La Edad Media; esos mil años que separan a los hombres modernos de aquella añorada época clásica; esos mil años que han sido tachados de bárbaros, salvajes, ignorantes y oscuros, pero que al mismo tiempo han sido reconocidos como una de las épocas con mayor florecimiento cultural para occidente, en la cual nacieron muchas de nuestras instituciones, costumbres, prácticas y creencias. Si fue algo positivo o negativo para la humanidad es algo que no vamos a discutir; pero lo que sí vamos a hacer, es vislumbrar el contexto en el que surgió una de las figuras más estudiadas, reconocidas y trascendentes de aquella época. Estamos hablando de Carlomagno.
Sin duda alguna, los primeros tres siglos de la Edad Media fueron una época realmente convulsa. Los habitantes de lo que hoy en día conocemos como Europa Occidental trataban de recuperarse de las invasiones llevadas a cabo por los pueblos germanos, las cuales conllevaban una extrema pobreza, hambruna, enfermedades y violencia en prácticamente cada territorio fronterizo. Los reinos no estaban bien delimitados, y sus respectivos monarcas llevaban a cabo guerras de manera frecuente para tratar de acrecentar sus dominios, o, en algunos casos, de defenderlos. Por si fuera poco, es justo en este contexto cuando la expansión islámica comienza a incursionar en territorios europeos.
El islam nació en la Península Arábiga y se difundió rápidamente a través de la figura de Mahoma, un hombre cuya infancia fue considerablemente difícil, pero que contaba con un gran liderazgo y mucha visión. Durante su vida, Mahoma logró enseñar los fundamentos de la religión islámica a un increíble número de seguidores. Estos hombres, antes de formar parte de a aquella religión, se habían dedicado a ser caravaneros y pertenecían a pequeños cultos locales, por lo que su sociedad se basaba en la conformación de pequeños grupos aislados, los cuales tenían a sus propios dioses locales y cierta autonomía; sin embargo, todo cambió cuando abrazaron las enseñanzas de Mahoma, pues ahora tenían creencias que los unían y les daban un sentido de pertenencia a algo más grande; durante este tiempo, se islamizaron las ciudades de Medina y la Meca; y un poco más adelante, a través de las figuras de los califas, se conquistaría la ciudad de Damasco, prácticamente todo el norte de África, y, por supuesto, la Península Ibérica. 3
Por mucho que los visigodos, ubicados en gran parte de lo que hoy en día es España, trataron de defender su territorio de la vertiginosa expansión islámica, para el siglo VIII habían perdido alrededor de dos terceras partes de su territorio. Los sajones de Inglaterra no tuvieron tiempo para preocuparse por esto, ya que se encontraban demasiado ocupados defendiéndose de las primeras invasiones de los normandos, mientras que Roma se veía constantemente amenazada por los lombardos. El panorama era devastador, alcanzaban a verse una inmensidad de problemas, y muy pocas soluciones, pero es justamente en este contexto cuando todo comienza a acomodarse para permitir el ascenso de Carlomagno.
Una vez que hemos visto cómo era la situación en general de Europa, podemos enfocarnos en el territorio del Reino Franco.
El Reino Franco surgió tras la caída del Imperio Romano de Occidente, cuando cada uno de los pueblos germanos buscó tierras en dónde instalarse y consolidar sus propias comunidades. Los francos se asentaron en la antigua región de la Galia y se dice que el primero de sus líderes fue el legendario Meroveo; quien participó activamente en la guerra en contra de Atila y fundó su propia dinastía, la de los Merovingios. Es destacable que los primeros Merovingios influyeron de manera decisiva en la consolidación del Reino Franco y en sus vínculos con el occidente. Posiblemente, el más destacado de todos ellos, sea Clodoveo; y es que en un primer momento, los francos habían conservado sus antiguas creencias; no habían sido cristianizados y, por lo tanto, se mantenían fieles al culto odinista; sin embargo, fue Clodoveo el primero en bautizarse y abrazar la religión cristiana.
Si bien, los Merovingios comenzaron siendo grandes líderes militares y reyes reconocidos, paulatinamente fueron descuidando sus deberes y preferían dedicarse a otras actividades que poco tenían que ver con el bienestar de su pueblo; tal es el caso de los banquetes y la cacería. De esta manera, los Merovingios fueron alejándose cada vez más de su pueblo, y el rey dejó de ser el respetado líder político y militar que alguna vez fue. Es entonces cuando comienza a cobrar relevancia una de las figuras más interesantes de la Alta Edad Media; el mayordomo.
Es evidente que hasta nuestros días, la palabra y el concepto mismo de mayordomo ha cambiado drásticamente. Y es que durante la Alta Edad Media, el mayordomo no era una elegante figura vestida de frac que ayudaba a su amo a mantener limpia su casa en el día y a combatir el crimen por la noche. El mayordomo de palacio se encargaba, prácticamente, de realizar todas aquellas labores que originalmente le correspondían al rey, pero que había abandonado para dedicarse a otras actividades. 6
Hasta este momento, hemos explorado la difícil situación en la que se encontraba el Occidente; la amenaza que representaba la expansión islámica por el sur, la decadencia de la monarquía merovingia, los constantes ataques de los incipientes estados europeos, y el ascenso de la figura del mayordomo; sin embargo, falta un elemento más a tomar en consideración antes de tener la fórmula completa que permitió el ascenso de Carlomagno. Y este último elemento es, nada más y nada menos, que el Papado.
Poco tiempo antes de que la familia de Carlomagno hubiera accedido al trono de los francos, la supremacía del Obispo de Roma había sido definida, lo cual dotaba al Papa de una mayor autoridad que a cualquier otra cabeza de la Iglesia. De esta manera, las decisiones que tomara el Sumo Pontífice eran en extremo relevantes, y podía influir en cada uno de los reinos católicos en caso de ser necesario. No es de extrañar que los intereses del Papa fueran defender la fe católica, tanto de amenazas físicas, como ideológicas. Esto quiere decir que aún existían pueblos germanos que no habían abrazado esta fe, por lo que continuamente amenazaban por atacar de manera violenta; pero al mismo tiempo, la Iglesia debía cuidarse de algunas ideas que no coincidían con el canon establecido, es decir, herejías; y por si fuera poco, se buscaba, al mismo tiempo, favorecer la evangelización de tierras distantes, para lo cual los misioneros en tierras extranjeras jugaban un papel fundamental. 7
Ahora bien, una vez que hemos revisado cada uno de los agentes que participaron en este proceso, podemos pasar al momento clave que permitió el desenvolvimiento de los acontecimientos. Para el 732 d.C. el Emir Abderrahman buscó que los dominios islámicos dejaran de limitarse a la Península Ibérica, y comandó a sus tropas para cruzar los Pirineos y adentrarse en territorio franco. Carlos Martel, el mayordomo de aquella época, se encargó de liderar al ejército franco para frenar a los invasores islámicos antes de que fuera demasiado tarde. El 10 de octubre de ese mismo año ambas fuerzas se enfrentaron, y el resultado fue una aplastante victoria para las tropas comandadas por Carlos Martel, quien se volvería ampliamente reconocido por haber alcanzado la victoria junto con los cristianos en la ya muy conocida Batalla de Poitiers. Por supuesto, existían personas con rangos políticos más altos que los de Carlos Martel; pero de manera fáctica, era él quien ostentaba el mayor poder e influencia dentro del Reino Franco; cosa que no pasó desapercibida por el Papa.
El Sumo Pontífice, Gregorio II, habiendo notado los logros de Carlos Martel, le encomienda que apoye a San Bonifacio, quien, en aquella época, se encontraba realizando la importante misión de evangelizar el territorio que hoy en día conocemos como Alemania. Evidentemente, la empresa no parecía sencilla, y el misionero necesitaría toda la ayuda posible, razón por la cual el Papa lo pone bajo el cuidado del nuevo héroe de la cristiandad. Poco tiempo más adelante, el Papa mismo se ve amenazado por una fuerza externa; los lombardos se acercaban peligrosamente a la Santa Sede y era evidente que sus intenciones no eran favorables para el Sumo Pontífice, quien, viendo el peligro al que era sujeto, buscó ayuda inmediatamente. El Imperio Bizantino no pareció muy interesado en apoyar al Papa con esta situación y lo abandona a su suerte, razón por la cual, una vez más, el Sumo Pontífice recurre al Reino Franco para solicitar ayuda.
En un primer momento, Carlos Martel no parecía muy convencido de atacar a los Lombardos; posiblemente debido a que ellos eran un potencial aliado para enfrentarse a los musulmanes, en caso de que estos últimos decidieran volver a intentar una incursión; sin embargo, Carlos Martel termina por acceder y defiende a la cabeza de la Iglesia de esta nueva amenaza, con lo cual se verá muy favorecido. 9
Para este momento, Carlos Martel y sus descendientes ya son considerados defensores de la cristiandad, favorecedores de la evangelización, aliados papales y líderes militares altamente capacitados. Era solamente cuestión de tiempo para que el antiguo rey merovingio, cuya relevancia era prácticamente nula, terminara siendo depuesto por el mayordomo y el Papado, tras lo cual el hijo de Carlos Martel terminaría convirtiéndose en el rey de los francos. Su nombre era Pipino, y aunque sus logros como lider de aquel reino fueron considerables, terminaron siendo opacados por los de su hijo, el siguiente en la línea sucesoria, y conocido hasta nuestros días como Carlomagno.
Fuentes:
Mussot-Goulard, Renée, Carlomagno, Fondo de Cultura Económica, México, 2014.
Romero, José Luis, La Edad Media, Fondo de Cultura Económica, México,
Halphen, Louis, Carlomagno y el Imperio carolingio,
Tours, Gregory of, The history of the Franks, trad. Lewis Thorpe, Penguin Classics, Estados Unidos, 1974.
Pirenne, Henri, Mahoma y Carlomagno, Alianza Editorial, Madrid, 2013, 245 pp.
Cuando hablamos de Edad Media, siempre pensamos en una etapa oscura, donde la religión predominaba sobre la población, la mujer estaba totalmente sometida al dominio masculino y donde todos los progresos sociales y culturales quedaron aparentemente estancados, comparado con la Edad Antigua y hasta el Renacimiento, no hubo grandes avances.
Sin embargo, desde que estudié Historia en la Universidad (admito que los historiadores podemos ser personas irritantes en este aspecto, pero ya nos viene de formación profesional y acabamos viendo historia por donde no hay), mi concepto de Edad Media se ha visto modificado y va más allá de esa etapa oscura que tanto nos han pintado.
Porque sí, la Edad Media fue una etapa de progresos, tal y como señala Jean Gimpel en su libro La Revolución Industrial en la Edad Media (recomendada lectura para comprender lo que supuso la Edad Media), donde se puede apreciar las mejoras en la agricultura, uso de energías como la maremotriz, que llevaron a ese aumento demográfico, que luego tras el siglo XIV, debido a las malas cosechas y la peste negra, supuso ese terrible descenso.
También hubo avances arquitectónicos, literarios y sociales, con la burguesía emergente y el surgimiento de la ciudad medieval. Incluso hubo alguna mujer escritora, como Christine de Pizán o reinas como Leonor de Aquitania, que fue incluso más poderosa y rica que el rey de Francia. Con esto, podemos decir que el periodo medieval sí tuvo sus mejoras, pero finalmente, el dominio de la Iglesia, que comenzó a condenar tales avances, supuso ese retroceso que hoy en día tenemos muy arraigado.
Jacques Le Goff
Entonces, ¿podemos decir que la Edad Media fue oscura? Historiadores como Jacques Le Goff han luchado para exponer el esplendor de esta época y aunque es evidente que no es esa etapa oscura e ignorante, sí tuvo su ambición de desarrollarse y en vista está en sus progresos. Yo creo que debemos dejar de lado ese concepto oscuro y empezar a tener en cuenta, no solo los historiadores en las publicaciones, sino también en la enseñanza, que la Edad Media fue una era de luces y algo de sombra, pero con afán de desarrollarse y grandes avances tecnológicos.
Y vosotros, ¿creéis que fue una época oscura? ¿Después de leer mi debate tenéis otro concepto? Sois libres de opinar.
Este ensayo podría terminar de una manera muy rápida y concisa con una respuesta, ya sea afirmativa o negativa, y otorgando una breve explicación de por qué es o no posible hacerlo; sin embargo, en HC nos gustaría desarrollar una respuesta bastante más compleja, que aporte información sobre las diferentes propuestas que hay sobre el tema, y, principalmente, rompiendo ese tabú que aqueja a los medievalistas latinoamericanos desde hace ya muchos años, y que puede notarse fácilmente en la academia y en las publicaciones históricas de nuestro continente.
¿Qué entendemos por Edad Media?
Somos conscientes de que entre nuestro querido público lector se encuentran expertos en la materia que podrían darnos cursos enteros sobre la Edad Media, pero también hay estudiantes que están cursando la carrera, aficionados de la historia y, por supuesto, aspirantes a la universidad que aún no están seguros si escoger la Licenciatura en Historia o no. Sin importar el nivel que uno tenga en cuanto a conocimientos históricos, medievales en este caso, es importante aclarar los conceptos que se están utilizando a la hora de debatir, ya que existen muchos elementos, como las etapas históricas, que cuentan con una definición tradicional y generalmente aceptada, pero que al mismo tiempo existe un debate sobre su significado, su fecha de inicio y de final, y que en todo caso es conveniente acotar antes de desarrollar nuestro tema principal.
Tradicionalmente, la Edad Media es la etapa histórica situada después de la Antigüedad y antes de la Modernidad. Tiene su inicio en el 476 d.C. y su final en el 1453 d.C., es decir, empieza y termina con la caída de los Imperios Romanos, de occidente y de oriente, respectivamente. Ahora bien, estas fechas pueden y suelen variar, dependiendo del enfoque el investigador le está dando a su obra, de forma que hay quien propone que el inicio del medievo puede situarse en el siglo III, o en el VIII, mientras que su final varía entre los siglos XV, XVI y hasta XVIII. Si bien, es pertinente tener esto en cuenta, nosotros utilizaremos la división del tiempo más aceptada, que sitúa a la edad que nos interesa entre los siglos V y XV.
El nombre de esta edad fue acuñado durante el Renacimiento, y ya desde ese tiempo, pero sobre todo durante el periodo de la Ilustración, se consideró que la Edad Media era un tiempo de atraso, una pausa en el desarrollo cultural e intelectual de la humanidad, y un abismo que separaba a los “avanzadísimos” griegos y romanos, de los renacentistas e ilustrados; es decir, el nombre de esta época responde a un discurso que concibe a la historia de manera lineal y progresista, en la que debería cumplirse con una agenda de desarrollo directamente ligada con el tiempo que se vive. Hoy en día esta concepción de la historia no es tan aceptada por los historiadores profesionales, y se ha demostrado en múltiples ocasiones que esa idea tan negativa de la Edad Media no podría estar más alejada de la realidad; sin embargo, quedó plasmada en el imaginario colectivo y persiste hasta nuestros días.
¿Por qué fue tan poco estudiada durante tanto tiempo?
Como explicamos en el apartado anterior, la Edad Media era vista como una etapa llena de violencia, de barbarie, de guerras, enfermedades y muy poca higiene. Algo así como un momento traumático del que no se puede aprender nada y que es mejor olvidar cuanto antes. Durante mucho tiempo, ésa fue la idea que predominó sobre la Edad Media, a la cual incluso llegaban a llamar el Oscurantismo. Paulatinamente esa situación fue cambiando; con la llegada del Romanticismo podemos ver una exaltación de los valores occidentales, cuyo origen se encuentra, sin duda alguna en la Edad Media; y con el surgimiento de los estados nación modernos, los países europeos comenzaron a buscar el inicio de su identidad y de su legitimidad, nada más y nada menos que en la Edad Media, y, por si fuera poco, para mediados del siglo XX muchos historiadores dirigieron su mirada a esta etapa en busca de la comprensión de algunos fenómenos sociales y culturales de la época en que ellos mismos vivieron. De hecho, entre ellos se encuentran algunos de los más grandes medievalistas que hemos tenido, como es el notable caso de Marc Bloch y Jacques LeGoff.
En este sentido, resulta muy sencillo comprender por qué la Edad Media es tan importante y tan estudiada por los historiadores europeos; básicamente toda su estructura social surge durante ese tiempo. La consolidación de la hegemonía cristiana comienza desde la Alta Edad Media, el capitalismo comercial se gesta desde los últimos siglos de la Baja Edad Media, y antes de eso tenemos inventos como las universidades, el método científico, técnicas de agricultura y de navegación, rutas comerciales, templado del acero, la champaña, y la lista podría seguir, pero entonces, ¿tiene algo que ver la Edad Media con Latinoamérica? Generalmente, suele pensarse que la Edad Media es un periodo demasiado remoto, y que se llevó a cabo en un continente totalmente ajeno, por lo que tiene poco que ver con nosotros y por lo tanto, su estudio desde esta parte del mundo es irrelevante; sin embargo, existen grandes estudiosos de culturas orientales, del Imperio Romano, de los griegos y de muchos otros temas más que no son juzgados ni puestos en duda tan fuertemente como ocurre con los medievalistas, ¡Como si de alguna manera el Imperio Romano fuera más cercano a nuestra sociedad que los 10 siglos que le suceden! Sin duda alguna, esta última afirmación puede despertar en el lector una muy interesante pregunta…¿Hay vestigios medievales en la sociedad latinoamericana? Por su puesto que los hay, y para no sesgar ímpetu de investigación que puede estar surgiendo con respecto al tema, mencionaremos solamente unos cuantos.
Vestigios medievales en Latinoamérica
Algunos autores (Baschet, Jerome, ¿Por qué interesarse en la Europa Medieval?) se remontan al tiempo de las Cruzadas, en las cuales la la Península Ibérica tuvo una participación considerablemente menor a la de Francia, Inglaterra, del Sacro Imperio Romano Germánico; y sugieren que esto despertó un profundo anhelo por comenzar una campaña de recuperación de Tierra Santa; sin embargo, después de la reconquista hispana, la situación económica de la península estaba muy lejos de ser favorable, por lo que era necesario conseguir oro y plata a como diera lugar. Ésta es una posible explicación de por qué los conquistadores del Nuevo Mundo buscaban los metales preciosos con tanta desesperación; pero el asunto no termina ahí, y es que al poco tiempo de haber sido consumada la Conquista de México, muchos frailes, principalmente franciscanos (cuya orden también tiene un origen medieval), comenzaron a hacer profundos estudios de las sociedades mesoamericanas. El resultado de sus investigaciones fue plasmado en grandes libros que han llegado hasta nuestros días, y que después de un breve análisis comparativo, podemos determinar que están basados completamente en un modelo medieval que puede remontarse, por lo menos, hasta las Etimologías de San Isidoro de Sevilla, obra en la cual el autor comienza explicando cuestiones relativas a Dios, y posteriormente de otros seres celestiales, después trata temas sobre el ser humano y su historia, y finaliza hablando de los asuntos geográficos y de la fauna y la flora; precisamente el mismo esquema que podemos ver en obras como la de fray Bernardino de Sahagún. Todo esto escrito en tres columnas, que durante la Edad Media solían estar en los idiomas griego, latín y la lengua vernácula del lugar, pero que para el caso mexicano se cambió a náhuatl, latín y español.
Ahora bien, después de la destrucción de México-Tenochtitlan era necesario la construcción de una nueva ciudad, no bajo los esquemas mexicas, sino de los españoles; con el poder eclesiástico y el poder imperial en el centro de la nueva urbe, en la forma de la Catedral Metropolitana y el Palacio Virreinal, siendo éste último la sede del virrey, el alter ego del monarca legitimado por la Iglesia, que a su vez representaba el vínculo más fuerte con el Imperio Romano y con los tiempos de Constantino I.
Analizando este último apartado podemos concluir que la estructura misma de la sociedad latinoamericana, sus costumbres y tradiciones, sus valores morales y hasta su diseño urbano está estrechamente vinculado con los cánones medievales, lo cual significa que estudiar aquella edad desde nuestro continente no solamente es interesante, sino que es algo muy necesario, lo cual nos lleva a la última cuestión de este ensayo… ¿Es posible hacerlo desde aquí?
Hasta hace poco, los estudios medievales desde Latinoamérica eran en extremo difíciles, ya que la mayoría de los documentos y vestigios arqueológicos que al historiador le son de interés y utilidad se encontraban, por obvias razones, en archivos y en zonas europeas, por lo que para consultarlos era necesario un muy largo viaje y una estadía de tiempo considerable, lo cual representaba un gasto importante tanto de dinero como de tiempo, todo esto suponiendo que el historiador ya tenía los conocimientos necesarios para realizar su investigación, como era el dominio del latín y de la paleografía medieval, así como del contexto de su tema de estudio. Claro, esto no suena para nada sencillo; sin embargo, hoy en día tenemos muchos adelantos tecnológicos que nos han facilitado enormemente esta labor. Una enorme cantidad de archivos europeos, así como algunas universidades, se han dado a la tarea de escanear, clasificar y digitalizar sus colecciones medievales, lo cual hizo posible que una persona desde casi cualquier parte del mundo acceda a estos documentos sin la necesidad de salir de su casa. De la misma manera, existen cursos tanto en universidades latinoamericanas como europeas que pretenden otorgar a los estudiantes las herramientas necesarias para el estudio de la Edad Media, entre los cuales hay lectura y traducción de latín, paleografía, diplomática, etc. y, por si fuera poco, existen programas de intercambio, los cuales aunados a la posibilidad de cruzar el Atlántico volando en unas cuantas horas y no en un barco que haría varios días, crea un ambiente mucho más amigable para el medievalista que se ve en la necesidad de viajar físicamente al archivo.
Éstas han sido solo algunas consideraciones que hemos tomado en cuenta con respecto a los estudios medievales desde nuestra tierra, pero si tienes alguna otra que te gustaría proponer o te han surgido dudas con respecto al tema, por favor, no dudes en contactarnos, seguirnos en redes sociales y suscribirte a nuestro canal de Youtube.
-El Erudito.
Puedes leer más de este autor en los siguientes enlaces
Al aproximarse al estudio una etapa histórica, la decisión de qué hechos, acontecimientos o procesos son relevantes y cuáles no, es algo completamente subjetivo. En el caso de los estudiosos de la Historia, todo depende del tema que estén desarrollando y el enfoque que le estén dando a su estudio, de forma que personajes tan importantes como Carlomagno y Saladino, o procesos como las Cruzadas o las Invasiones Normandas, podrían considerarse irrelevantes si lo que se estudia es la gastronomía del Imperio Bizantino en el siglo VII.
En el caso de los aficionados a la Historia, la cosa es aún más sencilla, ya que el parámetro para determinar si un tema es relevante o no, dependerá principalmente de su interés y sus gustos personales. En pocas palabras, cualquier hecho histórico puede resultar de extrema importancia, o bien, ser descartado sin mayores consecuencias, todo dependiendo del cristal con que se mire.
Es por esta razón que presentaremos algunos de los hechos históricos que suelen considerarse como altamente relevantes para el estudio de la Edad Media, ya sea por razones del tipo político, económico, social o cultural, o bien, porque han sido ampliamente estudiados desde diferentes enfoques y suelen ser tomados como un punto de partida para muchos investigadores.
1. La Caída del Imperio Romano de Occidente
Mucho se ha hablado ya sobre cuál es la fecha en que termina la Antigüedad y comienza la Edad Media y, aunque es prácticamente imposible y hasta cierto punto innecesario fijar una fecha exacta, son muchas las propuestas que se han hecho. No obstante, tradicionalmente la más aceptada y por la que generalmente comienzan los estudios medievales es el año 476 d.C. con la caída oficial del Imperio Romano de Occidente, pero… ¿Qué pasó realmente en ese año y por qué se considera tan relevante?
Pues bien, el Imperio Occidental vivía una crisis de la que jamás se pudo recuperar, los números de su ejército se encontraban por los suelos, su economía se había derrumbado, no era posible obtener ayuda del Imperio de Oriente y, por si fuera poco, varias oleadas de pueblos germanos realizaban constantes invasiones por diferentes flancos, llegando a conquistar Roma y a ser ellos mismos quienes decidían quién sería el emperador. Fue entonces cuando Odoacro destituyó a Rómulo Augústulo de la silla imperial y nunca más se nombró a su sucesor, terminando así con la sucesión imperial y, según algunas corrientes historiográficas, la Edad Antigua.
Si bien esta ya no siempre se considera como la fecha oficial del inicio de la Edad Media, lo cierto es que la deposición de Rómulo Augústulo sí trajo grandes consecuencias, ya que dejó de existir un imperio cristiano en tierras occidentales, por lo que el Imperio Bizantino no tendría un contrapeso sino hasta la llegada de Carlomagno.
Los diferentes pueblos germanos se asentaron en antiguas provincias romanas y fundaron los primeros reinos teutónicos, en los cuales tuvieron que convivir los romanos, católicos en su mayoría, con los germanos, quienes habían sido evangelizados por arrianos, e incluso con algunos pueblos paganos, quienes se negaban a abrazar el cristianismo, dando como resultado una época de grandes movimientos sociales, políticos y religiosos que nos permite marcar un posible final para la Edad Antigua.
Thomas Cole, El Curso del Imperio, Destrucción, 1836 d.C.
2. El nacimiento del islam y su vertiginosa expansión.
Mientras que las tierras de Europa Occidental vivían uno de los momentos decisivos para el nacimiento de la cultura occidental, en la Península Arábiga nacía una nueva religión, el islam. A mediados del siglo VII, Mahoma consiguió una enorme cantidad de seguidores que se islamizaron rápidamente, comenzando por su esposa Jadiya y expandiéndose a las ciudades más importantes de la península, como eran La Meca y Medina.
Tras la muerte de Mahoma, sus sucesores, conocidos como los califas, comenzaron una agresiva expansión del islam, ya no sólo en tierras árabes, sino aventurándose más allá, entrando así en contacto con otros pueblos, otras religiones e incluso con potencias como el Imperio Bizantino. En tiempos de los 4 califas, el Imperio Islámico anexó a sus dominios Damasco y Egipto, y más adelante comenzaron a invadir la Península Ibérica. Este proceso resulta de extrema relevancia para el estudio de la Edad Media.
Por un lado, marca el nacimiento del islam y los primeros contactos que tuvo con el cristianismo y el judaísmo; por otro lado, la dominación islámica de África del Norte y del Sur de España arrebata a los cristianos la posibilidad de navegar por el Mediterráneo, el cual representaba una gigantesca fuente de ingresos, por lo cual la economía occidental sufrió una enorme recesión y se transformó en un sistema basado esencialmente en la producción agraria y de autoconsumo, tomando así aún más distancia de lo que fue el sistema de la Antigüedad.
Aunado a esto, la expansión islámica ocasionaría, siglos más adelante, que Oriente y Occidente formen alianzas y coaliciones para tratar de recuperar lugares de gran importancia para el cristianismo, dando como resultado movimientos de la altura de las Cruzadas, pero ése es un tema que se abordará más adelante.
Finalmente, es importante destacar que el contacto entre cristianos y musulmanes no siempre dio como resultado la violencia, sino que en muchos casos podemos apreciar hermosas expresiones artísticas que surgen como resultado del contacto entre ambas ideologías, no solamente en el plano arquitectónico, sino también en el pictórico y literario.
El nacimiento de este imperio es, al igual que muchos otros, un largo y complicado proceso, el cual resulta sin duda alguna, uno de los más relevantes para el estudio y la comprensión de la Edad Media, ya que marca un antes y después en una infinidad de aspectos que poco a poco se volverían inherentes en la cultura occidental.
La historia comienza con Carlos Martel, mayordomo del palacio real de la dinastía Merovingia. Carlos Martel logró conseguir el apoyo de importantes familias nobiliarias, quienes se unieron bajo su liderazgo para frenar el avance musulmán en Poitiers en el año 732 d.C. La batalla fue un rotundo éxito, y Carlos Martel comenzó una ambiciosa campaña para hacerse con el poder del Reino Franco, lo cual finalmente sucedería luego de que el último rey de los Merovingios fuera depuesto de su poder.
Además de esto, logró que el Papa reconociera a Pipino, hijo de Carlos, como el legítimo gobernante de los francos, luego de que éste le ayudara a resolver un problema de invasiones lombardas a la Santa Sede. Aunque la historia de Caros Martel es asombrosa, suele ser opacada por la de su nieto, Carlomagno, quien terminó de consolidar su poder como rey de los francos, pero también conquistó a los ávaros, a los lombardos y a los sajones, para ser finalmente coronado por el Papa como emperador de los romanos el 800 d.C.
El reinado de Carlomagno y su alianza con el Papa eran vistos como un sistema en el que la religión y el gobierno actuaban en completa sintonía, siendo uno el máximo gobernante espiritual, y el otro, el brazo armado de la Iglesia Católica, dispuesto a defenderla de posibles invasores y de cristianizar a los pueblos circundantes. En tiempos de Carlomagno surgió también la Escuela Palatina, en la cual un reducido porcentaje de la población tenía la posibilidad de aprender a leer y a escribir, aritmética, música, geometría, astronomía e incluso lenguas extranjeras, lo cual representaba un enorme avance para la época y paulatinamente se convertiría en un modelo a seguir por otras regiones occidentales.
Aunado a esto, es destacable la enorme producción literaria que inspiró la dinastía Carolingia, ya que es durante en ese tiempo donde se sitúan historias épicas como el Cantar de Roldán y la historia de los paladines, pero también surgieron leyendas en torno a la figura de Carlomagno, como por ejemplo, que blandía una espada mágica, cuyo brillo era tal, que podía cegar a sus enemigos en el campo de batalla; o bien, aún en nuestros días se dice que la ascendencia de algunas casas nobiliarias puede ser rastreada incluso hasta el mismísimo Carlomagno.
Retrato de Carlomagno por Alberto Durero
4. Las Invasiones Normandas.
Los normandos, también conocidos como nórdicos o escandinavos, iniciaron una serie de incursiones por todo el norte de Europa a finales del siglo VIII. Al principio se trató de viajes de exploración y saqueo, sin embargo, unos años más tarde comenzaron a asentarse en tierras europeas, iniciando guerras con otros pueblos que ya vivían ahí, pero también creando nuevas rutas de comercio, importando bienes de tierras muy lejanas y, principalmente, logrando grandes cambios en la navegación de occidente, con lo cual se pudo reactivar el comercio marítimo, la exploración de tierras hasta entonces desconocidas y un desarrollo considerable en las técnicas de navegación y elaboración de barcos.
Debido a las constantes invasiones y saqueos realizadas por los escandinavos, los europeos se vieron en la necesidad de crear, copiar e implementar estrategias de combate, lo cual sirvió para revolucionar el arte de la guerra en la Edad Media; por otro lado, sabemos que el comercio realizado con los normandos fue muy fructífero, y llevaron productos como el cuerno de narval, pieles y ámbar a tierras en donde estos bienes eran desconocidos y cuya demanda fue altísima. Por otro lado, luego de que muchos pueblos escandinavos se convirtieran al cristianismo, serían también poderosos aliados en contra de los enemigos religiosos de occidente, llegando a participar incluso en las Cruzadas.
Vida de San Edmundo, Biblioteca Morgan, 1130 d.C.
5. La creación de los monasterios y su difusión por toda Europa.
A lo largo de la historia han surgido innumerables órdenes religiosas, algunas monásticas, otras mendicantes e incluso algunas militares. Sin embargo, todo comenzó en el siglo VI con San Benito de Nurcia, quien fundó el primer monasterio cristiano oficial en Montecassino, y cuya orden lleva el nombre de Orden Benedictina, en honor de su fundador.
La fundación de esta orden fue de vital importancia durante la Edad Media, no solamente porque institucionalizaba a los grupos de cenobitas que querían dedicar su vida a Dios, sino también porque se convirtieron en el bastión cultural de cristiandad, ya que una de las principales actividades de los monjes era resguardar, recopilar, traducir y en algunos casos difundir todo tipo de obras, desde los filósofos clásicos hasta los grandes teólogos cristianos de su época. Aunado a esto, la Orden Benedictina sirvió de inspiración para crear otras órdenes que de igual manera fueron muy relevantes en la Edad Media, como lo fueron Cluny, el Císter, los Templarios y los Franciscanos.
Biblioteca Nacional de Francia, 342, folio 110v, 1274 d.C.
6. Invención y uso del fuego griego por parte de los bizantinos.
El choque cultural que se dio entre cristianos y musulmanes durante gran parte de la Edad Media fue indudablemente violento y, como siempre ya sea para bien o para mal, la guerra suele traer importantes avances tanto en técnicas y estrategias, como en armamento y tecnología.
Si bien Bizancio era una de las grandes potencias de la cristiandad, lo cierto es que estaba teniendo serias dificultades para defender su territorio de los invasores árabes, quienes cada vez eran más fuertes y se expandían por tierras anteriormente cristianas. No obstante esto, los bizantinos desarrollaron una nueva arma que les otorgó la victoria en una serie de enfrentamientos y que les confería la ventaja durante las batallas navales, se trataba del fuego griego.
Esta arma permitía incendiar rápidamente las naves de los contrincantes y, de acuerdo con la leyenda, el agua no podía apagar las flamas, sino que solamente las avivaba, lo cual resultaba aterrador al tratarse de un combate en medio del mar.
Hasta el día de hoy, nadie ha logrado replicar el fuego griego ni dar con su fórmula. Sin embargo, gracias a las crónicas que nos llegaron de aquella época, sabemos que esa arma fue sin duda alguna, uno de los avances más relevantes para los territorios cristianos, con lo cual lograron que Constantinopla resistiera varios siglos más.
7. La consolidación y estructuración de la Iglesia Católica.
La Iglesia Católica nació como institución desde mucho antes de que comenzara la Edad Media, sin embargo, fue durante esta época que definió gran parte de la estructura y tradiciones que hasta hoy en día conserva. En primer lugar, fue a finales del siglo VI cuando el Obispo de Roma fue declarado formalmente como la cabeza de la Iglesia Católica, ostentando así su supremacía por sobre sus homólogos de otras regiones igualmente importantes para la cristiandad, como lo fueron Constantinopla, Jerusalén o Alejandría.
Unos siglos más adelante, debido a un serio conflicto que existió entre el Papa y el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, la Iglesia se vio en la necesidad de crear un método institucional que concerniera únicamente a los miembros más destacados de la jerarquía eclesiástica para nombrar al nuevo Papa. Esto dio como resultado dos cosas de gran importancia que han llegado hasta nuestros días: se trata del título de cardenal y del cónclave.
Los cardenales son altos jerarcas que pueden distinguirse a simple vista por su llamativo ropaje color rojo, siendo una de sus principales funciones votar por el sucesor de San Pedro, el cual generalmente es elegido de entre ellos. El cónclave, por su parte, es el proceso mediante el cual estos jerarcas se reúnen en una habitación cerrada y completamente aislada del mundo exterior y de cualquier influencia ajena a ellos para elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica.
La capacidad para evolucionar y adaptarse de la Iglesia fueron extremadamente relevantes durante la Edad Media, ya que no solamente le ayudaron a sobrevivir a las constantes dificultades que se presentaban, sino también imponerse como la institución hegemónica de la época.
Biblioteca Nacional de Francia 437, folio 51v, 1374 d.C.
8. Las Cruzadas
Mucho se ha hablado ya de las Cruzadas, es común escuchar que se trata de grandes batallas entre cristianos y musulmanes por el dominio de Tierra Santa y algunas regiones cercanas de gran importancia. Pero, ¿qué relevancia tuvieron para la Edad Media, o para su estudio en nuestros días?
Pues les comento que las Cruzadas no solamente representan una de las pocas situaciones en las que muchos habitantes que solían diferir entre ellos lograron unirse con único fin, aliándose así franceses con alemanes, españoles e ingleses, ricos y nobles con siervos, católicos con ortodoxos y occidentales con orientales; también se tratan del primer contacto en gran escala entre oriente y occidente desde la Caída del Imperio Romano.
Por un lado, mientras muchos iban a pelear y tratar de reconquistar territorios, muchos otros optaron por viajar y explorar regiones anteriormente desconocidas para ellos, y fue durante estos viajes que muchos europeos encontraron productos que les parecieron enormemente llamativos, como fueron las especias, los pigmentos, las telas preciosas, animales exóticos, etc.; cosas que en Europa eran prácticamente imposibles de conseguir y que podían alcanzar precios elevadísimos.
Fue así como los primeros comerciantes y mercaderes comenzaron a importar mercancía para revenderla en su país natal y amasar una pequeña fortuna. Los más aventureros comenzaron a crear las primeras inversiones, en las cuales pedían el apoyo económico de algún patrocinador para emprender el viaje a Medio Oriente en busca de costosos productos, a cambio de la promesa de devolver el dinero invertido más una nada desdeñable cantidad extra. Para proteger a los inversionistas de una gran pérdida en caso de accidentes o pillaje, nacieron los primeros seguros, y para realizar grandes transacciones con clientes importantes nació el crédito. Paulatinamente fue tomando forma un incipiente capitalismo comercial.
La reactivación del comercio como consecuencia de las Cruzadas trajo consigo el nacimiento de una nueva clase social: la burguesía, la cual era económicamente mucho más poderosa que la gente común, pero que no gozaba de los mismos privilegios que la nobleza… o por lo menos no por el momento, ya que poco a poco la burguesía se fue acercando más y más a la monarquía, entrando en serios conflictos con la nobleza, los cuales muchos siglos más adelante terminarían por desembocar en grandes revoluciones que cambiarían el curso de la historia.
Como explicamos al inicio del presente artículo, las fechas que delimitan una edad suelen estar sujetas a la interpretación de quien las estudia; sin embargo, los diferentes hechos que se toman para marcar el final de la Edad Media son en verdad relevantes, tanto para el medievo como para la historia en general, por lo que a continuación presentaremos algunos de los acontecimientos más relevantes que se han utilizado para finalizar la Edad Media y comenzar la Modernidad.
Caída del Imperio Romano de Oriente
La Caída del Imperio Romano de Oriente, o Constantinopla, en el año 1453 d.C. es posiblemente el acontecimiento que más se utiliza para dar fin a la Edad Media, ¿la razón? al caer Constantinopla y ser tomada por los turcos, las grandes rutas de comercio que conectaban Oriente y Occidente se ven bloqueadas, por lo que los europeos se ven en la desesperada necesidad de buscar nuevas formas de conectar con los países asiáticos, lo cual genera grandes cambios económicos, avances en la geografía, la navegación y otras áreas del conocimiento. Por si fuera poco, resulta casi poético que la Edad Media se encuentre delimitada por la caída de las dos partes del Imperio Romano.
Caída de Constantinopla, París, 1499 d.C.
Invención de la Imprenta
La invención de la imprenta en Occidente se sitúa alrededor del año 1440 d.C. y se atribuye al invento alemán Gutenberg. Este avance tecnológico fue, sin duda, uno de los más revolucionarios que se dieron durante el Medievo, y es que antes de que existiera la imprenta, los libros eran copiados a mano en su totalidad, a veces por monjes eruditos que dominaban el tema del que se hablaba en el libro, pero otras veces por copistas que en realidad no sabían leer, sino que únicamente copiaban los signos que veían, por lo que era posible adquirir un libro cuya caligrafía no era del todo agradable o comprensible, pero lo que era aún más trágico, es que los libros, al ser escritos, copiados, encuadernados y empastados a mano, tenían un precio excesivamente alto, por lo que únicamente los monasterios, altos mandatarios eclesiásticos, nobles y burgueses eran capaces de comprar uno o varios volúmenes. Pero todo esto cambiaría con la invención de la imprenta, ya que esta máquina facilitaría el trabajo de los copistas, permitiendo así que una obra fuera copiada cientos de veces en tan solo una fracción del tiempo que un amanuense utilizaba; por lo que los precios de los libros se vieron enormemente rebajados, así como la velocidad de su distribución, permitiendo así que una gran parte de la población fuera capaz de conseguir libros y generando toda una revolución cultural sin precedentes.
La impresión de la Gramática de Nebrija es un acontecimiento mucho menos utilizado que los anteriores para marcar el final de la Edad Media, sin embargo, existen razones para que sea tomado en consideración y aunque es menos frecuente, no es raro encontrar estudiosos que aún lo utilizan. La relevancia de esta obra radica en que fue la primera gramática que explicaba el funcionamiento de una lengua que no fuera el latín, es decir, se trataba de una gramática española, lo cual indirectamente mostraba cómo se había tomado distancia de los cánones medievales, hasta llegar al punto en que el latín caía cada vez más en el desuso y la lengua española se convertía en un nuevo idioma para un incipiente imperio.
Descubrimiento de América
Si América fue descubierta o no, no es lo importante en esta sección y la discusión será guardada para otra ocasión; lo que realmente importa de este acontecimiento es que la llegada de los europeos al continente americano representó una completa ruptura con el esquema medieval del mundo, y es que durante la Edad Media se tenía una concepción tripartita de prácticamente todo, el universo se dividía en tres niveles (Cielo, Tierra e Infierno), tres eran las clases sociales (oratores, bellatores, laboratores), tres eran los tiempos y las etapas de la vida humana, tres eran los regalos que el Niño Dios recibió de los Reyes Magos, los cuales representaban a las tres partes del mundo que fueron habitadas por los tres hijos de Noé respectivamente; por lo que resultó en algo inaudito que apareciera una cuarta parte del mundo, totalmente desconocida e inexplorada para los europeos, quienes comenzaron a desarrollar todo tipo de teorías y explicaciones para comprender la existencia de este continente. Si bien, todas estas teorías son en extremo interesantes de estudiar, lo cierto es que no fueron del todo exitosas, y poco a poco se fueron buscando nuevas alternativas para comprender la situación que vivían.
Revolución Francesa
Al llegar a este apartado posiblemente te preguntarás cómo es posible que la Revolución Francesa, acontecida en el siglo XVIII pueda ser utilizada como acontecimiento que pone fin a la Edad Media, a diferencia de los acontecimientos anteriormente explorados que rondan el siglo XV. Pues bien, de acuerdo con el marxismo, la historia funciona a través de la lucha de clases, y el cambio en los sistemas de producción lo que diferencia a una etapa de otra, por lo que los historiadores marxistas más radicales proponen que el feudalismo en realidad no fue erradicado tras la Caída de Constantinopla, ni con la invención de la imprenta y mucho menos con el Descubrimiento de América, sino hasta la Revolución Francesa, en la cual el poder le es arrebatado a los nobles y pasa a manos de los burgueses, comenzando así una nueva era. Estemos de acuerdo o no con esta propuesta, es digna de ser mencionada, ya que ha sido utilizada en algunas ocasiones y claro, destaca por ser muy diferente de todas las demás.
Como hemos explicado anteriormente, el presente texto no busca argumentar que estos acontecimientos fueron los más relevantes, sino únicamente dar a conocer algunos de los más estudiados y representados de la Edad Media, ¿Conocías estos datos? ¿Crees que deberíamos agregar o cambiar alguno? Cuéntanos qué opinas en los comentarios.
-El Erudito
Si quieres leer más artículos de este autor, usa los siguiente enlaces:
La Edad Media es una de las grandes etapas en las que suele dividirse tradicionalmente la Historia Universal, y se sitúa entre la Antigüedad y la Modernidad, sin embargo, esta época ha sido particularmente marcada por un sinnúmero de mitos, errores de interpretación, romantizaciones, reducciones, generalizaciones y, por qué no, prejuicios, mismos que afectan tanto a esta etapa histórica como al estudio de la misma, y que, en la medida de lo posible, trataremos de aclarar, desmentir, o incluso confirmar en el presente artículo.
¿Hay más de una Edad Media?
Cuando estudiamos Historia Universal a grandes rasgos, la Edad Media es la etapa que se encuentra entre la Caída del Imperio Romano de Occidente (476 d.C.) y la Caída del Imperio Romano de Oriente (1453 d.C.), dura aproximadamente mil años, le precede la Antigüedad y le sucede la Modernidad. Como una aproximación básica al estudio de la Historia, esta periodización de la Edad Media resulta bastante útil, nos permite diferenciarla de otras etapas y tener siempre presentes los grandes cambios que hubo entre una y otra; sin embargo, para quienes se dedican al profundo estudio de este periodo, una delimitación tan general resulta prácticamente inútil, ya que durante esos mil años acontecieron todo tipo de fenómenos sociales, políticos, económicos y religiosos en todo el territorio europeo, por lo que se han visto en la necesidad de subdividir la Edad Media tanto de forma temporal como geográfica, ya que no en todas las regiones europeas sucedieron los mismos hechos al mismo tiempo; de ahí que algunos autores propongan la existencia de varias Edades Medias que corresponden a tiempos y lugares mucho más específicos [1].Por ejemplo, podemos encontrar textos en los cuales se habla de una Alta y una Baja Edad Media, las cuales van del siglo V al X y del X al XV, mientras que en algunos casos se incluye una etapa intermedia llamada Plena Edad Media, y que suele situarse al rededor del siglo X. Por otro lado, algunos autores como José Luis Romero, prefieren hablar de una Temprana Edad Media[2], la cual corresponde aproximadamente a los mismos años que la Edad Oscura (Dark Ages), que los autores angloparlantes sitúan entre el siglo V y el VIII, y que antecede a la Alta Edad Media. Ahora bien, el hecho de que cada autor utilice una periodización diferente de acuerdo con sus necesidades no quiere decir que una sea válida y otra no, simplemente depende el enfoque con el que se esté estudiando el periodo en cuestión.
folio 110 v del manuscrito BNF Français 342 Lancelot du Lac, resguardado por la Biblioteca Nacional de Francia
Generalizaciones
Un error que solemos cometer al hablar de la Edad Media, es el de generalizar todo tipo de cuestiones que a ella se refieren, como si los mil años que duró hubieran sido exactamente iguales, sin ningún cambio, o como si todos los pueblos fueran idénticos, desde el Mar del Norte hasta el Mediterráneo y desde la Península Ibérica hasta Constantinopla, cosa que definitivamente no fue así, y es que cada pueblo tenía sus propias costumbres, tradiciones, creencias y vestimentas, las cuales fueron cambiando drásticamente con el pasar de los siglos. A continuación, presentaremos algunos ejemplos de este fenómeno.
¿Cristianismo o catolicismo dominante?
folio 075r del manuscrito Beinecke MS.229 Arthurian Romances, resguardado por la Universidad de Yale
Si bien, el catolicismo fue la religión hegemónica en la mayoría de los territorios europeos durante gran parte de la Edad Media, es importante señalar dos cosas; la primera, es que existieron más cristianismos que no necesariamente eran católicos, como el arrianismo[3] y el nestorianismo[4], por lo que al usar el término “cristianismo” estaríamos incluyendo a toda una diversidad de cultos que no necesariamente participaron en los mismos acontecimientos. La segunda, es que la religión católica no fue dominante ni durante toda la Edad Media, ni en toda Europa. Durante los primeros siglos de la Alta Edad Media, el catolicismo tuvo que enfrentarse al arrianismo[5], el cual profesaban muchos de los pueblos germanos que invadieron los territorios de occidente, como visigodos y ostrogodos[6], y cuya doctrina no era compatible con la del catolicismo profesado por los romanos; al mismo tiempo, hubo un resurgimiento del paganismo, ya que muchos de los pueblos conquistadores no habían sido evangelizados y conservaban sus creencias odinistas. A esto, hay que sumarle el hecho de que muchos territorios que hoy en día son considerados parte de Europa, no fueron evangelizados sino hasta el siglo X, como fue el caso de los pueblos nórdicos y los eslavos[7]. Y por si fuera poco, debemos recordar que gran parte de la Península Ibérica no profesaba ninguna de las religiones antes mencionadas, ya que había sido conquistada por los musulmanes y permaneció bajo su dominio durante un largo tiempo.
¿Árabes o musulmanes?
Al igual que el cristianismo, el islam ha sido sujeto de constantes generalizaciones y, en algunos casos, se llegan a confundir términos para referirse a los partidarios de esta religión. En primer lugar, es necesario aclarar que árabe y musulmán no son sinónimos, ya que “árabe” se refiere al grupo étnico de quienes habitan en la región geográfica conocida como Arabia, mientras que “musulmán” se refiere al individuo que profesa el islam; lo cual quiere decir que así como existieron y existen muchos árabes musulmanes, también es posible ser musulmán sin ser árabe y ser árabe sin ser musulmán. Una vez aclarado esto, podemos pasar a la siguiente situación con el islam, y es que al igual que muchas otras, no se trata de una religión homogénea, es decir, no todos sus devotos tienen exactamente las mismas creencias, posturas y tradiciones; el mejor ejemplo de esto podría ser la división entre chiíes y suníes, o chiitas y sunitas, cuya diferencia radica en quién era el sucesor legítimo de Mahoma como líder político y religioso, luego de su muerte.
folio 054v del manuscrito BNE MSS Graecus Vitr. 26-2 Codex Matritensis Ioannis Skyllitzes, resguardado en Biblioteca Nacional de España.
¿Vikingos, nórdicos o normandos?
folio 009 del manuscrito Morgan M.736 Miscellany on the life of St. Edmund, custodiado por la Biblioteca Morgan.
Estos tres términos suelen ser utilizados de manera indistinta para referirse a lo mismo, pero ¿es esto correcto? veamos. En el siglo VIII, el monasterio de Lindisfarne sufrió un violento ataque y saqueo por parte de un grupo de navegantes a quienes se identificó como vikingos, dando así inicio a una era que llevaría su nombre “Era Vikinga”. Si bien, frecuentemente utilizamos esta palabra para referirnos tanto a los saqueadores como a los pueblos de donde eran originarios, estrictamente hablando esto sería un error, ya que en su propio idioma, la palabra vikingo quiere decir algo así como pirata, es decir, una persona que navega, asalta y saquea para obtener riquezas; pero no todas las personas que habitaban Escandinavia se dedicaban a eso, por lo que no podemos afirmar que todos los escandinavos hayan sido vikingos, pero sí que todos los vikingos eran escandinavos. En este caso, académicamente hablando, deberíamos usar la palabra nórdicos o normandos para referirnos a los habitantes de las regiones que hoy incluyen a Noruega, Suecia y Dinamarca, entre otros, mientras que la palabra vikingos quedaría reservada para aquéllos que, siendo normandos, sedicaban al pillaje y el saqueo, sin embargo, el uso indistinto de estos términos se vuelve cada vez más frecuente y en algunos casos, aceptado.PrejuiciosLa crítica despectiva a la Edad Media tiene sus posibles orígenes con el movimiento humanista, y se vio enormemente potencializada durante la Ilustración, mientras que algunas corrientes de pensamiento posteriores se dedicaron a idealizarla y romantizarla; sin embargo, muchos de los prejuicios iniciados hace ya varios siglos, han llegado a nuestros días, y no es raro escuchar que la Edad Media fue un periodo de barbarie, violencia y poca higiene, o que la gente que vivió en ese periodo era fanática e ignorante, ¿pero qué de cierto tiene todo esto? vamos a analizarlo detalladamente.
Barbarie y violencia
La Historia suele recordar a Roma como un pueblo con uno de los sistemas legales más complejos y efectivos. Para el siglo V, la gran mayoría de su población se había convertido al cristianismo, religión que promueve el amor al prójimo, la no violencia y una vida más contemplativa que activa. Muchos son los testimonios de mártires que se dejaron matar y torturar con tal de seguir lo que enseñan los Evangelios. Con todo lo anteriormente mencionado, podríamos suponer que ese tiempo debió haber sido pacífico y civilizado, sin embargo, esto no fue así. Para el Imperio Romano, el siglo V trajo consigo una terrible crisis, su ejército se había reducido drásticamente, el sistema esclavista había desaparecido y su economía se había derrumbado, por si fuera poco, una gran cantidad de pueblos germanos atacaba constantemente y amenazaban con derribar al Imperio, lo cual terminó por suceder. Esto trajo como consecuencia un dinamismo social sin precedentes, ya que al principio parecía imposible encontrar un acuerdo en todos los niveles culturales; católicos, arrianos y paganos buscaban defender y a veces expandir sus respectivas creencias, los germanos y romanos se disputaban el control político, y al mismo tiempo debían defenderse de otros invasores, primero de otros pueblos germanos, pero más adelante también de los musulmanes, los normandos y los magiares. A este periodo se le conoce como la Edad Oscura, ya que las constantes guerras, invasiones y enfermedades, así como la colapsada economía contribuyeron a que los habitantes de ese periodo se preocuparan mucho más por sobrevivir que por escribir, razón por la cual son muy pocas las fuentes que nos llegan de esos tiempos. Por lo tanto… ¿hubo guerra y violencia en la Edad Media? sí, mucha, al igual que en la Antigüedad, la Modernidad y la Edad Contemporánea. ¿Fue una época de barbarie? Esto es mucho más difícil de responder, ya que el término “bárbaro” es completamente subjetivo, sin embargo, podemos decir que después de ese “caos” social y cultural, las cosas se fueron ordenando paulatinamente. El sistema de feudo-vasallaje sirvió para reactivar la economía, basada principalmente en la producción agraria, y para formar un vínculo entre los campesinos y los guerreros, en el cual unos ofrecían su trabajo para sustentar al pueblo, mientras que los otros otorgaban protección contra las frecuentes invasiones. La Iglesia, por su parte, jugó un papel fundamental en este proceso, ya que por un lado validaba los juramentos de señores y vasallos, servía como el vínculo más fuerte con el pasado romano y, poco después, se convirtió en la más grande fuente de conocimiento, ya que los monasterios almacenaban, recopilaban y traducían tanto obras de antiguos escritores como de nuevos pensadores que poco a podo se fueron dando a conocer.
folio 29 de la Biblia Maciejowski, custodiada por la Biblioteca Morgan.
¿Poca higiene?
Cotidianamente podemos escuchar que la Edad Media fue un periodo en el cual la higiene de sus habitantes dejaba mucho que desear, ¿es esto cierto o tiene algún fundamento? Pues bien, si comparamos los hábitos de higiene de los habitantes medievales con nuestros estándares, definitivamente encontraremos grandes diferencias. Por ejemplo, en algunas regiones era frecuente compartir la vivienda con los animales del ganado, lo cual proporcionaba calor para los seres humanos, y protección contra los depredadores a los animales, evidentemente esto pudo haber causado varias enfermedades. Otro ejemplo es el hecho de que en algunos regiones de la Península Ibérica, los habitantes cristianos procuraban bañarse lo menos posible con el fin de no ser confundidos con los musulmanes, quienes tenían la costumbre de bañarse constantemente. Ahora bien, es destacable el caso de los normandos, a quienes la cultura popular se ha dado fama de ser guerreros sucios y malolientes, pero los registros históricos nos cuentan algo muy diferente, y es que los escandinavos se bañaban una vez a la semana y mantenían sus cabellos peinados y arreglados, cosa que a los sajones les causaba cierto recelo, ya que atraían más la atención de las mujeres.
¿Fue una sociedad de fanáticos dominados por la Inquisición?
Ésta es, sin duda, una de las concepciones más frecuentes que recibimos sobre la Edad Media, principalmente difundida por series televisivas, películas hollywoodenses y movimientos progresistas. Si bien, es cierto que el cristianismo católico fue la religión predominante en la Europa medieval, y que la Iglesia fue una de las instituciones más importantes, difícilmente podríamos afirmar que la sociedad estuvo dominada por fanáticos e inquisidores, y para fundamentar esto existen varios argumentos. En primer lugar, hay que aclarar que creyente no es lo mismo que fanático, por lo que el hecho de que una gran cantidad de los pobladores europeos hayan sido creyentes, no significa que hayan llegado al fanatismo; por otro lado, existen muchos testimonios de personas que deliberadamente desobedecían los mandatos de la Iglesia, principalmente supersticiosos que llevaban a cabo prácticas paganas o mágicas no permitidas, prestamistas que alzaban los intereses más allá del límite establecido, o bien, comerciantes que vendían armas o materiales para armas a los enemigos de los cristianos, o mujeres como esclavas para formar parte de un harem. A esto hay que agregar el hecho de que una enorme parte de la población, aunque se declaraban cristianos, desconocían casi la totalidad de la doctrina que esto conlleva, es decir, sus conocimientos en cuanto a religión eran bastante limitados y eso los prevenía de llegar a los fanatismos. Finalmente, el caso de la Inquisición es uno de los más interesantes, ya que solemos imaginar que estuvo presente desde que empezó hasta que terminó la Edad Media, sin embargo, esto no podría estar más alejado de la realidad, ya que la Inquisición como tal, nació casi al finalizar la Edad Media (s.XIII) y estuvo activa principalmente durante la Modernidad, y aunque el Tribunal del Santo Oficio sí llegó a cometer actos de tortura, no solía ser el encargado de las ejecuciones, ya que entregaba a los presos a las autoridades concernientes, quienes tomaban las medidas que creyeran necesarias. Por otro lado, suele exagerarse el número de víctimas de esta institución, y es que según los registros, hubo alrededor de 2,000 ejecuciones en territorios europeos, mientras que en la Nueva España hubo solamente una ejecución como resultado de un juicio inquisitorial, el sujeto en cuestión tenía el nombre de Puxtécatl Tlaylotla y puede encontrarse su proceso en el Archivo General de la Nación de México. Ahora bien, no hay que confundir lo anteriormente mencionado, con las persecuciones de brujas y otro tipo de juicios llevados a cabo en países protestantes, en los cuales la Iglesia Católica no tuvo nada que ver; el ejemplo más famoso de esto podría ser el caso de las Brujas de Salem, el cual también ha sido recurrente en las temáticas de películas de terror.
Éstas son solo algunas de las concepciones equivocadas que pueden tenerse sobre la Edad Media, pero cuéntanos qué opinas en los comentarios, ¿agregarías alguna otra? ¿no estás de acuerdo con alguna sección? y si el artículo fue de tu agrado, no olvides compartirlo.
-El Erudito
Si quieres conocer más artículos de este autor, puedes leer alguno de sus siguientes artículos:
La Edad Media es uno de los periodos históricos más susceptibles a ser romantizados; ya sea para generar la imagen de una sociedad atrasada en la que reinaban la ignorancia y la barbarie o bien, un mundo en el que abundan los héroes y los villanos, quienes se enfrentan en batallas épicas del bien contra el mal.
Lo cierto es que la Edad Media sigue siendo una gran fuente de inspiración para novelas, libros y claro, películas y series; sin embargo, los errores de interpretación, los anacronismos y las exageraciones son mucho más abundantes de lo que nos gustaría aceptar. A continuación, presentamos una lista de los errores más evidentes en representaciones y ambientaciones medievales de series y películas.
1. La ropa de los vikingos (Vikings).
Si bien esta serie ha tenido grandes aciertos tanto en su recreación de algunos elementos medievales como en el desarrollo de su trama, la cual nos mantiene entretenidos por horas y con ganas de saber más, también hay que aceptar que ha cometidos algunos grandes errores al momento de interpretar ciertos detalles. Uno de los mejores ejemplos de esto es el vestuario utilizado por algunos personajes de la serie, principalmente los protagonistas Ragnar y Lagertha, aunque hay algunos otros que no se quedan atrás.
Y es que aunque los atuendos ajustados hechos en cuero y con partes tejidas a base de cota de malla se ven realmente atractivos y cumplen la fantasía de cualquier amante del BDSM, lo cierto es que distan mucho de los atuendos utilizados por los pobladores de Escandinavia durante los siglos IX y X, incluso aquéllos diseñados para ir a la guerra. En la imagen de abajo podemos apreciar la vestimenta típica de los normandos (izquierda), y la ropa y el armamento que utilizaban durante la batalla (derecha).
2. Las guardias de combate (Cruzada)
Las Cruzadas fueron una muy importante serie de conflictos bélicos entre los reinos cristianos de Europa y el Imperio Islámico, cuyo principal objetivo se basaba en obtener y conservar el control de Tierra Santa. En la película, Godfrey le enseña a su hijo, Balian, algunas nociones básicas sobre el combate con la espada y, aunque algunos detalles son correctos, como la guardia del halcón y los ataques que de ella derivan, hay algunos que definitivamente están errados; por ejemplo, el momento en el que Godfrey afirma que en ningún momento debe usarse una guardia baja, así como que todos los ataques deben provenir desde arriba.
Fiore dei Liberi es uno de los autores más estudiados con respecto a la enseñanza de la esgrima medieval. En su manuscrito, Fiore explica un largo listado de guardias de combate y de ataques y defensas que pueden devenir desde cada una de ellas. Lo curioso aquí, es que para Fiore algunas de las guardias más importantes y más efectivas, son guardias bajas, entre las cuales se encuentran la puerta de hierro (izquierda), el diente de jabalí (medio) y la guardia corta (derecha). A partir de estas guardias puede realizarse movimientos defensivos de gran eficacia, así como poderosas estocadas, muy importantes y letales durante un combate con armas blancas.
A esto podemos agregarle el hecho de que, al igual que en muchas otras películas, el protagonista toma una sola clase sobre cómo usar la espada y de inmediato se convierte en un experto; y no, no es una exageración, ya que unas escenas más adelante vemos que logra derrotar y asesinar a un soldado árabe que parece ser mucho más experimentado que él y, posteriormente, lo vemos combatir contra varios adversarios a la vez sin sufrir ninguna herida de gravedad.
3. Anacronismo con un yelmo (Gladiador).
¿Cómo puede estar una película ambientada en la Antigüedad (siglo II d.C.) en esta lista de películas y series medievales? te preguntarás. Pues bien, la respuesta es que durante una breve escena en la cual Máximo Décimo Meridio se encuentra a punto de salir a pelear en la arena del coliseo, podemos ver una colección de armas y armaduras para uso de los gladiadores, sin embargo, uno de los yelmos ahí mostrados no coincide con la época en la que se desarrolla la película, ya que se trata de un yelmo vikingo, posiblemente del siglo IX o X d.C., por lo que faltarían varios cientos de años para que se forjara algo parecido, lo cual significa que este elemento no fue utilizado durante la Antigüedad, sino hasta bien entrada la Edad Media. Por cierto, el yelmo que usa el protagonista tampoco es muy históricamente correcto que digamos.
4. Cruz Ortodoxa (Vikings)
Alerta de spoilers, si no has visto la sexta temporada de Vikings, te recomendamos saltar al siguiente número de la lista.
La sexta temporada de esta serie trajo muchas sorpresas y, para los fans de la Historia presentó tanto detalles interesantes como algunos dolores de la cabeza. Desde los primeros capítulos podemos ver a Ivar convivir íntimamente con el príncipe Oleg y su familia, quienes gobiernan sobre Novgorod y Kiev, sin embargo, durante unas cuantas escenas podemos ver cruces ortodoxas, ya sea en los edificios, en el altar o en joyería, ¿cuál es el problema con esto? Que la trama de esta temporada se desarrolla en el siglo IX d.C., mientras que el Cisma de Oriente, en el cual se separaron la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Católica Ortodoxa, sucedió hasta mediados del siglo XI d.C., es decir, ese tipo de cruces no aparecería sino hasta más de cien años más tarde, aunque no deja de ser un bonito detalle para mostrar la diferencia de latitudes en la que acontecen los hechos. Por otro lado, se cometió otro anacronismo al presentar a los rus y sus líderes como cristianos, ya que la evangelización de esta parte del mundo también se dio un poco más tarde.
5. Castigo de Alfred a su sobrino AEthelwold (The Last Kingdom).
Alerta de spoilers, si no has visto la tercera temporada de The Last Kingdom te recomendamos saltarte este número.
AEthelwold, hijo de AEthelred, y en algún momento legítimo heredero al trono de Wessex, representó una serie de problemas tanto para Uhtred como para el rey Alfred desde la primera temporada, sin embargo, sus actos se vuelven principalmente graves durante la tercera temporada de la serie, ya que siembra el caos entre los sajones y los daneses, para luego aliarse con estos últimos con el objetivo de obtener por lo menos una parte del poder que él considera le pertenece por derecho. Al ser capturado por los sajones, Alfred se cuestiona sobre cómo debe castigarlo, ya que al ser hijo de su difunto hermano considera que no puede matarlo, pero su traición es demasiado grave y no puede pasarse por alto, tras lo cual decide quemarle un ojo. Aunque parezca difícil de creer, este acontecimiento histórico parece ser de cierta forma verídico, sin embargo, esto sucedió con una familia real de Francia unas décadas más tarde, no con los sajones que protagonizan esta serie.
6. Francia y los Merovingios (El Código Da’Vinci).
Para tratarse sobre las aventuras de un historiador, la obra de Dan Brown está repleta de errores históricos y de interpretaciones que carecen de fundamento. La que nos interesa para esta lista es la historia de María Magdalena posterior a la Crucifixión. De acuerdo con el relato de Dan Brown, María Magdalena huye de Jerusalén y llega a Francia, tras lo cual emparenta con la dinastía de los Merovingios… Claro, estamos hablando de una novela y sabemos que es ficción, pero hay detalles que definitivamente no pueden pasar desapercibidos, ya que aunque alguien saliera de Jerusalén en esos tiempos y se encaminara al noroeste, no encontraría Francia y mucho menos a los Merovingios, ya que para ese entonces dicho territorio seguiría teniendo el nombre de Galia, además que los Merovingios llegarían 500 años más tarde para fundar la primera dinastía de los francos.
7. La comida (varias).
No es raro encontrar series, libros y películas ambientados en tiempos medievales en los cuales los personajes disfrutan de guisos preparados a base de papa. El problema aquí es que la papa es de origen americano, por lo que los europeos no la conocieron sino hasta bien entrado el siglo XVI d.C., razón por la cual en tiempos medievales hubiera sido imposible degustar un platillo semejante.
8. El uso del yelmo (varias).
El yelmo es una de las partes más importantes de la armadura, ya que cubre la cabeza, así como en algunas ocasiones el rostro de posibles golpes, cortes, estocadas y demás. Por obvias razones fue ampliamente utilizado por guerreros desde la Antigüedad y durante toda la Edad Media, existiendo así diseños y materiales muy variados, pero estando siempre presente en las batallas. Ahora bien, es un factor en común de muchas series y películas dejar que su protagonista y a veces un gran número de personajes secundarios, terciarios y extras, vayan a la guerra sin ningún tipo de protección en la cabeza.
Seguramente ahora que conoces estos datos no volverás a ver estas obras de la misma manera. ¿Te gustó este top? ¿Crees que hay otro error que deberíamos agregar? Cuéntanos qué opinas en los comentarios.
Para estudiar, analizar y descifrar una imagen se utilizan varios métodos diferentes, la manera en la que nos acercamos y las preguntas que le hacemos dependen totalmente de qué es lo que la imagen en cuestión incluye y qué es lo que nosotros queremos saber de ella. Hoy les hablaremos sobre el método iconográfico.
La Iconografía es una disciplina que, si bien está estrechamente vinculada con el arte, no se preocupa tanto por estudiar los materiales, el soporte o la técnica que el artista usó para crear su obra, sino que se centra en el análisis de los elementos incluidos por el autor que nos permiten de qué o de quién se trata la obra en cuestión.
Debido a que la Iconografía estudia las diferentes representaciones que se han hecho a lo largo de la historia sobre un personaje o un relato en concreto, se ha relacionado principalmente con el cristianismo, ya que al contar con una extraordinaria cantidad de relatos y personajes, éstos han sido llevados a la plástica en un sinfín de maneras diferentes; sin embargo, el método iconográfico puede ser aplicado para muchos otros temas.
No es un secreto para nadie que el catolicismo fue la religión hegemónica en Europa durante la Edad Media, por lo cual resulta lógico que elementos de dicha doctrina se encuentren plasmados en todo tipo de expresiones del arte de la época. Ahora bien, era poca la gente que tenía conocimientos de lectoescritura durante dicha época, por lo que los mensajes escritos no eran óptimos para difundir un mensaje a gran escala, pero con las imágenes el asunto cambiaba completamente, ya que uno no necesitaba saber leer o escribir para identificar a un personaje plasmado en una pintura si éste llevaba algún elemento icónico de su historia, la cual podía haber escuchado gracias a los sacerdotes que llevaban a cabo la Liturgia, a los monjes y frailes que se encargaban de la evangelización, o bien, a la oralidad que se transmitía de generación en generación.
A continuación, presentaremos algunos ejemplos emblemáticos en los cuales con un pequeño conocimiento de la Biblia, podemos identificar a un personaje o una escena que fueron llevados a la plástica (las referencias de cada imagen se encuentran en su respectivo orden al final de este artículo). Y llevaremos al público de la mano por uno de los procesos mediante los cuales se analizan las imágenes para descifrar su contenido.
A simple vista puede parecer difícil o tal vez imposible identificar quiénes están presentes en la imagen o qué está sucediendo, pero si lo analizamos con más detenimiento, puede ser que nos acerquemos a la respuesta. Podemos observar a dos individuos, uno es considerablemente más pequeño que el otro, sin embargo, se encuentra sobre él y blande una espada con su mano derecha, mientras que retira el yelmo del otro con su mano izquierda.
El sujeto de mayor tamaño, que se encuentra tumbado sobre su espalda, está bien armado, lleva una lanza, un escudo y su cota de malla, sin embargo, su expresión es de terror. Por otro lado, el individuo que se encuentra sobre él, no lleva ningún tipo de protección física, lleva un pequeño morral colgado del hombro y sobre su cabeza vemos un nimbo, es decir, una luz que nos indica que este personaje está siendo guiado o inspirado Dios, o que es de suma relevancia para la religión, siendo considerado un santo, beato o héroe de alguna otra forma. ¿Ya adivinaron de quién se trata?
La respuesta es: David y Goliat. Si estuvieron en lo correcto, ¡Muchas felicidades! Si no, no se preocupen, veremos más ejemplos en los cuales tendrán más oportunidades de identificar la situación, o bien, de incrementar sus conocimientos sobre el tema.
De acuerdo con el Relato Bíblico, Goliat era un gigante que medía más de dos metros y era el mejor guerrero de su pueblo. Por su parte, David era un pequeño pastor de no más de 12 años, por lo que aún no alcanzaba su máxima estatura y le resultaba sumamente difícil cargar y moverse portando una armadura, razón por la cual decide no utilizarla para enfrentarse a Goliat, pero afirma que Dios lo protegerá. El resultado del combate es una victoria para David, quien saca una piedra de su morral y, utilizando una onda, la clava en la frente de Goliat, a quien logra derribar y posteriormente le corta la cabeza usando la propia espada del gigante. La historia de David y Goliat se narra en el Libro de Samuel 17: 4-51.
En esta imagen podemos observar cuatro círculos, los cuales nos narran una parte de la historia. En el círculo superior vemos a una figura masculina con un nimbo que incluye una cruz rodeando su cabeza, hace una seña con la mano derecha y en la izquierda porta un letrero con las letrasAlfa y Omega. En el círculo inferior izquierdo se observan tres figuras, una de ellas tiene alas, nimbo y porta una espada, la cual sostiene de manera amenazante. Las otras dos figuras son un hombre y una mujer, sus caras miran en dirección a figura alada, pero su cuerpo va hacia la dirección contraria, ambos están desnudos.
En el siguiente círculo vemos a dos sujetos, están vestidos de manera semejante aunque de diferente color, uno lleva un producto de origen animal en la mano, mientras que el otro sostiene unas varas. Finalmente, en el círculo inferior derecho, vemos a dos sujetos, uno se encuentra de pie, aunque en actitud defensiva o de miedo, mientras que el otro se encuentra tirado en el suelo. ¿Lograron identificar a los personajes de esta historia?
Dios se encuentra representado en el círculo superior y, a este tipo de imágenes en las cuales sostiene un texto con la mano izquierda, bendice con la mano derecha, vemos su nimbo cruciforme y se encuentra sentado en actitud dominante, se les conoce como Pantocrator, lo cual significa “Creador de Todo”. La escena del primer círculo inferior nos cuenta la historia de cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso por un ángel, luego de haber cometido el Pecado Original (Génesis 3: 23-24). Los dos círculos restantes nos hablan sobre Caín y Abel, quienes hacen un sacrificio para ofrecerlo a Dios, y luego de que el suyo no resultara agradable, Caín asesina a su hermano.
Nuevamente nos encontramos con una imagen que contiene dos círculos, cada uno de los cuales nos cuenta una historia diferente. Como los hicimos anteriormente, comenzaremos con el círculo superior. En este podemos observar lo que parece ser una embarcación y dentro de ella hay todo tipo de animales, desde herbívoros y ganado, hasta aves y depredadores, mientras que en otra sección hay seres humanos; uno de ellos de edad avanzada al juzgar por su larga y blanca barba. Debajo de la embarcación podemos ver aguas turbulentas, en la cuales habitan peces que nadan sobre cadáveres de personas posiblemente ahogadas.
Pasemos al siguiente círculo; en el cual observamos a una figura alada que porta un nimbo y detiene la espada la figura central, quien desvía su mirada hacia este ser. La figura central se trata de un hombre con barba larga y que sostiene una espada con la mano derecha y a un niño pequeño en posición de oración con la mano izquierda. Para los expertos en la Iconografía estos tres elementos serían más que suficientes para saber de qué se trata la imagen, sin embargo, el autor nos otorga más detalles aún. Debajo del niño se encuentra un recipiente en el cual se ha encendido fuego, y detrás del hombre del centro hay un animal parecido a un cordero que parece estar atrapado entre la vegetación… ¿Lograron descifrar ambos círculos?
En el primer círculo se nos narra la historia del Arca de Noé, la cual fue construida por este personaje por orden de Dios para salvar a una pareja de cada animal, a su esposa, sus tres hijos y sus respectivas parejas, mientras que los demás seres humanos perecieron bajo las aguas del Diluvio Universal (Génesis 6-9). Mientras tanto, el círculo inferior nos ilustra lo sucedido con Abraham y su hijo Isaac, a quien estaba a punto de sacrificar, pero es detenido por un ángel, quien le informa que Dios no quiere que sacrifique a su propio hijo, sino que le envía un cordero para ser sacrificado en su lugar (Génesis 22: 1-13).
Si bien, el método iconográfico puede brindarnos mucha información sobre una imagen, casi nunca es el único que se emplea para estudiarla, ya que en muchas ocasiones va acompañado de la paleografía, diplomática, sigilografía, filologia, historia del arte, etc. Sin embargo, nos pareció un instrumento interesante para brindar un primer acercamiento a quienes no conocían el tema, o bien, para mostrar algunos ejemplos interesantes a quienes son iniciados. ¿Te gustó este artículo? Déjanos saber tu opinión en los comentarios.
-Erudito
Si quieres conocer otros trabajos de este autor, puedes leer alguno de sus siguientes artículos:
La Edad Media nos puede parecer muy distante; los castillos, las batallas a caballo y las armaduras son cosas que para la Edad Contemporánea han quedado en desuso, y solamente tenemos un acercamiento a ellos a través de los museos, las series de moda o al asistir a festivales recreacionistas; sin embargo, un número considerable de objetos y sistemas que hoy en día vemos cotidianamente y nos parecen de lo más actual, tienen su origen en tiempos medievales.
Libros
Como bien saben, la escritura y otros sistemas de comunicación pictográficos se inventaron hace varios miles de años, siendo su principal soporte materiales como la piedra o las tablas de arcilla; más adelante se implementó el uso de los rollos de papiro, los cuales dotaban al escritor una facilidad mucho mayor para plasmar sus ideas, permitían que el texto se extendiera indefinidamente, y hacían que su almacenamiento y transporte fuera considerablemente más sencillo; pero los rollos de papiro son cosa de la Antigüedad, ya que durante los primeros siglos de la Edad Media comenzó a utilizarse un nuevo sistema que rápidamente se volvería muy popular y terminaría reemplazando al anterior, estamos hablando del pergamino.
A diferencia del papiro, el pergamino no estaba hecho a base de frágiles fibras vegetales, sino que se obtenía a partir de la piel de un animal, y por medio de un muy largo y complicado proceso, la piel se limpiaba de imperfecciones, se blanqueaba y se preparaba para que pudiera escribirse sobre ella. Ahora bien, la gran resistencia y durabilidad de este material permitieron que varias láminas pudieran ser cosidas para formar un cuadernillo, y varias cuadernillos cosidos entre ellos formaban un libro, posteriormente, al libro se le colocaba una cubierta, generalmente también hecha a base de piel, pero esta vez de un grosor considerablemente mayor y con varios elementos que le conferían una durabilidad todavía mayor que la del contenido que protegía; de esta manera, se lograron no solo una escritura y lectura más fácil de los documentos, sino que también una forma para resguardarlo durante siglos sin que el paso del tiempo los dañara seriamente y también una manera de transportarlos sin correr el riesgo de que las inclemencias del clima o el descuido del mensajero terminaran por arruinar el libro en cuestión. Si bien, hoy en día las páginas de los libros no están hechas de piel de animal, los métodos de encuadernación y de escritura son prácticamente los mismos que los utilizados en la Edad Media.
La cota de malla
Estrictamente hablando, el origen de la cota de malla se remonta a la Edad Antigua, siendo inventada por los celtas y ampliamente utilizada por los romanos; sin embargo, debido a que este artefacto se popularizó y utilizó durante prácticamente toda la Edad Media, hasta el punto de que automáticamente lo vinculamos con dicha época, decidimos incluirlo en nuestra lista.
Al hablar de cotas de malla posiblemente vengan a tu mente caballeros medievales peleando durante las Cruzadas o participando en batallas como la de Azincourt, cosa que difícilmente podríamos vincular con la tecnología bélica de nuestros tiempos, y esto es perfectamente lógico, ya que las cotas de malla en la actualidad no se utilizan como instrumento de guerra, sino que tienen dos usos muy distantes del campo de batalla. El primero de ellos es para la elaboración y el manejo de objetos punzocortantes, ya que algunos cuchillos como aquellos utilizados por los cocineros, tienen un filo increíblemente agudo, representando un potencial peligro para quien lo confecciona o le da mantenimiento. El segundo uso que se le da actualmente a este invento tan antiguo es aún más extraño que el anterior, ya que algunos buzos lo utilizan como protección al sumergirse en aguas pobladas por tiburones; en este caso, la cota de malla se teje con anillas mucho más pequeñas que las de tiempos medievales para facilitar los movimientos del investigador subacuático, pero al mismo tiempo con un material suficientemente resistente como para protegerlo de una mordida.
La universidad
Muchos de nosotros hemos recorrido los salones, pasillos y estadios de una universidad, ya sea como estudiantes, profesores, trabajadores o visitantes, posiblemente sin ser conscientes de que estos lugares, actualmente vistos como emblemas del conocimiento, el estudio, la ciencia, las humanidades y el deporte, tienen su origen en la Baja Edad Media.
Las universidades más antiguas de Europa nacieron y desarrollaron unos cuantos años después del comienzo de las Cruzadas, eran administradas por la Iglesia Católica y las ramas del conocimiento que uno podía estudiar ahí eran principalmente Teología, Medicina y Leyes, aunque con el pasar de los años el conocimiento se fue diversificando, dando como resultado otras áreas de estudio. Si te preguntas qué tanto se parece una universidad moderna a una medieval, la respuesta es que más de lo que uno se imagina, y es que muchos de los objetos característicos de una universidad, lo han sido durante mucho más tiempo de lo que pensamos, algunos ejemplos de esto son la toga y el birrete, las cátedras, los cuartos de estudiantes, los procesos de admisión y la jerarquía dentro de la misma. No es de sorprender que, al haber sido un invento eclesiástico, tanto las universidades medievales como las actuales, hayan implementado sistemas de otras instituciones de la Iglesia para optimizar su funcionamiento, por ejemplo, los monasterios, pero eso será tema para otra entrada.
Por si fuera poco, se han encontrado cartas de estudiantes medievales por medio de las cuales les solicitaban a sus padres que enviaran más dinero, ya que con el que tenían non les era suficiente… ¿a alguien le resulta familiar?
El título universitario
Este elemento pudo haber formado parte del número anterior sin ningún problema, ya que el título universitario es algo que va intrínsecamente unido a la institución que lo emite, pero en los títulos modernos hay más elementos medievales de los que se captan a simple vista.
El título universitario encuentra su antecedente más cercano en los títulos nobiliarios, también de origen medieval y que conferían a su portador de un estatus que lo distinguía del resto de la población, pero hoy en día, muchas universidades alrededor del mundo elaboran sus títulos siguiendo los mismos métodos que sus predecesores medievales, utilizando pergamino en lugar de papel para su soporte y contratando a un experto para que escriba, a mano y en tipografía gótica, todo el contenido de este documento, el único elemento contemporáneo en un título universitario podría ser la fotografía, ya que incluso los sellos pueden encontrar su origen en la Edad Media.
El Papa
De acuerdo con la tradición, el título del primer Papa de la historia le corresponde a San Pedro, primer Obispo de Roma y por lo tanto cabeza de la Iglesia Católica, sin embargo, esto es cierto parcialmente. Para este punto vamos a partir del supuesto de que San Pedro efectivamente existió y comienza con la línea sucesoria del obispado romano. Una vez aclarado esto, podemos decir que el título de primer Obispo romano nadie se lo está discutiendo, pero el título de Papa aún no existía durante los primeros siglos del cristianismo; de hecho, el origen de este término y su uso se remontan a la Alta Edad Media, cuando, a finales del siglo VI, San Gregorio Magno, Obispo de Roma, tuvo una muy fuerte discusión con Juan el Ayunador, Obispo de Constantinopla. El conflicto se centraba en si un Obispo era superior a sus homólogos, y de ser así, cuál era el que ostentaba la mayor jerarquía, el de Roma, o el de Constantinopla. El resultado de esta polémica dio origen al término que hoy en día sigue utilizado para designar a la máxima autoridad de la Iglesia Católica en la tierra.
El tenedor
Este instrumento tiene un uso tan cotidiano, que difícilmente imaginamos la vida sin él, por lo menos en occidente el tenedor es el utensilio más utilizado, junto con el cuchillo, para consumir alimentos sólidos, y claro, para mostrar que uno no es un salvaje que come cualquier cosa con las manos o directamente del plato. ¿Tiene el tenedor origen medieval? Aunque las fuentes difieren sobre la fecha exacta en que el tenedor fue inventado, la mayoría la sitúa entre los siglos XI y XIII, por lo cual la respuesta a nuestra pregunta sería afirmativa, sin embargo, se dice que era considerado un instrumento poco viril y, aunque ya era conocido, no fue utilizado sino hasta finales del siglo XVII o principios del XVIII, principalmente gracias a los nobles y los burgueses, quienes popularizaron el uso de lo que hoy en día conocemos como modales y buenas costumbres.
Las grandes ferias comerciales
Hoy en día resulta muy frecuente ver anuncios o asistir a eventos donde grandes empresas y potenciales compradores se reúnen para realizar transacciones, generalmente vinculados por un producto o servicio en común o muy relacionado, de forma tal que existen ferias y expos sobre bodas, autos, hotelería, pasatiempos, entre muchas otras, pero, ¿te has preguntado cuándo se originaron estos eventos? Aunque parezca difícil de creer, sus primeros antecedentes se encuentran en la Baja Edad Media, y todo se debe a que durante y después de las Cruzadas, los comerciantes occidentales establecieron un contacto muy frecuente con tierras orientales, en las cuales podían obtener productos muy exóticos para posteriormente revenderlos en Europa a un precio mucho más elevado, y no solamente eso, sino que también adquirían materias primas para que, tanto ellos mismos como empleados a su cargo realizaran productos manufacturados que igualmente venderían a un precio que les resultara conveniente.
Una vez que este sistema se popularizó por prácticamente toda Europa, se cimentaron no solamente las bases del sistema capitalista, sino todo lo que esto conlleva, por ejemplo, surgieron los primeros gremios que buscaban regular la competencia entre vendedores de un mismo producto, los primeros pagarés occidentales y marcas que los artesanos ponían en su obra para que otros pudieran contactarlos en caso de que les gustar su producto; y claro, también surgieron las primeras ferias comerciales, en las cuales muchos comerciantes con todo tipo de productos asistían para darse a conocer y para vender sus productos traídos o confeccionados desde tierras muy remotas. Hoy en día, algunos estudiosos han localizado las principales rutas de comercio que estos mercaderes utilizaban, así como las zonas en las que se establecían para realizar las ferias y los productos más frecuentes que en éstas se vendían.
Fuentes consultadas:
Oman, Charles, The Dark Ages
Pirenne, Henri, Historia social y económica de la Edad Media, México, Fondo de Cultura Económica, 1986.
La historia de la Edad Media, sus cronistas e historiadores, suelen centrarse en personajes masculinos de gran poder y relevancia, reyes que se destacaron por su gobierno, como Carlomagno y Alfredo I, guerreros aparentemente invencibles que lograron subyugar a sus enemigos, como Belisario, Gaiseric o Clodoveo, o incluso en clérigos que fundaron órdenes, algunas extintas y otras que aún perduran, como San Benito de Nurcia, San Bernardo de Claraval o San Francisco de Asís; dejando de esta manera a las mujeres medievales en un segundo plano y construyendo un discurso erróneo en el cual la mujer pasa a un segundo plano en el relato histórico. Contrario a la creencia popular, las mujeres jugaron un papel fundamental en la sociedad y la cultura medieval, y no son pocos los cronistas que mencionan a una o varias de ellas, así como la importancia que sus actos tuvieron en el devenir histórico. A continuación, presentamos una lista con cinco de las mujeres más poderosas, famosas e influyentes de la Edad Media.
Teodora de Constantinopla
De acuerdo con los cronistas de la época, Teodora nació en el seno de una familia bizantina sumamente humilde, sin embargo, gracias a la astucia y habilidad política de su madre, logró escalar en la pirámide social hasta llegar a los niveles más elevados.
Teodora contrajo matrimonio con Justiniano, uno de los emperadores bizantinos más influyentes y destacados de la historia, ya que fue durante su reinado que varios territorios de África e Italia fueron recuperados de manos de los bárbaros y anexados al Imperio Bizantino. Aunado a esto, Justiniano se enfrentó y salió airoso de dos revueltas populares que amenazaban con arrebatarle el trono. Mucho se ha especulado sobre el gobierno de Justiniano y las razones que lo motivaron a luchar por su imperio cuando todo parecía perdido, sin embargo, muchos historiadores coinciden en que fue Teodora quien gobernaba realmente y fue ella misma quien convenció a su esposo de no huir y hacer todo lo posible por mantener su hegemonía. Se dice que Teodora fue una mujer increíblemente hermosa, pero que ni siquiera su belleza podía rivalizar con su inteligencia y astucia, herramientas que le permitieron establecerse como la indiscutible mujer más influyente y destacada de su época.
Representación de Teodora en un mosaico bizantino, hoy en Rávena, Italia.
Berta de Laon
Poco es lo que se conoce sobre las mujeres de la corte de los merovingios, sin embargo, los cronistas medievales e historiadores modernos han rescatado la imagen de Berta, esposa de Pipino y madre de Carlomagno. Si bien, Berta estuvo casada con un poderoso emperador al igual que Irene y Teodora, ella no nunca estuvo al frente del imperio, ya que al enviudar fueron sus dos hijos quienes ascendieron al poder: Carlomagno y Carlomán.
Era costumbre entre los francos que cuando un rey moría, éste dividía su territorio entre todos sus hijos varones, sin importar cuántos fueran éstos, cosa que con el pasar de los años terminaba desencadenando grandes guerras entre hermanos que no hacían sino debilitar al reino y atraer enemigos externos. Berta fue de vital importancia una vez que su marido, Pipino el Breve, falleció. Es sabido que Carlomagno y su hermano no se llevaban muy bien y estuvieron a punto de declararse la guerra en múltiples ocasiones, sin embargo, fue su madre quien los hizo entrar en razón y evitó una guerra que acabaría con el Imperio Carolingio. A los pocos años, Carlomán falleció y dejó a Carlomagno como el único gobernante, pero fue gracias a Berta que el Impero Carolingio no entró en una guerra interna que lo consumiría, y logró convertirse en la potencia occidental más importante de su tiempo.
Representación moderna de Berta de Laón.
Irene de Atenas
Al igual que Teodora, Irene contrajo matrimonio con el emperador bizantino de su época, en este caso, León IV, sin embargo, León murió dejando como único heredero a su hijo de 10 años, Constantino VI. Debido a la complicada situación, Irene tomó la regencia del imperio mientras su hijo alcanzaba la mayoría de edad. Una vez que esto sucedió, Irene decidió compartir el poder con su hijo, pero afirmó que ella siempre tendría la última palabra y cierta superioridad sobre su descendiente, cosa que convirtió a Constantino VI en un enemigo de Irene.
Constantino VI conspiró en contra de su madre para quitarla del trono bizantino, pero Irene descubrió la insurrección y defendió su puesto como emperatriz exitosamente. Más adelante, surgió una nueva revuelta, la cual logró deponer a Irene y establecer a su hijo como emperador de Bizancio, sin embargo, después de una serie de fracasos militares, Constantino decidió devolver el poder a su madre, quien lo castigó severamente sacándole los ojos y cortándole la nariz, estableciendo así una “moda” que perduraría muchos siglos más en el Imperio Bizantino.
Uno de los momentos más importantes en la vida de Irene fue cuando propició un acuerdo para detener el Conflicto Iconoclasta que había dañado fuertemente a la Iglesia Católica. La Emperatriz se declaró a favor de los llamados iconódulos, pero aclaró que las imágenes debían ser un refuerzo para la veneración y jamás un objeto de adoración. Razón por la cual en algunos momentos de la historia ha sido considerada santa.
Representación bizantina de Santa Irene
Leonor de Aquitania
Sin duda alguna, Leonor de Aquitania podría ser la mujer más polémica de esta lista, ya que su vida estuvo marcada por constantes enfrentamientos contra las mayores potencias y contra la ideología de su época. Ella era originaria Aquitania, y tras la muerte de su padre y su hermano se convirtió en la única heredera de aquél ducado, siendo éste uno de los más grandes de toda Europa. Al poco tiempo de convertirse en la señora de Aquitania, contrajo matrimonio con Luis VII de Francia, quien no tardaría en convertirse en rey, elevando así a Leonor al puesto de reina consorte. Es entonces cuando comienza escándalo en la vida de la duquesa, después de 8 años de matrimonio y encontrándose en el marco de la Segunda Cruzada, comienza a haber rumores sobre la relación de Leonor con su tío, tras lo cual las fricciones con Luis VII se vuelven cada vez mayores. Aunque el Papa intervino en la disputa de la pareja, Leonor y Luis terminaron por separarse, sin embargo, Leonor conservó sus títulos y con ellos, sus dominios. Más adelante, Leonor volvió a casarse, también con una persona de la alta nobleza, esta vez, Enrique II de Inglaterra. Enrique estaba destinado a convertirse en rey, lo cual sucedió al poco tiempo de casarse con la duquesa de Aquitania, y ya que ésta seguía conservando su señorío sobre su tierra natal, el reino de Inglaterra se extendió hasta abarcar una gran parte del territorio francés, causando así una serie de conflictos entre ambos reinos. Por si fuera poco, Leonor tuvo muchos hijos con el rey de Inglaterra, entre los cuales destacan dos de ellos por sus constantes apariciones tanto en la literatura de la época, como en el cine, series y novelas de nuestra época: Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra.
Leonor de Aquitania por Edmund Leighton
Hildegarda
A diferencia de todas las mujeres en esta lista, Hildegarda jamás casó ni participó o evitó grandes batallas o conflictos bélicos, ya que ella decidió renunciar a lo mundano y dedicar su vida al servicio de Dios, convirtiéndose así en una monja y posteriormente abadesa de la Orden Benedictina.
Hildegarda fue una apasionada estudiosa de una enorme variedad de temas, entre los cuales se encuentran la literatura, música, arte, ciencia y teología. Además, fue una de las escritoras más prolíficas de la Baja Edad Media, destacándose así no solamente entre las mujeres, sino también entre los hombres de la Orden de San Benito, por lo cual le fue entregado el título de Doctora de la Iglesia, entrando así a uno de los grupos más selectos benefactores reconocidos por la Iglesia Católica.
Representación de Hildegarda de Bingen, W. Marshall Sculpsit.
Bibliografía y literatura recomendada
Hindley, Geoffrey, Las Cruzadas: Peregrinaje armado y guerra santa, Ediciones B, España, 2010
McKitterick, Rosamond, The Formation of a European Identity, Cambridge, Cambridge University Press¸ 2008.
Olmedo, Daniel, Historia de la Iglesia en la Edad Media.
Oman, Charles, The Dark Ages.
– El Erudito
Si quieres conocer más trabajos de este autor, puedes leer alguno de sus siguientes artículos:
¿Se han preguntado qué desconocen de la Edad Media? ¿Será cierto que fue una época de pura barbarie? Pues has llegado al lugar correcto para responder estas y otras preguntas con 10 COSAS QUE NO CONOCÍAS SOBRE LA EDAD MEDIA.
1. ¿Los guerreros más sucios?
El año 793 d.C. estuvo marcado por el sangriento comienzo de la Era Vikinga, periodo en el cual los invasores escandinavos atacaron múltiples territorios de lo que hoy conocemos como Inglaterra, pero que en aquélla época se dividía en varios reinos sajones en su mayoría cristianizados. Debido a que los vikingos creían en una religión totalmente distinta, no tenían problema en atacar templos y monasterios, lugares que ellos preferían por sus escasas defensas, su abundancia en tesoros y la nula capacidad ofensiva de quienes ahí habitaban. Es por esta razón que hasta la fecha, se asocia a los escandinavos con la violencia, una insaciable sed de sangre y un total desconocimiento de la higiene, sin embargo, esta última característica podría estar equivocada.
De acuerdo con algunos cronistas medievales, como John of Wallingford, los hábitos de higiene de los vikingos eran considerablemente superiores a los de Europa Continental. En primer lugar, tenían un día de la semana asignado para el baño, cosa que los europeos occidentales solían evitar a toda costa, razón por la cual el olor de muchos de ellos solía ser bastante más desagradable que el de los invasores. Por si fuera poco, los vikingos también acostumbraban lavar su cara, nariz y boca todos los días, así como peinar y trenzar su cabello, Razón por la cual muchas mujeres sajonas los consideraban mucho más atractivos que los hombres ingleses.
2. Los inicios de la Edad Media
Tradicionalmente, consideramos que la Edad Media inicia en el siglo V d.C. y termina en el siglo XV d.C., sin embargo, existe mucha polémica sobre esta delimitación; principalmente debido a que los historiadores suelen vincular el final de una época y principio de otra con un acontecimiento sumamente relevante que marque un claro antes y después, cosa que no sucede con la famosa Caída del Imperio Romano de Occidente, tras la cual en poco cambió la economía, la política, e incluso la sociedad en Europa. La ocupación germana de territorios romanos había comenzado desde mucho antes, el cristianismo continuaba siendo la religión hegemónica en el territorio y paulatinamente fue adoptada por los pueblos invasores, mientras que la economía se encontraba en un estado crítico desde antes de la caída del imperio.
Con base en lo anterior, algunos estudiosos del tema han considerado más pertinente marcar el inicio de esta etapa algunos siglos antes o después, por ejemplo, en el siglo IV. cuando el cristianismo se legaliza y más adelante se convierte en la religión oficial del imperio, marcando así el final del paganismo en el territorio y dando como resultado un sistema administrativo y judicial muy diferente al anterior. Asimismo, hay quienes consideran que el inicio de la Edad Media debe situarse entre los siglos IX y X, cuando el Renacimiento Carolingio sienta las bases para un sistema monárquico más fuerte y estrechamente vinculado con los incipientes títulos nobiliarios sustentados por el juramento de lealtad.
3. La Edad Oscura
Como vimos en el dato anterior, el periodo comprendido entre los siglos V d.C. y IX d.C. representan un serio problema de clasificación, sin embargo, ésa no es la única complicación que generan. Las constantes guerras, invasiones y epidemias acaecidas durante ese tiempo trajeron consigo una serie de problemas sociales y económicos muy fuertes, razón por la cual solamente un muy reducido porcentaje de la población tenía la capacidad y las condiciones necesarias para escribir una crónica; y muchas de éstas se perdieron en la turbulencia social antes mencionada.
Debido a la fuerte escasez de fuentes escritas de dicha época, resulta sumamente complicado obtener información más o menos certera o fidedigna de los acontecimientos ahí ocurridos, por lo que los historiadores suelen llamar a este periodo la Edad Oscura, lo cual significa que se tiene poca luz o conocimientos acerca de ella. El nombre de esta edad ha provocado que en muchas ocasiones se asocie a la Edad Media con el oscurantismo, la ignorancia, el completo rechazo a la ciencia, la violencia y la poca higiene, sin embargo, esto es algo muy alejado de la realidad.
Batalla entre cristianos y musulmanes.
4. El sexo en la Edad Media
Durante la Edad Media se teorizó mucho sobre el sexo y su relación con el alma, lo espiritual, lo material y lo impuro. Algunos pensadores eclesiásticos de gran importancia, como Tertuliano (Antigüedad) y San Jerónimo, consideraban que la virginidad era un estado de máxima pureza al que había que aspirar en todo momento, incluso después del matrimonio. Otros teóricos consideraban que el sexo era necesario, ya que es fundamental para la procreación y la continuidad de la raza humana y el cristianismo, pero debía ser realizado únicamente con el fin de la reproducción y en ningún momento para obtener placer, por lo que el sexo oral y anal solían considerarse sumamente pecaminosos y debían ser siempre evitados.
Si bien, no todo el mundo, incluidos los mismos jerarcas eclesiásticos, se ponían de acuerdo en tema sexuales, lo cierto es que muchos coincidían en que el fin último del sexo era la reproducción y no el de brindar placer al cuerpo, razón por la cual se decía que la única posición adecuada era la del misionero, con el hombre yaciendo sobre la mujer y jamás detrás de ella, ya que era así como lo hacían los animales salvajes. Todo esto llevó a la creación de las Summa Confesorum, en donde se enlistaban y en algunos casos incluso se ilustraban, todo tipo de posturas sexuales, pero no con la misma intención que el Kama Sutra, sino con el fin de que los curas pudieran identificar las posturas que quienes se confesaban describían, y así poderes asignar una penitencia adecuada. Además, la Iglesia no permitía que se tuvieran relaciones sexuales varios días del año, por ejemplo, los viernes y los domingos, durante la Cuaresma y los días después del Pentecostés, tampoco los días que hubiera alguna celebración muy relevante, así que de los 365 días del año, únicamente estaba permitido hacerlo aproximadamente 80 días. Ahora bien, el hecho de que existieran todas estas prohibiciones, no significa que la gente las siguiera; en realidad, se tienen muchas estadísticas que apuntan a que hubo un enorme crecimiento poblacional a partir del siglo X d.C. cosa que hubiera resultado prácticamente imposible de haberse seguido todas estas normas.
Interpretación medieval de la historia de José y la esposa de Putifar.
5. Censura en el arte
Contrario a lo que el dato anterior nos podría hacer creer, no existía tanto control en las expresiones artísticas de la época, principalmente las ilustraciones de los manuscritos medievales, pero también los tapices, pinturas, frescos y grabados. Si bien, el sexo no era uno de los temas más recurrentes, los pasajes bíblicos sí lo eran, y en muchas ocasiones se buscaba ser tan fiel como fuera posible al relato de las Sagradas Escrituras. Es por esto que cuando la Biblia describía situaciones en las que posiblemente los participantes estaban desnudos o en paños menores, así se les representaba en las artes plásticas. Algunos ejemplos de esto son Adán y Eva, José y la esposa de Putifar, el Rey David y Betsabé, Susana y los viejos, y Herodes y Salomé. Aunque algunos artistas optaban por representar a los personajes en posiciones donde mostraran demasiado, sin embargo, muchos otros no tenían problema con ilustrar la escena con lujo de detalle.
El contenido violento tampoco representaba un impedimento para los artistas de la época, podemos encontrar una infinidad de obras de origen medieval en las que la sangre corre a ríos, los mártires son quemados vivos, acuchillados, asaetados, degollados y asados vivos, mientras que las batallas muestran claros ejemplos de decapitación, desmembramiento y todo tipo de heridas que solían recibirse en la guerra.
En la imagen podemos ver el episodio en el que el Rey David, desde su palacio, observa cómo Betsabé se baña al aire libre.
6. El papel de la mujer
Aunque en algunas ocasiones nos resulte difícil pensar en mujeres que se destacaron y llegaron a cambiar el curso de la historia durante la Edad Media, lo cierto es que existieron muchas de ellas y en incontables situaciones jugaron un papel determinante en el desarrollo de los hechos. Ya desde los primeros años de la Alta Edad Media se tienen noticias de varias mujeres que, siendo grandes guerreras y estrategas, devinieron en líderes de los reinos germanos que comenzaban a asentarse y a consolidar sus dominios en lo que hoy conocemos como España, Francia e Italia, pero posiblemente la mujer más famosa de dicha época no haya pertenecido a Occidente, sino que era ciudadana del Imperio Bizantino. Se cuenta que la Emperatriz Teodora tuvo orígenes muy humildes, sin embargo, gracias a la instrucción y astucia de su madre, fue escalando en la pirámide social de la época hasta convertirse en la esposa de Justiniano, quien fue nombrado Emperador de Bizancio. De acuerdo con las fuentes de la época, Teodora poseía una aguda inteligencia y un carácter férreo, características que le permitieron hacerse de cierta reputación e incluso, según cuentan algunos cronistas, ser quien realmente gobernaba en Constantinopla.
Otra mujer de la realeza, cuya fama fácilmente podría rivalizar con la de Teodora fue Leonor de Aquitania, quien durante una de las Cruzadas decidió abandonar a su esposo, el Rey de Francia, para contraer matrimonio con el Rey de Inglaterra, con quien engendró al famoso Ricardo Corazón de León y su hermano, Juan Sin Tierra. Pero Leonor de Aquitania, más que por su descendencia, es recordada principalmente por sus habilidades sociales y genio político, que le permitieron llevar a cabo sus cometidos sin que nadie se le interpusiera.
No podríamos cerrar esta lista de mujeres medievales emblemáticas sin hablar de Juana de Arco, cuya fuerza y poder de liderazgo guiaron a los guerreros franceses en una de sus muchas guerras contra los ingleses. Aunque Juana de Arco tuvo un trágico final, siendo quemada en la hoguera, varios siglos después la Iglesia decidió reconocerla como un modelo a seguir para la cristiandad y hoy en día ya está considerada dentro del selecto grupo de los santos y los beatos.
Leonor de Aquitania, por Edmund Leighton.
7. La navegación
Durante la gran crisis económica sufrida durante los últimos años del Imperio Romano de Occidente, y más aún después de su desastrosa caída, la navegación en el Mar Mediterráneo se convirtió en poco más que un recuerdo; incluso se tienen noticias de que los árabes se burlaban de los europeos diciendo que no podían hacer flotar ni un madero, cosa que aisló al continente Europeo del resto del mundo durante muchos, muchos años. La economía, otrora basada en el comercio marítimo y las batallas navales ya no era posible y se tuvo que buscar otras alternativas que terminaron por crear un nuevo eje geopolítico en las zonas continentales muy alejadas de la costa.
Los escasos conocimientos de navegación en Europa dieron una enorme ventaja a los vikingos que comenzaron sus invasiones en el año 793 d.C. ya que ellos sí eran expertos construyendo embarcaciones y viajando en ellas. Los barcos vikingos, conocidos como drakar, eran considerablemente pequeños y ligeros, lo cual permitía a sus usuarios trasladarse rápidamente por el mar y, en caso de ser necesario, cargar su embarcación para después navegar sobre un rio, por lo cual ningún territorio europeo estaba fuera de su alcance y tenían una retirada a salvo asegurada.
Conforme la Era Vikinga llegaba a su fin y los habitantes de Escandinavia abrazaban el cristianismo, los europeos aprendieron sus técnicas de navegación y de construcción de naves, las cuales fueron evolucionando hasta dar paso a las galeras y carabelas, como las que muchos siglos más adelante permitirían el viaje de Cristóbal Colón al continente americano.
8. La espada larga
No es ningún secreto que las armas, tácticas y estrategias bélicas evolucionan al mismo ritmo que la civilización que las utiliza. En el caso de la Edad Media, la espada tiene un lugar muy importante, tanto en la realidad como en el imaginario colectivo, antes que una lanza, un mazo o incluso que un hacha, solemos vincular a cualquier guerrero medieval con el uso de la espada, sea ésta del tipo que sea. La espada que parece haber sido la predominante durante aquéllos tiempos, fue la espada corta o espada de guerra, cuyas modestas dimensiones permitían un manejo relativamente sencillo y un costo más económico. Las espadas cortas funcionaban muy bien para la infantería, en donde continuamente se combatía cuerpo a cuerpo contra varios oponentes, por lo que el arma debía ser apta para maniobrarse en espacios muy concurridos y lo suficientemente ligera para que quien la empuñe no se canse a los pocos minutos.
La espada larga o longsword, que requiere el uso de las dos manos para su manejo y que se ha vuelto muy popular en películas, series y videojuegos, no se popularizó sino hasta aproximadamente el siglo XIV, cuando la caballería retomó importancia y era necesario poder atacar desde el suelo a un jinete montado. La espada larga tendría un costo más elevado que la espada corta y generalmente se le vinculaba con la nobleza, quienes no solamente podían costearse la manufactura de una, sino que también podían contratar a uno de los muy famosos maestros itinerantes, quienes después de haber participado en varias batallas y estudiado con otros maestros, vendían sus conocimientos de ciudad en ciudad. Uno de los instructores más conocidos hasta nuestros días fue Fiore dei Liberi, cuyos manuales aún pueden ser consultaos.
También es destacable que, contrario a la creencia popular, en la Edad Media no todo el mundo iba armado en su vida cotidiana, ya que usar y portar espadas y armaduras solía estar prohibido en un buen número de las ciudades europeas. Al habitante promedio se le permitía portar un cuchillo, pensado más como herramienta que como arma, aunque eso no lo eximiera de un posible uso violento.
9. El primer “Renacimiento”
Si hablamos del Renacimiento, es probable que asociemos el término con los siglos XIV y XV, así como con ideologías antropocentristas, grandes avances en las ciencias y las artes y la supuesta recuperación de cánones clásicos; sin embargo, existe otro periodo que recibe el mismo nombre y dista mucho del Renacimiento con el que todos estamos familiarizados. Se trata del Renacimiento Carolingio, situado en el siglo VIII y, aunque parezca difícil de creer, consiste en algo muy parecido a su homónimo.
El Renacimiento Carolingio, impulsado principalmente por Carlomagno, también buscaba retomar algunas posturas de griegos y romanos, fundó instituciones como la Escuela Palatina, en donde era posible aprender a leer y a escribir, cosa que propició un intercambio cultural muy importante.
Los monjes jugaron un papel fundamental en este momento, ya que era posible que tanto estudiantes como maestros de un monasterio se trasladaran a otro para intercambiar conocimientos, asesorar a grandes figuras de la época y copiar libros cuyo valor nos resulta inimaginable hoy en día. Uno de los casos más emblemáticos es el de Alcuino de York, quien a pesar de tener orígenes ingleses, radicó mucho tiempo en el Imperio Carolingio (actuales Francia y Alemania), y debido a su alto nivel de cultura llegó a ser parte de la corte de Carlomagno.
Retrato de Carlomagno por Gustave Doré.
10. ¿Quién fue el primer Papa de la Historia?
De acuerdo con la tradición piadosa, San Pedro fue el primer Papa y por lo tanto, el máximo representante de Dios en la Tierra, sin embargo, esto puede matizarse. Durante los primeros siglos de nuestra era, el Cristianismo consolidó tres jerarquías eclesiásticas primigenias, los Diáconos, Presbíteros y Obispos, siendo estos últimos quienes ostentaban el cargo más alto. A cada Obispo le correspondía hacerse cargo de una diócesis, y según nos narran los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles, San Pedro fue el primero en hacerse cargo de la diócesis de Roma, capital del Imperio Romano; es ahí en donde está el detalle, ya que el Apóstol fue el primero Obispo de Roma, pero en ese entonces no se utilizaba el término Papa.
Desde la Antigüedad, pero principalmente durante la Alta Edad Media, varios Obispos consideraban que debían tener más autoridad que sus homólogos en otras partes del mundo, pero para el siglo VI ya solamente quedaban dos contendientes por la hegemonía, el Obispo de Roma y el de Constantinopla. Después de una serie de debates, y cartas enviadas e incluso amenazas, se determinó que la autoridad máxima de la Iglesia Católica es el Obispo de Roma, y entre finales del siglo VI y principios del VII comenzó a utilizarse la palabra Papa para referirse a él. En ese sentido, San Pedro sí fue el primer dirigente de la Iglesia, pero fue San Gregorio Magno el primero a quien se le atribuye el título que hoy todos conocemos.
Bibliografía
Biblia de Jerusalén, Editorial Bescleé de Brower, trad. Equipo de traductores de la Biblia de Jerusalén en España, España, 2009.
Halphen, Louis, Carlomagno y el imperio carolingio, México, UTHEA, 1953.
Pirenne, Henri, Historia social y económica de la Edad Media, México, Fondo de Cultura Económica, 1986.
Perrotet, Tony, 2500 años de historia al desnudo: Las más disparatadas, estrafalarias y singulares anécdotas de la historia de la humanidad.,
Huizinga, Johan, El otoño de la Edad Media, Alianza Editorial, España, 2012.
Crónica de John of Wallingford.
– El Erudito.
Si quieres conocer más de este autor, puedes leer alguno de sus otros artículos: