Operación Bodenplatte: El canto del cisne de la Luftwaffe

La Luftwaffe alemana siempre luchó sin reservas. Esta es también la razón por la que tenemos pilotos con un número extremadamente alto de victorias. Adolf Galland.

 

El año nuevo es una época donde muchos reflexionamos y buscamos cumplir nuevos propósitos o un nuevo comienzo. En el caso de la Alemania del 1 de enero de 1945, su líder tenía como propósito realizar un golpe perfecto sobre los Aliados en el Frente Occidental, cuyo impacto fuera lo suficientemente demoledor como para poner a los aliados en jaque junto a la ofensiva de las Ardenas.

 

Así fue que se le encargó a la muy desvencijada Fuerza Aérea Alemana un ataque masivo sobre los distintos aeródromos británicos y estadounidenses para destruir su aviación en tierra y recuperar el dominio del aire, espacio que los alemanes habían perdido desde hace mucho tiempo. El dictador de orígen austriaco apostó todo a este plan, y su beneficio no solo fue nulo, sino que se llevó bastantes pérdidas.

Para los últimos días de diciembre, la ofensiva de las Ardenas se había estancado y los alemanes ya no tenían el elemento sorpresa de sus primeros días de la última quincena del mencionado mes. Los Aliados habían logrado reponerse en algunos puntos y estaban pasando a la ofensiva en otros, pero esto no detendría la visión de Adolf acerca de la guerra, mientras más se acercaban a su búnker en Berlín, más convencido estaba de sus estrategias, y los planes de un masivo ataque aéreo teutón se venían gestando desde septiembre de 1944, cuando el líder le pidió al General Werner Kreipe que preparara esta ofensiva que podría cambiar el curso de la guerra… como cada una de las ideas de Hitler durante los últimos dos años del conflicto.

Pese a lo irreal que resultaba pensar en que Alemania podría retomar la iniciativa de la guerra, la planeación estuvo calculada con la visión de arrasar los campos aéreos aliados más próximos al frente e incapacitar sus naves y, por tanto, reducir considerablemente su capacidad ofensiva. 2

 

Solo que había un pequeño detalle: Alemania estaba lejos de poder desprenderse de naves y sobre todo, pilotos. De hecho, la situación de la Luftwaffe era realmente lamentable en este punto. La Batalla de Las Ardenas había provocado una sangría considerable en esta facción del ejército alemán: más de 600 bajas entre decesos y heridos en diez días de diciembre eran algo simplemente irreemplazable para la aviación alemana.

 

La Operación Bodenplatte se había ideado para coincidir con la Unternehmen Wacht am Rhein (Operación Vigilancia del Rin) el 16 de diciembre de 1944, pero problemas logísticos y climáticos lo impidieron, siendo aplazada hasta el 1 de enero. Mientras, se reunió una cantidad considerable de aparatos para atacar a los Aliados y, según el plan, cambiar el curso de la guerra o, cuando menos, forzar una negociación. Una opción desde luego irreal, pues los aliados sabían perfectamente que era cuestión de tiempo para lograr la rendición incondicional de Alemania, pero Adolf estaba dispuesto a intentarlo de todos modos. 3

 

Entre 800 y 900 aviones Messerschmitt BF-109G y Fw-190 fueron reunidos para emprender el ataque y fueron armados con una bomba de 250 kilos cada uno. Pero, ¿cuáles eran los objetivos de esta épica operación? Los principales aeródromos aliados estaban ubicados en Bélgica, Holanda y Francia. Si somos capaces de ver el mapa de Europa, podemos entender que la misma idea detrás de esto resultaba por demás disparatada, puesto que el alcance geográfico era lejano y lleno de peligros para los remanentes de la Luftwaffe, que si bien tenía una cantidad considerable de aviones gracias a que 1944 fue el año en el que Alemania más aparatos de guerra produjo, sus pilotos estaban lejos de estar tan bien preparados como al principio de la guerra, pasando de estar meses en la escuela de aviación a tener apenas unas 20 horas de vuelo en promedio para el momento en el que emprendían su primera misión, en el caso de los pilotos más novatos. 4

 

Si bien los aparatos que tenían eran numerosos, también cabe aclarar que resultaría muy difícil sustituirlos en este punto de la guerra, pues las fábricas que no habían perdido, estaban siendo castigadas día y noche por los imponentes bombarderos aliados, que enfrentaban menos resistencia con cada nueva incursión. La situación era realmente adversa, pero la operación se ejecutó aún así, llegando la palabra clave Hermann a los distintos aeródromos germanos en el Occidente, con los números 1.1.45, el 31 de diciembre de 1944, aprobándose el ataque ya planteado. El fin de año y el inicio del nuevo serían el último momento de gran escala de la Luftwaffe, plantando el último clavo en su ya preparado ataúd.

 

Por principio, en una sorprendente capacidad de secretismo, las órdenes fueron guardadas con mucho recelo, para evitar que se filtraran a los Aliados. Fue tan exitoso este movimiento que muchos de los pilotos no sabían lo que se tenía planeado hasta la madrugada del día primero de enero, momento en el que comenzó la operación, pero tampoco los operadores de las baterías antiaéreas. En un momento realmente paradójico, muchos de los aviones alemanes fueron abatidos por sus propios colegas apenas alzaron el vuelo y se dirigieron a las fronteras del que se supondría que sería el Reich de los mil años, pues hacía mucho tiempo que no veían una cantidad tan grande de aviones propios emprender una campaña así, por lo que, de manera lógica, creyeron que se trataba de un ataque enemigo y que era necesario derribarlos. Esto reflejaba perfectamente el estado en que se encontraba el ejército alemán en ese momento; una fuerza desincronizada, incomunicada y hasta paranoica. 5

 

Mientras los pilotos alemanes eran derribados por fuego de su propia nación, Hermann Göring creía que este ataque traería de vuelta parte del prestigio perdido a lo que se supone, era su responsabilidad. La Luftwaffe era cada vez más criticada por su ineficacia y su incapacidad de hacerle frente al enemigo, quedando esto totalmente evidenciado en Bodenplatte. Si bien en un primer momento el factor sorpresa estuvo del lado alemán, pronto los aliados se repusieron del shock inicial y empezaron a provocar pérdidas a los teutones.

 

En el aeródromo de Sint-Denijs-Westrem en Bélgica, los pilotos alemanes tuvieron éxito en destruir varios de los Spitfire sobre tierra, curiosamente piloteados por polacos que estaban aterrizando, pero en cuanto pasó la primer oleada, fueron interceptados los atacantes, quienes sufrieron pérdidas considerables en su vuelo de regreso. 6

 

En Asch, Bélgica, el desastre fue total. Los estadounidenses estaban realizando distintas operaciones de rutina, cuando avistaron a más de 5 decenas de aviones alemanes. La pronta reacción de las baterías antiaéreas provocó los primeros daños, y los P-47 Thunderbolt y P-51 Mustang no se quedaron atrás, perdiendo apenas 4 cazas aliados; en cambio, los atacantes tuvieron una destrucción de 28 de sus escasos pilotos y valiosas aeronaves, dando como resultado un fracaso total en este sitio de la incursión.

 

Casi todos los ataques perpetrados sobre los distintos aeródromos aliados fueron de resultados negativos o desiguales; sin embargo, en Eindhoven, Holanda, fue el ataque más exitoso. La Jagdgeschwader 3 designada para esta operación, bajo el nombre de Udet, completó su objetivo de manera satisfactoria. 7

 

El ataque estaba encabezado por el as Heinz Bär, quien aportó su amplia experiencia para tener éxito sin sacrificar la vida de sus hombres, quien nada más llegar al aeródromo enemigo visualizó una escuadrilla de aviones Typhoon a punto de despegar y, por tanto, desprotegidos. Al notar esto, los cazas alemanes se abalanzaron sobre ellos, destruyéndolos en la pista y encajonando al resto de unidades que buscaban de alguna u otra manera despegar y responder al ataque o, cuando menos, escapar. Sin embargo, la coordinación de los pilotos de Bär fue eficaz y pudieron desatar el infierno durante 23 minutos, 23 minutos en los que la Luftwaffe de antaño se hizo presente por última vez.

 

El balance fue de 16 pérdidas alemanas, quienes infligieron daños muy considerables, 144 aparatos aliados fueron destruidos en su totalidad y 85 requirieron reparaciones para seguir en el combate en el futuro. Gracias al ataque,  6 pilotos aliados y otras 40 personas que se encontraban dentro del aeródromo fueron abatidas, además de haber reportado al menos una centena de heridos. 8

 

Durante Bodenplatte se realizaron entre 900 y 1000 salidas para el ataque, resultando en ese sentido un éxito logístico, pues a pesar de los relativamente pocos aviones y personal disponibles, aún podían coordinarse de alguna manera para una gran incursión, pero esta gran incursión resultó en ser la última para  la Luftwaffe. Por un lado, una buena parte de los grupos de cazas no encontraron sus objetivos, pues o se perdieron o tuvieron poca visibilidad, dos elementos que no son de extrañarse por las condiciones climáticas tan adversas del invierno y también por lo verdes que estaban la mayoría de los pilotos alemanes que participaron en la operación.

 

Además de la pérdida de aviones, muchos de los ases que aún tenían los alemanes resultaron abatidos, siendo este el verdadero golpe mortal para la fuerza aérea alemana. Sin este personal experimentado, no podían instruir a los más jóvenes, perdiendo una capacidad de lucha irremplazable para Alemania. Los Aliados procuraban turnar sus ases entre el frente y la enseñanza tras las líneas, lo cual daba un respiro a sus fuerzas y permitía que instruyeran a los novatos, lo cual benefició a sus pilotos. En cambio, para el tercer imperio alemán esto no era una opción debido a las constantes pérdidas de personal que sufrían, razón por la cual sus ases ya eran personas con una gran experiencia, pero que por lo duro del conflicto, el ejército no podía darse el lujo de poner a sus mejores soldados detrás de la línea del frente. 9

 

Aunque varios de los aviones enemigos fueron destruidos en Tierra y hubo una reacción tardía en algunos casos, las pérdidas sufridas por los Aliados no fueron tan graves o determinantes, quienes tuvieron 450 aparatos inutilizados y/o destruidos. Por ejemplo, EEUU en 24 horas podía sustituir parte de la flota perdida y en menos de dos semanas estaban totalmente operativos de nuevo todos los aeródromos afectados. En cambio, para los alemanes cada avión derribado, cada nave capturada o cada hombre desaparecido resultaban en un clavo más en el ataúd del agonizante 3er. Imperio Alemán. Las más de 250 pérdidas entre aviones y pilotos resultó en otra arteria cortada para el corazón de la máquina de guerra germana, que desde luego, no pudo recuperarse de una operación que en principio podría parecer victoriosa, pero que a la larga, causó más daños que beneficios. 10

 

Fuentes:

Christopher Shores y Chris Thomas. 2nd Tactical Air Force. Volume Two. Breakout to Bodenplatte. 2005

John Manhro y Ron Pütz. Bodenplatte. The Luftwaffe’s Last Hope. 2004

https://www.abc.es/historia/abci-bodenplatte-masacre-aerea-nazis-enfrentaron-gigantesco-ejercito-borrachos-201612210213_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fhistoria%2Fabci-bodenplatte-masacre-aerea-nazis-enfrentaron-gigantesco-ejercito-borrachos-201612210213_noticia.html

https://www.despertaferro-ediciones.com/2020/operacion-bodenplatte-el-crepusculo-de-la-aviacion-de-caza-alemana/

11 de julio de 1940: Philippe Pétain se convierte en Jefe de Estado del Gobierno de Vichy

Contando con la reputación del «vencedor de Verdún», el régimen colaboracionista decidió explotar el prestigio del mariscal Pétain y comenzó a difundir un culto a la personalidad del nuevo líder, las fotos del mariscal figuran en las vitrinas de todos los negocios, en las paredes de la ciudad, en todas las oficinas administrativas, lo mismo que en todas las instituciones educativas y en las organizaciones juveniles. Se suspendieron las libertades públicas, lo mismo que los partidos políticos, y todos los sindicatos fueron unificados en una organización de corporativismo laboral, al tiempo que aparecían jurisdicciones de excepción.

El régimen de Vichy pretendía realizar una «Revolución Nacional», si bien sus principios contradecían los de la Revolución Francesa de 1789. El lema del régimen fue «Trabajo, Familia, Patria» (en francés: Travail, Famille, Patrie). En sus anhelos de la restauración de Francia, el Gobierno creó en un corto tiempo, bajo la dirección del general Joseph de La Porte du Theil, campos de formación de las juventudes, que se convertirían más adelante en las Canteras de la Juventud Francesa. La idea era reunir toda una generación de franceses y, a través de una vida de formación, inculcarles los valores morales del nuevo régimen. Al mismo tiempo, se suprimió el servicio militar. En el campo económico, se pusieron en marcha otros medios de control, como los comités profesionales de organización y repartición, que tenían un poder jurisdiccional sobre sus miembros y un poder de repartición de las materias primas, lo que representaba un poder capital en el contexto de restricciones generalizadas que significó la Segunda Guerra Mundial. Paralelamente con el desarrollo de un poder centralizado, el mariscal se dedicó al «levantamiento de Francia», que incluía la repatriación de refugiados, la desmovilización, un sistema de abastecimiento, el mantenimiento del orden y de la unidad nacional.

Pétain se mostraba como garante del respeto de Alemania por las convenciones del armisticio. Se tomaron varias medidas de organización del régimen, como la creación de un Ministerio de la Reconstrucción, la unificación del permiso de construir y una política familiar. Se prohibió fumar en las salas de espectáculos y se instauró el día de las madres.

En octubre de 1940 y sin contar con Berlín se promulgaron precipitadamente leyes de exclusión contra los masones y los judíos, que serían endurecidas al año siguiente. Las leyes excluían también a los franceses de «raza judía» (determinada por la religión de sus padres) de la participación en actividades públicas y en la administración. Se trató asimismo de limitar el número de estudiantes judíos en las universidades, medida que contó con el rechazo de gran parte de la comunidad universitaria. Durante el período del armisticio se creó la «Legión Francesa de Combatientes», a la que se agregarían los «Amigos de la Legión» y los «Cadetes de la Legión». La Legión se fundó por Xavier Vallat el 29 de agosto de 1940 y fue presidida por el mariscal Pétain. Para el régimen de Vichy, la nueva Legión deberá servir de punta de lanza de la Revolución Nacional y del propio régimen.

En el seno de esta Legión se constituyó un Servicio del Orden Legionario, que se dedicaría inmediatamente a la colaboración con Berlín. Comandado por Joseph Darnand, héroe de la Primera Guerra Mundial y de la campaña de 1940, este organismo se convierte en enero de 1943 en la Milicia Francesa. Al final de la guerra, cuando Vichy se había convertido definitivamente en un régimen al servicio de los alemanes, una parte de la Milicia que cuenta con unos 30 000 hombres participa activamente en la lucha contra la Resistencia, con el apoyo público del mariscal Pétain y de Pierre Laval, su presidente oficial.

En su política exterior, Pétain, después de tres meses de permanecer oficialmente neutral entre el Eje y los Aliados, mediante un discurso por radio pronunciado el 30 de octubre de 1940, se inclinó por una política de colaboración con el Eje y, en especial, con Alemania. Aun dependiendo fuertemente de aquel país, se garantizaba la obediencia del régimen de Vichy reteniendo a cerca de dos millones de prisioneros (en campos de concentración o utilizados como fuerza de trabajo). Pétain evitó entrar en la guerra con el Eje en apoyo de Hitler, tal y como pretendía el Führer, como le fue solicitado en la entrevista que mantuvieron en Montoire, el 24 de octubre de 1940.

Aun así, la colaboración del régimen fue especialmente notable en lo referente a su complicidad con el Holocausto, 149 000 judíos fueron deportados y de ellos únicamente regresó el 10 %. Esta colaboración de Estado tuvo varias consecuencias. El mariscal evitó protestar contra las acciones del invasor alemán y sus auxiliares franceses, lo mismo que contra la anexión, contraria a la convención de armisticio, de Alsacia-Lorena y del río Mosela por parte de Alemania.

Sin embargo, Pétain condenó los «crímenes terroristas» de la Resistencia o los bombardeos aliados sobre objetivos civiles, además de alentar a los miembros de la Legión de Voluntarios Franceses que combatían en la URSS con uniforme alemán. Cuando los aliados desembarcan en el Norte de África el 8 de noviembre de 1942, Pétain dio la orden de combatirlos a sus generales establecidos en Argelia y Marruecos, y las tropas francesas allí estacionadas libraron tres días de sangrientos combates contra las tropas anglosajonas.

La disidencia de la mayor parte del Imperio colonial francés, la ocupación alemana de la «zona libre», el auto hundimiento de la flota francesa en Tolón el 27 de noviembre de 1942 y la disolución del Ejército de Armisticio hicieron perder a Vichy sus últimos triunfos frente a los alemanes. Manteniendo su política colaboracionista, Pétain perdió gran parte de la popularidad de que gozaba en 1940 y la Resistencia se intensificó pese al endurecimiento de la represión: 70 000 reclusos en las cárceles del régimen, cuyos jueces dictaron 10 000 sentencias de muerte.

El 20 de agosto de 1944, el mariscal Pétain fue conducido contra su voluntad a Sigmaringen, Alemania, donde se refugiaron los dignatarios de su régimen. Lejos de dimitir, envió una carta a los franceses donde se denominó el «jefe moral de Francia». El 24 de abril de 1945 decidió cruzar la frontera con Suiza y entregarse a las autoridades francesas, lo que sucedió el 26 de abril de 1945.

-Crespo Jama Edri Alexander

#Efemerides: 13 de junio de 1940: evacuación de París ante el avance alemán

La batalla de Francia también conocida como la caída de Francia, fue la invasión por parte de Alemania a Francia, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

Francia había declarado la guerra a Alemania el 3 de septiembre de 1939, luego de que esta última invadiera Polonia. A comienzos de septiembre de 1939, Francia lanzó la fallida Ofensiva del Sarre, y para mediados de octubre las tropas francesas habían vuelto a sus posiciones originales.

Alemania abrió fuego el 10 de mayo de 1940 y, al cabo de solo seis semanas, derrotó a las fuerzas aliadas y conquistó Francia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos, terminando con las operaciones terrestres en el frente occidental hasta los desembarcos aliados en Normandía, el 6 de junio de 1944. Italia entró en la guerra el 10 de junio de 1940 e invadió Francia desde los Alpes.

En Plan Amarillo (Fall Gelb), las unidades acorazadas alemanas avanzaron por sorpresa en las Ardenas y a lo largo del valle del Somme, aislando y cercando a las unidades aliadas que habían avanzado hasta Bélgica para hacer frente a la invasión esperada por ese territorio.

Cuando las fuerzas británicas, belgas y francesas fueron empujadas hacia el mar por la bien organizada operación alemana, la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF) y varias divisiones francesas fueron evacuadas de la playa de Dunkerque en la operación Dínamo.

El 5 de junio, las fuerzas alemanas lanzaron Fall Rot (Plan Rojo). Las sesenta divisiones francesas y dos británicas restantes opusieron una tenaz resistencia, pero fueron vencidas por la superioridad aérea y movilidad acorazada alemanas.

Los tanques de la Wehrmacht flanquearon la línea Maginot e hicieron enormes avances en territorio francés, ocupando París sin oposición el 13 de junio. Tras el colapso del ejército y el escape del gobierno francés, los comandantes alemanes se reunieron con funcionarios franceses el 18 de junio para negociar el fin de las hostilidades.

El 22 de junio ambos países firmaron un segundo armisticio en Compiègne. El gobierno de Vichy encabezado por el mariscal Philippe Pétain se convirtió en sucesor legal de la Tercera República Francesa, y Alemania ocupó toda las costas septentrional y occidental de Francia, así como el interior de las mismas.

Italia se reservó una pequeña zona de ocupación en el sureste y el régimen de Vichy, por su parte, retuvo el territorio no ocupado en el sur, conocido como la «zona libre». En noviembre de 1942, las tropas alemanas e italianas ocuparon la «zona libre» con la operación Anton y esta permaneció en manos del Eje hasta el desembarco de los Aliados en 1944.

  • Crespo Jama Edri Alexander

#Efemerides: 6 de junio de 1944: Día-D: Miles de tropas aliadas desembarcan en Francia

Después de la conquista alemana de Francia en 1940, abrir un segundo frente en Europa occidental fue uno de los principales objetivos de la estrategia de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

El 6 de junio 1944, con el nombre en código de Operación Overlord (jefe Supremo), tropas estadounidenses británicas y canadienses desembarcaron en las playas de Normandía, Francia, en la costa del Canal de la Mancha al este de Cherburgo y el oeste de El Havre.

Bajo el mando del general Dwight D. Eisenhower y, en tierra, del general británico Bernard Montgomery, más de 130.000 tropas aliadas desembarcaron en cinco playas, con el nombre en código de Omaha, Gold, Juno, Sword y Utah. En la noche previa a los desembarcos anfibios, 23.000 paracaidistas estadounidenses y británicos aterrizaron en Francia detrás de las líneas de defensa alemanas, en paracaídas y planeadores. La fuerza de invasión de más de 155.000 topas incluía 50.000 vehículos, incluidos 1.000 tanques, casi 7.000 embarcaciones navales y más de 11.500 aviones respaldaron la invasión.

Bajo el mando general del mariscal de campo Erwin Rommel, los alemanes habían desplegado cinco divisiones de infantería, una división aerotransportada y una división de tanque a lo largo de la costa de Normandía y tenían la ventaja en el posicionamiento de batalla. Sin embargo, los aliados tenían una ventaja abrumadora en el poderío naval y aéreo. Solamente en el Día D, los aliados pilotearon 14.000 misiones de combate; la fuerza aérea alemana logró hacer solo 500 misiones de combate. Además, un exitoso plan de engaño por parte de los aliados les había hecho creer a los alemanes que el punto de ataque estaría más al norte y al este en la costa cerca de Calais y la frontera belga. Engañados, los alemanes se movieron solo lentamente para reforzar las defensas de Normandía después del desembarco inicial.

A pesar de la superioridad de los aliados, los alemanes contuvieron a las tropas aliadas en su lenta expansión de la cabeza de playa durante seis semanas. La 1.ª y 29.ª División de Infantería Estadounidense hizo el desembarco más difícil en la playa de Omaha. Aquí la dura resistencia alemana causó más de 3.000 bajas antes de que las tropas aliadas pudieran establecer sus posiciones hacia el final del primer día.

En el Día D, las tropas aliadas sufrieron más de 10.000 bajas: las fuerzas británicas y canadienses sufrieron alrededor de 3.700 bajas; las fuerzas estadounidenses tuvieron alrededor de 6.600 bajas. Los defensores alemanes perdieron entre 4.000 y 9.000 hombres.

En el Día D, los aliados desembarcaron 11 divisiones en la costa francesa, pero no lograron cumplir su objetivo planeado de unir las cabezas de playa o ir tierra adentro a una distancia de nueve millas. En cinco días, el 11 de junio, las tropas aliadas superaron la resistencia alemana para unir las playas de invasión en una gran cabeza de playa.

El 25 de julio de 1944, las tropas aliadas rompieron la cabeza de playa de Normandía cerca del pueblo de St. Lo y empezaron a llegar al norte de Francia. Para mediados de agosto, las tropas aliadas habían rodeado y destruido gran parte del ejército alemán en Normandía, en la bolsa de Falaise. Encabezados por el Tercer Ejército del general George Patton, los aliados avanzaron rápidamente por Francia.

El 25 de agosto, las fuerzas francesas libres liberaron París; el 16 de septiembre, las tropas estadounidenses llegaron a la frontera alemana.

Desde la invasión de Normandía, el 6 de junio de 1944 se ha conocido en la historia de la Segunda Guerra Mundial como el “Día D”.

 

-Edri Alexander Crespo Jama

#Efeméride: 9 de mayo de 1945: captura de Hermann Goring por fuerzas estadounidenses

A medida que los soviéticos se acercaban a Berlín, los esfuerzos de Hitler para organizar la defensa de la ciudad se volvieron cada vez más inútiles y sin sentido. Su último cumpleaños, celebrado en el Führerbunker en Berlín el 20 de abril de 1945, fue la ocasión para despedirse de muchos de los líderes nazis, como Göring. Para entonces, la finca de caza de Göring, llamada Carinhall, había sido evacuada, la vivienda central, destruida​ y sus tesoros artísticos se trasladaron a Berchtesgaden y a otros lugares.​

Llegó a su propiedad en Obersalzberg el 22 de abril, el mismo día en que Hitler, en una larga diatriba contra sus generales, admitió públicamente que la guerra estaba perdida y que tenía la intención de permanecer en la capital hasta el final y luego suicidarse. También declaró que Göring estaba en una mejor posición para negociar un acuerdo de paz.​

El jefe de operaciones del Oberkommando der Wehrmacht, Alfred Jodl, estuvo presente en la bronca de Hitler y notificó al jefe de gabinete de Göring, Karl Koller, en una reunión unas horas después. Sintiendo sus implicaciones, voló inmediatamente a Berchtesgaden para notificar a su superior sobre este acontecimiento. Una semana después del comienzo de la invasión soviética, Hitler había emitido un decreto nombrando a Göring su sucesor en caso de muerte, codificando así la declaración que había hecho poco después del comienzo de la guerra. El decreto también entregaba plena autoridad para actuar como sustituto de Hitler si esta alguna vez perdía su libertad de acción.

Göring temía que lo tildaran de traidor si intentaba tomar el poder, pero también de ser acusado de incumplimiento del deber si no hacía nada. Después de algunas dudas, revisó su copia del decreto de 1941, que lo nombraba sucesor del Führer. Después de consultar con Koller y Hans Lammers, secretario de Estado de la Cancillería del Reich, concluyó que, al permanecer en Berlín para enfrentar una muerte segura, Hitler se había incapacitado a sí mismo para gobernar. Acordaron que, según los términos del decreto, le correspondía a Göring ocupar el poder en lugar de aquel.​ También estaba motivado por el temor de que su rival, Martin Bormann, se apropiara del cargo tras la muerte del Führer y ordenara su ejecución como traidor. Con esto en mente, envió un telegrama cuidadosamente redactado pidiéndole permiso para asumir el cargo de Führer de toda Alemania, subrayando que actuaría como suplente. Agregó que, si no recibía respuesta antes de las 22:00 h de esa noche (23 de abril), asumiría que Hitler había perdido su libertad de acción y, por tanto, se responsabilizaría del liderazgo del Reich.

El telegrama fue interceptado por Bormann, quien convenció a Hitler de que Göring era un traidor. Argumentó que el telegrama no era una solicitud de permiso para actuar como suplente, sino una demanda a Hitler de renunciar o ser derrocado. Bormann también interceptó otro telegrama en el que Göring indicó a Ribbentrop que le informara si no había más mensajes de Hitler o Göring antes de la medianoche. Hitler le envió una respuesta, preparada con la ayuda de Bormann, rescindiendo el decreto de 1941 y amenazándolo con la ejecución por alta traición a menos que dimitiera de inmediato a todos sus cargos. Göring renunció puntualmente, pero Hitler —o Bormann, según la fuente— ordenó a las SS que lo pusieran bajo arresto domiciliario en Obersalzberg, así también a su personal y Lammers. Bormann hizo un anuncio por radio que Göring había renunciado por razones de salud.

Para el 26 de abril, el complejo en Obersalzberg estaba bajo ataque de los Aliados, por lo que fue trasladado a su castillo en Mauterndorf. En su última voluntad y testamento político, Hitler lo expulsó del NSDAP, anuló formalmente el decreto que lo convertía en su sucesor y lo reprendió por «intentar ilegalmente tomar el control del Estado».​ Después nombró a Karl Dönitz, comandante en jefe de la Kriegsmarine, como presidente del Reich y comandante en jefe de la Wehrmacht. Hitler y su esposa Eva Braun se suicidaron el 30 de abril, pocas horas después de una boda organizada a toda prisa. Göring fue liberado el 5 de mayo por una unidad de la Luftwaffe que pasaba por el área y se dirigió a las líneas estadounidenses, con la esperanza de rendirse ante ellos en lugar de a los soviéticos. Fue detenido cerca de Radstadt el 6 de mayo por elementos de la 36.ª División de Infantería del Ejército de los Estados Unidos. Este movimiento probablemente salvó su vida, ya que Bormann había ordenado su ejecución si Berlín hubiera caído.

Fue trasladado en avión al campamento Ashcan, un campo de prisioneros de guerra temporal ubicado en el Palace Hotel en Mondorf-les-Bains, Luxemburgo. Allí fue tratado de su adicción con dihidrocodeína —un derivado de la morfina suave—, antes de su detención había estado tomando el equivalente de tres o cuatro granos (260-320 mg) de morfina al día; asimismo, se le impuso una dieta estricta y perdió alrededor de 27 kg.​ Los principales funcionarios nazis fueron transferidos en septiembre a Núremberg, que sería la ubicación de una serie de tribunales militares a partir de noviembre.

Era el segundo funcionario de mayor rango juzgado en Núremberg, tras el presidente del Reich (ex almirante) Dönitz. La fiscalía presentó una acusación de cuatro cargos, como el de conspiración, librar una guerra de agresión, crímenes de guerra como el saqueo y el traslado a Alemania de obras de arte y otros bienes y crímenes contra la humanidad como la desaparición de opositores políticos y otros oponentes en virtud del decreto Nacht und Nebel (noche y niebla), la tortura y los malos tratos a prisioneros de guerra y el asesinato y la esclavitud de civiles, lo que en ese momento se estimaba en 5 700 000 judíos. Al estar impedido de presentar una extensa defensa, Göring se declaró, «en el sentido de la acusación, no culpable».

El juicio duró 218 días; la fiscalía presentó su caso de noviembre de 1945 a marzo de 1946 y la defensa de Göring, la primera presentada, duró del 8 al 22 de marzo. Las sentencias fueron leídas el 30 de septiembre.

-Edri Alexander Crespo Jama

#Efemerides: 24 de abril de 1856: Natalicio del Mariscal Francés Philippe Pétain

 

Philippe Pétain fue un héroe nacional de Francia por su papel en la defensa de Verdun durante la Primera Guerra Mundial, pero más tarde como jefe del gobierno cooperativo francés de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial cayó en desgracia y fue condenado a muerte.

Henri Philippe Benoni Omer Joseph Pétain nació el 24 de abril de 1856 en el seno de una familia campesina del norte de Francia (Cauchy-à-la-Tour, Pas de Calais). Se unió al ejército francés en 1876. Estudió en la Academia Militar de Saint-Cyr y en la Ecole Supérieure de la War de París, y sirvió durante muchos años como oficial de infantería e instructor del ejército.

Después de una serie de misiones de la Primera Guerra Mundial, en 1916, se ordenó a Petain que detuviera un gran ataque alemán contra la ciudad de Verdún. Reorganizó las líneas del frente y los sistemas de transporte, inspiró a sus tropas y convirtió una situación casi desesperada en una defensa eficaz. Más tarde se convirtió en un héroe muy conocido y sucedió al general Robert Neville como comandante en jefe del ejército francés. Después de una serie de levantamientos, Petain buscó restaurar la disciplina en el ejército, explicando personalmente sus intenciones a los soldados y mejorando sus condiciones de vida. En noviembre de 1918 fue nombrado Mariscal de Francia. En 1934, Pétain fue nombrado Ministro de Guerra y un año más tarde se convirtió en Secretario de Estado. En 1939 se convirtió en embajador de Francia en España.

En mayo de 1940, Francia fue atacada por Alemania y Pétain fue nombrado viceprimer ministro. En junio, fue llamado a un armisticio y nombrado “jefe de estado” con poder casi absoluto. El armisticio le dio a Alemania el control del norte y oeste de Francia, incluido París, pero el resto se convirtió en un régimen independiente en Petain con Vichy como capital. El régimen de neutralidad oficial en realidad trabajó en estrecha colaboración con Alemania para desarrollar su propia ley antisemita.

En diciembre de 1940, el viceprimer ministro Pétain Pierre Laval dimitió debido a la política de estrecha cooperación entre Francia y Alemania. Pero el sucesor de Laval no fue aceptado por los alemanes y Laval fue reinstalado. En noviembre de 1942, en respuesta al desembarco aliado en el norte de África, las tropas alemanas invadieron la tierra de nadie francesa. La Francia de Vichy todavía existe de nombre, pero Pétain es solo una marioneta. Después de que los Aliados desembarcaran en Francia en el verano de 1944, Pétain fue llevado a Alemania.

Después de la liberación, regresó a Francia, fue juzgado y condenado a muerte. El general de Gaulle convirtió inmediatamente la sentencia en cadena perpetua. Pétain fue encarcelado en la isla Yeu en la costa atlántica y murió el 23 de julio de 1951.

 

– Andrés Brunis M.

#Efemerides: 3 de abril de 1948: Harry S. Truman firma el paquete económico de ayuda conocido como Plan Marshall

Transcurría el año 1948, casi 3 años después del fin de la segunda guerra mundial y los países europeos que se vieron afectados por este gran conflicto aún no lograban reponerse de las pérdidas materiales y mucho menos del cambio de vida que asumieron con las miles de pérdidas humanas.

Alemania llegó a ser el país más inestable incluso en su política a raíz de su división administrativa por parte de Estados Unidos y la Unión Soviética; sin embargo, países como Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos, Austria, Bélgica, Luxemburgo, Grecia, Dinamarca, Noruega enfrentaron también una grave crisis financiera, paralizando sus responsabilidades globales. Estos y más países que participaron directa o indirectamente en la guerra dejaron de poder producir lo suficiente para su propio consumo y mucho menos para la exportación, así que estuvieron obligados a depender de las importaciones en dólares mientras los precios estadounidenses subían.

Inglaterra, antigua potencia mundial y esperanza de ciertos territorios europeos de occidente por su economía, pasaba por su peor clima desde finales del siglo XIX paralizando la electricidad para la industria el 10 de febrero, restringiendo el suministro doméstico y reduciendo los servicios de transporte.

De el otro lado del Atlántico estaría Estados Unidos con 12 millones de soldados e infantes de marina que participaron en la guerra, pero sin afecciones en la infraestructura ni en la población civil directamente, la segunda guerra mundial llegó a ser el trampolín que lo impulsaría a ser la Gran Potencia.

La potencia norteamericana no sería la única con ansias de dominar la economía mundial, siendo la Unión Soviética su gran rival desde 1945. Se desata así la denominada Guerra Fría, guerra ideológica, cultural y estratégica en la que ambos países tratarían de hacerse de la aceptación de y dominación de los demás territorios importantes a nivel mundial.

En 1945 había llegado al poder el trigésimo tercer presidente, Harry S Truman, al que no le temblaría la mano al tomar decisiones contundentes para derrotar a los soviéticos y a minorías armadas o presiones exteriores que representaban una amenaza para el capitalismo de Estados Unidos.

Se crearía a manera de medidas primordiales, la Doctrina Truman, que tenía como objetivo evitar la propagación del comunismo, tanto en Europa como en el mundo, posicionarse Estados Unidos como potencia económica y militar y limitar el poder marítimo de la Unión Soviética para impedir que sus buques de guerra no pasaran más allá del mar Negro.

El triunfo a la “doctrina” fue otorgado gracias al Plan Marshall, programa que fue presentado en 1947 por el secretario de Estado George Marshall. Según el plan, Estados Unidos brindaría asistencia técnica y administrativa a los países europeos y $13 mil millones para reactivar sus economías. Inicialmente, esta ayuda incluía la entrega de alimentos, combustible y maquinaria, seguida de inversión industrial y préstamos a bajo interés. Los dos países que recibieron más subvenciones fueron el Reino Unido y Francia. Italia y Alemania, aunque enemigos de los Estados Unidos durante la guerra, también recibieron una ayuda sustancial.

Según la estrategia, se entendía que el Plan Marshall apoyaba la reconstrucción de los países de Europa Occidental al contener a la Unión Soviética. El plan funcionó bien: Gran Bretaña, Francia o la República Federal de Alemania reiniciaron e industrializaron sus economías en 1951. Además, después de la recuperación, estos países se unieron al bloque capitalista y la OTAN y se aliaron con los Estados Unidos durante la guerra Fría.

El Plan Marshall fue firmado el 3 de abril de 1948 por el presidente Harry S. Truman, y aprobado por el Congreso un día antes, siendo considerado como Ley de Cooperación Económica.                                    Durante el Plan Marshall, de 1948 a 1952, la economía europea mejoraría significativamente. Sin embargo, existen diferentes explicaciones sobre si el Plan Marshall fue un desencadenante u otro factor que influyó en este desarrollo. Sin embargo, la realidad es que la producción industrial creció un 35% durante este período. En términos de agricultura, superaría los niveles anteriores a la guerra. Como resultado, la pobreza extrema y el hambre se redujeron significativamente y los niveles de vida en general mejoraron.

– Andrés Brunis M.

La batalla de Königsberg

“Cuando un hombre está desesperado, significa que aún cree en algo”.

Dmitri Shostakóvich

 

Enero de 1945, Alemania lleva más de 1 año de haber perdido la guerra irremediablemente, pero aceptar el fracaso conlleva a una ejecución inmediata si se dice en voz alta, por lo que los alemanes siguen resistiendo en el oeste, por miedo a las represalias de sus propios líderes, y en el este, por miedo a los tan temidos rojos. Para este punto del conflicto, los hombres de la Unión Soviética están arremetiendo contra la puerta del Imperio que debía durar mil años. El plan es simple, golpear con la mayor fuerza posible la zona de Varsovia para posteriormente ponerse camino a Berlín. Al sur de esta posición, los remanentes de Hungría tratan de defender desesperadamente su capital, mientras que en el norte, existe un reducido número de ejércitos alemanes que hasta este momento, no habían tenido mayores complicaciones para defender a la tan preciada Prusia Oriental, una zona con relevancia cultural, política, económica y también simbólica, y su capital, Königsberg. Es la joya de la corona, misma que está a escasos meses de caer permanentemente en manos rusas, una zona que debía ser dominada para llegar con total seguridad a la capital alemana.

Para finales de 1944, todo lo que podía salir mal para los alemanes había tomado lugar, pues el grupo de ejércitos centro había sido destruido en la conocida operación Bagration, teniendo que retroceder todas las fuerzas del frente, y durante este acto, el grupo de ejércitos norte había quedado aislado en la península de Curlandia, por lo que se dió una re estructuración notable en la Wehrmacht, el grupo de ejércitos centro, revitalizado muy recientemente, pasó a ser el grupo de ejércitos norte, mientras que el anterior grupo de ejércitos norte pasó a llamarse grupo de ejércitos curlandia, pues la intención de Adolf no era la de evacuarlos, sino la de ser una nueva punta de lanza para una ofensiva nueva que nunca llegaría, dejando a más de 200 mil soldados con sus respectivos equipamientos atrapados en esa zona hasta el final de la guerra, los cuales pudieron ser de gran utilidad al grupo de ejércitos comandado por Georg Hans Reinhardt, y posteriormente dirigido a partir del 17 de enero por Ferdinand Schörner. Se enfrentaban a más de millón y medio de soldados rojos, mientras que los alemanes contaban con apenas 580 mil hombres organizados en 40 divisiones, de los cuáles eran en buena parte miembros de la recién creada Volkssturm, por lo que su preparación era muy baja y su experiencia directamente nula, en comparación a los veteranos hombres que fueron abandonados en Curlandia.

La gigantesca ofensiva de Prusia dio comienzo el 13 de enero de 1945 en un frente que se extendía desde el mar báltico hasta eslovaquia con dos objetivos principales, la bahía de Danzig y Königsberg, y a esta última, se dirigía el tercer frente bielorruso bajo el comando de Ivan Chernyakhovsky.

Durante los primeros días del ataque, el avance fue lento, y gracias a la reducción del frente, el cuál había pasado de ser de más de 4000 kilómetros de largo a poco más de 2000, los alemanes tenían una línea de suministros más rápida y efectiva, pero que gracias a los constantes bombardeos aliados, seguían pasando penurias para tan siquiera mantener operativos a la mayoría de sus soldados. Sin embargo y de manera casi milagrosa, habían contenido la primera parte de la ofensiva, ganando los soviéticos poco más de 20 kilómetros en 10 días de combate, sufriendo cuantiosas bajas en su intento.

 

Pese al buen desempeño defensivo que los alemanes mostraron en la primera fase de la ofensiva a Prusia, esto no fue suficiente. El 24 de enero se retomó la marcha con dirección a la capital prusiana, logrando los soviéticos avances realmente significativos,  alcanzando las inmediaciones de la ciudad de Königsberg, empujando dentro de ésta al tercer ejército panzer, que hasta ahora había sostenido constantes enfrentamientos contra las tropas de Chernyakhovsky.

Para el 28 de enero, la ciudad estaba completamente rodeada, siendo defendida únicamente por 5 divisiones alemanas compuestas por 3 divisiones panzer y 2 de infantería, una fuerza reducida pero muy bien equipada, teniendo desde panzerfaust hasta algunos panthers y stugs III. Además, no olvidemos la naturaleza medieval de la ciudad, con muchas posiciones defensivas y con algunos super cañones provenientes del periodo posterior a la guerra franco prusiana, los soviéticos tendrían difícil acercarse a la cercada capital prusiana, por lo que adoptando las tácticas empleadas por los alemanes al principio del conflicto, se decantaron por el asedio.

Antes de la guerra, Königbserg contaba con una población de más de 300 mil habitantes, pero para enero de 1945 la habitaban apenas unos 200 mil alemanes, reduciendo su población gracias a los constantes avances soviéticos. Aunque la mayoría se quedó, ahora todos estaban atrapados en un territorio que tenía más balas que comida.

En total, unos 130 mil soldados defendían la posición, por lo que sumaban 330 mil bocas que alimentar, y cuando decimos que había más balas que panes, no exageramos, 180 gramos era la ración diaria para los civiles, teniendo una más cuantiosa para quienes defendían las inmediaciones en un crudo invierno. Al igual que había pasado en Leningrado, los atacantes estaban dejando a los defensores morir de hambre.

3 eran los anillos defensivos  de la ciudad. El externo tenía 15 fuertes defensivos, mientras que el interior contaba con 12 en un radio bastante pequeño, además, la mayoría de las posiciones alemanas estaban comunicadas de manera subterránea, y tenían a su disposición auténticas reliquias en forma de piezas de artillería gigantescas, construidas alrededor de 1870, que si bien eran viejas, tenían mucho potencial defensivo, e igual de viejos e incluso más eran los fuertes en sí, torres y bastiones construidos desde los años 1600, hechos de piedra, nada de hormigón a pesar de sus constantes remodelaciones, pero que su simple tamaño y figura le daban mucho ímpetu a los alemanes para no rendirse, además de que pese a lo viejo de las estructuras, seguían siendo buenos sitios de defensa, los cuáles estaban suministrados con una impresionante cantidad de artillería.

Para el último día de enero de 1945, el ejército rojo parecía estar a punto de aplastar a la capital de Prusia junto a sus defensores y habitantes, sin embargo, los soviéticos se habían detenido, y lo hicieron por varias razones, pero la principal era que, tal como se estableció en Septiembre de 1944, la zona de principal actividad debería ser el eje compuesto por Varsovia-Berlín, al sur de la Prusia Oriental, por lo que las tropas soviéticas fueron reducidas al mínimo para mantener a los alemanes dentro de sus posiciones defensivas, por lo que por primera vez en mucho tiempo, estaban luchando en una proporción de soldados 1:1, y los desesperados germanos no tardaron en aprovechar esta oportunidad.

A mediados de febrero, los remanentes del tercer y cuarto ejército panzer atacaron el cerco con dirección a la ciudad portuaria de Pillau, aún en manos alemanas, sitio desde donde se podría realizar la evacuación de los civiles atrapados en Königsberg a través de cualquier aparato que pudiera flotar y contara con un timón.

Gracias a esta iniciativa, los alemanes lograron mantener un corredor durante el resto del asedio para no solo evacuar civiles, sino también lograr recibir municiones y comida, especialmente esto último. A decir verdad, tenemos que resaltar que lo más curioso de esta batalla es que, pese a tener la posibilidad de evacuar la guarnición de la ciudad, sus órdenes fueron siempre las mismas:mantener su posición; esto es un paralelismo a lo que estaba pasando en Curlandia.

Con el paso de los meses y la llegada de la primavera, el ejército soviético se encontraba muy ansioso por ponerle las manos encima a Berlín, la cuál se encontraba a escasos 60 kilómetros de la línea del frente, sin embargo, antes de llegar a la capital alemana debían primero erradicar todos los puntos de resistencia de gran importancia tanto al norte como al sur, y eso desde luego incluía a Königsberg, pero el asalto no sería nada fácil gracias a las buenas posiciones defensivas con las que los alemanes contaban.

El día 7 de abril de 1945, las tropas rojas del cerco se lanzaron finalmente por la toma de la emblemática ciudad prusiana, atacando al medio día de manera simultánea tanto por el norte como por el sur, teniendo problemas con los numerosos fuertes de 300 años de edad, pero que finalmentes fueron vencidos;  los que no lograban ser derrotados, simplemente se les dejaba atrás con una pequeña guardia de soldados rojos que esperaban la rendición de las guarniciones dentro de las zonas defensivas. Al terminar el primer día del asalto final por Königsberg, el anillo exterior había caído, así como se había destruido exitosamente el corredor con Pillau.

Durante el ocaso del primer enfrentamiento, Otto Lasch, comandante de la guarnición de Königsberg, había solicitado nuevas órdenes directamente al cuartel del Führer debido a que el cinturón de 53 kilómetros alrededor de la ciudad había caído, la respuesta que recibió de su petición fue la de luchar hasta el último hombre. Si bien Lasch era un militar de carrera, veterano de la primera guerra mundial y gran patriota, también era un prusiano que valoraba a sus hombres como hijos, y estaba dispuesto a intentar salvar sus vidas.

Con los remanentes de sus hombres, Otto trató de romper el cerco con la intención de reagruparse con el grupo de Samland, en las inmediaciones de la ciudad, pero este intento fue cortado cuando el avance alemán fue severamente castigado por un intenso fuego de artillería, que hizo replegar a los alemanes al centro de la capital de Prusia. Para este punto, quedaban apenas unas 40 mil tropas, mientras el resto ya había sido hecho prisionero, o caído en combate.

Para el 9 de abril, ya sin fuerzas para tan siquiera volver a intentar romper el cerco, Lasch desobedeció una orden directa de Hitler para ir a negociar la rendición con los soviéticos, misma que se realizó durante la madrugada del día siguiente.

Con la caída de los pocos soldados que estaban defendiendo Königsberg, también llegó el fin para esta ciudad, y no lo decimos en un sentido metafórico. Cuando la segunda guerra mundial terminó, se estableció el nuevo Oblast de Kaliningrado, una parte de lo que de antaño fue Prusia, junto con su antigua capital, la cuál fue renombrada como Kaliningrado, y todos los habitantes que lograron sobrevivir al asedio y a la posterior corta pero destructiva batalla, fueron expulsados de su hogar, y reemplazados con colonos rusos que se mantienen a día de hoy, lo que es a todas luces un acto de limpieza étnica. Además, una buena parte de sus sitios emblemáticos como el castillo fueron demolidos, pues para los soviéticos no representaban la historia y cultura de una ciudad, sino esculturas y templos del nazismo, a pesar de que estas construcciones superaban los 100 años en su mayoría, mientras que la mencionada ideología tenía pocas décadas de existir, perdiendo de paso, y de manera irremediable, todo sentido de identidad alemana, movimiento inteligente si lo que buscas es establecer una nueva colonia, algo que sin duda la Rusia soviética hizo.

 

El final de esta batalla, también fue el final de lo que alguna vez fue Prusia Oreintal, cuyos territorios se encuentran hoy distribuidos en las actuales naciones de Polonia, Rusia y Lituania.

 

La batalla de Königsberg es uno de los enfrentamientos más peculiares de la segunda guerra mundial por el uso estratégico que se le dieron a las construcciones centenarias de la zona, y que a su vez, tuvo todo el potencial de ser una lucha prolongada y hasta el último hombre, como lo fue la batalla de Berlín, pero que a diferencia del líder de origen austriaco, los prusianos saben perfectamente cuando llega la hora de rendirse y, gracias a esto, muchos pudieron salvar lo más importante que tenían, sus propias vidas.

 

PUEDES VER EL VIDEO AQUÍ

 

Material consultado para la realización de este vídeo:

  • John Erickson. (1983). The Road to Berlin Stalins war with germany. Great Britain: Weidenfeld & Nicolson.
  • S, Zaloga., J, Grandsen. (1990). The road to Berlin Military Vehicles. Australia: Arms and Armour Press.
  • John Toland. (2003). The Last 100 days the tumultuous and controversial story of the final days of world war II in Europe. New York: Modern Library.

El golpe al banco de Berlín realizado por las SS durante abril de 1945.

 

“Las ratas están abandonando el barco”.

 

– Hans Refior el 21 de abril de 1945 durante la batalla de Berlín.

 

22 de abril de 1945, pese al estado deplorable que tiene la capital alemana, muchos de sus servicios públicos siguen en función con relativo orden, uno de ellos es el banco del tercer imperio germán, el Reichsbank, que desde luego operaba con el mínimo personal posible, apenas un puñado de contadores se encontraba en su interior en la mañana del mencionado día.

 

El estado de caos de la ciudad no hizo sospechar a los trabajadores del Reichsbank cuando un pequeño convoy compuesto por un par de camiones Opel Blitz y algunos autos de uso civil arribaron a las afueras del banco ese día. Rápidamente, tropas de las SS comandadas por el Coronel Josef Spacil saltaron de los camiones y entraron al edificio, asegurándolo en su totalidad. Es entonces que este grupo armado les da una orden a los confundidos empleados del lugar: Abran la bóveda.

 

En cuestión de minutos, este pequeño grupo de asaltantes que vestían como soldados, logran hacerse de lo que hoy en día serían 131 millones de dólares en diferentes divisas.

 

Luego del exitoso atraco, los hombres bajo el mando de Spacil suben de nuevo a sus transportes, quienes avanzan en dirección al aeropuerto de Berlín, aún bajo control alemán. Una vez en el lugar, los miembros de las SS junto con algunos de sus familiares que los seguían en sus autos particulares suben a un Junkers Ju 52 que los esperaba con nada más que sus vidas, y desde luego, el botín. A través de los disparos de artillería soviética que se escuchan por todos lados, el avión logra escapar hacia el sur de Alemania, muy cerca de la llamada fortaleza alpina.

 

En cuestión de horas, un grupo de alrededor de 10 hombres lograron hacerse con todos los billetes y monedas del Reichsbank, dejando únicamente atrás el oro, que sería demasiado pesado como para transportarlo a través del avión en el que huyeron. En el momento del atraco, se calcula que el banco de Berlín contenía alrededor del 7% del gran total del dinero que Alemania tenía en 1945, pero lo más impresionante de todo, es que los responsables de este delito lograron salirse con la suya.

 

Bienvenidos historiadores a una nueva entrega de Sábado Bélico, en esta ocasión tocaremos un tema sumamente interesante que ha pasado desapercibido durante mucho tiempo, y como ya se dieron cuenta, dejaremos el frente de batalla por esta ocasión para concentrarnos en un pasaje sucedido durante los últimos días de soberanía alemana sobre su propia capital, y así como ya describimos el desenvolvimiento de este golpe digno de su propia película, también hablaremos sobre los motivos que llevaron a esto, su propio contexto militar y desde luego, el desenlace que tuvieron los hombres que fueron partícipes de este curioso relato de la historia, pero antes de hacerlo, les recordamos como cada semana que si les gusta nuestro contenido y quieren seguir viendo más del mismo, le den like a este vídeo, se suscriban al canal, activen la campana para no perderse ninguno de nuestros vídeos pero sobre todo, compartan este contenido para seguir aumentando nuestro alcance para poder entregarles más y mejores historias. Síganos en nuestras redes sociales para estar al pendiente de todo lo que sucede con HC Historia Contemporánea cuyos enlaces están en la descripción, y sin más dilación, exploremos cómo fue que los alemanes llegaron a esta situación.

 

Cuando la batalla de las colinas de Seelow veía su finalización el 18 de abril de 1945, significaba que el camino hacia Berlín estaba libre, y por tanto, la capital alemana se convirtió de facto en una ciudad del frente oriental.

 

Lo que se había logrado en la mencionada batalla  fue una retirada organizada de una buena cantidad de tropas y material bélico para ser usado en la defensa de Berlín, cuya llegada fue desde luego bien recibida por parte de sus habitantes, pero ante los ojos de los oficiales gubernamentales e incluso militares, lo único que vieron fue la llegada del heraldo de su propia perdición.

 

El pánico empezó a expandirse a través de todos los cargos, pero la terquedad de Hitler por defender la capital, y sobre todo, por quedarse en ella,abría camino solamente a dos posibilidades, morir a manos de los rusos, o tratar de escapar con la posibilidad de enfrentar un pelotón de fusilamiento. Desde luego muchos intentaron y lograron la segunda opción, destacándose Heinrich Himmler y Hermann Göring, quienes abandonaron la ciudad el 20 de abril, justamente en el cumpleaños de Hitler, pero más importante que ellos para esta historia, entre los tantos desertores de una defensa fanática y sin sentido se encontraba Ernst Kaltenbrunner, el entonces director de la oficina principal de seguridad del Reich, quien escapó hacia una casa suya ubicada en el sur de Austria.

 

Ernst era consciente de que la guerra estaba perdida, razón por la cuál se encontraba sumamente preocupado de su destino inmediato, pues era un reconocido criminal de guerra, por lo que debía hallar una forma de asegurar su propia supervivencia. El mayor de sus problemas es que para hacerlo, necesitaría de una importante suma de dinero, y sabía exactamente en dónde encontrarlo.

 

En algún punto entre los días 20 y 21 de abril, Ernst mandó un mensaje hacia la oficina de administración que era dirigida por Josef Spacil, un coronel de las SS que se desempeñaba como contador en Berlín, quien recibió los detalles de cómo, cuándo, con quién y dónde debería efectuar el robo.

 

Justo como se dijo en el principio, el golpe se desenvolvió suave como la mantequilla, y esto se dio por diversos factores.

 

El 22 de abril por la mañana, Hiter esperaba con ansias la contraofensiva del destacamento de ejército de Steiner, el cuál fue el único tema de conversación durante las primeras 12 horas del día en el Führerbunker, paralelo a esto, los soviéticos rompían exitosamente la defensa del norte de Berlín, empezando la maniobra de envolvimiento de la capital que se completaría 3 días después.

 

Cuando Adolf se percató que Steiner nunca llegaría, dio por perdida la guerra por primera vez, suceso que paralizó a sus allegados, quienes pasaron el resto del día tratando de figurar con su líder un nuevo plan que involucraba al duodécimo ejército alemán para salvar la capital, por lo que no es de extrañarse que en una situación tan extrema, un robo no alarmó a nadie, es probable que los dirigentes del moribundo Reich ni siquiera se hubieran enterado, y si lo hicieron, poco o nada les importaba debido a su precaria situación. ¿Quién piensa en dinero cuando la posibilidad de ser ejecutado por los tan temidos rojos está en el rango de un  Katiusha?

 

Luego de que el exitoso grupo de Spacil arribara a Salzburgo, Austria, los días siguientes fueron entregando cifras importantes de su botín a distintos altos cargos de las SS, otros criminales de guerra que necesitarían una fuerte suma de dinero si querían escapar con su vida intacta de la justicia aliada. El mayor beneficiario inmediato del atraco fue nadie menos que Otto Skorzeny, el llamado hombre más peligroso de Europa, el cuál recibió alrededor de 10 millones de dólares de nuestros días en distintas monedas y que desde luego los escondió nada más recibirlos, así como lo hicieron el resto de oficiales y altos cargos nacional socialistas que tuvieron la buena suerte de hacerse de su parte del botín. En el caso de Spacil, escondió su pillaje en distintos lugares del sur de Austria.

 

El primer alto cargo de nuestros 3 protagonistas en caer ante la autoridad aliada fue Otto Skorzeny, quien se entregó personalmente el 8 de mayo de 1945 y que logró escapar de su cautiverio, eso sí, sin cargos en su contra por crímenes de guerra     que le pudieran costar la vida.

 

Paralelo a esto, Spacil se entregó de igual manera ante los estadounidenses disfrazado como un simple soldado, pero que rápidamente fue identificado como miembro prominente de las SS.

 

El último en ser llevado ante los tribunales fue el autor intelectual del asalto, Ernst Kaltenbrunner, el cual fue capturado el 12 de mayo de 1945 mientras permanecía en su residencia en Austria, quien intentó hacerse pasar como un médico, pero no pasó mucho tiempo para identificarlo.

 

Contrario a lo que se podría creer, el reichsmark siguió usándose activamente como moneda de cambio hasta 1948, por lo que los billetes y monedas con los que el grupo de Spacil logró escapar, mantuvieron su valor y lograron emplearse para el propósito del atraco. Escapar de Europa.

 

El seguro de vida que Ernst intentó obtener nunca llegó a sus manos, por lo que no tuvo modo de comprar de algún modo las autoridades como si lo pudo intentar Spacil, cuyo caso lo veremos en breve. Kaltenbrunner cometió demasiados delitos comprobables en su contra por su participación en el holocausto, por lo que fue ejecutado el 16 de octubre de 1946 cuando se le encontró culpable de 3 de los 4 cargos en su contra.

 

A diferencia de él, Spacil llevó a las fuerzas estadounidenses ante algunos de sus escondites para tratar de comprar su libertad, recuperando así alrededor de 8 millones de dólares de nuestros días del botín original de 131 millones, pero lo que seguramente fue lo que le salvó fue el testificar en contra de su superior, Ernst Kaltenrbunner, hecho tras el cuál quedó en libertad y se desempeñó como un oficinista en la ciudad de Múnich. Se especula que dirigió una cadena de supermercados en la posguerra, pero desde luego, los mismos no  estaban a su nombre, por lo que podemos deducir qué fue lo que hizo con el dinero que escondió y no presentó ante los aliados.

 

El hombre que tuvo más éxito fue desde luego Otto Skorzeny, quien además de escapar de su cautiverio, nunca mencionó la existencia de un tesoro, fruto del robo al Reichsbank, por lo que llegó a España en calidad de millonario, usando su dinero para financiar las tan famosas líneas de escape con dirección a sudamérica que usaron una gran parte de los oficiales prófugos del difunto tercer Reich.

 

Al final de todo, la cifra equivalente a 123 millones de dólares contemporáneos nunca se recuperaron, cuyo rastro se diluyó por completo entre oficiales, escondites, pagos a soldados de bajo perfil por su cooperación, tanto alemanes como aliados y secretos que nunca fueron revelados.

 

El golpe al Reichsbank de abril de 1945 fue sin duda un completo éxito excepto para quien lo planificó, pero cuyo legado fue sumamente importante para mantener las operaciones ilegales de Skorzeny después de la guerra, por lo que es un pasaje que debemos comprender y analizar por su importancia inmediata.

 

Es curioso pensar que un crímen de este calibre haya sido perpetrado por los hombres que le juraron lealtad incondicional a Alemania y su entonces líder, pero cuando todo se estaba derrumbando, supieron aprovechar bien los restos de su tan amada patria y escapar con ellos, después de todo, si crías cuervos, en algún momento te sacarán los ojos.

 

Y esto es todo por esta entrega de Sábado Bélico, esperamos haya sido de su agrado y que puedan apoyarnos de la manera acostumbrada, los acompañó Der Ausländer, y tengan por seguro que la próxima semana retomaremos los combates de la línea del frente, hasta la próxima.

Material consultado para la realización de este documental:

Alford, Kenneth A, Savas, Theodore P. (2007). Nazi Millionaires: The Allied Search for Hidden SS Gold. Estados Unidos de América: 2007.

  1. Beevor. (2002). Berlín la caída: 1945. Barcelona, España: Penguin Books Ltd.

 

  1. Sayer & D. Botting. (2011). Nazi Gold: Mainstream Publishing.

 

  1. Skorzeny. (1962) Vive peligrosamente.

Mark Felton. (2021). SS Bank Heist – Berlin 1945. 15/09/2021, de Mark Felton Sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=eMy-AKoZEvA&t=18s&ab_channel=MarkFeltonProductions

 

 

– Der Ausländer.

 

 

La bolsa/cerco de Falaise: El Bagration Occidental que no fue

“A pesar de los intensos esfuerzos, se acerca el momento en que este frente, ya tan tenso, se romperá. Considero que es mi deber llevar estas conclusiones a su conocimiento… Mi Führer.”

 

– Walther von Kluge en agosto de 1944.

 

El frente Occidental de la Guerra tardó mucho tiempo en abrirse por la necedad de Churchill de atacar Italia, al cual nombró el ombligo de Europa. Además, hay que reconocer que el ministro británico veía con interés que alemanes y soviéticos se despedazaran. Aunque EEUU quería atacar Francia desde 1942 se inclinaron por la península itálica y le dieron tiempo al Canciller de terminar el Muro del Atlántico.

 

Después del lanzamiento de la operación Overlord el 6 de junio de 1944, los ejércitos aliados esperaban un rápido avance a través de los suelos franceses, apuntando a que la toma de Francia se daría en cuestión de semanas. La realidad , sin embargo, no pudo ser más decepcionante.

 

El asalto inicial había sido exitoso,  las defensas alemanas en la zona del desembarco eran débiles, pues esperaban que el peso de la ofensiva llegase a través del Paso de Calés. Pese a esto, los teutones marcaron una defensa obstinada, que se vio reforzada por varias divisiones Panzer que se acercaban desde el sur. La batalla por Normandía se extendió durante más de 2 meses gracias a estas acciones.

 

Durante todo el mes de Junio y más de la mitad de Julio, los aliados realizaron pocos avances dentro de esta zona, pero la hasta entonces sólida defensa alemana comenzaba a tambalear tras haber lanzado varios y repetidos ataques con la intención de devolver a sus enemigos al mar, pero sin apoyo aéreo de ningún tipo y con pocas municiones, lo único que lograron fue el debilitamiento de sus líneas de combate, debilitamiento que fue explotado al máximo en Avranches, al sur de Saint Lo, donde los aliados lanzaron la ofensiva denominada como Operación Cobra en la que las fuerzas al mando de Omar Bradley lograron arrasar las posiciones del grupo de Ejércitos B, al mando de Günther von Kluge.

 

El desastre al fin había ocurrido;  el frente, luego de haberse mantenido relativamente estable durante más de 1 mes se había roto y junto con él, las fuerzas aliadas tenían vía libre para alcanzar el río Sena, además de haber liberado virtualmente toda la región de Bretaña. Von Kluge intentó desesperadamente conseguir el permiso de Hitler para la retirada, pero los días pasaban y no recibía respuesta. El 1 de agosto todas las fuerzas alemanas en el norte de Francia corrían peligro de ser envueltas y destruidas, un escenario como el sucedido en la Operación Bagration podía darse de manera paralela en el frente occidental y todo dependía de qué tan rápido el líder alemán contestara el teléfono.

 

Bienvenidos historiadores a una nueva entrega de Sábado Bélico, en esta ocasión, nos trasladamos al frente occidental para analizar uno de los eventos más polémicos sucedido en la segunda batalla de Francia. Así es, nos referimos a la bolsa de Falaise, también mencionada por varios historiadores como el saliente de Falaise, lugar en el que el séptimo ejército alemán y el quinto ejército panzer se vieron seriamente amenazados tras el éxito de la Operación Cobra previamente mencionada. Pero, ¿cómo fue que los alemanes lograron escapar de esta delicada situación? Acompáñenos a descubrirlo, pero antes, no olviden darle like, suscribirse al canal, activar la campana para no perderse ninguno de nuestros futuros vídeos , visitar nuestro blog cuyo enlace está en la descripción además de seguirnos en twitter para estar al pendiente de todo lo relacionado a HC Historia Contemporánea, pero sobre todo, compartir este material para que podamos seguir llegando a más historiadores, sin nada más que añadir, comencemos.

 

Hasta mitad de Julio de 1944, los principales combates en el norte de Francia habían tomado lugar en Caén, gracias a esto, el general Bradley pudo barrer con soltura las tropas que defendían las posiciones más cercanas a la región de Bretaña. Posteriormente, el avance intentó ser frenado por el propio Hitler, que ordenó una contraofensiva para cerrar la gigantesca brecha que los aliados habían hecho, esfuerzo que resultó en vano y que posteriormente fue aprovechado por el muy sobrevalorado Bernard Montgomery, quien lanzó un ataque de pinzas sustentado en el sur por las fuerzas estadounidenses y francesas, mientras que en el norte de las posiciones alemanas se encontraban el primer ejército canadiense, que cabe resaltar, vivió su bautismo de fuego.

 

Entre el 10 y el 20 de agosto, la lucha fue encarnizada y especialmente difícil para los alemanes, pues si bien el séptimo ejército alemán contaba con una buena cantidad de hombres y material, los mismos habían llegado en una huida desorganizada tras el ataque del mencionado Bradley que desestabilizó el frente, por lo que en temas de logística, el panorama era complejo, especialmente por las divisiones mecanizadas que se movían en el sur de las posiciones germanas, mientras que en el norte los acorazados canadienses los presionaban, por lo que desde el día 10 de agosto, von Kluge había solicitado el permiso para la retirada, pero pasaban los días y no había respuesta.

 

La situación era insostenible para los teutones. La bolsa tomaba forma, razón por la cual el quinto ejército panzer evacuó la zona, cruzando a la seguridad del otro lado del río Sena, mientras que junto con el séptimo ejército, también se encontraba el Panzergruppe Eberbach, que si bien se puede considerar como una unidad de élite al ser conformada por algunos de los mejores tanques y tripulaciones veteranas con las que Alemania contaba, su creación fue producto del desesperado ataque instruido por Hitler el 1 de agosto para intentar parchar a como diera lugar la ya muy mencionada brecha. Con su fracaso, retrocedió hasta Falaise con el séptimo ejército, ayudando en la desesperada defensa de su perímetro mientras sólo pudieron enterarse de cómo fue que sus compañeros del quinto ejército panzer escaparon justo a tiempo.

 

Si bien los alemanes lograron mantenerse firmes ante el avance por el norte de las tropas canadienses, no tenían ninguna división que le ofreciera resistencia a la pinza que los amenazaba desde el sur, por lo que durante varios días, el general von Kluge intentó hacer entrar en razón a Hitler para poder evacuar el grupo de ejércitos B antes de que fuera tarde, cosa que por fin logró el día 16 de agosto, momento en el que dejó órdenes explícitas al comandante de la guarnición de París para que sus hombres no lucharan en la ciudad y que, por el contrario, sirvieran de ayuda en las carreteras aledañas a la capital francesa para que la mayor cantidad posible de sus hombres atrapados en Falaise pudiera escapar.

 

Mientras que el grupo de ejércitos B se preparaba para escapar, los hombres al mando de Bradley habían alcanzado la zona de Argentan, al sur de Falaise dos días antes de que los alemanes recibieron el permiso de evacuación. Sin embargo, estas divisiones aliadas no pudieron avanzar para cerrar el cerco. ¿La razón? El avance había sido tan rápido que la pinza del sur alcanzó los límites operacionales que el comandante Montgomery había designado, por lo que las tropas de Omar tuvieron que esperar el permiso para reanudar su movimiento, mismo que tardó en llegar hasta el 19 de agosto, y esos 3 días en los que los alemanes tuvieron un estrecho corredor para moverse con seguridad fuera de la zona fue explotado al máximo.

 

El día 17 de agosto, el mariscal von Kluge fue destituido del comando de grupo de ejércitos B al comprobarse la participación del mismo en el atentado que sufrió Hitler el día 20 de Julio, en su lugar, el mariscal Walther Model fue llamado al comando de estos ejèrcitos, quienes para el momento de su llegada estaban en una situación crítica, pues se encontraban en un triángulo de 18 kilómetros cuadrados entre los poblados de Chambois, Trun y Coudehard.

 

El día 19 de agosto, cuando finalmente las tropas de Bradley volvieron a moverse, ese día finalmente se cerró el cerco.

 

Parecía que finalmente, ese mismo día las tropas alemanas se rendirían luego de haber resistido los ataques en el norte y habiendo hecho poco en el sur para retrasar el cierre sobre ellos, pero la realidad fue que los germanos siguieron luchando con desesperación y lograron mantener un muy estrecho corredor entre Saint Lambert y Chambois por el cual pudieron escapar otros tantos; claro está que los aliados no los dejaron escabullirse sin antes ofrecer una pelea.

 

Uno de los puntos más difíciles de la logística alemana durante la retirada fue, paradójicamente,la ausencia de la misma, pues no contaban con vehículos o caballos que pudieran mover sus piezas de artillería más pesadas, por lo que las mismas se fueron quedando atrás, y las que quedaban en el cerco fueron usadas para ahuyentar en medida de lo posible a la infantería aliada que se acercaba a su pequeño corredor. Los esfuerzos finales por evacuar la zona se dieron la noche entre el 21 y la madrugada del 22 de agosto, donde cubiertos por la penumbra pudieron escapar quienes pudieron, dirigiéndose hacia detrás del Sena, cuya retirada fue cubierta por la guarnición de París y el quinto ejército Panzer que había escapado del cerco durante los primeros días del mismo.

 

Los alemanes dentro de la bolsa que finalmente se rindieron tenían poca o nula munición, además de que ya no contaban ni con artillería y mucho menos tanques, por lo que 50 mil soldados alemanes fueron hechos prisioneros, mientras que el grueso del grupo de ejércitos B logró replegarse, es decir, entre 100 y 200 mil tropas, de los cuáles tuvieron más de 50 mil heridos, además de que lograron salvar consigo bastantes tanques, piezas de artillería ligeras y vehículos de transporte que serían vitales para la defensa del Reich, especialmente con una industria alemana que estaba siendo constantemente bombardeada y a todo esto, hay que añadir que los comandantes de las divisiones de este grupo de ejércitos también lograron cruzar al otro lado del Sena.

 

El lado negativo fue que los alemanes perdieron más de 300 piezas de artillería, más de 100 tanques entre abandonados y destruidos en combate y bastante equipamiento que no tenían el lujo de derrochar.

 

La polémica de la Bolsa de Falaise viene en cuanto se pone en cuestionamiento el modo de actuar de ciertos comandantes aliados, especialmente el de Bradley, quien como mencionamos anteriormente, detuvo su avance. Muchos historiadores le critican por esto, pues de haberse cerrado antes la bolsa, es probable que se hubiera alcanzado la aniquilación del grupo de ejércitos B, pero también cabe resaltar que además de los motivos logísticos que detuvieron la marcha de las tropas aliadas, también se suma al hecho de que los mismos llevaban desde el inicio de la batalla de Normandía recibiendo fuego amigo por muchos factores, pero el principal sin duda era la cercanía de las unidades en la zona, pues desde luego, el norte de Francia no es tan amplio como el norte de África o las estepas rusas, por lo que estos incidentes pasaban a menudo y con una logística reducida en favor de un movimiento veloz, le pudo haber costado caro a las fuerzas liberadoras, eso sí, el detenerse también favoreció de gran manera a los alemanes.

 

La bolsa o saliente de Falaise tuvo todo el potencial de convertirse en el Bagration occidental, pero lo improvisado que resultó este envolvimiento fue sin duda el factor decisivo para que los alemanes escapasen aún cuando recibieron bastante tarde la orden de evacuar, puede que si Hitler hubiera demorado su respuesta unos días más, hoy estaríamos hablando  de la destrucción y no el escape del grupo de ejércitos B.

 

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Bibliografía:

Paul Latawski. (2004). Battle Zone Normandy: Falaise Pocket. England: Sutton Publishing .

 

Cawthorne, Nigel (2005) Victory in World War II. Arcturus Publishing.

 

Roy, Reginald (1984). 1944 – The Canadians in Normandy. Macmillan of Canada.

 

Anónimo. (2004). La bolsa de Falaise. 11/08/2021, de Exordio: La Segunda Guerra Mundial Sitio web: https://www.exordio.com/1939-1945/militaris/batallas/ofensiva-aliada/falaise.html