
Fuente: https://bit.ly/2NaN76N
Hay un periodo histórico de nuestro país que es desconocido por muchas personas; empero, la memoria histórica[2] es uno de los temas más recurrentes de nuestra parte, por ello es menester mencionarlo en este espacio. Este periodo es conocido como La Guerra Sucia y sucedió, es innegable y por más que se ha intentado suprimir, la colectividad la ha rescatado, junto con los incansables protagonistas y supervivientes de ella, llegando hasta nuestros días la suficiente información para reconstruir esta época y sus consecuencias.
No obstante, esto no implica que se deba realizar una idealización de ninguna de las partes enfrentadas, sino analizarse con criterio crítico y consciente de los sucesos que acontecieron. Por ello, es necesario rememorar uno de los actos emblemáticos de este conflicto, que fue el asesinato de Eugenio Garza Sada. Esta persona fue un empresario regiomontano y fundador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey[3], además de dedicarse a diversas actividades de filantropía, sobre todo enfocadas en la educación y en seguir adelante con el proyecto universitario.
Durante la década de 1970 el ambiente en México se había tornado violento, debido a que el régimen se mostraba inflexible en la apertura democrática y en la constante represión a cualquier intento ya no se diga disidencia, sino de opinión contraria[4] Aunado a esto, los accesos al Congreso eran limitados, así como las gubernaturas, legislaturas locales o cualquier puesto de elección popular.[5]
Es por esto, que resulta un tanto complicado temporalizar esta guerra sucia como hecho concreto, aunque se ha llegado a cierto consenso entre los historiadores de marcar como inicio el año de 1954, con la problemática henriquista y el levantamiento armado de Rubén Jaramillo en Morelos. Hubo distintas organizaciones que se desarrollaron en este periodo, siendo una de las más relevantes la Liga Comunista 23 de septiembre[6], que era de origen urbano y que tuvo una operación clandestina y en distintos puntos del país. Su acto más emblemático es, sin lugar a dudas, el asesinato de Eugenio Garza.
Según se relata, la intención no era matarle, sino secuestrarle y pedir rescate por él.[7] Siendo una figura de gran envergadura, esto traería gran difusión al movimiento y un financiamiento necesitado para sus fines. El problema al analizar este evento es que no estaba exento de un contexto enrarecido, pues es muy conocida la enemistad de Garza Sada con el entonces titular del Ejecutivo, Luis Echeverría Álvarez[8], que tenía un característico doble rasero en cuanto a ideología: por un lado, apoyaba regímenes izquierdistas y pugnaba por encabezar el tercer mundo, pero, por otra parte, durante su gestión se endurecieron las condiciones de persecución a grupos disidentes o guerrilleros.
El asesinato se gestó el 17 de septiembre: el empresario salió en su coche acompañado de su guardaespaldas y de su chofer, quienes emprendieron el camino hacia una cita de negocios. En una esquina en las calles de Monterrey, la célula guerrillera bajó a intentar detenerlo y sacarlo de su coche, siendo defendido por su personal que lo acompañaba. En esta refriega, murieron dos guerrilleros y los tres tripulantes del automóvil, llegando la noticia con rapidez a los medios nacionales y, por ende, al gobierno. Aparentemente, la Dirección Federal de Seguridad- DFS-[9] tenía noticias de este plan para secuestrar al personaje[10], por lo que la indignación del Grupo Monterrey no se hizo esperar.
El día del funeral, el primer mandatario acudió al evento y el rechazo y repudio de los asistentes fue unánime, siendo duramente criticado por su pobre accionar al respecto, así como a la enemistad que tenían ambos y que solo provocó la ira de la población. Se menciona que, entre la gente, a Luis Echeverría se le acusó de ser no solo responsable de la muerte, sino autor intelectual de la misma por los problemas que tenían ambos y los enfrentamientos que sostuvieron.[11]
El asesinato de Garza Sada marcaría gran parte de la estrategia gubernamental para acabar con los movimientos guerrilleros, acentuando su brutalidad en su actuar y siendo virtualmente destrozadas en los años posteriores. El protagonismo de la DFS y la constante desaparición, tortura, ejecuciones extrajudiciales y represión de distintas personas explican gran parte del actuar del gobierno en este tiempo.[12] No obstante, estas organizaciones insurgentes no fueron destruidas en su totalidad, pues en 1994 una de ellas mostró que podían seguir operando e incluso, poner en jaque al gobierno en turno.
Admito que desconozco cuál es el estado ACTUAL de la disidencia en México, por lo que sería muy atrevido e irresponsable de mi parte decir que ya se ha acabado la Guerra Sucia. ¿Cuál es su opinión, historiadores?
[1] Escrito por Ricardo Rodríguez.
[2] Hernández, Carlos. “La memoria histórica y los derechos humanos suelen ser incómodos para el poder” en El Diario. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2CqPjmO ]
[3] Eugenio Garza Sada. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2wJsPIi ]
[4] Para mayor conocimiento del lector, puede remontarse esta represión hasta la campaña presidencial de José Vasconcelos en 1929-1930; el aparente fraude contra Juan Andrew (o Andreu) Almazán en 1940, aunado a la violencia desatada en las elecciones; la destrucción del movimiento henriquista tras la candidatura de Manuel Henríquez Guzmán en 1951-1952 y las subsecuentes inconformidades surgidas de los gremios laborales en la década de 1950 en el texto Nueva Historia General de México.
[5] Una de las excepciones que permitió el régimen de aquel entonces fue el gobierno de la ciudad de San Luis Potosí en 1958, a cargo del Dr. Salvador Nava. Pero, cuando intentó postularse a la gubernatura de su Estado, se le realizó un fraude y una represión que provocó varios muertos y heridos y la tortura del candidato civil e independiente.
[6] Ramírez Cuevas, Jesús. “Liga Comunista 23 de septiembre. Historia del exterminio. En La Jornada.28 de marzo de 2004. México. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en https://bit.ly/2LWhfOQ ] El nombre de esta organización fue tomado por las acciones del guerrillero Arturo Gámiz el 23 de septiembre de 1965 en el Cuartel Madera, Chihuahua, donde atacaron la instalación castrense y fueron repelidos y exterminados. La versión novelada de este suceso se puede encontrar en Montemayor, Carlos. Primera reimpresión. Las Armas del Alba. México. De Bolsillo. 2014. 235 p.
[7] Becerril, Andrés. Excélsior en la Historia: Eugenio Garza Sada, el crimen que cimbró al país. En Excélsior. [Consultado el 3 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2Cd5ALF ]
[8] Proceso. El hombre detrás del crimen. [Consultado el 3 de septiembre de 2018. Disponible en https://bit.ly/2Cg6eIw ]
[9] La Dirección Federal de Seguridad –en adelante referida como DFS- se creó por órdenes del presidente Miguel Alemán Valdés en 1947 y desapareció en 1985, para convertirse junto la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales en el actual Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional –en adelante Cisen-. “La Dirección Federal de Seguridad: un cuerpo de élite que trabajó en el filo del espionaje, el crimen y la represión”. En Proceso. México 18 de abril 1998. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en: http://bit.ly/2ure2lR ] De igual manera, se recomienda consultar la página del Cisen donde muestran sus antecedentes históricos. [Consultado el 4 de septiembre de 2018. Disponible en http://bit.ly/1zaw4AK ]
[10] Proceso. El hombre detrás… Óp. Cit.
[11] Reporte Índigo. El asesinato que cambió el destino de Monterrey. [Consultado el 3 de septiembre de 2018. Disponible en: https://bit.ly/2PB56B7 ]
[12] Rodríguez Castañeda, Rafael. El policía: La guerra sucia no se olvida. México: Grijalbo. 146 p. Se recomienda leer este texto para ampliar el conocimiento de las funciones de la DFS, así como del papel de sus funcionarios en la violación de los derechos humanos en México y en el combate a la guerrilla.