circuito de comunicación y abastecimiento de municiones y productos de necesidad básica.

Los bandoleros

El historiador Guillermo Prieto documentaba en sus diarios de la estrategia mexicana que estaba dando resultados:

“La guerra hecha con un buen sistema por medio de guerrillas, nos parece que a larga habría arruinado a sus enemigos y dado el triunfo a la República”

La ciudad de Puebla fue tomada por el general William J. Worth, subordinado del Winfield Scott,  en mayo de 1847 y los poblanos pronto se acostumbraron a la presencia de extranjeros, inclusive una petición llegó a los mandos de Worth. En las inmediaciones de la ciudad, los caminos que comunicaban al puerto de Veracruz tanto con la capital mexicana eran frecuentemente asaltados por ladrones. No había autoridad o persona que no hubiera padecido por esta pandilla de asaltantes, comandados por un personaje  llamado Manuel Domínguez, y quien tenía como sobrenombre “El Chato.” Los poblanos comerciantes pidieron de manera atenta que el ejército invasor ayudaran a capturar a este popular bandido.

 

Creando un servicio secreto

Fue así que las tropas del general Scott capturaron a este peculiar maleante, y un inspector general del ejército, el señor Ethan Allen Hitchcock se le vino una brillante idea para sus objetivos de conquista; pretendía convencer a El Chato para que fungiera como espía de los caminos hacia la capital que conocía muy bien, y tomara funciones militares. Además se le ofrecía un indulto – ya que también había asaltado a miembros de la milicia estadounidense – una buena paga y un rango militar. Manuel Domínguez aceptó, sin dudarlo mucho, pues consideraba que la oferta le convenía  ¿Tuvo éxito en sus nuevas tareas? hablemos un poco de este personaje.

Manuel Domínguez

Hay datos poco certeros respecto a Domínguez. Se sabe que era originario de Puebla nacido muy probablemente en 1815. Cuando fue capturado se describió como un comerciante de telas honesto, hasta que un día cuando iba rumbo a la Ciudad de México fue asaltado por un militar mexicano, que lo desprendió de sus ganancias y su mercancía. Eso generó un resentimiento enorme ante cualquier autoridad por lo que se mudó a las serranías y comenzó una vida delictiva junto con otros maleantes.

Supuesto retrato de Domínguez

El Chato Domínguez tenía un liderazgo nato, poseía a un enorme grupo de pillos a su mando, que proveían de las ciudades centrales de Tlaxcala, Veracruz y la misma Puebla. En más de una ocasión cayó preso, pero siempre encontraba la forma de salir libre.

Respecto a su físico, Ethan Hitchcock en sus diarios de su campaña en México lo describe de un aspecto decente, costaba creer que se trataba de un criminal. Incluso estaba casado con una mujer muy bella que no tenía un diente. Otras versiones lo señalan como un hombre desagradable de piel cobriza y pelo negro, con una barba muy desalineada, labios gruesos y morados. Ambas versiones mencionan que tenía una nariz chata, motivo de su apodo.

Una vez integrado a la milicia estadounidense, bajo la coordinación de Hitchcock, este peculiar vándalo fundó la Mexican Spy Company, o simplemente La Compañía.

Su papel

Una de las primeras tareas de El Chato y su puñado de secuaces fue abrirle paso al ejército estadounidense, volviéndose inmunes a los asaltos que antes padecían. Posteriormente la MSC comenzó con labores más complejas como el transporte de correo secreto y armamentos por el camino México – Puebla, pues había puntos de control del Ejército Mexicano. Estos bandidos traidores a la patria se hacían pasar por comerciantes o conocían caminos alternos para sus misiones.

En su papel de espías, los exbandoleros se encargaban de informar de las actividades de la milicia en la Ciudad de México tales como reuniones secretas y planeaciones militares. También se encargaron de guiar a las partidas norteamericanas a atacar a los guerrilleros mexicanos, y deshonrosamente pelearon a lado de estos en la batalla de Churubusco, que fue determinante para la entrada invasora a la capital mexicana.

Winfield Scott, superior de Hitchcock alabó el valioso trabajo del grupo de espías. En una carta declaró sobre La Compañía:

“han proporcionado los más exactos informes sobre lo movimientos del enemigo y los planes de los paisanos; por conducto de ellos pude aprehender a varios militares y paisanos en las reuniones nocturnas que tenían con objeto de sublevar al populacho. La compañía de espías ha peleado con valor y está tan comprometida, que tendrá que salir del país cuando se retire nuestro ejército.”

El fin de El Chato

Fue tantas las aportaciones de Manuel Domínguez que se le otorgó el grado de coronel – aun sin haber recibido educación castrense ni ser ciudadano norteamericano – y él y sus cómplices tenían sueldos superiores a la mayoría de los soldados que peleaban en México, y se les uniformó de una manera distintiva. Así mismo la Mexican Spy Company tuvo entre sus filas a un centenar de miembros, y su líder aseguraba poder alcanzar el millar de elementos si se requería.

Para el Ejército Mexicano, las tropas de Domínguez se volvieron un férreo problema. Inclusive, hubo un intento de Antonio López de Santa Anna para que desertaran, perdonándoles de cualquier indulto y que colaboraran para él, cosa que La Compañía rechazó.

Hitchcock, el coordinador de la MSC
Hitchcock, el coordinador de la MSC

Después de la firma de paz entre ambas naciones, la MSC se disolvió, y el general Hitchcock en común acuerdo con los miembros, le pagó a cada uno 20 dólares en Veracruz, como finiquito por sus valiosos servicios. Algunos regresaron a las andadas, volviendo a robar en los caminos rurales, y otros reformaron su vida, como el caso de Antonio Carbajal, tlaxcalteca que se sumó a la defensa de la invasión francesa en 1862.

El caso de nuestro villano favorito Manuel Domínguez fue muy particular. Evidentemente, sabiendo que sería un suicidio quedarse en México optó por salir junto con Hitchcock y su familia. Temía ser asesinado ”como un perro”. Partió a Nueva Orleans, para iniciar una nueva vida. Para su desgracia, el cambio de país, ciudad y estilo de vida lo hicieron ser un hombre común y corriente y perdió el respeto que había forjado en México. Incluso nunca obtuvo los derechos de ser un veterano de guerra por que nunca se le consideró uno como tal. Murió en la pobreza en el año de 1868, y si su fecha de nacimiento es la correcta, tenía 53 años.

Asterión

Si quieres leer más artículos de este autor, mira los siguientes enlaces: